El papi de la casa cumple años el día de Halloween, que podría ser una curiosidad sin más, pero acaba siendo el motivo de que cada año reciba unas cuantas calabazas dibujadas como regalo de cumpleaños ¡los peques en esos días tienen la cabeza donde la tienen! Y claro, me toca a mí pensar algo que regalarle que no sea naranja, ni tenga cara terrorífica, ni nada que ver con brujas y monstruos. Y a veces no es fácil, eh, que lo cómodo sería dejarse llevar y regalarle una caja de huesos de santo o cosa por el estilo!
Este año estaba más perdida de lo habitual, que no es poco decir. Como corresponde en estos casos, consulté con
LA GUÍA de ideas para regalo para ellOs, y vi
esta idea. Y recordé que ya había querido hacerlo después de verlo también
por aquí... ¡y lo hice!
Una almohada cervical para leer en la cama... eso el día que la pitufa de la casa decida que leer en la cama es una actividad tolerable para sus padres, claro!! Le hice una funda de repuesto para lavar de vez en cuando sólo la funda, que nunca viene mal.
Y bueno, le hice también una tarta de cumpleaños, muy otoñal: de castañas. Con una cobertura de chocolate muy marrón, que inevitablemente terminó convertida en charca de barro... ¡ups!
Se tomó bien la broma de llenarle la tarta de gochinos... si llega a cumplir años el día de los inocentes iba a flipar!!
Por si a alguien se le antoja la tarta, esta es la receta (ármense de paciencia para pelar castañas, aviso!)
Ingredientes:
Para la base:
- un paquete de galletas
- mantequilla
Para la mousse de castañas:
- medio kilo de castañas
- 150 ml de leche
- 200 ml de nata para montar
- 100 ml de nata
- 4 claras de huevo
- 3 cucharadas de azúcar
- 1 sobre de gelatina neutra en polvo (o las láminas equivalentes, que creo que son 6)
- 2 o 3 cucharadas de chocolate rallado
Para la cobertura:
- 100 ml de leche
- 5 cucharadas de azúcar
- 2 cucharadas de chocolate rallado
- ralladura de media naranja
- medio sobre de gelatina neutra en polvo
Preparación:
Cocer las castañas en agua con una pizca de sal, dejar templar y pelarlas.
Para la base, triturar un paquete de galletas con un puñado de castañas cocidas y un trozo de mantequilla (sorry, en esta parte voy a ojo y no sabría decir cantidades ¡de la vieja escuela!), repartir por el fondo de un molde desmontable y presionar con la mano para compactarlo.
Triturar el resto de las castañas con la leche, para hacer un puré.
Montar por separado las claras y 200 ml de nata.
Poner al fuego los otros 100 ml de nata con las 3 cucharadas de azúcar. Disolver la gelatina en un poco de agua fría, y añadirla a la nata cuando esté a punto de hervir. Mezclar bien, dejar templar y añadir el puré de castañas y el chocolate rallado. Incorporar poco a poco las claras a punto de nieve y la nata montada, procurando que no se baje, y echar al molde. Dejar en la nevera unas 8 o 10 horas. Para el día siguiente, vaya.
Cuando la mousse ya esté bien cuajada, preparar la cobertura: poner la leche a calentar con el azúcar, añadir la ralladura de naranja y el chocolate rallado y remover bien. Disolver la gelatina en un poco de agua, y añadir cuando esté a punto de hervir. Apartar del fuego, remover bien y echar por encima de la tarta. Dejar en la nevera un par de horas por lo menos, y si os da la venada... pues modelar unos gochinos de fondant para que se den un baño de barro! Eso sí, ponerlos en el último momento, porque con la humedad de la cobertura poco a poco se irán derritiendo.
Una cosa curiosa: el primer día no sabía a castañas por ningún lado, sólo se notaba la naranja de la cobertura. Al día siguiente al desayuno ya sabía mucho más, y a la merienda ya era castaña total!!