Tengo 36 años, una licenciatura, un máster en Dirección de Empresas, trabajo en esta nuestra casa desde hace casi ocho años durante los cuales he efectuado labores de todos los tipos imaginables cual gerente en funciones, y bombero apagafuegos varios en sus ratos de ocio, y he de indicarle, que usted ha ganado una más que considerable suma de dinero gracias a mis servicios, sin olvidar la ingente cantidad que ha dejado de pagar a Hacienda, también gracias a mis servicios y que, como no ha salido de sus bolsillos, olvida usted incluir en la partida de ganancias con demasiada frecuencia.
Cierto es que a cambio usted ha contribuido al logro de mi superviviencia mediante el abono de un exiguo salario mensual. Sí, he dicho exiguo, jefe, no entiendo el porqué de ese frunce de ceño, es conocedor usted de esa característica del salario que me abona, de lo contrario no sería tan permisivo con el ejercicio libre de la profesión por mi parte y con las incursiones, que dicho ejercicio por libre de la abogacía efectúa en ocasiones en mi jornada laboral ordinaria, esa que abona usted con el salario exiguo del que hablamos.
Decía que tenía treinta y seis años. Bien. No pretendo yo vivir en un chalé como el de la veinteañeraaúnpreadolescente de su hija, Dios me libre. Sí, ese que se paga con el sudor de mi frente, que su hija sudar, lo que se dice sudar, no suda, no. Vivo en una vivienda de esas que la señora ministra consideraría de lujo, de más de 30 metros, cierto, pero alcanza los 50 raspados, y en fin, que la perrera de Miki (ese "nieto" que le ha proporcionada la nena de sus amores) mide 56 metros ...
Paso por alto este detalle, venga, no me quejaré, que al menos tengo vivienda, sí, ya sé yo que siempre puede ser peor según usted, ya, ya lo sé, peor para los demás siempre es posible, especialmente si está de su mano empeorar la situación. Tal y como vienen haciendo en los últimos tres años, jefe ¿no huele el humo? Porque se le está quemando la serrería, no sé si es que nadie le ha contado nunca la historia de la gallina de los huevos de oro o que se trata de un desafío personal contra la lógica y sus consecuencias, pero juraría, no es por molestar, no, pero juraría que su gallina está en las últimas, que tiene a toda la plantilla de un contento que pa qué con esas no subidad de IPC anuales, con esas no subidas de sueldo en los últimos 3 años (curiosamente coincide con la contratación de la preadolescente o borderline y el abono de su supermegachalé y demás complementos seudobarbie) así como con el aumento de la partida de gastos de forma tan brutal, casi el doble, desde que la borderline, su marido y Jefe junior desembarcaron en esta nuestra casa. Ya, que son jefes también, que al parecer es una cualidad heredable independiente de la inteligencia y eso no se lo discutiré, pero no sé si se da cuenta de que soplan vientos nuevos hasta para la monarquía en este país en el que desarrolla su actividad esta nuestra casa, la de todos, sí, no lo olvido, es la casa de todos.
No se me empiece a encencer, jefe, que le veo venir. No me diga eso de que de aquí comemos todos porque unos comen muchísimo más que otros, vamos, dónde va a parar. Porque yo podría recordarle que también tienen que trabajar todos, y entre los cinco que ahora se reparten las funciones de usted no consiguen hacer lo que hacía usted por las mañanas simplemente. No es peloteo, ojalá, pero no, es una triste realidad que, curiosamente, no se ve reflejada a la hora de comer de aquí, empleando sus expresiones: digamos que no comen entre los cinco lo que comía usted, ni hablar, digamos que cada uno de ellos viene a comer como dos veces por usted, que sí, que le han salido tragones las criaturas, que problema de apetito no es.
