Caracol seas y en mano de chiquillos te veas.

Podríamos aplicar este dicho pues el resultado es el mismo.

Cuando yo era niño y os hablo de unas cuantas lunas, era un granujilla mas o menos como ahora y tuve la suerte de disfrutar de mi niñez golfeando por los entonces campos de la Canonja. Todo bicho viviente era objeto de vejaciones por mi parte y los payeses me temían, lo dicho un granujilla, no había nido, salamandra, lagartija o cualquier tipo de bicho que no atrapase, mi única intención era la de cuidar del bicho o animal atrapado, pero el resultado de dicha acción siempre era el mismo desafortunadamente para el bicho.

Todo ello termino de repente a los diez años. Mi madre que había sido operada de cáncer, murió y no se acabo del todo mi niñez pero ya no fue lo mismo, vamos ni parecido me convertí de la noche a la mañana en un pequeño hombrecillo.

Pero amigos la vida te dá, te quita y va transcurriendo. Hace unos días junto a mis hijas y todo el séquito, cuando digo séquito me refiero a los niños que ya las pretenden y mira que a alguna todavía le cuelgan los mocos, como quien dice. Pues el otro día fuimos a coger caracoles al campo que todavía nos queda aquí en la montañeta y aunque pocos, cogimos algunos, mi intención era comérmelos pero no fue así y la verdad es que me alegro. Mi hija Nerea los había adoptado y a su manera como veis en las fotos les aleccionaba en competición y varias artes, el resultado de la experiencia como podréis imaginar es el indulto de algunos y la escapada de otros, caracoles por todas partes menos en el puchero.

Lo gratificante de mi historia es muy sencillo, lo gratificante y mucho es que yo no pude disfrutar de mi madre, pero al ver como disfrutan mis hijas y mujer de mi, sobre todo este año que me lo he tomado sabático, entonces es cuando soy verdaderamente feliz.

Si me lo permitís os daré un consejo y si no también.

La vida pasa tan rápida que apenas puede saborearse, de nosotros depende pasar por ella disfrutándola de la mejor manera posible, cualquier cosa que nos parece una chorrada y que por disponer de ella en abundancia no le prestamos atención pude resultar maravillosa si la aprovechamos.

Sed felices amigos.