Hasta pronto.
Ya no puedo jugar a ser quien soy, aparentar quien no soy, mentirme, admirarme, creerme, inventarme, tatuarme, volverme a reinventar. Mirar atrás, releer y sentir.
Si.
Perdí la libertad.
Quiero volver a ser un soñador que al nadie le escribe, y a ese mismo nadie admira. Que me lea quien no me conozca, quien no sea hermano, amigo, amante que se pierde o actual motivo de desvelo.
Quiero ser nadie para todos, y volver a sentir esa libertad de escribir LO QUE QUIERA, sin consecuencias.
Vos te fuiste, perdiste. ¿Que importa lo que hago ahora?
Vos lo entendiste tarde.
Y vos, simplemente lo utilizás como herramienta en mi contra.
Este blog perdió el sentido.
Pero lo que más me molesta, perdió su libertad.
Cuando vuelva a escribir, será como antes. De anónimo a anónimo, de admiraciones abstractas y secretos, muy secretos, compartidos, que queden solo... entre nosotros.
Extraño esa complicidad.
Hasta pronto.
... Que lindo fue haber pasado por acá, y haberlos conocido.
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Crecer en tu ombligo
Inmóvil quedó el colchón, no más sabanas que alguna vez fueron mantel, no más risas, sombras alegrías ni canción en esa habitación. No hay gorrión que deje su nido sin temor en su mirada, no hay cigarra que anhele tanto el sol como para dejar su tierra como tampoco hay hijo que se despida sin lágrimas compartidas... (Por eso me escapé), volviste 3 horas 28 minutos después, ya me había ido. No hay mayor melancolía que la partida, del útero y su fruto, del corazón compartido, como vino y guitarra, do y mi bemol sostenido.
Difícil pacto de romper, solo valientes dejarán partir. Son cuatro palabras que dan alas a quien desee volar, dan viento a quien prefiera navegar y sombra a quien camine... Dará amparo al aquél solitario que se anime.
Cae abrupta la soledad al afrontar la eterna no compañía. Unos metros cuadrados, un colchón, un almohadón, un vino y un real adiós era todo lo que había. Gotas de vino pintan la trsiteza, los humos se condensan, copa vacía y ecos del nadie que camina. Todo esta en calma... hasta que sonó.
Está por amanecer, lo noto lo siento, es ese cálido frío matutino, humedecido de rocío. Leo, eterno pasuado, con angustiante alegría; "Sé que es tarde, pero quiero que sepas que te extraño mucho... Pero deseo que seas libre y sobre todo feliz". Miro buscando al nadie con quien compartirlo. No es fácil romper aquél pacto, aquél de almas unidas.
Inverosimíl vuelve la calma del tango escuchado hasta que otra vez sonó. Leo, tardé un poco más... "sos un gran hijo" y finalmente tomó valor, una a una resonó, el mayor pacto de amor que llegó (24 años después)... "Estoy orgullosa de vos, mamá".
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Cuenta regresiva
Nueve veces conté, los minutos para volverte a ver. Nueve lunas te pinté, en tu ayer, en tu canción, en tu pentagrama de ilusión.
Ocho jacarandás plantaría, uno en cada esquina de tu alegría, dando una violeta flor por cada risa que emborracha mi sabiduría.
Siete melodías te compondría, una por cada día. Un tango por tu melancolía, una zamba en tu cintura y un acústico en tu primer botón, siendo tu espalda un bandoneón.
Seis libros escribiría, empezando en tu nombre, recorriendo tus piernas, para terminar en tu ombligo. Sin final, sin prosa inmortal.
Cinco dedos mis pinceles, podría dibujar cada contorno en lienzo piel, cada lunar conté, y ese color de tus ojos en el sol del mediodía. Cinco veces te pintaría, tu retrato perfección, en mis pensamientos, tu voz.
Cuatro centimetros deberías acercarte, cuatro minutos ya pasaron. Contaré hasta tres. Acercate un poco más, preparate, no respires, que al llegar a uno... voy a besarte.
