En la esquina, junto a mi casa, hay una gran tienda de cortinas y ropa de casa, Me encantan ese tipo de tiendas, si pudiese mis armarios estarían llenos de toallas y sabanas de muchos estilos. La tienda está regentada por Juli y su marido, la tienda lleva ya unos veinte años en marcha. Juli hizo una apuesta, montar este negocio y dejar de trabajar en una fábrica, y salió bien. Confeccionan con maestría las cortinas -doy fe de ello.
Hace unos días la tienda empezó a estar cerrada, pensé que alguno de los dueños estaba enfermo, pero una mañana vi un cartel de "liquidación por cierre". No me lo podía creer...
Esta mañana he ido a visitarles, ha sido muy triste despedirme de Juli, la persona que siempre estaba ahí, dispuesta a atender con dulzura y una sonrisa. Siempre me saludaba al pasar.
Está intentando asumir que su negocio está arruinado, y que deben emprender una aventura en otro lugar.
Hay una pequeña planta baja en la cera de enfrente, han pasado por allí, que yo recuerde: una tienda de perfumes, una carnicería, un quiosco... Este verano una señora adecentó de nuevo el local, y montó una sencilla tiendecita de frutos secos y salazones. Me pareció una buena idea, no hay tiendas así por el barrio.
La señora estaba ilusionada, compró unas neveras e instaló un sencillo mostrador. Siempre que abren una nueva tienda me alegro, sobre todo porque se trata de personas que ponen muchísima ilusión y dinero en emprender un negocio. Yo soy de las que compra en mi barrio.
Al cabo de tres meses la señora ha cerrado. Eran tantos los gastos, impuestos, etc, que la tienda no ha podido sobrevivir. Sus ahorros e ilusiones se han esfumado.
Unos joyeros tienen una hija, queriendo seguir con el negocio, apostaron por poner una "sucursal" y así intentar que la joven trabajase.
Montaron una bonita joyería, con artículos de calidad media, adecuada a los tiempos y circunstancias.
Apenas un año después la tienda ha cerrado. Adiós a la inversión en la reforma. Adiós a la ilusión de los padres y la hija.
Dos jóvenes chinas se instalaron en un local cerca de casa.
Lejos de la imagen que tenemos de las tiendas "de chinos", adecuaron el local con una decoración más que decente, yo diría que impecable. El género, de calidad y precios medios, se podría decir que ideal para los tiempos que corren. Ropa bien presentada, dependientas simpáticas, modernas y atentas... Han puesto un cartel de "se traspasa", sabiendo que traspasarla va a ser una tarea prácticamente imposible.
Me encanta salir por las mañanas y ver esas caras conocidas que te dan
los buenos días, esos tenderos que nos conocen desde hace años, que conocen nuestros gustos, con los que
puedes charlar de cualquier cosa y que forman parte de nuestras vidas cotidianas.
Ahora, cuando paseo por mi barrio lo veo triste, los locales se están quedando vacíos, veo persianas cerradas, ya no nos saluda tanta gente, hay menos luces cuando oscurece. Es una sensación de vacío difícil de explicar, hay menos gente por la calle, menos ruido. Los negocios, las personas que nos han acompañado durante años van diciendo adiós y les espera un futuro incierto.
No me gusta decirles adiós.
¿Como van las cosas por su barrio?