2018/12/23

DE TIERRA DE CAMPOS AL MONTE VINDIO (Cuento de Navidad)

Habían decidido iniciar el camino de Santiago desde su pueblo natal, Calzada del Coto, en la Tierra de Campos leonesa. No tenían claro si tomar el entrañable camino trajano por Calzadilla de los Hermanillos o la más socorrida ruta tradicional que les llevaría a Bercianos del Real Camino. Sea como fuere, acabaron llegando a los arrabales de León.

En la hospedería próxima a la capital se registraron como Félix Carbajal y Daría Lera. Nadie pernoctaba allí desde hacía unas semanas. El bien avanzado mes de diciembre no era la época más propicia para caminatas. Las heladas de madrugada estaban aseguradas, cuando no pertinaces aguaceros a deshora.

El alberguero se interesó por los santos que llevaban bordados en sus mochilas.

-         San Esteban y San Roque, los santos de nuestro pueblo.
-         Es costumbre de esta casa obsequiar con unas ramas de laurel a las peregrinas embarazadas. Daría, llévalo a la vista. ¡Buen camino y Feliz Navidad donde os coincida!

Era esperable pensar que al aproximarse a la vieja capital giraran hacia el oeste siguiendo el camino francés clásico, pasando por San Martín del Camino, Villadangos y Astorga, para acercarse al Bierzo, fronterizo ya con la brumosa Galicia. Pero no.

Madrugaron, de acuerdo con los usos de los caminantes, y, por aquello de dar cumplimiento al viejo dicho de que “quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y no al señor”, tomaron rumbo a Oviedo con intención de llegar a su catedral.

Conservaban un recuerdo difuso de la estación del ferrocarril de su pueblo, derribada al quedar sin trenes ¿o se derribó antes? De niños pasaban horas cerca de las vías viendo pasar los veloces trenes de pasajeros y los estruendosos trenes de mercancías. Con ese recuerdo, decidieron seguir una novedosa ruta ferroviaria.

El primer martes de diciembre había atravesado los túneles y viaductos del valle del Huerna el primer tren de alta velocidad. Comenzaron a pasar también los trenes de mercancías aunque otros seguían serpenteando por el familiar trazado del Pajares.

Finalmente también los trenes de mercancías se despidieron de Busdongo, de Puente de los Fierros, de Linares-Congostinas y se encaminaron por  trayectos y estaciones sin historia, de nombres tristes y todavía desconocidos.

Daría y Félix llegaron a Busdongo en dos etapas, dispuestos a transitar, si era posible, por el viejo trazado ferroviario del Pajares, comenzando por el túnel de La Perruca. No habían olvidado la linterna, útil para cualquier caminante e imprescindible ahora con el repentino cambio de planes. Sabían que, si eventualmente se acercaba un tren, podrían resguardarse en los refugios, esos huecos abiertos en todos los túneles para que en otros tiempos los obreros de la vía pudieran escapar hacia ellos al ver acercarse el foco amarillento de la locomotora.

Intentarían seguir exactamente la senda ferroviaria y, donde no fuera posible, harían el recorrido por el ‘tranvía’, esa ruta exterior y paralela utilizada en el siglo XIX para llevar obreros y materiales a los túneles en construcción.

Fue así como atravesaron los túneles del Cantu los Galanes, las Nieves, Las Chagunas, Pandoto, el Topeal, Valdecales, la Sorda, Burón, el Capricho, la Parra, Orria o el Batán, todos con su historia, sus muertos, su ingeniería y sus recuerdos.

Descubrieron una ruta hermosa y virgen para los caminantes.

En Puente de los Fierros optaron por retomar el camino tradicional de El Salvador, al menos esos kilómetros que los separaban del Monte Vindio, ese punto estratégico desde el que divisar el viejo Pajares a este y el naciente Huerna al oeste.

Guiados por un enorme árbol de Navidad levantado en el canto de Fresneo, subieron la empinada cuesta, una temeridad teniendo en cuenta el estado de Daría. El único vecino que encontraron se ofreció a indicarles el camino recto y siguió con ellos un trecho hasta enfocarlos hacia la ermita de San Miguel, donde se sentaron a comer unas castañas crudas recogidas en el sendero.

-         Bueno, aquí me despido. Pronto llegaréis a Herías. Hasta Vindio no hay pérdida. Allí tenéis la iglesia de Bendueños y un albergue. Nunca estuve pero oí hablar muy bien.

