FINAL
Los finales, para mí, son una ruptura, un golpe, un portazo, una explosión o una puñalada. No hay final en la señal del pañuelito blanco agitándose en la estación antes de la partida del tren si antes no hubo violencia.
Después del colegio, los finales se me hicieron necesarios y se repetían vestidos de distintas maneras en los años que siguieron: hubo finales que fueron filas de puertas cerradas, finales esparcidos en el aire que cruzaban océanos, hubo finales de hogueras en silencio donde todo lo pasado ardía, hubo finales formales con firmas, matasellos, finales que han costado y que he pagado, hubo finales tan simples como hacer una maleta, bajar escaleras y cerrar una puerta, hubo finales densos que se estiraron como sombras sobre mis días y luego se volvieron aire, hubo finales en miradas que no volví a ver, hubo finales en seco y de una sola palabra, hubo finales cobardes que llegaron en silencio a quitarme el sueño y a dolerme con un golpe de realidad en las entrañas, hubo finales sin juicio final ni fin del mundo, sin infierno ni cielo, ni justos ni pecadores y también hubo finales que aparecieron mientras amanecía y yo caminaba a solas por una ciudad ajena doblando una esquina, silbando y sabiendo que ya no volvería a pisar la calle recorrida nunca más.
Desde hace ya algunos meses decidí finalizar este blog. Más de una noche sin dormir estuve tentada a presionar el botón “delete blog” pero planear el final, yo que he tenido varios, es algo que –me he puesto a pensar- siempre me toma tiempo y quizá es algo que disfruto, (planear el crímen perfecto, sí, todos tenemos algo de crueldad) porque el mismo final es como construir algo al galope, algo así como lo son ahora estás líneas que aquí escribo, como una montaña de tantas cosas que se van acumulando para ser derribadas en segundos con la violencia de un portazo, de un empujón, de la ráfaga del libro cerrado o con la sutileza del segundo del susurro de un “click” en un detonador que explota.
El final es siempre un segundo. Lo de antes y lo de después no importa en ese segundo del estallido de la bomba.
Durante tres años estuvo el personaje que me acompañó en tantas madrugadas a escribir. Ella me despertaba y me decía cosas al oído y yo las escribía, o a veces era yo quién le decía cosas a ella y ella las escribía y hasta me las arreglaba.
Ahora, ambas hemos pensado en separarnos y para acabar bien, como amigas que somos, yo para no matarla de golpe, la dejé en Lima en un librito rosado del cual me despedí hace meses en una feria del libro en Lima, además le regalé a mi gato.
Ella, mucho más generosa e inteligente me dio el regalo de conocerte a ti que has cambiado el orden de mis días y más. Además, ella me enseñó mucho sobre el atrevimiento y sacó mi lado más naiv cuando me dejaba con sus lápices de colores. También me hizo pasar momentos muy divertidos en esos lugares a los que volví y que alguna vez los creí cerrados a mí, cuando ella me llevó de la mano y hasta me prestó su ropa y su soltura para conocer a algunas personas que con el tiempo se conviertieron en gente que aprecio, y como siempre, ella se quedó conmigo para acompañarme en todo este tiempo de textos escritos, tiempo que disfruté mucho mientras duró, aunque ahora, ni yo ni ella volvamos a esto, ni a releer o a decir algo sobre lo que aquí hemos dejado.
Me da un poco de tristeza ahora que ella ya se ha ido, hoy que escribo yo y ya no ella y me ha dedicado una canción que me ha dicho que la pegue aquí y que la comparta también con ustedes con todos estos textos que en algunos días desaparecerán.
A mí no me queda ya nada más que decir, tan solo dos últimas palabras que quizá parezcan poco, pero que dicen mucho, palabras mías que se las dejo a todos ustedes que siempre estuvieron allí leyendo: MUCHAS GRACIAS.
(hace no mucho quería ser gato, también ahora, pero no es lo mismo que querer llevar puesta una cabeza de león, no es igual ni parecido)
desde esta mañana las horas pasan más despacio. en las clases de física, recuerdo, hace mucho, en el colegio, hablaban del tiempo relacionado directamente al movimiento de la materia. debe ser por eso que ahora que está todo quieto, los días se estiran hasta el infinito. no sé si me gusta, pero es lo que hay. cosas de la entropía cotidiana.
