
DE MI PUÑO Y TECLA: Mis Caladas literarias by Arwen.

La Tormenta
Fuera llovía con fuerza, sin piedad sobre los vehículos, el asfalto, la ciudad, en un lejano horizonte que alumbraba las montañas, el viento infernal giraba sobre si mismo, embravecido, demoliendo todo lo que encontraba a su paso. Sólo hacía media hora que ajeno a todo este temporal Adel yacía sobre su colchón, regocijándose y acompañándome en un viaje que algo sabe de pasados y de futuros y que puestos a elegir se enclava en el presente como una daga perniciosa, reflejo fiel de su fantasía, un párrafo sólo escrito por él mismo donde un paraíso abrupto se eleva de pronto ante sus ojos y el océano infinito le abre sus fauces de par en par engulliéndolo hasta saciarse de humanidad...llegados a este punto ya no existe más frontera que el agua salobre y las olas tranquilas se tornan coléricas y le golpean en medio de su inmensidad espumosa, estremecido por el terror, sabiendo que es el fin, que te ahogas en esa masa líquida omnipotente, en la que por más que lo intentas no alcanzas superficie y braceando exhausto el agotamiento se apodera de ti para llevarte a las profundidades sombrías, restos de tu memoria pasan velozmente ante tus ojos para mostrarte de que material estás hecho y en esa muerte asfixiadora descubres los inconvenientes de ser humano, incluso cuando yo soy un sueño, tu sueño, el abismo onírico de tu inconsciente, donde te es imposible tomar el control...y ahora, sólo puedes morir, es demasiado tarde para salvar vidas... y yo no puedo hacer nada por ayudarte porque sólo soy parte de ti, de tu subconsciente, el espejo impoluto de tus deseos y anhelos subterráneos...¡muramos juntos!...¡mátame si puedes! o sólo...si lo deseas...
- ¡Socorro!, ¡ayúdenme!, el grito histérico de Adel cortó la madrugada en mil pedazos, tantos segmentos como apuntaba su taquicardia, la sudoración de sus manos o las ganas de vomitar. Abrió los ojos con delirio, buscando respuestas mientras respiraba profundamente comenzando a relajar el pulso frenético y miró hacia la ventana... fuera llovía con fuerza, sin piedad sobre los vehículos, el asfalto, la ciudad, el lejano horizonte que alumbraba las montañas, el viento infernal giraba sobre si mismo, embravecido, demoliendo todo lo que encontraba a su paso...la cama estaba revuelta, las sábanas empapadas de sudor...y comprendió, que no había dormido solo...
La Cita

...Tu humo, mis letras, las teclas...
...déjame darte, ¡SÓLO UNA CALADA MÁS!....
Figuras de Papel

Discernir en este punto la verdad de los engaños resulta una tarea ardua, bajo un sin fin de oscuridades que te envuelven y que te encierran en ese hermetismo del que sólo tu posees la llave.
Hoy hablé con el doctor, dice que te han elevado la dosis de Clozapina, que todavía no respondes bien, pero que el sueño te lleva y te relaja cuando te asaltan los delirios psicóticos. Ellos, los médicos, lo llaman esquizofrenia, pero tú dices que escuchas voces que te hablan, que ves a ciertas personas, que por alguna extraña razón tienes el don de percibir fenómenos que a los demás se nos escapan...
Cada noche te escribo una carta, unas letras que nunca te envío porque sé que no serías capaz de entender... y con ellas, hago bolas de papel , pajaritas, aviones, barcos...con los que he conseguido adornar la estantería completa que cuelga en la pared de nuestro dormitorio y hasta he logrado convertirme en una experta en papiroflexia. Así cada pliegue que da tu pesquis, la da también la mía, y mis ojos, y mis manos y toda yo...sólo si pudiera convencerte de que yo jamás intenté matarte, no podría hacerte ningún daño, jamás habría podido...pero ellos, esos que viven en tu conciencia, te persuaden, te instigan y ahí termina mi razón y comienza la tuya...
Estoy ultimando una nueva figura de octavilla que se parece a ti, porque tiene los rasgos de la cara afinados como tú, ésta la voy a colocar en un lugar privilegiado, justo en el centro de todas, sobre esa copa de cristal que nos regalaron, ¿te acuerdas?...esa donde te gustaba tomar tus whiskyes, la apoyaré sobre ella a modo de pedestal, para contemplarte y contarte todo lo que siento... y si es cierto que el amor, cuando no muere mata...tan sólo...
...Déjame que te recuerde como ahora...
LA HUIDA