Caminaron siguiendo las indicaciones y, con la luz del sol bien menguada,  estuvieron seguros de haber llegado al monte Vindio cuando vislumbraron las nuevas vías y sendos trenes bajo una ladera de cemento desnuda: uno blanquecino de alta velocidad y otro colorido de mercancías. Traspasando el otro valle, imaginaban entre la bruma los pueblos de Casorvía y de Malveo, ya sin trenes, pero con la esperanza de recuperarlos, aunque fueran trenes turísticos y esporádicos.

No eran horas de visitas a la iglesia. Ya la verían con tiempo al día siguiente, así que se encaminaron al albergue, una antigua casa de frailes levantada a escasos metros.

A la hospedera le dio un sofoco cuando les anunció con voz entrecortada que el albergue estaba completo. Nunca le había pasado tal cosa en diciembre.

-         ¿Qué hacemos, ahora, Félix? Ahora y a estas horas.

Unos peregrinos que oyeron la conversación se ofrecieron a dejarles su litera.

-         No vamos a permitir que una mujer en esa situación marche de noche a saber donde.
-         De ninguna manera aceptaré un trato de favor.

Para dentro de unos días estaba anunciada la presentación por todo lo alto de unas misteriosas pinturas barrocas que se habían podido restaurar después de que la iglesia fuera declarada Bien de Interés Cultural, así que todas sus estancias presentaban un aspecto impecable. Lucían una policromía vivísima y unas figuras misteriosas que el investigador no había querido desvelar todavía, pero la hospedera tenía la llave de la iglesia y, en consecuencia, del resguardado camerín de las pinturas, situado justamente detrás del altar.




La hospedera, ágil de reflejos, encontró de inmediato una alternativa. Cualquier cosa antes que un parto nocturno y en el camino. Con ayuda de otros peregrinos colocó unas mantas en el camerín y allí se acomodaron –es un decir- Félix y Daría, que no tardó en romper aguas y dar a luz un bebé, bautizado días más tarde como Vindio.

Instalados de inmediato en el albergue –Daría cedió, evidentemente- la hospitalera les había explicado que Bendueños siglos antes se llamó Vindonnus, pero mucho antes fue conocida como Vindio.


Entre nana y nana, villancico y villancico, se oía el tenue silbido de los trenes atravesando el valle del Huerna, mientras en el Pajares no acababa de levantar la niebla. 

2018/12/14

LA HISTORIA Y LOS RECUERDOS DULCIFICADOS O INTERESADOS

Ricardo González rememora su vida, en particular su vida sindical y recuerda el secuestro del ingeniero o uno de los ingenieros de Minas de Figaredo en el año 1979.

https://www.lne.es/cuencas/2018/12/09/40-anos-conflictos-bravos-mineria/2393847.html


Esos hechos fueron determinantes para que un mes después HUNOSA, en definitiva el Estado, se hiciera cargo de la centenaria Minas de Figaredo. Si pesaron más la presión social y la presión política, o si fue el empujón final que los propietarios de la mina necesitaban para tirar la toalla, es difícil saberlo. Eso, sin descartar una compensación económica interesante, dato que desconoces.

A veces añora uno la idílica transición y pos-transición, que seguramente no fue tal. Algunas plumas dulcifican un relato histórico, que seguro que no todos vivieron igual.

https://www.lne.es/cuencas/2009/06/09/calenton-figaredo/765670.html


2018/12/12

EL CAFÉ Y LAS PROYECCIONES MACROECONÓMICAS

Dirá que no lo dijo, o que la frase fue sacada de contexto, pero la frase podría servir como ejercicio práctico de matemáticas o quizá de economía, sin dejar atrás una base sociológica o una estimación política.

Caíste inicialmente en la tentación de un cálculo simple: cuántos cafés puede tomar uno a lo largo de su vida laboral, pongamos una vida de 35 años. Tiras de calculadora. 365 días x 35 años = 12775 días. Tomando dos cafés diarios llegaríamos a la cifra de 25.550 cafés a lo largo de la vida laboral. Para ahorrar los 50.000 euros el precio constante del café tendría que estar en 1,95 euros aproximadamente. Si quisieras afinar, tendrías que convocar a los economistas actuariales, que nos indicarían con precisión el precio del café en el año 2040, con un error de + - 0,2 %.


