El
plan era pasar un fin de semana tranquilo, pero por lo visto mis amigos tenían
otras intenciones y me liaron para ir a Lucerna el sábado y a Lavertezzo el
domingo. Ya sabéis que me gustan los coches clásicos, pero por una serie de
circunstancias, creo que he visto más de ellos en dos años que en toda mi vida
anterior.
Estamos
a mediados de septiembre (de 2017), y después de tantos días de lluvia, una
mañana en la que no descargan las nubes nos parece el paraíso. Eso sí, el
Pilatus estaba cubierto de nubes, y el lago de los Cuatro Cantones más oscuro y
gris que de costumbre.
En
cualquier caso, esta luz es ideal para fotografiar automóviles, ya que evitamos
los molestos reflejos en cristales y cromados. El casino de Lucerna está hacia
el final de un precioso paseo que discurre junto al lago; el lugar perfecto
para caminar calmosamente junto a las terrazas de los mejores hoteles, donde
los precios son altos. No obstante, siempre podemos pedir un perrito caliente
en alguno de los puestos, donde también venden café o helados.
Llegamos
algo tarde y los coches más antiguos ya estaban aparcados. Un Delage D6-11, un
Talbot Lago T15 y un Jaguar XK120.
Hay varios que me gustan, pero mi favorito es este Mercedes
320 del año
1937.
Los
dueños se lo toman muy en serio, algunos van vestidos de época y la mayoría
están dispuestos a contar la historia que hay detrás de estos bellos
automóviles. No me extraña que les apasione coleccionarlos, porque hay
auténticas joyas. Este señor posa junto a un Mercedes Nurburg 500 de 1931.
Es
fácil imaginarse conduciendo este Lancia Aprillia de 1940 por las carreteras
suizas Le siguen otro Jaguar XK120 y una marca que no conocía, un SS Cars,
concretamente el SS90.
Los
automóviles siguen llegando mientras yo echo algún que otro vistazo al lago,
que sigue bastante cubierto de nubes.
Enseguida
llega un Citroën DS Break de 1975 y un Buick Skylark Roadmaster Cabriolet de 1953.
Esta
otra marca la descubrí en fechas recientes, es un Austin-Healey BN7 Roadster de
1961, acompañado por un Delahaye 135M y un Bentley Mark IV.
Había
más coches, pero me parece que os he traído una muestra representativa de los
que más me gustaron.
Mientras
tanto, en España, en el momento de escribir esta entrada, se está estudiando
quitar la bonificación que los coches históricos tienen en el impuesto sobre
vehículos de tracción mecánica. La historia de siempre, en vez de recaudar más,
conseguirán que estas piezas de colección se vendan a los extranjeros. Serán
otros países los que organicen eventos como este de Lucerna, llenen hoteles,
tiendas y restaurantes, mientras en España nos quedamos a dos velas y sin
patrimonio histórico.