La mañana se anunciaba fría, bajo un sol chispeante, recién parido, que derretía lentamente el rocío de la noche y que la acompañaba con su presencia delatora en su acalorada fuga.
Quiso poder ser invisible, desaparecer con los suyos, del escenario que sobradamente conocía, zarpeando en la huida la tierra húmeda que iba sembrando de huellas a su paso. Siempre había temido ese momento y deseó más que nunca tener alas, volar, ahora sí que las necesitaba. Sentía las ramas moverse tras ella, el murmullo de los hombres, una respiración jadeante que podía percibir cerca. Una absurda fatalidad, una cierta premura, una distancia mal medida o un paso mal dado eran suficientes para situarla justo en frente de sus perseguidores...cerró los ojos, olio el romero que se extendía a su alrededor y continuó corriendo por senderos estrechos, flagelada por el monte bajo que la invadía como una retahíla de cuchillas afiladas, mientras dudaba el sendero a elegir, como un ciego caminando al borde de un precipicio, escogió por fin el trayecto de la derecha, con sus recodos, sus subidas y descensos que pronto la llevaron junto a un arroyo, se replegó en el centro del espeso pinar que lo rodeaba, conteniendo la frenética respiración, intentando encerrar su propio aliento, pero la claridad del día descubrió sus movimientos. Llegados a este punto, aceptó con rigor su destino y arropó su oscura piel contra sí misma con la disciplina de una madre sumisa. Apretó sus ojos desorbitados, evocó cada pisada, cada lágrima contenida, cada sonido y se desvaneció para siempre cuando las balas atravesaron su pecho.
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Llevaba tiempo deseando acudir a aquél fantástico restaurante...le habían hablado muy bien de él, de sus exquisiteces, del ambiente selecto y refinado que acompañaba a los suculentos platos. De la serenidad que se respiraba y ahora tendría la ocasión de degustar todos aquellos manjares...
- ¿Qué tomaran los señores?...si me lo permiten déjenme aconsejarles el Ragout de ciervo, toda una cultura del buen comer para los paladares más exquisitos.
- Sí por favor, tomaremos ciervo.
TEMPUS FUGIT

Admiró por enésima vez el tejido imaginario que anidaba en el monitor. Haciendo un gran esfuerzo por descifrar en que momento del camino ellos dos se habían quedado atrapados en su propia telaraña, en aquella dimensión atemporal que había extendido sus propias apéndices, creando verdaderas estructuras arquitectónicas bajo la hiladera de seda invisible que se extendía a través de sus sensoriales patas.
La suave brisa del exterior se topó de nuevo con su piel, ahora ya, mucho más relajada, más tranquila, inmersa en un cálido rincón de su mundo inconmensurable e inperecedero, recorrió palmo a palmo cada pedazo de su espesura, embriagándose por una hilaridad insondable en la catedral de sus posesiones en red, en su ventana particular a sus realidades, únicas, eternas, constantes...y la felicidad en forma de sonrisa se asomó a sus labios y a sus ojos, todavía atentos a la pantalla.
LA ENTREGA

La histérica alarma del despertador concluyó otra noche lasciva y desesperada...
-¡Buenas noches mi amor!, te dejo el dinero en la mesita.
Entonces ella, cual cuervo de Poe susurra: "Nunca más"...
...Y acto seguido, extiende sus grandes alas negras y echa a volar...
SILERE

