martes, 14 de octubre de 2008

Habemus medicus (primera parte)

Pues nada, a petición popular y dedicado especialmente a Cris (paso de llamarte muydecepcionada en mi blog, que tenemos que ir cambiando cosillas y lo primero va a ser ese nick, vale?) os voy a contar, en unos cuantos fascículos para que no se haga largo, cómo acabé conociendo al médico del Papa, Benedicto XVI en el Vaticano este verano.

Espe y yo, que estamos un poco locas, decidimos irnos cinco días a Roma. Así, con una mochila al hombro, una oferta que encontramos en Internet y mucha ilusión. Organizamos los cinco días perfectamente. El miércoles tocaba Vaticano. Todo el día en el estado independiente dentro de la ciudad de Roma.

Nos levantamos a las siete de la mañana, desayunamos en el hotel (fantástica la oferta de Internet, fantástica) y nos pusimos en marcha.

Nos subimos en le primer autobús que tenía pinta de ir al Vaticano. Tenía pinta de ello porque iba llenísimo de gente y porque delante, ponía que iba al Vaticano. No tenía perdida... o sí. Una vez dentro le dije a Espe que la mejor estrategia era bajarnos donde se bajara el grupo de monjas, que seguro que iban al Vaticano, pero me dijo que no, que había una parada al final del todo que se llamaba P. San Pietro, que seguro que la “P” era de Piazza, y la Piazza de San Pietro es la plaza del Vaticano. Pues nada, hasta el final que nos vamos. Íbamos de juerga, como siempre. Pero el autobús se iba quedando excesivamente vacío, así que en una mirada furtiva por la ventana nos dimos cuenta que ya se veía el Vaticano. Lo malo es que se veía alejándose… Nos hemos pasado. Claro, la última parada era la estación de tren de San Pietro, no la Piazza de san Pietro. No pasa nada. Total, ya llevábamos dos días caminando como perras, por andar un poco más no nos íbamos a morir.

Pues nada, nos bajamos y caminito del Vaticano parando en las fuentes romanas que vienen de vicio cuando son las nueve de la mañana y la temperatura ambiente e s de 30 grados a la sombra con un 60% de humedad. Ojú! No he sudado más en la vida. Como entendí en esos momentos el que los gladiadores y los guardias romanos fuesen todo el día en chanclas y falditas cortas de tablas!

Llegamos al Vaticano. No teníamos ni idea de por dónde se entraba exactamente. La única información que teníamos es que mi madre nos había contado que en el Vaticano siempre había unas colas horribles. Y vimos una marabunta de gente haciendo cola. Y dijimos, pues aquí será. Esta gente estará esperando para entrar. Vamos a buscar el final de la cola. Después de quince minutos andando decidimos que el final de la cola estaba justo en Móstoles y que lo mejor sería un poco de picardía para colarnos.

Todo el mundo llevaba unos cartoncitos marrones. ¿Y eso qué será? Encontramos un grupo de españoles. Le preguntamos. Nos explican que están haciendo cola para la audiencia con el Papa… Uhhhh, nosotras no tenemos audiencia, no? Pero para entrar qué hay que hacer? Pues ponerse aquí. Pero no tenemos entrada! Da igual poneos por ahí!

Se nos escapan los españoles y nos quedamos tiradas… Vemos un grupo de croatas. La monja croata estaba repartiendo entradas a su grupo. Y mi amiga Espe que es mu echá pa’lante se tira encima de la monja. Un placaje perfecto. Le intenta explicar en un correctisimo español qué dónde se pueden conseguir las entradas. La monja se lleva un susto de muerte y cree ver en mi amiga al mismísimo demoño! Así que acudo yo con mi inglés de Burgos a salvar la situación y le digo a la monja: “Tickets? Where?” Y la pobre señora se agarra a sus entradas y nos empuja echando de su lado a lo que ella pensaba que era la encarnación del mal. Nos quedamos con cara de tontas y un amable croata del grupo nos engancha del brazo y nos mete en la cola. Le explicamos con nuestro mejor inglés que dónde se recogen los tickets para poder entrar. Nos señala donde y nos dice qué si los hemos reservado. Y le digo a Espe: “Mira, eso en la oferta de Internet no venía, te lo prometo”. Nos quedamos con cara de pena y le decimos que no sabíamos que había que pedir las entradas antes. Nos dice que cuántos somos en el grupo. Le decimos que, hombre, amigas tenemos muchas, pero que hemos venido solas. Nos sonríe ampliamente el señor y nos dice: “Os voy a dar dos entradas para vosotras”.