Tres...
Dos...
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Cerro de siete (mil) colores
Montaña impar, acompañada en mar de tinte color, montaña colorida de serpientes con esquinas, avallasante cerro del encanto a quien con mochila camina, ¿Quién utilizó el pincel en tu consuelo?
Y me siento a admirarte, empiezo en tu sombra hasta escalar a tu encierro, hasta tu punta en vuelo, y cuento hasta llegar a siete, cerro de de hierro suelto, de flor en cardón. ¿Quien produjo tu destierro? Estrella cromática del rojo al mar, del verde al cantar, de celeste en tus bordes.
Me siento, te admiro, te suspiro, te obsrevo. ¿Quién fue la princesa en tu blacón? ¿Quién fue el dragón de tu entrada?. Y vuelvo a contar, a ver si el sol pinta en otros tonos color, por si la luna juega a la artesana de tus sombras entre plateados naranjas, azules ríos y blancos esmeralda. Si, son siete, distintos cada vez.
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Purmamarca - Jujuy
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Princesa
¿Que dicen tus labios, princesa? ¿Que callas, que misterio envuelve tu figura ilegal y las eternas magias a tu alrededor? Te ponés tu vestido, el prohibido, negros y blancos adornan los encantamientos que bailan a dispar atravesando tu cintura en diagonal mientras la luna llena se refleja entera en tus pupilas enmarcando tu verde marrón clara oscura mirada con esas gotitas de colores únicos confusos tras compartir alegrías embebidas en burbujas sostenidas. Dejas caer tu sonrisa por el túnel de tu espalda hasta llegar a tus pies, dejando ternura en cada huella de tus sandalias sueltas que hacen ecos de esos golpecitos en tu andar. Y vive, sosegado, eterno sereno el príncipe en su sombrío castillo llamado Buenos Aires, reino desencantado, donde los edificios rivalizan su gris con las nubes tormenta, el semáforo solo tres colores tiene, como la semana siete días y el reloj solo gira en una única dirección. Pero llegaste vos princesa, me tomaste de la mano y me invitaste a volar. Vemos atardeceres en aquellos lagos de nubes acarameladas donde los cisnes nadan hacia el sol, los arboles crecen de costado, los transeúntes bailan por Av. Santa Fe. mientras los niños hacen piruetas en sus globos por Callao, el naranjo nos regala jazmines y los botes flotan en tu ombligo. Las calles porteñas nos invitan a pasar a aquellos recovecos de tambores florecidos y músicas disparejas, bailamos sueltos, de la mano, para abajo, de costado, a veces hasta flotamos. Transformaste mi Lunes en Sábado, y las noches en conciertos. Gracias por romper mis esquemas, mi burbuja, mi existencia, mi estructura. Me regalaste pedacitos de tu magia compartida, y me llenaste de alegría. Hoy, solo vos sabes que dicen mis labios, que digo al callar y que canto al mirar.
Y camina el príncipe encantado hechizado en tu mirada, creyendo como siempre no saber amar, no saber abrazar, compartir ni hablar. Pero bebí la poción de tu amor hasta caer en tu trampa. La vida me dió solo hermanos varones, pero llega un punto donde aprendés que no hace falta sangre, cuando hay alma. Te amo, hermana.