(no me preguntes qué es entropia, solo lo puedo explicar cara a cara)
diciembre es un mes quieto en infinito donde pasan cosas raras. aquí en la universidad se les da por abrazar, regalarte artefactos envueltos en papeles de colores y ofrecerte cosas gratis como medirte la presión.
para pasar el rato, me quité la chaqueta, descubrí mi brazo y deje que me midan el torrente (que bonita palabra, suena a portento, tormenta y carente). los números dados, me dije, me servirán para jugar a la lotería, mientras me envuelven el brazo, voy mirando como pasa toda la gente a mi lado, como otros se quitan la chaqueta y se descubren el brazo y esperan en una línea, algunos reciben chocolates, a otros les dicen que deberían dejar de comerlos, todo va pasando delante de mí, alguien me llama, no quiero, y la chica dale a la bombilla, me sonríe en esta mañana cualquiera de tantas en donde he amanecido como un vaso vacío, aprieta y me dice, tu presión está muy bien, no sé que significa eso, y los números, mi presión está bien, lo sé, presión a mis espaldas, y los números, le pregunto, y desinfla la bombilla, no hay números, los he olvidado, no hay lotería, presión precisa precio precisión, pienso en palabras encadenadas, cubro mi brazo, no hay números y camino, la presión está bien.
cotidiano
llegamos a la playa, miramos el mar que en realidad nos resultaba pequeño y encerrado. aún de pie y antes de deshacer el bolso con las toallas y los juguetes de ese entonces, césar dijo "al otro lado, la playa es más ancha, más bonita, el mar es muy grande y hay menos gente" señaló una pampa que decidimos escalar en enero, con el sol que nós dolía sobre la piel que entonces tenía bastantes años menos.
al llegar a la cima de la pampa, hicimos un alto, tomamos un poco de agua y recuerdo que, aunque ya había visto el mar muchas veces, esa fue la primera vez de varias que lo vi realmente porque yo he tenido varias primeras veces con el mar así como primeras veces con el amor y todas esas cosas grandes, llenas de espuma y de arena, donde la gente se acuesta, veranea, atardece, se insola y deshidrata y hasta a veces, agoniza.
ahí, estando arriba césar me dijo "viste, yo te dije". bajamos la pampa a zancadas, casi revolcados en la arena que nos raspaba las escamas de niños aún, como dos peces secos buscando el mar. llegamos a la orilla y nos sentamos en la arena húmeda. la playa estaba vacía. nos quitamos la ropa para entrar al mar pero nos detuvo la presencia de un salvavidas que sacaba en brazos a un ahogado.
nos quedamos jugando en la arena un rato, luego volvimos a la playa pequeña por el mismo camino, sin prisa y en silencio. nunca nos abrazó ese mar que nos llamaba desde lo alto de la pampa.
en el fondo de nuestras cabezas de 10 años parecía habernos quedado la moraleja de una fábula que resultaba como una carta comodín en nuestra memoria, el acertijo aplicable a cualquier vivencia futura, esa fábula que siempre recordamos pero que nunca entendimos.
2.
por esa época solía fijarme en los esqueletos de cangrejos que siempre estaban acostados sobre la arena, como una imagen plana, un dibujo, pintura blanca sobre ocre, daba un poco de pena saber que fueron cangrejos andando de lado, y luego, morían en un solo sitio y quedaba solo su esqueleto armado e inmovil como una huella de una vida detenida.
tomaba los restos de los cangrejos y los levantaba, los hundía en la arena, en vertical, les daba otra forma y a veces eran puentes, bosques árboles blancos, soldados en batallon, gente en una línea haciendo cola o partes del animal que revivían ante mis ojos.
luego, deshacía todo y lo tiraba al mar, el cangrejo en pedazos y todo desaparecía.
3.
hace dos años entregaba mis manos al azar porque quería creer que existía un destino, es más fácil, me decía, levantarme y aceptar que los astros confabulaban entonces (y ahora) para la melaconlía, que la luna me desafasaba y menguaba y yo con ella, que neptuno estaba enojado el día que nací y por eso me dejo la furia, y que más daba, que no era culpa de nadie sino del sol dominante interpuesto ante la luna cambiante que las cosas de pronto se fueran desenredando, era más fácil, pensar que el plato de arroz, el espejo que lloraba y la cama caliente ya estaba escrito.
quería seguir el guíon.
entregué mis manos y me dijeron: veo firmeza en tus manos, aunque no veo el destino.
(nunca lo tuve)
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(a veces uno busca respuestas en las cosas que no se tienen)
4.
sucede a veces que los días parecen llegar con un tumor oscuro que nace en alguna parte de las horas, hay un llanto desgarrado debajo de las copas, una tristeza sobre el mantel, un vacío en las ventanas, melancolía en las toallas húmedas del baño, algo se marchita en las restos de comida.
en esos días suelo quedarme quieta para que nada se rompa y no me sangren los espacios, que no estallen las cosas como granadas en mi mano, camino sobre la punta de mis pies por lo cotidiano, campo minado, me acuesto por horas e inmóvil y espero a que el día solo vaya pariendo el dolor ante mí, sin tocarnos, que poco a poco, se vayan rompiendo las cosas, que estallen a lo lejos, que nos duela un poco menos, sin que yo me mueva, que si hay guerra y aunque me mate, que por favor ésta estalle, literalmente, que empiece sin que yo tenga que disparar.