Habría que matizar los supuestos de hecho anteriores. La frase no habla de la vida laboral, sino del joven ahorrador. Una interpretación es que esos 50.000 euros hay que ahorrarlos en cafés mientras se es joven, así que lo primero es abordar el concepto de joven.  Te encuentras con que la Organización Mundial de la Salud delimita la juventud entre unos márgenes bien diferentes de los que utiliza el Principado de Asturias para emitir el carnet joven. Como hay que elegir uno, te decantas por el concepto administrativo de nuestra autonomía: se es joven entre los 12 y los 30 años. Habría mucho que discutir. Sin ir más allá la práctica de las esquelas es otra, pero estamos hablando de vivos, no de muertos.

Tenemos, pues 19 años, para conseguir el ahorro de los 50.000 euros. Parece exagerado tomar dos cafés diarios a los doce años, aunque incluyamos uno en el desayuno, pero te decantas por el cálculo administrativo. Asi pues, 365 días x 19 años = 6.935 días. Tomando dos cafés diarios llegaríamos a 13.870 cafés. Por lo tanto para ahorrar los 50.000 euros, el precio medio de la taza rondaría los 3,60 euros, algo más que el café que tomó Zapatero el el campo de fútbol de la Ponferradina, si mal no recuerdas.

En realidad, los llamados especialistas pueden decir lo que quieran en titulares o en notas a pié de página, y con los decimales que estimen oportunos para dar el empaque necesario a las mentiras.






2018/12/08

DESPRENDIMIENTOS DE ROCAS EN LAS CARRETERAS Y EN LAS VÍAS

Piensas qué distinta es la imagen que la gente se forma de una caída de piedras o morrilos en la vía férrea y en la vía de asfalto. Réplica bastante exacta de cómo se percibe y cómo se valoran las incidencias en el servicio ferroviario, pero esta entrada no se va a dedicar a las incidencias en general, sino a las piedras  y a las pedradas. 
Hace unas semanas se produjo un desgraciado accidente en Cataluña, cuando como consecuencia de un desprendimiento de tierras sobre la vía, un tren descarriló con la consecuencia de la muerte de un viajero. Se difundió por la red y por los medios un vídeo que había captado un maquinista unos días antes, donde se veía el estado de la trinchera.
Eso lo habrá visto ese y otros maquinistas y lo verían los operarios encargados de supervisar el mantenimiento de la infraestructura. Unos y otros habrán, si acaso, dado parte del panorama a sus respectivas jefaturas. Estas lo habrán elevado a la respectiva superioridad, que habría determinado que no hay posibilidad material de contener todos los puntos conflictivos de la geografía ferroviaria, ya que la alternativa sería o paralizar el tránsito ferroviario hasta garantizar la completa seguridad o bien a establecer paradas de comprobación y limitaciones de velocidad que harían en la práctica inviable la prestación del servicio. 
Resumes que eso lo habrán visto el maquinista y los encargados del mantenimiento de la vía, pero no los viajeros. Desde los asientos, la rápida visión  lateral impide formarse una idea de la situación real de los aledaños de la vía. 
Por el contrario, cuando uno va al volante la visión frontal de desmontes y trincheras permite captaciones masivas de imágenes del estado de los márgenes de la carretera. La posterior difusión en medios y redes crea el caldo de cultivo adecuado para que la sociedad tome inmediatamente posición en pro de la necesidad de acometer obras de contención de las laderas. 
En el ferrocarril, el maquinista y el encargado de la infraestructura son los únicos ojos y no pueden compartir con nadie la responsabilidad de instar las obras de seguridad necesarias y están condenados a saltar del alarmismo a la temeridad sin posición intermedia.


2018/12/03

VOX, PODEMOS Y LAS ELECCIONES ANDALUZAS

Te preguntas si alguien de extrema derecha se considera de extrema derecha, y si alguien de extrema izquierda se considera de extrema izquierda. No quieres decir ¡ca! que Podemos sea de extrema izquierda ni Vox de extrema derecha, ni que su oposición sea simétrica o equiparable. Los de Vox sí considerarán a Podemos de extrema izquierda, y los de Podemos a los de Vox de extrema derecha. Quizá un votante de centro sea el más cualificado para estas encuadramientos. Claro que el votante de izquierdas no considerará que el tal centrista es de centro sino que tira más bien hacia la derecha. En fin, crees que cada uno no es lo que es sino lo que otros ven en él. Ya lo decía Unamuno con su teoría de los varios yoes: el yo que creo que soy, el yo que otros ven en mí, y por último el auténtico e irreconocible yo.