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Pentagrama soledad
Doy todo a cada paso, sea eterno, sea sostenido, en intervalos continuos donde el cuerpo es escenario de mi boca guitarra en semitonos y tu cintura canción. Remo río arriba, a contracorriente y contratiempo, solo quiero acariciar sonrisas enmarcadas con tres dedos en últimas cuerdas de tus piernas, mientras bailan al compás las otras seis en improvisación de mis teclas en tu piano espalda donde cada lunar es un re bemol, y cada beso una clave de sol. Mi camino está cargado de hirientes promesas e hipocresías anunciadas en vacías partituras sobre un vals que canta mi pasado, navego al compás de barcos hacia el puerto olvido tras perderme en el vaivén de un furtivo bandoneón. Faltan valientes, con convicción, con ganas de vivir un sueño sea mayor, sea menor, de primera o siete octavas, como guitarra casi electrica de sol, sin cuerdas para un bello mi menor. Soltar las riendas del caballo al galopar, es la clave, soltar un estribo como tango atrevído, confiar tras amansar la bestia en libertad y afinar el sonido del silvido con diapasón al remontar contra el viento al ritmo en otra escala sin alteración del tiempo. La tinta en el tintero, el mar y su marea, la semi en corchea y semifusa, y el humano... Soledad, cual clave de sol sin nota en pentagrama. Si queres... te invito a pasar, no me daré a la fuga, soy tuyo, cambiame a pedal... Cruzá el puente en mi naríz, sin permiso, soy tu bossa, sé mi nova. ¿Donde está el reino de mi libertad, fantasía donde el sol sale a la par de la luna bajo acústicas estrellas? Y queda la melancolía de un piano no escuchado, ni gris ni oscuro, claves de luna y notas mudas de redonda con puntillo. Sin alma sin ritmo, sin canción sin melodía... En el pentagrama se dibujaron las notas de tu nombre. Empieza con la clave de sol, y le agrego edad. No hay mayor felicidad, que uno bien, consigo mismo. No necesitamos nada más.
Gracias a la música, amante fiel...
Y al vino tinto.
Salúd por mi.
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365 días
Quedate así, sin voz, mirando para atrás. Quiero vencer ese metro sin interrumpir el silencio, estiro un brazo, pero encuentro una pared. Estiro el otro buscando tu figura en las sabanas de cuerpos muertos, y toco el olvido en su laurel. Sigo sin escuchar tu voz, pero hay un vacío entre los dos, el pentagrama con notas ciegas se desvaneció. Entiendo... estas sin voz, por que estoy sin vos. Y queda la melancolía de un sueño al despertar de un recuerdo, que terminó, hace 365 días atrás. Hoy todo es ruido al caminar, y extraño ese momento donde lo sublime estaba, simplemente, en callar.
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Compartir... Partir
Poco tiempo atrás se cruzó el placer y lo perdido, sembraron flores, cosecharon miedo, disfrutaron cielo. Eran paz en sus locuras, eran eterna criatura, al hablar calla, al sonreír vuelve a callar, y al callar, mirar. Era su sol, su do re mayor. Eran luna y su reflejo, eran tarde sin melancolía. El te ama, y yo soy testigo. Con tus manos tocó el laurel, con tu boca olvidó el ayer, con vos estaba su mañana. El creía en amores pasajeros, hasta que tus raíces sembraron piel en su querer, hoy el es olmo en pie, sauce que aprendió a llorar. Cayó en el abismo del sentir, Cayó, creyó, aprendió, se soñó, con vos, su mañana tu canción, su mi fa sol. Pero algo cambiaría, por incierto cruel destino, debes partir hacia el olvido, la muerte de su amor esperaba en la esquina. Le quedan 2 meses de amor. ¿Como amar? ¿Como seguir cuando el sabe que te vas? Tanto vivido, compartido, asumido, tanta felicidad, tantos últimos besos. Le quedan 3 semanas de amor. Tanto miedo, tanta lágrima, tanto último abrazo sentido. Le quedan 3 días de amor... Tanto, tanto dolor. Hoy, callado casi ausente, te miró mientras guardás resabios del amor que de el te quedó en tu valija marrón. Te vas, dejás todo atrás. Después de compartir, queda partir. Lo mirás, y llorás. El te mira, paciente, atento, eterno... Te abraza firme, te susurra -Gracias por haber sido parte de mi vida. Te abrazó más y lloró, y eso que es hombre sin lágrimas compartidas. El te ama, te pierde, el te besa y se despierta, el te sueña... hoy en su ayer. Y está acá, frente al monitor, escribiendo su último adiós en su blog. Te veo partir, te veo mirar atrás, y yo camino, con la ilusión que corras a mí a cada segundo. Partís lejos de mí, te vas, me quitás mi sentir, derramas mi pasión, arrebatas mi ilusión pero vos... vos me enseñaste lo que es el amor.