...el Vals del último adiós, de Chopin.
Con su eterno ritual, sube actoralmente las escalinatas que lo situan justo en el centro del escenario, saluda solemnemente al público que abarrotaba la sala , ataviado con su inseparable negro e impoluto chaqué, se sienta majestuoso frente al piano de cola, cierra los párpados, apoya los pies en los pedales, extiende con suavidad sus largas manos y comienza a extraerle al piano notas de Chopin que hipnotizan rápidamente a la masa humana. Entreabre los ojos minuciosamente, repasando cada rincón del gran salón...un suspiro, medio suspiro...un cuarto de él... y frenetiza el pulso sobre el teclado, lo que hace palpitar aún más a la entusiasmada concurrencia, deseosa por aplaudir al octogenario. Y el delirio, no se hace esperar, tan pronto como el virtuoso termina el concierto, la muchedumbre al completo se pone en pie para aplaudirle acaloradamente, mientras que él entre inclinaciones y saludos situa su anciano y alargado cuerpo delante de todos y por primera vez en su larga vida dirige a los espectadores su propia voz:
-Amáis a Chopin, y él nos dijo: “Dejad que sea lo que debo ser, nada más que un compositor de piano, porque esto es lo único que sé hacer”. Yo llevo toda mi vida escuchando a la música y ahora que mis días se acortan quiero dedicarla a escuchar el silencio..."dejadme ser nada más que un compositor de la música, por que eso es lo único que yo también sé hacer"…
Solemne y ceremonioso, con la mirada perdida en la pausa, callado y en el más absoluto de los silencios se despide reverencialmente de su público mientras sus longevas palabras, añaden la nota final al que sería SU ÚLTIMO VALS .
El beso de la muerte.

Cuando la aeronave despegó de la pista, cerró los ojos y apoyó su cabeza sobre la ventanilla, donde no tardó en caer dormido. Las formas se repetían en su cabeza, con piezas de colores en blanco y negro, simulando un mosaico que a veces encajaba y a veces confundía, sobre el tablero de cuadros desgastados.
APERTURA ESPAÑOLA (peón blanco... 1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5)
Tenía que convencerse hasta el punto en el que se reinventaba y veía que no era una mala persona, que no quería haber abandonado a nadie aquella mañana. En ese enclave tenía que explicarse por que huía, por que rompía con todo y abandonaba todas sus posesiones materiales y sus lazos familiares. Todo lo que quería era encontrarse en algún momento del camino, mientras las suelas de sus zapatos iban desgastándose a una velocidad que ya no podía controlar.
ATAQUE A LA DESCUBIERTA: (La mejor defensa es siempre un buen ataque...)
Allí lo vio claro, tanto como la angustia de saber que escapaba de algo, o mejor dicho de alguien. Él, el ilustre y afamado doctor en psiquiatría, licenciado por la Universidad de Massachusetts, aclamado entre sus coetáneos como un Dios de la medicina moderna, reconocido internacionalmente, había sucumbido su inconsciente a la única mujer que lo había desarmado, empirizado y en última instancia contagiado en su locura transitoria. Como castigo al pasar de los días, de los meses, de los años, en los que la escuchaba con hambre atroz sus fantasías y palabras, hasta sumergirse en la falsa realidad de ella, ahora internada en una institución mental, por consejo de sus camaradas.
EL BESO DE LA MUERTE: JAQUE MATE.
Una voz masculina lo despertó de su ensoñación, discernir la fantasía de la realidad, llegados a este punto, era tarea ardua y simplemente escogió el camino de su yo más profundo.
-Sr. Presidente -dijo en tono solemne el consejero personal del hombre más poderoso del planeta-, ¿nos acompaña?, por favor.
-¿Os envía a por mi?...¡quiere que vaya a verla!, ¿verdad? - respondió alentado el fugitivo.
-Señor, venga conmigo, no tenga miedo. Ella le espera...
Por momentos, el prófugo volvió a la realidad, recordó las horas de consulta, las conversaciones, el roce de una piel que jamás abrazaría, los besos imaginados, las caricias...la única posesión en su vida que no había sido capaz de conseguir... la misma voz lo trajo de vuelta a la realidad, una en la que ni él fue nunca médico, ni existió jamás ninguna paciente.
- Pónganle la camisa de fuerza- dijo el consejero dirigiéndose a los sanitarios.
- Es por su bien señor Presidente. Colabore por favor.
Mientas se lo llevan, cual loco delirante, los dos hombres que lo agarran murmuran entre sí - ¿qué lleva al hombre más poderoso de la tierra a perder el juicio?...
El hombre más poderoso del planeta, se gira hacia ellos, sonríe y dice:
-¡Dama blanca a rey negro!, el beso de la muerte: ¡ Jaque Mate!...¡ es Jaque Mate!....
La Carta