Mira, más felices que unas castañuelas! Nos cuelan en la cola y nos dan entradas! Miramos el cartoncito marrón que nos había regalado y resulta que era para una audiencia con el Papa… Uhhhhh! Antoña! Dónde vamos las dos de Cuenca de audiencia? Muy fuerte! Si nosotras sólo queríamos entrar en el Vaticano! Pues bueno, ya que estamos, vamos pa’dentro!

La cola, donde recordemos que nos habíamos colado, tardó una hora y media en dejarnos llegar a los controles de seguridad por donde teníamos que pasar. Una vez allí, después de casi perdiésemos la respiración varias veces a causa del embotellamiento que se produjo y de que la monja croata nos mirara muy mal por haber entrado antes que ella gracias a sus tickets y a habernos colado con su grupo, conseguimos llegar hasta un guardia suizo (que por cierto van muy graciosos vestidos pero con unas lanzas que quitan el hipo) que nos indica que tenemos que ir hacia un auditorio que había al otro lado de la plaza del Vaticano, que era dónde nosotras queríamos ir.

Y desde la puerta de ese auditorio vimos como la gente pasaba libremente por la parte frontal de la plaza de San Pedro. Sin colas, sin controles ni guardias suizos. Chica, Espe, es que somos tontas… Resulta que para entrar al Vaticano ni hay que hacer cola ni nada. Sólo que nosotras nos habíamos infiltrado en la audiencia con el Papa que era en un auditorio… Un show. Y Espe diciendo: “Si es que por aquí no pasa la máquina de recoger paletos y claro, no nos ubicamos”

De repente, entramos en un auditorio enorme, lleno de gente que cantaba en varios idiomas y que hondeaban las banderas de distintos países. Nos quedamos alucinadas. Buscamos un sitio para sentarnos y nos juntamos con un grupo de mejicanos que cantaba no sé que cosa de la Virgen de la Guadalupana. Y nosotras flipando… Y va y me dice Espe: “Esto no van a ser los museos vaticanos ehhh”. Toma, claro que no! De eso ya me he dado cuenta!

Estábamos haciendo fotos sin parar, hasta que un señor con una pistola más grande que mi cabeza viene a decirnos que tenemos que sentarnos ya…

Y aquí lo dejo… en la próxima entrega veremos, si no sabes torear, pa qué te metes y nunca hablar con la policía porque no sabes dónde puedes acabar…