5.
esta noche mi gato ha vuelto herido otra vez y creo que ya me he acostumbrado a su dolor. ya sé que no se morirá. sé que debo revisarle los huesos, los músculos, aguantar que me muerda y que se esconda en mi armario, debo usar mi mano violenta y evitar que no se lama las heridas, buscar la solución en un frasco y lavarle las heridas en una pelea.
a veces creo que él también sabe de mis heridas y ya se ha acostumbrado. en estos días abultados en los que regreso llena de heridas, me escondo en la oscuridad de mi habitación a lamerlas, él se acuesta a mi lado, saca sus garras y las hunde en mi piel descubierta, reacciono ante el dolor y me mira como comprobando que aún sigo viva, suspira, lo sabe, él sabe de peleas, se da la vuelta y dormimos heridos los dos la siesta.
ambos sabemos que tenemos varias vidas, habrá que seguirlas gastando.
lo cotidiano, ya no es real / o al menos eso quisiera / rueda, fortuna / contra las furias inoportunas / que nos vuelven monstruos
no sé que quiere decir esa frase, pero la tuve ayer en la cabeza.
debe ser que es diciembre y nadie dice nada. alguien me escribió hace mucho: "diciembre es un mes disfrazado de año" y es verdad, pero parece que ya se acabó todo hasta el disfraz ha caído.
si vas a una panadería y te dicen "ya se acabó todo", regresas a casa con la bolsa vacía pero luego sabes que el panadero que te dijo la frase estuvo satisfecho, ya se acabó todo, cerró y apagó la luz.
una frase que vibra dentro, ya se acabó todo y se mueve en matices tornasolados, esa frase parece un comienzo. ya se acabó todo, hay que traer más.
las lucecitas intermitentes parecen anunciar el fin.
ya se acabó todo, me levanto y desayuno, lleno cosas, ya se acabó todo, ya se acabó todo en el comedor como siempre a solas, leo el periódico, ninguna noticia me sorprende, ya se acabó todo.
bostezo.
hace días en el veterinario pensé que me iba a morir, ya se acabó todo, llovía tanto y vi que mi gato no era negro sino pelirrojo, me di cuenta sobre el aluminio bajo la luz del consultorio , y yo que pensaba que era negro, mojada pagué la factura y ya se acabó todo.
ya no contesto el teléfono, ya no hablo con nadie, ya no bebo, no salgo, ya se acabó todo. me ducho, me lavo los dientes, me acuesto y pienso, ya se acabó todo.
duermo.
vuelvo.
amanece.
y parece que todo empieza desde el fin.
mi vida está cambiando, lo sé.
lo sé por el ruido de ese animal vivo que se mueve dentro. aletea, está despierto, casi siempre anduvo muy tranquilo, se alimentaba sin quejarse de lo que yo le arrojaba, a veces eran solo las sobras de mi vida y por eso pasó hambre y hasta se enfermó, rabioso y débil me mordía y gruñía y ya sin fuerzas, solo le quedaba dormir.
dormir o morirse.
el animal ha despertado, vivo. mojado.
ahora está alerta, abre los ojos conmigo, está despierto cuando yo estoy despierta, comemos en la misma mesa y a veces hasta lo acaricio y se deja.
animal invisible, cubierto de escamas, con los ojos bien abiertos y con la boca cerrada.
parece que ha vuelto para no extinguirse, quizá para reproducirse, sabe que hay pocos de su especie.
yo lo dejo y me acuesto y me despierto con él, con el ruido de sus aleteos encerrados y abro los ojos y lo dejo salir.
salimos.
en la cama pienso, voy a escribir mentalemnte desde ahora, sin papel ni lápiz, sin ordenador, solo con mis ojos. escribo mentalmente, nada más y ya, me retuerzo, si tuvieramos cremalleras desde el pubis hasta la garganta la iría bajando lentamente, irían brotando mis órganos pintados de palabras, ahora qué te digo, me pregunto, y voy bajando la cremallera, no sé, ahí está todo, me desnudo y bajo la cremallera, las cremalleras se producen en china YKK, ya no duele tanto abrirlas, lo vi en un documental, todo sale de un solo lugar, metros y metros que son para abrir y cerrar gente, que creías, las braguetas abiertas y los vestidos cerrados son solo ilusiones nocturnas, metros de cremalleras hechas en china para irnos abriendo y para poder volver a cerrar todo hasta el tope.
nadie se da cuenta. solo hay un ruído, una centella y nos desparramamos con la cremallera abierta.
detrás de cada cosa, alguien ha escondido otra y así sucesivamente, mi vida se trata (por estos días) de ir descubriendo esas cosas y así sucesivamente, pasatiempo infinito de gente inmortal.