Vale, pasaré por alto también el malestar general que, al menos a mí, me esta creando una tuberculosis de primer grado, que son ocho horas diarias respirando este enrarecido aire, jefe. Pero voy a pasar del tema. También voy a pasar del poco equitativo e injusto reparto de la comida en esta nuestra casa, venga. No me compararé con ellos, que todo no se puede tener en esta vida, ya lo sé, y la envidia es muy mala, ya. No se preocupe, no daré importancia a que la borderline gane tres veces mi salario y la hipoteca pagada, pese a tener la EGB gracias a los bolsos de Hermés que su señora esposa tenía a bien regalar a los profesores, que sino, ni eso tendría la criaturita, y pasaré también por alto los desprecios que hace la nena porque sé, tiene razón, como siempre jefe, que están basados en la envidia más ruin y mezquina, que eso de ver que los demás son la ostia de listos a su lado, pues como que le molesta más que mucho. Venga, lo paso también.
Pero es que verá, jefe. Esta semana le he ahorrado 390.657 euros en tres temas en los que llevo trabajando desde el año 2002, y están al caer otros dos temitas que, junto a los anteriores, subirán la cifra que se ahorra hasta 486.453 euros, más intereses. No es que me moleste que no haya habido aún una palmadita en la espalda. Tampoco que nadie haya celebrado nada, cuando llevaba esta nuestra casa en estos lodos fiscales desde el noventa. Ni que no haya dicho usted nada a nadie, ni en la empresa, ni fuera. Menos aún me afecta, creáme jefe, que me haya repetido unas ciento cincuenta mil veces que usted no debía nada (hay que fastidiarse, los tropecientos embargos los tenía yo, si le parece). Y que no quede ya espacio en el carnet ese de "celebraciones de éxitos pendientes con Glauka" tampoco me afecta mucho, para serle sincera del todo, que he ido apuntando todas las veces que usted me decía aquello de: "Esto tenemos que celebrarlo" y ya le dije anteayer que no queda espacio donde apuntar esta última promesa de celebración en el carnet, que ésta la dejáramos que se la llevara el viento, directamente.
Lo que me molesta es que siendo tan rematadamente buena en mi trabajo, no sólo no lo valore usted sino que yo no pueda vivir dignamente de mi trabajo.
Bien. He ganado su silencio. Eso es bueno. Porque ahora quiero que me escuche con atención porque ya estoy embalada: sé cuáles son los argumentos a esgrimir cuando se solicita un aumento de sueldo, sabe perfectamente usted que los sé, que para algo soy también la encargada de los Recursos Humanos en esta nuestra casa. Pero yo sé que usted sabe cuáles son esos argumentos que se están desgañitando a voces desde hace ya un montón de años para que me ponga el sueldo que me merezco, y sé, que maldito el caso que les ha hecho a todos esos argumentos.
Por eso hoy no le voy a dar esos argumentos, porque ya se los sabe y se los pasa, uno a uno, por el arco del triunfo.
Quiero tener un hijo. Sí, lo que oye. Hay una cosa que se llama inseminación artificial con donante de semen, cuesta unos 4500 euros, si todo sale bien a la primera, claro. Ya, ya, que me los puedo ahorrar, si ya lo sé, por eso no se preocupe que ya tengo varias ofertas al respecto, tengo unos cuantos fichados a través de internet. Eso es lo de menos. El problema viene después. Resulta que si hago números no gano para mantenernos con vida, que es de lo que se trata, a la criaturita y a mí, con el sueldo ese exiguo que me abona usted. Le diré que me da para pagar la hipoteca de la perrera en la que vivo, (estoy haciendo comparaciones nada más con la perrera que tiene tu hija, y qué quiere, que es más pequeño mi habitáculo), los gastos del coche y de la vivienda, que gasta poco dado su reducido tamaño, para que vea que pienso en todo, mal alimentarme y mediovestirme. Punto.
