Editorial Minúscula acaba de publicar un libro hasta ahora inencontrable en España: Natalia Goncharova. Retrato de una pintora. Se refiere a la pintora vanguardista rusa (1881-1962), que su autora utiliza como excusa para hablar de la creación, de su país, de la infancia y también de otra Natalia Goncharova: la que fue esposa de Alexandr Pushkin (por ella se batió en duelo con Georges D'Anthés, resultando herido y muriendo más tarde). De ella dice la autora, por cierto, que «mujeres así han nacido para arruinar». Dice también Tsvietáieva en este libro que la viuda de Pushkin regaló a su muerte las pertenencias del gran poeta romántico ruso: el abrigo que llevó al duelo (rojo, con cuadritos verdes), el reloj de plata y la cartera con un billete de 25 rublos, un mechón de pelo rubio, la sortija talismán con la esmeralda y la "levita negra con un agujero pequeñito, del tamaño de una uña, a la altura de la ingle del lado derecho". La bala le destrozó la pelvis y le atravesó el intestino. Pushkin agonizó dos días en su casa y murió, a los 38 años, el 27 de enero de 1837. Se dice que para que todos aquellos que deseaban verle pudieran acudir a su velatorio hubo que derribar una de las paredes de su casa. A su entierro acudieron cerca de 50.000 personas.
Dice también Tsvietáieva:
Qué suerte para Rusia que Pushkin haya sido muerto por la mano de un extranjero. ¡No se encontró una mano rusa que lo hiciera!
La obra de Pushkin se ha publicado bien en España pero acaso una de las partes más desconocidas sea su correspondencia, precisamente a Natalia Goncharova, que ha aparecido fragmentariamente. En una de sus cartas, hablando de adulterio, le dice el poeta a la que será su esposa:
Qué diablos. Cuando se abandona al marido, el escándalo tiene que ser completo. Lo demás es nada o poca cosa.
Y hablándole de sus sentimientos (y haciendo méritos para convencer a la familia de Natalia) le dice en otra misiva:
Así que le prometo ser muy amable si usted viene, estaré alegre el lunes, exaltado el martes, el miércoles voy a ser tierno, ligero; el jueves seré lo que usted quiera, el viernes, el sábado y el domingo y la semana entera estaré a sus pies.
Pero mucho más premonitorios que este alegre enamorado son estos versos, que sirven para explicar su muerte y su posteridad:
Nuestra alma en el futuro vive,
la oprime el presente
todo es fugaz, todo pasa,
bien vendrá lo que viniere.