(después de todo, parece que sí lo soy)
hoy me encontré conmigo misma y detrás había otras que también buscaba como yo, y así sucesivamente.
así me entretengo para pasar los días sin que se rompa nada, solo voy girando las cosas para que cambien, los naipes de cabeza para cambiar le destino, los libros de atrás hacia adelante, las botellas de revés, el humo que baja y se convierte en niebla, todo para ver lo que hay detrás de cada cosa, y otra y así sucesivamente. así sucesivamente.
yo quería escribir un post abierto e iluminado, como todo aquello que falta en estos días, pero creo que me salió muy cerrado y oscuro, para no desentonar con la fecha.
debe ser, debe ser, sí, todo esto es por lo del pasatiempo infinito de la gente inmortal (escribir), y una cosa detrás de la otra y así sucesivamente.
una película del canal hallmark (aviso)
en los años que viví en lima, viajé mucho en autobus, sobretodo durante los dos primeros años de la secundaria.
todas las mañanas tomaba el autobus azul 177, o sea el micro que atravesaba la ciudad y me dejaba en la esquina de mi tortura de colegio. luego llegaron las combis y había más oferta de rutas. también durante los tres últimos años de la secundaria tuve movilidad escolar, es decir, el señor tang (a quién llamábamos tang de naranja, fresa, maracuya según su humor) me recogía en un peugeot del año de la pera (o sea del 70 o por ahí) pero que nunca nunca se plantó en ninguna parte.
en lima, cuando se plantaba el autobus, la gente bajaba de inmediato. muchos tomaban un taxi que siempre llegaban al auxilio y a la oportunidad de la caza de un grupo de pasajeros abandonados con prisa por llegar a algún lado, el resto, (entre esos yo, escolar de 11 años) esperábamos al siguiente que no tardaba más de cinco o diez minutos en llegar.
cuando llegaba el siguiente bus, la gente tenía que empujarse para poder subir a como de lugar y así no llegar tarde al trabajo o al colegio. todos empujaban y se aplastaban unos contra otros. a mí me aplastaron muchas veces, tanto así, que cuando bajaba, sentía algo parecido a llegar al quinto chakra o la expansión del universo, porque a veces, el autobus podía ir tan lleno que no había necesidad de cogerse de los pasamanos, íbamos todos empacados y compactos. nadie se caía si el chofer frenaba de manera brusca, cosa de todos los días.
hago memoria y cuentas y durante los años de secundaria, y después de ellos, cuando empecé a estudiar una carrera que no quiero recordar, habré experimentado unas 10 o 12 plantadas de autobus y de combi. casi siempre solía esperar al siguiente bus de la misma línea, eso cuando estaba en el colegio, y cuando llegaron las combis ya era otra cosa porque casi todas las combis van por la misma ruta y era más facil coger cualquiera en medio del camino.
2. la revelación
siempre me pregunté que pasa cuando un autobus se planta aquí en noruega.
después de cinco años de tomar autobuses en este país
hoy se plantó uno (!)
u
se plantó en la parada en la que yo subí.
pero lo tomé
me subí
me senté
(y ahora qué?)
(madru, pagas pasaje y esto no se mueve y además adónde esperas llegar sin moverte?)
lo tomé porque la señora de adelante también lo hizo y en roma hay que hacer como los romanos y en el polo como los polares y además hoy hizo -5 grados y tenía que subir al autobus plantado pero tibio, sí o sí.
tomar un autobus plantado me pareció una experiencia rarísima, busqué la cámara escondida pero solo vi un espejito donde estaba yo sonriendo a medias, bien mona lisa.
(así será, así será)
subimos al autobus plantado y nunca estuve tan atenta esperando saber que es lo que iba a pasar.
(que no nos bajeeeeen en este frio)
3.
el chofer cerró la puerta y encendió la calefacción y todo se convirtió en una casa o algo parecido a ello.
la gente estaba muy relajada, eran las 10.30 de la mañana y parecía que nadie tenía prisa.
durante cinco minutos, el chofer llamaba por radio e intentaba encender el motor, pero el autobus parecía toser como un fumador ahogado.
de pronto, la gente que estaba en silencio (los noruegos siempre andan silenciosos) empezó a hablar. todos comentaban adónde era que iban o qué iban a hacer durante el día o comentaban que la línea siguiente no tardaría en llegar y que casi hacía la misma ruta.
vi que una señora le ofreció a su compañera de asiento un caramelo y yo que estaba sentada sola, observaba todo lo que hacían maravillada, sí, maravillada porque me pareció tener una revelación: entendí que aquí, solo cuando las cosas dejan de funcionar relamente y no hay solución, la gente empieza a hablar.