Si, que me voy de vacaciones y esas cosas, que cae algún finde especial y eso, pero ya sabe que eso me lo costea el ejercicio libre de la profesión, ese que me permite usted que ejerza con cierta condescendencia con tal de ahorrarse unos eurillos... ese. Y claro, si tengo un hijo, pues que se acabó el ejercicio libre de la profesión, que tiempo para todo no va a haber, que sustituiré las demandas nocturnas por pañales y biberones, y éstos, no producen ingresos. Asique no dispondré del dinero que hoy invierto en salud mental a través de cenas, bailes, viajes y caprichitos varios para gastármelos en el infante en cuestión. Vamos, que dispondré unicamente de los emolumentos que tiene a bien pagarme por mis servicios y ahí es cuando ya me molesto como mucho muchísimo.
Usted ha tenido hijos, y sus hijos viven como no viviría yo ni aún siendo hija suya, que ya es decir, que yo curraría porque me va la marcha y lo sabe. En general la gente tiene hijos, quiero decir que pueden mantenerles con vida y mantenerse a ellos mismos con vida también al mismo tiempo, sin tener que elegir cual de ambos sobrevivirá gracias al sueldo que su empresa decida pagarle. Esta nuestra casa no es una ONG, que aquí al que no curre sin ser de la familia del jefe se le indica donde está la puerta, por cierto, otra de mis funciones, que ni narices tienen para despedir a nadie los de su casa, jefe. Ya sabe que, pese a la licenciatura en Derecho, soy de mixtas, y los números se me dan divinamente, que fue algo por lo que me fichó en su día (no sé si desgraciado día aquel, ahora que lo miro desde la distancia, fíjese). A lo que iba, ya sabe por donde voy, ya sabe que sólo con lo que le he ahorrado esta semana tiene para mi sueldo hasta la jubilación vamos, asique puedes empezar a considerar que a partir de ahora le salgo de gratis, no le cuesto un duro, perdón, un euro. ¿De verdad que no le da vergüenza ni lástima saber que es el culpable de la no perdurabilidad de mis genes en el tiempo? Piénsalo bien antes de contestar, jefe, que usted se ha reproducido, y más hubiera valido que se la cortaran antes de hacerlo, pero lo ha hecho. ¿Y yo? ¿No ve que los hijos de sus hijos tienen todas las papeleteas de mantener la borderlineidad familiar y necesitarán, por consiguiente, de personas inteligentes que trabajen para ellos? Si lo mira bien, verá que es una cuestión de supervivencia mutua, en cierto modo usted necesita que yo tenga un hijo también, que necesitarán sus descendientes de los míos para sobrevivir, jefe, y usted lo sabe, que por sí solos durarán menos que una piruleta a la puerta de un colegio, mis futuros descendientes serán los encargados de sacarles las castañas del fuego, de currar para que puedan seguir viviendo en fastuosos chalés y gastando unos mil quinientos euros mensuales en mantenerse monisimosdelamuerte.
Yo creo que visto así el tema no puede negarse jefe. Es por su propio interés. No sólo podrá presumir de tener en nómina a la primera abogada-madre-soltera-inseminada-heterosexual del sector, que eso da un toque diferencial de lo más chic indiscutible y singulariza esta nuestra casa respecto a las demás como sólo a usted le gusta eso de ser singular, con todo lo que eso les contará a todos sus competidores respecto a su capacidad económica, sino que está haciendo una inversión a largo plazo de las que nadie más puede imaginarse: estará cuidando por la perpetuación de la especie borderline, algo sólo comparable con la lucha por la superviviencia de una especie en extinción: la de la familia de usted.
Agradezco de antemano la decisión que sé que tomará, no me cabe ninguna duda. Es posible que hasta reconsidere mi postura antibautismo sólo para cumplir ese deseo que sé que tiene de ser el padrino de la que será, sin duda alguna, la mejor de todas sus inversiones de futuro.
© Glauka 2006 Revisión salarial: una inversión a largo plazo
(HE TENIDO MUSA: ISTHAR ES LA CULPABLE DE UN MÁS QUE PREDECIBLE DESPIDO) Etiquetas: MAR DE FONDO, PORQUE SOY HEMBRA