agost

Girasol empordanès de principis de juliol. El matí comença amb una conversa sobre sentir-se d'un país o d'un altre, educació, guerres i colonitzadors. Droga dura per un dilluns al matí.

S'està bé a Barcelona a l'agost.

flama

Fa dia d'aquells d'anar a prendre algo en una terrasseta i haver de jugar a aguantar-te el barret perquè fa vent, però com que en el fons agrada, ni tan sols molesta. Avui els núvols van depressa i els nens juguen al patí de davant amb ganes.
Fa un bonic dia fred d'estiu i de moment, no plou.

xufa

Oh, sorpresa, la gent encara és més complicada del que sembla.

Tachán!

De vegades em plantejo com pot ser que hi hagi tants observadors del seu propi melic.

el primer dia de jornada intensiva. crònica.

És dilluns d'agost i això vol dir que a la ciutat tot és diferent. Hi ha menys gent al carrer i menys cotxes i mira, perquè faci menys ràbia no estar de vacances, el dia està ben gris...

I tot plegat, comença emprenyant famosos per si volen participar en un llibre commemoratiu del 50è aniversari d'un super i pensant en què això de plegar a les tres serà massa. I més si el primer dia de jornada intensiva el gran jefe de la tribú no ve i es queda treballant des de casa, me'n ric jo d'això.

Espero que el taxista mallorquí que em preguntava pel carrer Mallorca hagi arribat bé. M'ha semblat molt curiós.

tuneo coches gratis

Apreciado amigo de camiseta negra y exceso de mala leche, cuando quieras romper retrovisores, hazlo, como no, pero en tu coche. O mejor, tunea el coche de tu padre.

La noche del sábado al domingo vimos como un chico, que iba con otros tres amigos, destrozó a patada limpia el retrovisor de una quincena de coches. Cuando llegaron a una parada de autobús (al final de la calle por la que bajaban “tuneando” coches ajenos), el chico en cuestión, mientras los otros hablaban, se dedicó a golpear las puertas del conductor y copiloto del coche que estaba aparcado justo al lado de la parada. No le rompió las lunas, que algo es algo. Al estar relativamente cerca y ver la animación que llevaban los chavales, decidimos irnos y a una distancia prudencial llamamos a la policía. A mi que hagan el capullo me da igual, pero que se pasen tanto, pues como que no.
El problema: se supone que un teléfono de urgencias no te tiene que hacer esperar. Pues lo hace. Si te estuvieran matando, seguro que te mataban vamos. No se, es indignante que cuando llamas a un número por el estilo salte un contestador diciendo que las líneas están ocupadas. Al final, después de hablar con la chica en cuestión del servicio de urgencias, nos dijo que avisaban a la policía.
Problema 2: ¿cuánto tiempo puede tardar la policía ante una urgencia? Ahhhh, intriga, dolor de barriga. Qué mal. Joan conocía la zona y sabía de la existencia de una comisaría cerca de donde los chavales se lo estaban pasando pipa redecorando un coche. Bien. Lo normal hubiera sido que en no demasiado tiempo un coche de policía se hubiera acercado a ver qué pasaba. Media hora más tarde allí no se había presentado nadie. Puede que hubiéramos tenido que decir que se estaban cargando nuestro coche para que nos hicieran caso.

Cosas de críos diría más de uno. Pero a mi me parece que con 16 o 18 años que deberían tener ya no eres ni tan crío ni tan tonto como para ir redecorando coches, mobiliario, o la cara de un supuesto “colega”. Aunque visto lo que llegan a hacer críos y no tan críos cuando gana una selección, no se de qué me extraño.

uo, o.

Paseando me la encontré, estaba allí, en medio de la plaza, jugando. Puede que tuviera unos dos o tres años más que yo, o quizás no, tampoco me paré a observarla y soy demasiado mala poniéndole años a la gente; pero allí estaba, haciendo una pompas de jabón enormes y de muchísimos colores que aprovechaban los escasos rayos de sol de estos días para brillar como nunca. Ella hacía magia, a mi no me engaña, porque no solo jugaba con jabón, conseguía que te pararas ni que fueran dos minutos y que la miraras, a ella y a las formas que conseguía. Pensé firmemente que se metería dentro de una de sus pompas y saldría volando dejándose llevar por el viento.
Quien pudiera.
Pero no, se quedó, y cuando ya me iba miré atrás y seguí viendo como la gente que pasaba se continuaba parando y le hacia fotos y los niños, que los pobres seguro que lo intentaron al llegar a casa sin demasiada suerte, flipaban literalmente. Las pompas eran enormes, gigantes y parecían indestructibles. El summum. Y ella, de negro, parecía parte del paisaje, una hacedora de pompas mágicas.
Genial.

life is life

La niña netherlands se reía a hombros de su papá ikea con jersey de punto. Parecían guiris pero no, creo que la llevaba al colegio. Con mochila de colores y plastidecor y puede que algún juguete. Se la veía bien, mirando. En plan "hoy puede ser tu día, plantéatelo así" pero en niña de tres años y casi siete meses o puede que alguno más.

Me gusta la subida que me lleva al puente con una calavera que según dicen si le pides un deseo cuando estas justo debajo te lo concede. Algún día pediré que me toque la lotería o un viaje a Nueva York y ya os diré qué tal. Cuando cambiemos de despacho ya no pasaré por aquí cada día, una pena la verdad.

una de borrachos

No me gustan los borrachos desesperados que aspiran acabar su noche en una discoteca de reggaeton frotándose con quien se deje que te hablan y te quieren acompañar a casa cuando vas sola por la calle siendo demasiado tarde y demasiado de noche como para que tu cabeza no se imagine de lo malo lo peor cuando ves que el más alto de un grupo de tres cruza la calle para acercase directo a ti.
El tal Juanma era un capullo borracho un poco tonto por suerte y mi coche estaba demasiado lejos como para salir corriendo y que no me pillara a su tercera zancada. Que larga se me hizo la calle al ver que me paró y todavía no veía el coche. Lo bueno fue que a la segunda negativa giró y volvió con sus amigos aunque al verme abriendo el coche lo volvió a intentar, previos piropos de borracho pocas-luces. Gracias al amigo anónimo que le llamó y le pidió que me dejara en paz porque quería entrar donde sea que fuesen.
Una tontería, pero que mal rato.