(i no me gusta generalizar, pero esto podría ser una reglita que se aplica a la sociedad noruega incluídos los osos y el salmón)
mientras el autobus seguía plantado, muchos usaron el celular para decir "estoy aquí con el autobus plantado" y colgaban, pude ver también a una mujer escribir un mensaje de texto que decía: "vi que me llamaste ayer" esperó unos minutos y siguió "pero no te contesté porque...." yo la observaba duda y escribir, borrar y escribir, retroceder y avanzar en sus pensamientos y plantarse como el autobus. al final borró su mensaje y puso. "ayer estuve en un curso y no te pude contestar"
(punto)
4.
y todo eso porque se plantó el autobus, pensaba yo. sino, ella hubiese seguido mirando la nieve en el camino, el resplandor del sol invisible, el mar, las montañas.
al final llegó otro autobus a recogermos y todos los pasajeros subimos ordenadamente y no pagamos nada.
(yo subía a ese nuevo autobus con toda esa gente como quien sube a una nueva vida o a la dimensión desconocida, y solo yo lo sabía. me sentía como cristobal colón, o rodrigo de triana o uno de esos en mi pequeño círculo polar sabiendo que tarde o temprano me chocaría con algo)
en el camino iba pensando que esa plantada de autobus era como esas cosas que pasan en las películas de varios planos, que si te demoras un minuto en llegar a un lugar, te pierdes de conocer al amor de tu vida o también te puede caer un ladrillazo de una construcción y te mueres, y más o menos como la película sliding doors yo podía ser la paltrow mañanera y tropical-polar pero en chiquito, con bufandita y gorrito y sin marido cantante coldplay para que me cante and the truth is i miss you.
alguna vez en lima deseé que se plantara el autobus para no llegar a una cita, porque a veces es muy difícil bajarse de una ruta trazada y con paraderos cuando ya todo está en marcha, también deseaba que se detuviera para no llegar tan temprano quizás, para no tener que esperar en las citas, para no ser tan puntual, precisa, segura de los segundos y para dejarme llevar y que las cosas -por una vez al menos- llegaran a mí.
(yo lo sabía, estoy directamente conectada con el cosmos y si se planta el autobus se me mueve mi planeta regente que el mío es re gente, como diría un argentino)
resulta que me he inscrito como donante de sangre pero no quería que nadie lo sepa (solo ustedes si es que leen aunque ya no leen ¿no?, mejor no lean) no quería que nadie me viera en el hospital haciendo cola hoy hasta que entonces me encuentro a una amiga.
hablé sin parar por varios minutos poque no quería saber por qué ella estaba ahí hasta que llegó el silencio y ella dijo: ah...yo vengo porque....me contó de su enfermedad y yo no quería escuchar pero ahí estaba esperando que me llamaran para sacarme sangre porque ya me estaba desangrando... finalmente sonó el timbre del número 45, mi número y casi corrí al laboratorio.
6. sliding doors: el final. (se cierra la puerta y me agarra del pasador de la zapatilla y me caigo)
sentí que dentro del laboratorio había encontrado mi refugio y que por fin podía donar mis plaquetas llenas de verdad a cualquiera que las necesite, me acomodé en la silla con respaldar y fue cuando la señora que estaba de espaldas a mí, que preparaba agujas y revisaba mi cuestionario de donante (bien preguntón, inquisidor, que falta de respeto que atropello a la razón) para ver si calificas o no como donante de sangre era mi vecina de arriba.
(ay pucha! )
ahí si no hubo trabajo de campo que me salvara.
(corten!!!!)
pero ya!
7. the end
yo ya no tomo autobuses plantados y mejor sigo haciendo como desde hace unas semanas: mejor ya no salgo porque vaya a ser que se me plante el autobus de la vida y me encuentre con todas las demás que me invento esperando a subir a empujones a la mía, a interrogarme, a sacarme sangre, a contarme sus dramas bacteriales o peor aún invitarme a que suba y pague el pasaje a algo que está plantado, ahogado y que no marcha.
y yo congelándome.
no gracias
(...)
pantalla negra
(la culpa de todo esto la tiene el perro que me ladró al salir de casa. pensé que si me mordería bien, porque me iba al hospital y entonces de paso que me claven la antirrábica que me vendría bien en este invierno de furia. y ya lo he contado antes, cada vez que me ladra el perro algo pasa. algo pasa. guau guau)
BSO
(imnotsorryforthethingsivedone---imanotsorryforthethingsivesaid---theresawildmaninmyhead)
Paciente
De lo poco que recuerdo fue así: estaba en medio de una sala llena de gente repitiendo cosas que vengo repitiendo -que repito y repito valga la redundancia- cada año repetido.
De pronto sucedió que las palabras salían desde mi boca, repetidas y yo las iba olvidando una tras otra. Decía cielo tantas veces y tan gastado y miraba hacia arriba y ya no había nubes ni estrellas solo un vacío, decía corazón y algo se me marchitaba dentro y mi sangre en silencio sin galope dejaba de sostenerme, yo me iba asfixiando, decía mar y solo nos quedaban los peces muertos, la espuma oscura y un montón de barro, me quedaba con los cafés repetidos sin fondo y sin ruido de olas que también desaparecía, decía Lima y la ciudad colapsaba en una gran explosión y todo iba desapereciendo en mi discurso, me iba olvidando de todo con lo que había vivido hasta el día de hoy, cada palabra devoraba mi espacio, cada memoria pasada se devoraba a mi presente hasta dejarme sin piso y yo entonces, delante de esa gente, colapsé.
