Voz de mi hija

viernes, 31 de enero de 2025

Una fecha importante.

Que quién soy ?
Una mujer que lleva diecinueve años con este blog.
Que gracias a los foros de Terra encontré un pequeño lugar donde poder escribir mis vivencias y mi historia y en el que un alma generosa me ayudó a introducirme en Blogger, porque no tenía ni idea.
La muerte de mis padres con cinco meses de diferencia, dejó sin consuelo y totalmente destrozado mi corazón. Sentí una gran soledad impuesta que es la peor.
Qué cuántos años tengo?
Los suficientes para haber vivido una vida plena, llena de tropezones, obstáculos y durezas, lo bastante fuertes para llegar a conocer la profesión más humana del mundo y dedicar mi vida a ella.
Para tener una adolescencia preciosa siempre acompañada de la música y el arte de la pintura.
Para haber sido fiel al compañero que elegí por casualidad y que sigue a mi lado para lo bueno y para lo malo.
Que ha podido conocer la maravilla de la maternidad cuando tenía veintitrés años.
Que se enternece ante cualquier maravilla de la naturaleza, que se enamora de las flores, del color de las nubes, del brillo de una gota de lluvia y de un atardecer frente al mar.
Que se aflige ante el dolor, la enfermedad, el maltrato y unas lágrimas incontrolables.
Que no soporta la falta de cariño y respeto ante un anciano solitario.
Viajar por el mundo mientras la salud me lo permitió.
He llegado a una edad en la que atesoro cada día una de las mejores cosas de la vida, la convivencia humana con amor y fraternidad.

Ésta soy yo y hoy tengo un año más.


jueves, 2 de enero de 2025

REGALOS

 


En estas fiestas el consumismo aumenta por encima de lo normal. Qué es para ti un regalo.
Para mi un regalo no es algo físico envuelto en un papel bonito, para mi es un intercambio de ilusiones.

El mejor regalo tal vez no sea costoso, pero sí valioso. Desde este mundo virtual mi regalo para ti serían muchas cosas: te regalo por ejemplo las palabras "quiero verte feliz", aunque no te pueda regalar el sol, te regalo el calor profundo de mis abrazos.
Te regalo un par de mis latidos, aquellos que nacen cuando reímos sin parar. Quizás no sea el regalo de moda pero te ofrezco mi memoria
para grabar tus sueños y recordarlos si hiciera falta. No te regalo una canasta llena, te regalo mis manos vacías, un día las puedes usar.
No sé si mi regalo es acertado, pero es lo mejor que te puedo ofrecer.
Te regalo mi aliento, te regalo mis oídos si necesitas hablar.
Te regalo mis fuerzas por si decides luchar.
Son presentes sencillos que están llenos de cariño, de agradecimiento por llevar conmigo en este blog casi veinte años. 
Y por último sólo quiero recordarte que si estás vivo, ya has recibido el regalo más grande.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Me estoy haciendo mayor.



Me estoy haciendo mayor
Ya no soy viento entre las rocas
La fuerza que necesito
Un maldito bicho se la llevó
Antes mi cuerpo se erguía
Ahora fatigado se reclina
Sobre la misma huella tibia
Que mi juventud dejó.

Quién pudiera volver a ser fuerte
Ser niebla con luz
Agua en la tormenta
Memoria en el olvido
Alzar la mirada sin ojos nebulosos
Y bajo la sombra inerte
Unir en un inmenso abrazo
Los recuerdos vividos, los amores pasados.

El tiempo, ese blanco desierto ilimitado
Amenaza a los hombres desde que nacen
En mi corazón resuenan latidos leves 
Se marcharon lejos los días preciosos
Y ahora estoy en la mitad de mi vida
Agradeciendo los amaneceres
El tiempo se me va y me aferro al reloj
Porque es cierto, me hago mayor.


miércoles, 6 de noviembre de 2024

Cementerios




Preciosos cipreses
Altos y espigados
Con su verde elegancia
Levantan sus copas
Hacia los cielos grises
Tristes y nublados.

Solitarios cipreses
Perfectamente alineados
De día dan sombra a los vivos
De noche son cobijo
De almas y cuerpos enterrados.

Manos heladas llevan crisantemos 
Ojos llorosos recorren las losas
Bocas selladas por el dolor
Una plegaria se oye a lo lejos
Noviembre abre sus puertas
Y de corazones heridos 
Se llenan los cementerios.

Escuchad! Se oyen golpes en la puerta del otoño, golpes a puño cerrado, es el Comendador que ya está aquí bien allegado. La apagada voz de Don Juan Tenorio, casi en el olvido, reclama entrar en la gran comedia de la vida.