2018/12/02

UNAS HORAS QUE RESUMEN UNA VIDA

Hay horas que concentran una vida.
Por ejemplo este viernes tuviste una cena con tus compañeros de colegio pero no los de tu curso sino los del curso siguiente. Como compartíais patio, un año te invitaron, dijiste que sí y cuando puedes te reúnes con ellos para pasar un buen rato. No hablabais lo mismo hace quince años que ahora. Uno de los temas de conversación en la mesa fue la salud y las manías de los padres, el que tiene la suerte de conservarlos vivos: su audición, sus cosas, sus nietos preferidos; pero pensando que hacia allá vamos.
Siendo el obispo de Astorga de este curso -aunque esta vez no pudo venir- tuvisteis un recuerdo para él por el marrón de la pederastia. A veces toca lidiar toros inmensos. Tampoco faltó un recuerdo para el director del colegio de Gijón donde algo hubo -dice la sentencia penal- entre un alumno adolescente y una profesora. De momento, la peor parada la profesora, que resultó despedida. La alusión al director es porque también fue alumno del seminario, aunque de otro curso, y un destacado músico.
El sábado por la mañana, después de un montón de sábados sin poder acudir al Fontán, te encaminaste hacia allí con intención de reanudar la casi olvidada costumbre de la botella de sidra y el pincho de picadillo.
Te encontraste con un antiguo y apreciado vecino que venía de comprar unos trozos de calabaza para postres y pensaste en las calabazas enormes que este año se dieron en la huerta de tu madre, que no miras para ellas y allí están, pero no las trabajaste y no son tuyas.
También charlaste un poco -sobre todo de la problemática de vuestros mayores- con un amigo que frecuentaste más en otro tiempo.
Unos metros más allá coincidiste con un antiguo compañero de facultad ¡de 84 años imposibles de adivinar! y estuvisteis recordando aquellos chicos de la orla y vivencias inolvidables de apuntes y exámenes. Resumes esa época de tu vida con la pena por los pocos vinos que tomaste, que es una manera de decir que entonces ibas a lo tuyo, a tus apuntes, al estudio en la biblioteca y al poco tiempo que te dejaba el trabajo. Aunque los recuerdas y te recuerdan, no haber seguido cien por cien por ese camino, es un vacío. Si al menos hubieras tenido tiempo para los vinos, habrías intensificado la amistad.
Por aquello de la  unidad temática, saltas la sidra, para indicar que también andaba por el Fontán una pareja de la Facultad de entonces. Sabes que él siguió por el mundo del Derecho, de ella solo sabes que era guapísima, de esas rubias de ojos azules que uno no se cansaría de mirar.Ahora, con una edad parecida a la tuya, seguía muy guapa pero con una delgadez tan extrema que pensaste en la anorexia o en algo peor, pero nunca supiste cómo se llamaba y si alguna vez se publicara una mala noticia en el periódico, no te enterarías de que hablaba precisamente de ella.
Esos tiempos de facultad tan intensos, te quitaron tiempo también para profundizar amistades en Pola de Lena, donde vivías, y también limitaron horas de tertulia y convivencia con compañeros del ferrocarril.
También te encontraste con un compañero del antiguo coro, de tan gratísimo recuerdo, pero al que no volverás porque las circunstancias te obligaron a buscar otra ocupación para el tiempo libre. No obstante, ahí conservas grandes amigos y ningún enemigo.
Llegas, por fin, a la botella de sidra y al pincho de picadillo. Falta el periódico. Ahora el periódico lo descargas por internet, pero lo echas en falta cuando vas al Fontán. Por otra parte, con el traspaso del negocio, la sidra Fran quedó sustituida por la viuda de Corsino. No eras quisquilloso para ello, pero Fran tenía un valor simbólico...Tampoco casa Ramón es lo mismo sin Ramón y sin poder ocupar los soportales por la sentencia perdida. Sin embargo, algo hay que hace que siga teniendo encanto, como con el cuerpo humano cuando cambian todas las células pero se mantiene la identidad. Donde durante muchos años dio ambiente el afilador, ahora se estacionan unas motos de reparto de pizzas. Como consecuencia de unas obras, unas losas levantadas permitían descubrir la vida de los bajos de la plaza. Es otra óptica.
 A todo esto, si pudiste ir al Fontán fue porque por la tarde tenías una cabo de año ineludible, por lo que tampoco pudiste dedicar el día a lo inicialmente previsto, que era una visita con el grupo lenense Vindonnus al poblado allerano de Bustiello.
https://asociacionvindonnus.com/
Vaya uno por lo otro.