Amanecí en una cama que no era la mía, con vista hacia un cielo nuevo que parecía recien pintado porque yo había olvidado ya los anteriores, los cielos perdidos, los cielos de páginas, los cielos gastados y de colores de otras ciudades que ya no recuerdo tampoco. Sentía el tacto de las sábanas celestes como el cielo y yo aprendía a relacionar las palabras con las cosas, las sensaciones nuevas iban reconstruyendo mi memoria, lo celeste con el cielo, con la cama, con las sábanas con mi mundo recién pintado con poquitas cosas en una habitación blanca y vacía, todo nuevo.
Una señorita me tomaba el pulso y la temperatura, "su corazón está bien" me decía y algo latía dentro muy lento, bajito, en un susurro como el suspiro de un tren que flota alejándose de una ciudad que perdió la guerra.
Me dejaba sola en la habitación y la memoria del llanto de tantos que tuve era solo un borrón. Empezaba a llover afuera y yo me adormecía.
Me despertaban cada cierto tiempo para inyectarme suero de memoria: unas agujas grandes y unos tubitos de colores entraban a mis venas y por dentro se llenaba de nuevo la sangre más limpia como tinta que no se ha tocado, flotando sobre mis entrañas nuevas y en blanco.
Poco a poco fui recuperando la memoria en esa cama, bajo supervisión profesional, la memoria ya no me atropellaba, ni me desgarraba ni me tragaba, era simplemente una película del pasado proyectada en una televisión donde cada paciente que convalecia de ataques de memorias veía una película propia sin sentirse ya protagonista sino otro, terapia de veneno como antídoto, de la inotxicación para generar anticuerpos.
Y si cambiaba de canal, la memoria siempre y yo siempre antes con todo lo repetido, como la publicidad, las películas del cable, todas repetidas, y yo misma y lo de siempre, mis películas de acción, drama, comedia y terror fijas en horarios y si quería las apagaba y las apagué.
A los pocos días me dieron de alta, los resultados de las pruebas decían que de tanta intoxicación de memoria había generado los anticuerpos necesarios para no morir de melancolía ni nostalgia.
Ni de nada.
Parte de la terapia fue el silencio y el encierro. Me miro las venas y solo tengo sangre, el corazón intacto y yo estoy mirando mi ventana, escribiendo palabras nuevas que son las mismas pero ya no significan lo mismo: ahora la "palabra de honor" es un escote que me sentará bien el día de mi boda con otros, la "memoria" una parte de mi ordenador (de ideas) y "tú" el segundo pronombre en singular, solo y sin nombre de mi libro de gramática repetida y necesaria para enseñar un idioma extranjero que no dice nada.
vocalista
esta es una banda que me gusta mucho. probablemente no sean muy conocidos fuera de noruega. ahora están haciendo una gira antes de retirarse.
yo estaba de pie, a unos tres metros del escenario y desde ahí observaba al vocalista. se le notaba que ya estaba cansado de repetir las mismas canciones, de estar ahí siguiendo la lista de canciones una tras otra previamente programadas y ensayadas para cada concierto.
de pronto el vocalista hizo un alto en una de sus canciones más conocidas esperando a que la gente siguiera la letra de la canción y éramos solo pocos (incluída yo) quien realmente los estábamos siguiendo. el resto hablaba, bebía y seguía bebiendo y hasta algunos se ponían de espaldas al escenario interésandose más en lo que pasaba en la barra.
me olvidé un poco del concierto y me puse a observar al vocalista y al resto del grupo. estaban ahí porque tenían que dar una última función, tocaban con desgano -eso se sentía muy claro, comparado al anterior concierto de ellos al que asistí- parecía estar todo bien calculado, como todos los finales.
el vocalista perdía la mirada al fondo del escenario, de vez en cuando cerraba los ojos, imagino, porque algunas de las cosas que sonaban y que él compuso o fue parte de ellas alguna vez en el pasado, aún seguían tocándolo. otras veces, dejaba de cantar y contaba cualquier cosa, trataba de hacer algún intermedio entretenido, pero su relato se convertía en una enumeración de eventos, uno tras otro y seguramente no había nada más. todo era así.
fue un concierto opaco y triste que dejé a la mitad.
estando de pie ahí, me sentí un poco como el vocalista. he venido cantando la misma canción por mucho tiempo, por etapas me creía la letra de la canción que yo misma compuse antes, así cerraba los ojos y hasta bailaba con mi propia música, ahora me he dado cuenta que todo se está repitiendo, me repito y todo lo que me pasa es una repeticón de eventos, enumerados, solo varían los lugares, los nombres y siempre el tiempo así que "tengo ganas de deshacer la banda y dedicarme a proyectos más personales" eso es lo que se dice en TV, eso siento yo también "quiero empezar en solo" en solo y sin nadie más, me digo para mí en silencio.
qué sentirá bob dylan cuando le piden que cante por millonésima vez blowing in the wind y mick jagger cuando tiene que gritar en un escenario I can´t get no satisfaction porque así se lo piden?