lunes, 6 de octubre de 2008

Haciendo crecer la cola

¿A qué suena fatal? Lo sé. Y me encanta.
Pero nada, no hacerse ilusiones. Que la cola que he conseguido hacer crecer ha sido la del paro.
Hoy me he enfrentado a mi primera vez. En la cola. En la del paro, cohones!
Me he acordado de Pol y de sus frases de 0.60 cts. Porque he odio unas cuantas de ellas, como la de "Es que la hostelería es mu sacrificá"; "si es que yo pa estudiar no valgo y claro algo hay que hacer"; y la mejor de todas: "Cómo está todo, oiga".
Cuando he llegado tenía que sacar mi turno de una máquina. Y claro, se me ha notado que era mi primera vez en semejante cola... Había un montón de botones y yo no sabía en cual tenía que hacer cola (más aún, porque una vez superada la cola de coger el turno, tienes que hacer la cola de lo que corresponda). Y me he puesto nerviosa. No sabía si quería prestaciones, contratos, ofertas, renovaciones... Había un tímido botón que tenía dos opciones. Y claro he dicho, mira, por probabilidad si cojo este tengo más posibilidades de acertar porque ofrece dos opciones y el resto de botones sólo una. Y ahí que he puesto el dedo. Y me ha dado un papelito que ponía R136.
Y me he sentado. porque ha salido un número precedido de una "R" y era el R107 y me he dado cuenta que lo mejor era sentarse.
Me ha hecho gracia casi todo lo que ha pasado por allí.
La verdad es que yo no me quería apuntar al paro. Y si me llaman para trabajar? Con lo agusto que estoy yo haciendo mis cosas!! Pero bueno, mi madre lleva como cinco años diciéndome que me apunte al paro y por no oirla... En realidad es que me voy a montar una empresilla guapa y luego me contrata un colega y nos sale todo mucho mejor si yo estoy apuntada al paro.
Mientras esperaba a que me tocase el R136 me he puesto a leer el papelillo del número. Abajo, en letra pequeña te da los buenos días, te dice a la hora que has sacado el papelito y la gente que va por delante de ti. Decía que había 21 personas delante de mí. Bueno, han despachado a esas 21 personas en 40 minutos no está mal... Atienden a más que en el médico.
El caso es que por fin ha salido mi numerico en la pantalla de los numericos y me he ido a la mesa que me indicaba la pantalla.
Y he llegado allí y me dice un señor que qué quiero. Pos yo qué sé señor... Si yo he venido porque me lo han dicho...
- Es que es l aprimera vez que vengo, quiero apuntarme a esto del paro
- Pero nunca has estado apuntada al paro??????? (Cara de asombro y de bonica del tó que tú ya tienes una edad)
- Pues no. Pero sí que he estado dada de alta. Que yo he trabajado!!!
- Hombre... (faltaría más le ha faltado decir...)
Total, que le buen hombre se ha puesto a teclear y ha decidido contarme cómo se hacía todo el proceso ("Ahora F5, no, no F3, eso. Ahora aquí tu nombre y F5, claro... F8... intro... intro... y sí, F8 otra vez)
Cuando ha terminado de poner mis datos por ahí en vaya usté a saber cuántas bases de datos, me dice:
- Y entonces, ¿quieres ofertas de empleo?
Y me ha dado un vuelco el corazón... Ofertas? Ojú, señor usté qué dice? Ofertas? Noooooo, yo no quiero ofertas!!!
Ha visto mi cara de espanto y ha preguntado otra cosa:
- Entonces quieres apuntarte por cursos de formación?
Yo? Formarme? Le parece a usted que tengo poca forma? Si tengo más curvas que le muñeco de Michelín buen hombre!!! Qué formación? Qué dice?
- No, no, si yo es que estoy estudiando!
- Pero tú a qué has venido?
- A apuntarme al paro, coñe, que ya se lo he dicho a esto del paro!!!!
Y me han explicado que no podía ir sólo allí a decir que me apuntaran... Así que no sé exactamente cómo pero me han apuntado con no sé qué muy bajito para que no me llamen para trabajar o algo así.
No me he enterado. El caso es que me hacen hacer cosas que yo no quiero hacer y cómo acabo? Pues haciendo más cosas que no quiero hacer. Porque ahora resulta que tengo que ir a una reunión informativa sobre empleo. Pero qué me van a adecir del empleo a mí y a todos los que tenemos que ir? Pues 1) que no tenemos, 2) que busquemos y 3) que todo podría ser peor.
Joer que yo no quiero ir a que me hablen de empleo!
Al fina me van a llamar a trabajar y adiós a seguir engordando la cola. Del paro. Que era lo único que me hacía ilusión, estar en la cola del paro un rato...

viernes, 26 de septiembre de 2008

(No)PagoYó

Me acabo de partir un brazo.
Ha sido lento y doloroso. Pero es lo que tiene negarse a pagar internet. Que debes asumir ciertos riesgos como los virus en el ordenador y romperte cosas.
De momento creo que virus no tengo, aunque lo que tengo es un brazo menos.
Como no pago internet, he ido buscando una red abierta por toda mi casa. Al principio de los tiempos la encontré estando sentada en el sillón del fondo del salón, poniendo el portátil en una silla y girando ésta sesenta grados en orientación noroeste y arqueando mi espalda hasta parecer el casting del circo del sol.

