martes, 26 de mayo de 2015

Rütli

Confío en que el trayecto desde Brunnen no se os haya hecho demasiado largo. Para los que lo hayan olvidado, vamos camino de la pradera de Rütli, donde se gestó Suiza, hace ya varios siglos.

Desembarcamos y ascendemos por un camino empinado pero corto.





Un poco de historia, o más bien de leyenda. En 1291 los señores de tres cantones, Uri, Schwyz y Unterwalden, mantuvieron aquí, en esta pradera, una reunión secreta con el objetivo de defenderse conjuntamente en caso de ataque a cualquiera de ellos. Firmaron la Carta Federal, formando así la antigua confederación suiza, que se fue ampliando hasta los 26 cantones actuales. De hecho, el nombre de Suiza deriva del cantón Schwyz.

Pero la existencia de este pacto no fue descubierta hasta varios siglos más tarde, por lo que hasta el s. XIX se pensaba que el nacimiento del estado suizo se había producido en 1307. Los orígenes no están claros, pero en 1891 se eligió el 1 de agosto como el Día Nacional.

El lugar en cuestión está muy cerca del embarcadero. Hay un restaurante, pero como es invierno está cerrado. Enseguida llegamos a un grupo de pinos donde encontramos tres grandes bancos de piedra.





El lugar no es que tenga mucho más; se trata más bien de echar un vistazo a la historia suiza que de otra cosa. Eso sí, las vistas son bonitas.    




Hecho el pequeño recorrido, sólo faltaba disfrutar del lago de los Cuatro Cantones, navegando prácticamente de punta a punta, hasta llegar a Lucerna. Por el camino vamos viendo varios embarcaderos, con las montañas siempre en el horizonte.    





El trayecto dura más de dos horas, así que hay tiempo para recorrer el barco y para refugiarse del fresco que hace sin dejar de admirar las montañas.    





Más allá de un recurso turístico, el barco es un medio de transporte público que complementa muy bien el tren o el autobús.    






La imponente silueta del Pilatus nos da la bienvenida a Lucerna. No es habitual ver su cumbre tan despejada de nubes.