Son pocos los que tienen vidas magníficas.
Cráneos tremendos,creaciones imposibles de imaginar por mentes corrientes.
O hazañas físicas por las cuales brillan.
O mucha plata como para vivir la vida de una manera que no genere dudas de que a a la vida se la está viviendo a reventar.
Pocos.
La mayoría transitamos como pequeñas hormigas en pequeños caminos más o menos prefijados.
Creemos que nuestros mínimos logros son la gran cosa!
No dejaremos más huellas que las que recuerden nuestros hijos y en dos generaciones se borran.
Héroes cotidianos somos todos a las siete de la tarde en el subte D o cuando una mujer que cocina, con su pierna hamaca la cuna del hijo.
Hoy hace un frío de rajar la tierra y millones de "héroes cotidianos" sortearán tal injuria de la naturaleza.
Vivirán hasta el verano y hasta varios veranos más con suerte, y algún día indefectiblemente morirán, o mejor dicho moriremos.
Que hicimos con "la gracia infinita" de tener vida?
Incluso esos que brillan por lo que fuere,dejarán de brillar tarde o temprano,cuando el recuerdo se diluya también.
Por eso nos concentramos en hacer crecer la planta de la maceta del balcón, revolvemos el guiso para el mediodía,tenemos sexo o escuchamos música sin pensarlo dos veces,sin preguntarnos nada porque las respuestas son furiosas o nos hielan la sangre y por algún motivo sentimos la obligación de seguir a pesar de todo y de alegrarnos por el sol y la lluvia.
No hay ninguna conclusión,no la tengo.
Hay quién tiene fe en que algo más dará sentido al transcurrir de las horas,algún día.
Solo pensaba que siento un tesoro entre mis manos y corriendo por mis venas y que cada día que termina siento el contenido escaparse como arena fina.
Y no tengo fe.
Y no soy brillante.