Con el tiempo la técnica se ha ido depurando. Hasta que he conseguido que concectarse a internet sea súper fácil y cómodo. Sentada en le sillón grande de casa, con el portatil en las piernicas y sin necesidad de partirme cuatro vértebras.
El problema es que, al no pagar internet, la red me llega de rebote. Es decir, debe rebotar en algún espejo de la calle y le llega a mi portatil. Y claro, eso hace que mi amplitud de movimientos si quiero mantener la conexión se reduzca a girar la cabeza para mirar la tele de vez en cuando. Así que, en el momento que mi portatil ha decidido quedarse sin batería y empezar a pitar mientras yo estaba conectada a internet... pues ha venido hacia mí la hecatombe.

He vuelto al casting del circo del sol y he desencadenado una peculiar cadena de movimientos: Sin apenas mover las piernas para mantener la estabilidad del portatil (que ante todo no puede tener el más mínimo rasguño), girar el torso hacia la derecha que es donde está el enchufe, estirar el brazo derecho apoyando el tórax en el el (durísimo) reposabrazos del sofá, girar la muñeca y desenchufar el cargador del móvil (porque la tecnología que hay a mi alrededor decide quedarse sin batería todo a la vez), buscar a tientas el cable del ordenador, torcer mucho más la muñeca y el brazo, terminar de clavarme el reposabrazos del sofá en el esternón y meter el cable del ordenador en el enchufe.
Y en el mismo momento que pitaba el ordenador agradeciéndome la recarga de batería, hacia crack el brazo derecho a la altura de tres sitios a la vez y la parte alta del esternón...
Auuuuuhhhhh!
Y todo esto por no poder pagar treinta euros al mes! Qué triste... Qué tristeeeeee!
Ahora escribo sólo con la mano izquierda y tosiendo para poner el esternón en su sitio... Auuuuh!

jueves, 25 de septiembre de 2008

Atascos

Dicen que en Madrid siempre hay atascos. Estoy convencida que en el resto de ciudades españolas también lo hay, pero claro, sólo son importantes los de la capital, como en todo y como siempre.

¡Qué se le va a hacer!

La justicia española no iba a ser menos y también se atasca. Como pasa con las carreteras, los juzgados se atascan en toda España. Pero, como pasa en las carreteras, sólo se hace caso cuando hay carnaza de por medio. Es muy triste.

Desde hace unos días, la noticia del momento es la sentencia que condena a La Sexta televisión a no emitir imágenes propias o difundidas en la cadena Telecinco. Me parece una soberana estupidez. Los comienzos de la tele moderna o modernista, como se quiera ver, se han basado en la emisión de programas de zapping, los cuales se han dedicado a sacar los gazapos de todas las cadenas y las imágenes más impactantes o actuales.

Y llega Sé lo que hicisteis… y además de ponernos un resumen de lo que no nos da tiempo a ver en todo el día en todas las televisiones, lo aderezan para que sea ameno y entretenido. Y va Telecinco y se pica… No lo entiendo.