P.D. Cuesta mucho recuperar los seguidores después de un tiempo alejada de los blogs. Con ello ya contaba. Me ha costado mucho volver, pero espero que mi esfuerzo sirva para que solo uno, tan solo uno de vosotros tenga la bondad de visitarme. Mil gracias. Este mes el blog cumple 18 años y no me gustaría cerrarle.



miércoles, 23 de octubre de 2024

Tiempo ha que no escribo. EMPATÍA



Aquel día no te encontrabas muy bien y hoy recuerdo unas palabras casi suplicantes que me dijiste. No tenías miedo a morir, ni siquiera a la enfermedad, pero te lo horrorizaba el dolor, " no dejéis que sufra"- solías decir siempre - aquella frase tuya se quedó marcada en mi  ❤️. Entonces no era consciente, hasta que por una alergia a un antibiótico la mala suerte se cebó en ti. Una parálisis facial de la mitad de tu rostro, como consecuencia de una mala praxis del médico que te atendió entonces. Fue un golpe muy duro y una recuperación larga, solo tenías cuarenta años. A partir de aquello empecé a interesarme por la medicina, por ese mundo del dolor al que tanto temías.
El futuro quedaba aún lejos, pero aquel fallo me hizo pensar y recapacitar y cuando cumplí los diecisiete me acordé de tu frase "Solo temo al dolor, cuando enferme no dejéis que sufra". 
Ante aquella petición pensé cual sería la mejor manera de cumplirla, cuidar la salud del cuerpo y dedicarme por entero a ello?- Mi padre fue un médico frustrado, no pudo seguir su vocación por motivos personales, no fueron tiempos fáciles los de la postguerra y tuvo que cambiar de idea. Su profesión fue otra de la que llegó a sentirse orgulloso, pero la medicina era su asignatura pendiente y siempre decía que la sanación es una de las profesiones más empáticas que se conocen.
 Tenía toda la razón. Con los años supe lo importante que es la relación entre el galeno y el paciente, entre quien sabe sanar y puede hacerlo y quien lucha por seguir viviendo.

Empatía proviene del término griego "empatheia" que significa emoción y se refiere a la capacidad de percibir, comprender y sentir las emociones que otras personas experimentan. Me pregunto si con empatía se nace o se hace, es algo que se da mucha importancia mientras eres estudiante, creo que se aprende y antes por lo menos en la Universidad te enseñaban a ser empático con la persona que en esos momentos lo necesita, porque satisface mucho y más emocionalmente.

El paciente acude al médico porque necesita ayuda. No le importa saber si el profesional es apuesto y tiene o no buen humor, lo que demanda es que se le devuelva la salud. Recordemos que «el médico de cabecera» es un ancla, un puente entre paciente, enfermedad y familia. En ocasiones, el enfermo se encuentra como aislado con mínimo contacto con su familia debido a la burocracia que impera en algunos sistemas de salud y es que cuando el enfermo entra en un hospital es sometido a máquinas y aparatos sin darle ninguna explicación, entre análisis, radiografías y exploraciones que no sabe para qué son y lo que buscan, que lo aturden, que nadie le aclara nada y en medio de los cuales escucha poco aliento. En otras palabras, se encuentra perdido.

La enfermedad constituye un giro biológico-existencial para el individuo; tiene sentido entonces que la atención que se brinda se vuelque en estos dos ámbitos para lograr un conocimiento integral de la acción de enfermarse para así dispensar un auténtico cuidado. 
Sin embargo, el poderío de la técnica sobre la vida desdibujó esta realidad e instauró una falacia que ha permanecido durante largo tiempo arraigada en la conciencia sanitaria de que la salud y la enfermedad son hechos biológicos sin carga emocional. Como era de esperarse, esta visión fracasó irremediablemente y se plasmó de manera pragmática en la crisis de confianza 
que sufre la profesión actualmente. La, podríamos decir «cosificación» del paciente mediante la cual éste se convierte en un número, una estadística, deja de ser una persona para volverse tan sólo una «cosa». Ya no se le llama por su nombre, es ahora el 534. ¿Se debe esto a la deshumanización?, ¿a la falta de valores?, ¿al poco respeto hacia el ser humano?, ¿nos hemos olvidado de la ética?, ¿nos hemos vuelto insensibles hacia las personas? Las respuestas serán diversas, lo que es una verdad como un templo es que en la práctica médica, principalmente en los hospitales, existe una deshumanización hacia el paciente, hacia nuestros semejantes. Ya se sabe que cada uno cuenta su experiencia según le ha ido y que un hospital es un mundo que desconecta lo real y lo irreal.

