EL PELUQUÍN DEL TÍO JENARO.
Que el tío Jenaro llevaba peluquín era un secreto tan bien guardado que sólo lo sabían tres miembros de la familia. Y no sé muy bien lo que me impulsó a despegar el convincente postizo y mirar debajo, con mi tío ya rígido en el féretro, en la noche de su velatorio, pero mientras escuchaba los sollozos de mamá y la tita en la habitación contigua vi que, en efecto, allí estaba: el agujerito de bala, más o menos a tres centímetros de la oreja izquierda.
PARADOJAS DE CASANDRA.(Este relato ha sido publicado en la antología Conseguir los sueños, de la editorial Hipálage)
Tras escupirle en la boca, Apolo advierte a Casandra que nadie, jamás, creerá en sus predicciones. Así que, para ayudar a su pueblo, ella decide en secreto decir justamente lo contrario de lo que le indican. Casandra ve a Paris y en su visión Paris conduce un carro repleto de viandas hacia Troya, entonces dice que el muchacho traerá la ruina a la ciudad, y nadie le hace caso. Casandra ve a Helena y en su visión la hermosa joven lleva en la mano el olivo dorado de la prosperidad, entonces dice que Helena será la causante de una terrible desgracia, y nadie la cree. Casandra ve el caballo y en su visión el estómago del caballo está lleno de oro y tesoros inauditos: entonces grita que el caballo es una trampa, y nadie le confía, y entran al caballo tras los muros.
Cuánta razón tenía Casandra, lloran los troyanos que sobreviven. Pero antes de morir a manos de Clitenmestra la avergüenza terriblemente su última visión: ella te ve a ti, leyendo este escrito, y se sabe descubierta en su enorme ineptitud. La vertiginosa caída del hacha no le deja tiempo ya para percibir que, por obra y gracia de la paradoja, tal acto la redime y le otorga la victoria. Porque si en efecto estás leyendo, a fuerza ha acertado ahora, y a fuerza tendrás que creer en su último vaticinio. Y entonces, en este mismo instante, ambos aliados, estáis al fin rompiendo con la maldición de Apolo.