El caso, sin desviarme del tema, es que de repente, en sólo unos meses, se tramita un juicio y una sentencia porque una cadena de televisión se enfurruña con otra que indica la incompetencia de sus programas televisivos, la inexactitud de su información, el engaño público al que someten al telespectador y la ineficacia de sus reporteros. Se enfadan, pagan mucho y obtienen un juicio rápido, eficaz y contundente…

Mientras tanto, la justicia española va y dice que está atascada. Que los errores judiciales se deben a la falta de personal. Que un asesino esté en la calle porque a nadie se le ha ocurrido firmar el papel que haga que vaya directo a la acalle. Que un señor, en un permiso carcelario y que es más conocido que la Charini se pueda hacer un pasaporte y desaparecer de la faz de la tierra en menos de 24 horas. Que la ley del menor siga siendo una basura. Mientras tanto…

No lo entiendo. La señorita A. García O. y la señora Isabel P. tienen un historial de causas judiciales que tiene más folios que el guión del Conde de Montecristo y sin embargo, no tienen ninguna de sus denuncias atascadas, en proceso, retrasadas, sin personal, a la espera…

Cuando nos cuentan lo de que, gracias a nuestra Constitución, la justicia es para todos y es igual, nos deberían advertir que en la letra pequeña ponen que nunca la justicia mantendrá la misma velocidad para todos y que, a mayor gravedad de lo ocurrido y mayor urgencia en la necesidad de la justicia, más personal faltará, más atasco se sufrirá en los juzgados y más se ralentizará el veredicto y ejecución de la sentencia esperada.

A todo esto, espero que el recurso de la sentencia de Telecinco contra La Sexta se resuelva a favor de ésta última, o si no, al menos que dejen de tocarle las pelotas a Ángel Martín, que en este país tenemos la fea costumbre de cargarnos a quien dice la verdad y al pez más pequeño (el FROM debe estar tirándose de las escamas con este tema)

martes, 23 de septiembre de 2008

San Mateo

Ayer se acabaron cuatro días de fiesta intensa en Cuenca.
Y estos cuatro días, me han dado para darme cuenta de:
a) Me estoy haciendo muy mayor demasiado pronto
b) Me tengo que poner en forma ya
c) Debo irme unos días a Madrid sin que me entere yo misma
d) Conozco más gente de la que me gustaría saludar
e) Conozco menos gente en profundidad de la que me gustaría
f) Me gusta tener camiseta de peña
g) Cada vez soporto menos los planes, las contradicciones y los cambios de situación
Y creo que todos los puntos se concentran en el primero. Del que se podrían sacar dos millones de corolarios... Sobre todo el que habla de que ya, apenas bebo y enseguida me canso del alcohol y de la zurra. Hacía mucho que no subía de San Mateo, pero no sabía yo estas cosas.
He cumplido con la tradición (la de acabar malamente, no la de ver la vaca, que esa la tengo casi olvidada) el 50% de los días. No está mal.
El caso es que Cuenca se ha llenado de gente que parece que vive inmerso en la ley seca durante el resto del año, porque si no, no entiendo cómo es posible que tanta gente beba tanto. Sobre todo menores, de donde se deduce que no ha servido de absolutamente nada la campaña del Plan Municipal de Drogas del Ayuntamiento. Al menos, padres de conquenses adolescentes, estad seguros que durante estos días, los nenes no han bebido garrafón, si no directamente del garrafón del vino barato! Pero muy sano, eso sí, porque dicen que beberse un vaso de vino al día es muy sano y claro, nuestros adolescentes llevan 15 ó 16 años sin tomarse ese vaso de vino diario... Así que tendrán que recuperar el tiempo perdido.
En fin, aquí el documento gráfico del día de ayer...
No está mal de gente. Las manchas de las camisetas son todas de zurra, aunque seguro que alguna gotilla de sangre también hay, lo que no se llega a saber nunca es de quién... Que aquí también hay mucho vampiro suelto!!!
Los que nunca hayas venido a ver Cuenca y sólo queráis turisteo, nunca venir en San Mateo. Los que durante cuatro días queráis olvidar el mundo y sus problemas a base de pisotear el hígado... Llegáis tarde para este año y a tiempo para el próximo!
Lo bueno de tanto alcohol es que la parte de ensalzamiento de la amistad es perpetua durante los cuatro días. Cualquier persona con una bota en la mano es tu amigo del alma, se puede convertir en tu compañero de tarde, te pringará la camiseta, te emborrachará de gratis y si te hace gracia y tú a él, pues el azuquillar de la zurra hará qeu os peguéis y os volváis inseparables mientras le dure, bien el pedo, bien la zurra de la bota. Eso sí, al día siguente, gafas de sol, cabeza gacha y... si te he visto, I don´t rimembel!!! Puede ser que si el alcohol sigue recorriendo el cuerpo a medida que avanza la tarde y una de las cuestas del barrio alto desemboca en el chico de la bota nuevamente...
Pero eso ya es cosa de cada uno y por donde deje que se le pegun los pies al suelo.
Y ese es el espíritu de San Mateo: "La vida son cuatro días... 18, 19, 20 y 21 de septiembre" (esto lo he plagiado de una camiseta, pero no recuerdo de que peña era, si no, no duden que lo citaría rigurosamente!)
Hasta el año que viene, que San Mateo nos pille confesaos!