La caridad es también una forma de terapia. Al principio no eres consciente de lo que significa el contacto con el enfermo, pasas por las salas y vas de habitación en habitación casi como un robot, te preguntan si tienen fiebre, cual es su presión arterial o cuando les darán el alta y tú tratas de esquivar todo lo que se refiere a información clínica.
Pero no siempre es así. Entrar en la consulta y ver al médico que sonríe, que se pone en tu lugar, incluso te coge la mano y te dice que no te preocupes, que es largo y duro pero para eso están ellos, para ayudarte y entender lo que estás pasando. Aunque parezca imposible todavía somos muchos los que empatizamos y hasta podemos llegar al corazón del que sufre. 
Hace tres años y medio he pasado por un trance muy duro, muy difícil de llevar y por el que he luchado mucho. No voy a nombrar el hospital, pero la Unidad de Mama, no ha podido ser más empática con sus pacientes.

Mi oncóloga me abraza cada vez que voy a revisión, mi radioterapeuta no me ha dejado llorar nunca, su técnica tan precisa me hizo tener la confianza que en aquel terrible momento necesitaba y su carácter bromista me hacía reír. Han sido tres años y medio de incertidumbre, de miedo a que la espada de Damocles cayera encima de mi cabeza, de ver de cerca la muerte.
Pero tenía que seguir y no es un mundo de color rosa, es negro como la pez. Entonces era yo la paciente y contaba con un buen equipo y sobre todo muy solidario.
Ante un grave diagnóstico, como fue el mío, de nada sirve acobardarse, no es fácil enfrentarse al miedo, hay que ser valientes y poco a poco vas aceptando la situación y te ayuda mucha gente a enfrentarte a ella. Existe personal dedicado a nosotros y es verdad que  siempre hay una mano amiga dispuesta a dar ánimo y esperanza. En la lucha tan grande por sanar, sin conocer el futuro que nos espera, la positividad y la fuerza son necesarias y se encuentran en la familia, los amigos y en asociaciones que se dedican a darte todo tipo de ayudas.




martes, 24 de septiembre de 2024

Te venceré.


Hubo un tiempo que
 
Pensé que no podía... y no pude
Creí que no sabía nada... y nada supe
Pensé que no tendría fuerzas... y flaqueé
Creí que era demasiada la carga... y me caí
Subestimé mi capacidad... y no fui capaz.
 
Luego aprendí...
 
Que si creo que puedo, puedo
Que sé más de lo que ni siquiera imagino
Que tengo las fuerzas que decido tener
Que no hay carga que mis hombros no puedan soportar y
Que puedo llegar a donde yo me lo proponga.
 

Y venceremos al cáncer, no tiréis la toalla.

martes, 10 de septiembre de 2024

Septiembre de nuevo.






Septiembre. Llueve en Castilla, cuando la tarde languidece y las nubes se reúnen para formar la típica tormenta de final de verano, una sensación de melancolía y a la vez una agradable tranquilidad me va sumergiendo en lejanos recuerdos. Perdón pero me gusta recordar, me sienta bien después de haber pasado por un oscuro túnel siguiendo el camino de la sanación.
No me importa decir ese vocablo tan temido por muchos, la palabra cáncer arruga el alma, estigmatiza y hay que evitar eufemismos. Considerarlo una mera enfermedad, muy grave, pero nada más que eso, no una maldición, no un castigo, ni mucho menos un motivo de vergüenza, sin un significado y necesariamente una sentencia de muerte. Ya han pasado tres años y sigo aquí y es inevitable sentir un cierto sabor a nostalgia de aquellos septiembres en los que comenzaban los primeros escalofríos. Asomada a la ventana de mi cuarto, borraba el vaho que se formaba en los cristales para ver la hierba seca, tan seca, que parecían hilachos de lana vieja cubriendo el jardín. Los rosales ya estaban podados, se hacía antes del invierno para su floración a principios de junio y el columpio, mi columpio azul, aquel que me hizo mi padre partiendo de un cajón de madera, solo lo balanceaba el viento al compás del leve crujido de sus cuerdas.

Aquello me entristecía porque los veranos burgaleses eran bastante cortos y los días calurosos se contaban con los dedos de una mano. Tenía que ir pensando en guardar mi bicicleta, también azul, y prepararme para la próxima llegada del nuevo curso. Otra vez los madrugones, el autobús, el uniforme, la pila de libros y el frío, el frío seco de la vieja Castilla.

Los cambios de estación son cambios de vida, entonces eran como iniciar una nueva etapa llena de oportunidades y expectativas. Aquellos finales de verano solo el tiempo y el paso de los años los hace distintos. Entonces miraba el jardín desnudo de flores, hoy tengo otra clase de flores que el tiempo nunca marchita. Necesitan cuidados especiales y a veces cuesta trabajo sacarlas adelante, pero encuentro en ellas la mejor recompensa, verlas sanas y frondosas hasta ahora.


Escribo porque me lo habéis pedido, casi se me olvidan las palabras y cada vez me cuesta más. Quizá ésta sea la mejor terapia para mi, por eso con lapsus más o menos largos, lo intentaré.