Hace unos días la viñeta de La Nueva España, del perspicaz Rogelio Román y gran caricaturista Mortimer, representaba al joven que marcha para Madrid en busca de trabajo o de fortuna, joven que retorna a Asturias pasados unos años. Como los medios dedican páginas a Serrat con motivo de su anunciada gira de despedida, uno asocia necesariamente el retorno de ese joven que hace uso del billete de vuelta con su canción del Quijote derrotado, letra de León Felipe. Por cierto, Serrat acercó a una generación a la poesía. https://www.youtube.com/watch?v=b8L9GbWZoJ4
Por la manchega llanura
Se vuelve a ver la figura
De Don Quijote, pasar
Y ahora, ociosa y abollada
Va en el rucio, la armadura
Y va ocioso el caballero
Sin peto y sin espaldas
Va cargado de amargura
Que allá encontró sepultura
Va cargado de amargura
Que allá quedó su ventura
En la playa de Barcino
Frente al mar
Cuántas veces Don Quijote
Por esa misma llanura
En horas de desaliento
Así, te miró pasar
Y cuántas veces te gritó
"Hazme un sitio en tu montura
Y llévame a tu lugar
Hazme un sitio en tu montura
Caballero derrotado
Hazme un sitio en tu montura
Que yo también, voy cargado de amargura
Y no puedo batallar
Ponme a la grupa contigo
Caballero del honor
Ponme a la grupa contigo
Y llévame a ser contigo, contigo, pastor"
Por la manchega llanura
Se vuelve a ver la figura
De Don Quijote, pasar
Va cargado de amargura
Va vencido el caballero
Que retornó a su lugar
Otro Don Quijote, pero Don Quijote de la Plancha es el título de la columna de Tino Pertierra, también de hace unos días. Su lectura escuece como escuecen las verdades. ¿Puede hacer algo la política en pos de la igualdad de la plancha y similares? Hace falta imaginación legislativa para dar con el mecanismo eficaz y a uno no se le ocurre nada. En un proceso de separación o divorcio (pero mal vamos ya entonces) podría pensarse en otorgar al trabajo doméstico femenino un peso económico superior, una especie de presunción iuris tantum (en tanto no se pruebe lo contrario) o incluso una presunción iuris et de iure (es decir, que no admite prueba en contrario).
En la prensa se encuentran artículos que transmiten paz, como casi siempre los de Juan Guitián, sobre la lluvia en este caso. Bien está invertir unos minutos en una lectura sosegada para salir de la encabronada política, pero metido en harina, de los últimos bandados legislativos del Gobierno uno está a favor de la reforma forzada del sistema de nombramiento del Tribunal Constitucional porque alguna vez hay que terminar con el bloqueo. Además, ningún mal irreparable puede sufrir la nación por unos años de posibles sentencias sesgadas, que pueden ser revertidas por otras mayorías si las urnas así lo deciden. Dicho esto, a uno le gustaría que por estética, la primera sentencia constitucional que pronuncie el tribunal así reconstituido, tumbe la tesis gubernamental. Por el contrario, la reforma de la sedición y la colateral de la malversación, uno las considera, además de injustas, una redacción a la carta que empobrece la objetividad y el prestigio de las leyes.
Para las campanadas de La1 se anuncia que Ana Obregón releva este año a Anne Igartiburu. Una es histérica y fantástica, la otra fría como un carámbano. En la duda uno prefiere a esta última, aunque en el momento crucial de elegir cadena para las últimas campanadas, el mando a distancia estará en otras manos. A una mala uno admite a la Obregón antes que a Paz Padilla (¡Dios no lo quiera!), a la que no acaba de ver el gracejo. Uno es humano y conserva fobias y manías añejas.
Sin embargo, sí ve la gracia a algunos chascarrillos que circulan por internet, como la de la información.
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LECTURA DE LA PRENSA. IDA Y VUELTA. EL GRUÑÓN Y EL BUENO
Houston, tenemos un problema. Hay qué pensar que cuelga hoy uno aquí de entre el material seleccionado en un principio y cómo relaciona lo irrelacionable.
No tiene uno la idea de resaltar en esta esquina del mundo aspectos especialmente negativos, pero igual se escapa a diario un pelín de acidez. Aunque sea como justificación destaca uno en primer lugar un titular de la Vanguardia, con simpática ilustración, que se refiere a los gruñones. Los gruñones inundan (¿inundamos?) las redes. A uno le resulta francamente repelente esta banda de hoscos. En este momento se acuerda de unos cuantos, algunos amigos de Facebook, ¡qué le vamos a hacer! Es desagradable compartir mesa y mantel con el que no está de acuerdo con nada, compartir oficina, y hasta pasillo, con el eterno desabrido. Debe ser terrible compartir la vida con un ser o una sera así.
¿El santo es el contrario de todo eso? Con ser bueno es bastante. Hoy publica una foto La Nueva España de una persona buena, Abundio, el cura de San Claudio, con motivo de la recuperación de unas tradiciones navideñas junto con el grupo folklórico Xuno. Se acuerda uno en este momento del Evangelio según San Marcos, 10, 17 “Estaba Él saliendo al camino cuando se le acercó uno corriendo, se le arrodilló y preguntó: - Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Jesucristo respondió a su manera, pero uno sugeriría: imita a Abundio, lo más contrario del gruñón que uno se pueda imaginar.
Ej jefe de Abundio, junto con Su Santidad, sale casualmente en las páginas de publicidad de El País para ilustrar la venta de un códice del Beato de Liébana. ¿Es tan bueno como Abundio? Cara no tiene. El País no hace ascos a esa inserción publicitaria, como tampoco la hace unas páginas antes al sacar la imagen de una mujer en pose sensual (¿o no?) que anuncia Marciano by Guess, planeta de la moda que le pilla tan lejano a uno que tuvo que mirar de qué marciano estábamos hablando.
De lo local se entera uno por la prensa nacional, concretamente por un reportaje de tres páginas de El Mundo que entrevista a personas y personajes lenenses por el no muy esperanzador motivo de estar entre los municipios que más población perdieron en las últimas décadas de entre los de su horquilla poblacional.