martes, 16 de septiembre de 2008

A veces pienso

Parece mentira, ¿verdad? Pues sí, a veces pienso.
Anoche pensé muchas cosas. Demasiadas.
Casi nadie lo sabe, pero tengo un lado oscuro. Y anoche estaba especialmente molesto. Quería salir e imponerse en mis pensamientos. Eso no es bueno, porque cuando algo se impone en tus pensamientos, se acaba materializando en conducta observable (de donde se deduce que toda la conducta es observable y eso es indiscutible, que me ha costado cinco años de carrera y uno de doctorado entenderlo).
Toda la conducta es observable. Vaya. Eso es bueno para el común de los mortales, que ni lo sabe ni le interesa. Para mí es tremendamente desagradable.
Tengo la sensación de que puedo conocer a las personas más de lo que las personas desean mostrar. Y eso me tiene harta. No me gusta. Me hace daño unas veces y me separa de la gente otras. No me gusta.
Anoche pensé que tenía que esforzarme más. Tengo que dejar de escuchar. Debo aprender a oir, sólo oir. Porque es desagradable intentar cambiar las cosas sabiendo cómo van a salir. Quiero decir, que llega un momento en el que todo está claro en mi cabeza. Descubro sin esfuerzo alguno cómo se van a desarrollar los acontecimientos y toda mi parte racional cuadra argumentos, acciones y secuencias perfectas de cómo serán las cosas. Y sin embargo hay un hilo, un finísimo hilo que me estira de las visceras e intenta con todas sus fuerzas que yo siga intentando cambiar los acontecimientos. Pero sé que no. Sé que ya está todo resuelto y empiezo a darme cuenta antes que la propia persona, cómo va a actuar, qué le va a pasar y cómo va a acabar todo.
Y sin embargo durante todo el tiempo que voy viendo cómo las cosas suceden tal y como dicta la razón (y la ciencia, para que engañarnos) el puto hilo sigue encogiéndome por dentro, sigue tirando y tirando. Hasta el día en que me cuelgo medallas por haberlo sabido desde antes del principio.
Ese día le saco brillo a la teoría de la conducta, desempolvo los estímulos que para mí eran discriminantes y para otros o no eran, o eran casualidades, o eran actos a los que se empeñan en llamar "sin sentido" y automáticos". Me pongo un pin, una estrellita en la frente, un azucarillo... y dejo de esforzarme en el que el hilo siga tirando. Dejo que se rompa y que todo caiga de golpe al suelo. Sonrío mucho, me doy palmaditas en la espalda y dejo de respirar.
Aguanto la respiración, porque me da igual. En el momento que tengo las vísceras en los tobillos, ¿qué más me da respirar o no?
Y otra vez a pensar. A pensar en que si ya lo sabía, por qué me dejo engañar.
A veces pienso que, por mucho que duela, me gusta. Es mi particular manera de relacionarme con la vida. Saber lo que va a pasar y esperar lo que no va a pasar.
A veces pienso mejor. Pero es que mi lado oscuro lleva molestando desde ayer y, al final, he dejado que asome una mano.
Tranquilos, esto es sólo cuando asoma una mano y no va a salir nada más, o eso pienso...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Innecesario