Y acá estoy, en mares de pocas alegrías añorando miradas sostenidas, alimentando crudos miedos. Ver morir, ver partir. Sintiendo últimos alientos, sintiendo últimos besos. Entre amores de finales anunciados, temo al cálculo racional. Un gen acá, más otro gen allá. Nunca salteó una generación y... son diez años menos cada vez... Del perder queda sumar, añorar, valorar, detener el reloj e inmortalizar cada mirada, cada abrazo, cada amanecer. Perdés y creces, perdés y aprendes a disfrutar cada querer y amar a pura piel. Y nos transformarnos en viajeros solitarios y ausentes espectadores, silenciosos admiradores del mundo ajeno que nos rodea. Embellecés lo cotidiano, te sumergís en lo sublime, admiras lo sencillo, valoras lo simple. Y los ves a ellos, discutiendo, cosechando un mal pasar, uno se enoja, el otro se enoja más, ilusos... Se creen inmortal. Escuchas a ella, interiorizando amarguras por no pedir disculpas, y lo ves a el, discutiendo con sus padres como si el mañana estuviera asegurado en algún contrato fiel. ¿Hace falta un final anunciado para disfrutar cada pasar? ¿Como sería vivir tu vida si te dicen que mañana se termina? ¿Si a quien amas le queda 1 día de vida? De la experiencia... Elegí vivir. Aprendí que desde que nacemos, empezamos a morir. Desde que nos encontramos, empezamos a perdernos. Pero entendí... No tengo miedo a morir, tengo miedo a no vivir...
Regalale una rosa a tu madre, abrazá en silencios a tu padre, invita a cenar a quien te ama, decile a el que lo amás... ¿Como sería tu vida... si mañana se termina? Hoy es temprano, mañana puede ser tarde.
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Hay momentos...
Hay momentos donde el cuerpo desnudo se viste de melancolía.
Otros donde respirar cuesto solo un poco más
Otros donde se hace imposible.
Caemos
Crecemos
Añoramos, olvidamos, recordamos, amamos
Y dejamos partir.
Y hay otros en los que nos perdemos y simplemente...
No podemos escribir.
Pero volveré
Cuando me reencuentre conmigo mismo, algún día, algún día volveré.
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Inocencia soledad - Parte I
Caminante sin brújula, perdido despistado, acampo a metros de un arroyo que corta el monte en su mitád, la soledad se presenta como nunca lo hizo, extrema. Estoy yo (Conmigo mismo) soy mi aliado (mi rival), mi solitaria compañía. Al unísono de arroyos galopantes y polvos levantados en cada paso camino entre tierras rojizas y erectos eucaliptos adornados hacia la plaza central, olvidada, vacía vestida de extrema melancolía soledad. Cae la noche y se ilumina un pequeño cartel donde vendían comida al nadie hambriento, puesto que da a la calle olvido
-Hola... Hola, ¿Hay alguien?. Y apareció, una revelación, una ilusión, la dueña de mi destino. Mujer de cabellera tupida, llamativamente azabache pero no tanto como sus ojos negros, penetrante, donde veo mi reflejo y ella me sonríe dando bienvenidas. Su rosto era papel con líneas pintadas de batallas perdidas, mirada triste de dulzuras distantes, sin maquillaje, tan norteña, tan argentina, (Acá no hay lugar para falsos rubios ni adornos de platería), su mejor vestido... Su piel... -¿Podría ser un sándwich por favor?.
-¿Por que llora ustéd, hermosa mujer?
¿Quien iba a decir, que lo que pasó después, cambiaría mi vida? (para siempre).
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Parte tres: El final (De mi querer).
Por que me empecé a enamorar.
fin.
Parte dos: La cicatriz.
Hasta luego. (¿Jamás?)...
Creo que volveré a caer
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Parte I: El miedo.
Incertidumbre... tic-tac tic-tac tic-tac tic-tac
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