(a mí también me han venido pidiendo las mismas canciones y las he cantado o las he cantado sin que me las pidan sabiendo que van a gustar y así la vida es más simple)
algo así creo, es lo que estoy sintiendo yo por estos días una mezcla de ese sentimiento de hastío, de repetición y la mezcla de las canciones de dylan y de los rolling.
ya me voy a mi escenario.
silencio
me sucede que por estos días no tengo idea de qué es lo que debo hacer (o no hacer). he mirado mi diario y las páginas vividas hace un año atrás están en blanco, dobladas en un triángulo como la marca de un antes y un después. ahí hay un pasado que no quise escribir, probablemente porque sabía que un año después lo iba a recordar todo muy claramente, sabía desde entonces que las páginas en blanco no significarían olvido sino una marca, espacios para ser llenados de memoria porque sabía también que en cualquier octubre de después, cualquier mañana me despertaría a ver esas páginas en blanco como una señal de algo real, de la certeza de algo vivo (aunque pasado) que no va a volver a suceder ni siquiera en palabras.
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(eterno retorno)
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2.
por estos días he optado por el silencio.
se podría pensar que el silencio sucede cuando no tenemos nada que decir o cuando no hay nada, pero mi silencio esta lleno de muchas cosas reales que bullen y se mueven en alguna parte dentro de mí y de las cuales no puedo hablar por carecer de referentes o de inicios.
lo violento de las cosas me dejan en silencio, me dejan sin tiempo (ni espacio) de buscar o encontrar en estas mismas cosas (presentes o pasadas) las imagenes o palabras para sacarlas hacia el exterior y dejar de callar, para definirlas. todo me sobrepasa y desborda, nada va con mis ritmos.
intentar hablar/escribir sobre estas cosas que me desbordan y que bullen mientras yo atravieso este periodo de silencio sería solo un intento de dibujarlas tomando ejemplos pasados o vividos, convertiéndolas en otra cosa, así, tratar de expresar mi silencio sería un intento de construir una imagen que se le parezca, mas no el mismo silencio o eso que vivo que bulle dentro, sería cualquier cosa inventada o ficticia, pero nada real.
3.
algo así como el dolor.
sé que vivo con un dolor desde hace algún tiempo. no sé dónde nace, qué es exactamente lo que lo ocasiona, ni en qué punto aparece, tampoco sé si es un dolor, pero así le he puesto -"dolor"- porque es parecido a la sensación en el tacto que deja un cuchillo al abrir la piel, al puño violento estrellándose sobre mis células nerviosas, a la caída del cuerpo sobre un piso de vidrios. se le parece mucho a eso, por eso lo llamo "dolor" porque es la única palabra que he encontrado entre mis experiencias vividas. quizás no lo sea.
el cuchillo, el puño y los vidrios rotos son solo ficción, lo real está siempre dentro encerrado en alguna parte.
4.
si permanezco en silencio no es un intento de huir de lo real, ni un aislamiento, sino más bien un intento de acercarme más a ello a lo real y a lo único que tengo. como un viaje en silencio al interior de mi médula para ver ante mis ojos como sucede el dolor (mientras afuera en la piel, me corta un cuchillo) el silencio para ver el dolor y no tener que definirlo.
me pregunto sí -y nada más- dónde es que nace todo esto. si encontráse un punto de partida, me sería entonces más fácil empezar un camino, un inicio, luego ir moviéndome de un lado a otro, definiendo líneas y límites y como resultado de este viaje tendría un objeto delante de mí, un objeto que reconocería y guardaría en alguna parte como una referencia útil para lo desconocido que vendrá.
5.
hasta hace no mucho, pensaba, que dentro de mí dormía la huída esperando despertar para empezar una carrera de portazo tras portazo y después de todo lo inexplicable y el silencio.
ahora me di cuenta de que eso que yo pensaba era una huída, no ha sido otra cosa que el encuentro.
saber bien qué es lo que se deja tras el portazo y saber bien que es lo que a uno le espera en el destino, no es una huída.
huir, creo, es salir corriendo sin saber de dónde o nada hacia un lugar del cual no se sabe dónde está ni tampoco se sabe nada de él.
