La directora alemana Doris Dörrie traza un viaje iniciático en el que la muerte ronda a Rudi, un funcionario metódico recién jubilado que decide, junto con su mujer Trudi, ir a visitar a sus hijos de Berlín… en lo que se supone un acto de despedida. Incertidumbres, temores y decepciones tras la fría acogida de unos jóvenes demasiado ocupados en sus cosas, misterios que la vida siempre esconde y sorpresas que un corazón agotado no puede resistir, y un nuevo viaje que Rudi emprende al Japón para ver al hijo predilecto y cumplir el sueño de su esposa… y acabar teniendo allí su propia “primavera existencial”. Con gran sensibilidad y delicadeza, cargada de simbolismo y trascendencia en sus imágenes, la directora demuestra talento para penetrar en el alma de sus protagonistas y recoger sentimientos de ingratitud y egoísmo en los hijos, de renuncia y sacrificio en los padres, de paz y quietud espiritual en la joven japonesa o en un transformado anciano.
La cinta está estructurada en dos partes bien diferenciadas en lo narrativo y en lo estético: el encuentro —habría que decir desencuentro— con sus hijos de Berlín, retratado con frialdad fotográfica y con una puesta en escena “europea” en que prima lo dramático; y la estancia en Japón, con un tono más lírico, simbólico y surreal y con una estética muy poética.Será allí donde Rudi, de la mano de una joven japonesa, descubrirá quién era realmente su esposa, y aprenderá a captar esos instantes de felicidad que siempre hay cuando se está con quien se ama: de ahí el comentario del protagonista, que suena a sentencia budista y que se convierte el mensaje de la película :“la belleza de los cerezos en flor es cosa de un día, pero el recuerdo de haber amado dura toda la eternidad”.
Es el relato de una historia de amor en la madurez, que se ha expresado en silencio a lo largo de la vida y que al final recibe el premio con la danza butoh japonesa, ritual precioso en lo artístico y lleno de simbolismo por ser “el baile de las sombras” o la huella de la vida ausente en el mundo.
"Cerezos en flor" logró tres premios en la Academia de Cine Alemana y fue presentada en la sección oficial del Festival de Berlín en 2008.
Os la recomiendo....es una película más para el alma que para el cerebro...La escena del baile frente al Monte Fuji deja sin habla.