Llegado a este punto, sólo encuentro un destino: El suicidio.
No. ¡Yo creo que no!...no recuerdo un sólo abrazo, un te quiero, un me importas y yo, yo sólo deseando amar y amar y lo peor de todo es que uno tiene sus necesidades afectivas, pero, ¿a quién le importa todo esto?...¿a ti?...¡no!. Sólo me utilizáis, me etiquetáis, me avasalláis, me odiáis y ahora además me acusáis de asesino, por si no tuviera ya bastante...
¡Estoy harto!..pero meditándolo mejor, cambio de opinión y me quedo...y ¡ya podéis estar preparados porque!...
...no perdonaré ni uno solo de vuestros ruinosos actos...
... de vuestro rechazo...
... de vuestro desamor...
Vuestro por siempre:
El Virus H1N1
EL HOMBRE DEL BANCO by Arwen.

(Capítulo I) Semillas de la indolencia.
(Capítulo II) El hombre del banco.
(Cap.III) El hombre del banco: Oculoris.
(Cap. IV) El hombre del banco: Bajo el cielo hospiciano.
(Cap. V) El hombre del banco: La Dolce Vita.
(Cap. VI) El hombre del banco: La lista.
(Cap. VII) El hombre del banco: Premonición.
(Cap. VIII) El hombre del banco: Mesa comunitaria.
(Cap. IX) El hombre del banco: Un día perfecto.
(Cap. X) El hombre del banco: Fascinación.
(Cap. XI) El hombre del banco: Vacaciones.
(Cap. XII) El hombre del banco: El beso.
(Cap.XIII) El hombre del banco: El banquete.
(Cap.XIV) El hombre del banco: Algunos hombres buenos.
(Cap.XV) El hombre del banco: La pieza perfecta.
(Cap.XVI) El hombre del banco: Noche de fuego.
(Cap. XVII) El hombre del banco: Constelación.
(Cap. XVIII) El hombre del banco: Sin Miedo
Paisaje Subcutáneo

El viejo mundo se desploma, se cae, salpicado por rostros de todos los matices. Liu Fen, sale de su pequeño habitáculo, carta en mano, dedicándoles su sonrisa paciente y sus suculentos platos, frente a un insomnio de identidades que aguarda expectante su delicioso espectáculo.
Plaza de España, Madrid, parking subterráneo para algunos, submundos para otros, la búsqueda del dorado... Por encima del asfalto decenas de inmigrantes, que no son, ni tigres de cartón, ni gatos sin cascabel...tallarines con verduras, arroz con ternera, fideos chinos...
(Por que tal vez todos seamos guerreros de papel hechos de un barro, que no está bien cocido todavía...)
Retrato de un paisaje subcutáneo.
LA MUDA

En un arrebato de fuerza y determinación, con la pujanza colosal que mueve el mundo y con el deseo implacable de cumplir por fin su empeño, renuncia a todo lo que posee...
... se establece para siempre en Londres, donde insólitamente recupera la voz...
Consuelo

Se sentó, como cada día, a la orilla de aquel tablero adornado en plena sala. A olisquearla en secreto, con la fiera vocación con la que llevaba haciéndolo más de una década. La miraba estremecido, ansioso por tomarla, por sentirla, trepidando por que rápidamente se fusionara con él, imaginándola recorrer palmo a palmo las inconmensurables ramificaciones venosas de su cuerpo, tembloroso, deseándola, ensimismado en el placer que le aguardaba, sólo con acercar sus labios a ella y abrir de par en par su boca para albergarla. Un ritual perenne que había repetido cada día de su vida.
El padre Cutié, acercó la lengua a la placentera copa de vino, que lo tentaba desde su depósito, tragando el néctar impaciente, sintiendo el delirio en él, al tiempo que desnudaba su hombro virtuoso, dejando caer la oscura sotana, mientras acariciaba voluptuosamente el tatuaje que decía:
...“Dios, es sólo una palabra para explicar el mundo”...
Tócala de nuevo Sam