Después de 24 horas de publicación de esta entrada, procedo a su eliminación permanente y absoluta, porque el que no quiera enterarse es ya un caso perdido. Y los que ya lo saben no tiene por qué oírlo/leerlo más veces.
Así que, ea. Que aquí es como se solucionan las cosas, con el Ea!

viernes, 5 de septiembre de 2008

Sólo por guardar las apariencias

No tengo otra cosa que hacer que haber escrito en el blog de Arturo Pérez-Reverte. Supuesto blog, porque desde que me enteré del blog gracias a una entrada en el de Alejandra, no paro de pensar que se puede abrir un blog con cualquier identidad sin serlo.
La verdad es que es una gran idea, puedo abrir un blog con el nombre de Carlos Ruíz Zafón y escribir lo que se me antoje y conseguir, por fin, una gran audiencia que me lea. Sí, ya sé que el problema legal por ursurpar una identidad puede ser complejo, pero igual me sirve con poner cara de pena, abrir mucho los ojos (para quienes no lo sepan tengo los ojos muy grandes) y pestañear rápido mientras digo: "Jopé, señor juez, si es que yo sólo quería que me leyesen y me escribieran para decirme lo guay que soy... Jopé señoooor!". No sé, con mi padre funciona...
El caso es que se me ha ocurrido añadir un comentario en tan ilustre blog. Y me he dado cuenta que hace casi un año que no toco el mío. Que se abrió con la sana intención de que mi madre no muriera del infarto mientras yo estaba en Bolivia y así poder tenerla informada. Y como no tenía más misterio el blog, cuando volví de Bolivia se acabó el blog, pero nunca lo cerré. Sinceramente no lo cerré porque tenía la ilusión de volver por allá pronto, pero nada oiga, no ha sido posible.
Así que nada, me he venido corriendo a quitar telarañas, pasar la mopa (y todos los artículos que tengo de la teletienda y sirven para tal fin) y adecentar un poco, aunque sea sólo, la entrada de este cuadernito. Porque cuando una se deja ver al lado de un famoso (como lo es don Arturo) pues hace que al tomate, a Maria Teresa Campos, al tirantes y a la otra y por extensión a Ángel Martín (ohhhhhhhhhh sí, que Ángel Martín y Dani Mateo se pasaran por aquí, sería como, como... un momento... mi madre seguirá leyendo el blog? Mejor omito) cotilleen y se interesen por la gente que escribe al lado de famosos.
Y en eso estoy, previendo las visitas (que puede que luego no las haya, ea!) adornando un poco esto.
Por si llegan esas visitas, sepan ustedes que el café y las pastas se sirven en las entradas antiguas, que está mal que yo lo diga, pero merece la pena leer el blog, porque aunque no sea actual, pues ya saben, el Quijote tampoco se editó ayer y mira el tirón que tiene. Y si después de las pastitas les apetece tomar una copa, no se priven, según se avanza en las entradas antiguas, se nota más cómo merece la pena leer algo del año pasado, que en internet y en las revistas de moda sería como un sacrilegio o un atentado contra la dignidad y el derecho a estar de plena actualidad. pero yo lo considero como un deleite y un gozo saber que algo pasó pero sigue tan vivo como cuando estaba creciendo ( y con esto espero no estar justificando los cutre programas televisivos de: "La vida de fulanita que estaba olvidada, vuelve a aparecer, recordaremos su vida y milagros desde le 1950 hasta hoy, cuando parecía que levantaba cabeza y vamos a ver si le jodemos la vida de nuevo..." por favor, porner voz de exclusiva chapucera de "el tirantes y la otra")
Gracias por la visita y por el reflejo de un comentario en un ilustre blog. Gracias a la paloma.