Fue lo último que se escuchó antes de desatarse el caos.
El francotirador se encontraba oculto al amparo de un pequeño altillo del chino subterráneo. Un pelotón humano se abalanzaba sobre si mismo en una huida histérica que cerró por completo la salida del parking, cuerpos sobre cuerpos, zapatos olvidados, carteras, gafas…todo corría como recién escapado de un naufragio enloquecedor y subversivo, mientras ella continuaba impasible a todo viento y marea, como si la cosa fuera con otros, como parte de un paisaje onírico. Tampoco levantó la voz, se había acostumbrado desde siempre a no tenerla y sólo escribió, con su acostumbrada grafía Times New Roman: 23:15h., parking Pza. de España, Madrid.
Sam saca del bolsillo de su uniforme de vigilante de seguridad, su inseparable armónica y derrotado, deja caer el arma, se acerca el instrumento a los labios para soplar lánguidamente, al tiempo que cierra los ojos y vientos de jazz heredados del viejo Armstrong hacen sonar “As time Goes By”…mientras las sirenas policiales le añaden la nota rhythm and blues a la melodía…
En el momento de esposarlo, la máquina expendedora de tickets de parking, derrama chorros de tinta en un llanto descomunal que tiñe su guarida imperecederamente, e imprime por primera vez en su vida, una frase con conciencia propia:
El Ayuntamiento de Madrid en colaboración con distintos escultores de todos los países, ha puesto en marcha un plan para la construcción de un monumento que será erigido a la entrada del parking subterráneo de la Plaza de España, de Madrid, como homenaje al vigilante y la máquina, en una historia de amor que ha conmocionado al mundo entero.
Apaleadas

El asesinato se había perpetrado en forma de ritual, encontraron los cadáveres mutilados sobre el hielo, entre un gran charco de sangre, de desorden, de agonía, de olor a desastre...había sido una matanza desmedida, consumada en su conjunto con un desequilibrio sádico dentro de un escenario enloquecedor y apocalíptico, donde lo real y lo fantástico se entremezclaban para dejar de ser lúcidos. Con la carga de lo excesivo, del sufrimiento, de la crueldad y del pecado de alguien que no había tomado partida hasta mancharse las manos. Más allá de las penas personales, con la velocidad histérica del instinto, descargaron su irá descomunal, a golpes, sobre unos cuerpos lactantes, despellejados vivos, que yacían sin latido.
Junto a los restos de la fatal encarnizada, un cartel anunciaba: "Reserva federal".
Tijeras en la memoria.

- Alzheimer.
INHUMANO.

EL HOMBRE DEL BANCO.


Escritora vocacional a ratos, amante de las teclas, psicópata de textos y versos arrítmicos, devoradora del arte en todas sus extensiones. Amiga de mis amigos y amante de la libertad. (Arwen)
SEMILLAS DE LA INDOLENCIA.

Las cañerías clandestinas van dibujando el verdadero sistema circulatorio de la metrópolis, formando extensos vasos sanguíneos, donde venas y arterias confluyen transportando todo tipo de desechos hasta el epicentro mismo del suburbio, a las cloacas de un corazón que late tan deprisa como la vida de sus agitados transeúntes y en este viaje al centro de la tierra, sin submarinos, ni Julio Verne, en este concurrir estrépito, algunos van tomando partida en su propia realidad hasta ser conscientes de su complejidad y oxigenados por la alegría, la ilusión o la esperanza, son devueltos depurados, cargados de optimismo, y los puedes ver correr velozmente por las esquinas, canturrear, rugir palpitantes, sonriendo, besando todo lo que pueda ser besado.
Cerca de allí otro sistema linfático, conduce la idolatría, la envidia o el rencor y los expulsa desterrándolos sin piedad, son aquellos que caminan con los ojos marchitos, la mirada perdida y el no pensar peligro mortal puede leerse en miles de retinas. Junto a ellos el olor a humanidad se torna irrespirable y llegados a este punto sólo restan las semillas de la indolencia...
El hombre del banco se levanta rápidamente, vuelve a observarse en el pequeño barrizal y sin más se descalza los pies para súbitamente comenzar a saltar una y otra vez sobre el charco, haciendo resonar los ecos del agua, girando sobre si mismo, salpicando y bailando y riendo a carcajadas ante la mirada atónita de una pareja que camina frente a él...y en ese atisbo de hilaridad, abraza a la mujer que va de la mano del otro y la besa rabiosamente.... el resto de la historia, forma parte del expediente policial...