(he huído pocas veces entonces)
6.
el estar en silencio me permite absorber -quizá en un intento de captar referencias para romper el silencio- todo aquello que se mueve alrededor de mis sentidos.
palabras que llegan en un caos y se amontonan frente a mí en montañitas oscuras. ¿cómo tomarlas para ponerlas dentro de mí, para que se encuentren con eso real silencioso y para que se abracen en un reencuentro y coincidan emparejadas y así me permitan decir todo eso que llevo dentro?
palabras que podría aspirar por la nariz con un tubito, como una droga que entra a mí a definir algo: la expresión dura de mi mirada, mis puños cerrados, mi poco sueño y hasta mi mismo silencio.
colores que se chorrean de las cosas, van fluyendo como ríos buscando el océano, ¿cómo tomarlos -me pregunto- sin que se mezclen en una mancha o se pierdan en otros
colores?
podría beberlos en vasitos pequeños o inyectármelos en diferentes venas, para así llenar a esas palabras que suenan vacías, llenar a todos esos espacios hasta ahora vacíos que he ido definiendo con palabras, trazos y hasta gestos.
7.
voy pasando los días a solas y conmigo misma, escuchando cosas como esta, viendo cómo se mueve el otoño en colores y por ahí las palabras, siempre las palabras amontonándose en pilas como mi ropa sucia, palabras que siempre me esperan (y yo a ellas) en silencio.
otra vez octubre y todo lo demás
resulta que hace unos días mi pc empezó a calentarse (será el calentamiento global, digo) y un día ya no quiso encenderse más, pero no se quemó.
en esa PC guardo todas las cosas que escribí desde el año 2003, incluídos flora y fauna de mi cotidiando. no sé si se habrán derretido o deformado con el calentamiento, a lo mejor son ahora un montón de palabras fundidas y deformes, no lo sé.
lo que sí me acuerdo que la primera cosa que escribí en esa PC fueron algunas líneas en inglés, porque por ese tiempo ese era el único idioma en el que me entendían y aún así ahora hablo otros idiomas todavía no me entienden muy bien, pero ya eso es cosa mía.
y esas dos cosas las guardé en un solo documento, recuerdo:
1. un relato sobre el corazón de una manzana verde, que en inglés es core y en noruego también es algo parecido, kjerne, y en estos idiomas las manzanas tienen núcleos y no corazones, y mi relato en inglés era de corazones de manzana nucleares que estallaban como una bomba, corazones verdes de núcleo verde. algo así era. ahora pienso en español y escribo esto, entonces uno siempre va como un roedor de dientecitos afilados, dando mordiscos a todo hasta encontrarse un corazón y ahí la cosa se termina, se arroja en corazón, sale un árbol, los frutos, y otra vez las manzanas con corazones.
y las manzanas también se pudren, con corazón y todo, podrido todo. llegan los gusanos y ya no hay corazón mordisqueado, ni tierra ni árbol.
2. lo otro que escribí era algo sobre las sombras que veía en esa casa tan blanca. yo me acostaba en el piso y veía como se iban moviendo las sombras en las paredes blancas de esa casa vacía, a veces las escribía. había sombras gruesas, delgadas, marcadas o tenues y se me ocurrió que algunas de esas sombras eran lánguidas, entonces escribi que deberíamos (tú y yo de aquel entonces que ya somos otros) juntar a todas esas sombras lánguidas, incubarlas entre las paredes blancas y liberarlas luego en una sinfonía de dolor y vacío (de ese entonces que ya es otro).
esas cosas escribía en mi PC nueva de entonces, pero ahora que me he conseguido otra, el primer documento escrito dice "test" y seguro sucede que uno va perdiendo los corazones de manzana y las sombras lánguidas con el tiempo.
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estoy un poco vacía, como lo está esta PC nueva, pero poco a poco me voy llenando de cosas que ya ire agrupando en carpetas o guardando en cualquier parte.
ni siquiera tengo una foto mía, no sé bien como me veo o quién soy, pero no me importa demasiado porque sé que con los días me iré dibujando.
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ayer una señora le decía a alguien por teléfono que sus cortinas estaban descoloridas y sus paredes también. estábamos en una zapatería y yo me acercaba a los zapatos más feos y hasta me probé un par, solo para seguir oyendo su conversación sobre cortinas y paredes. su voz sonaba realmente preocupada. le decía a alguien que ya no deberían usar colores fuertes sino más tenues, para así no notar que las paredes y las cortinas con el tiempo pierden el color.
describía las cortinas y la pintura, luego colgó, resopló y se probó unos zapatos feísimos y de colores muy intensos.
yo la seguí hasta la caja y vi como todo en ella era muy chillón. hasta su voz.
a lo mejor sus cortinas no estaban descoloridas, ni sus paredes tampoco.
yo pensaba que me gustaría llamar a alguien para decirle que mi única preocupación es la pérdida de color de mis interiores domésticos, sí, y luego comprar un par de zapatos horribles y chillones y salir a anadr con ellos y seguir hablando de ello.
antes de la zapatería estuve media hora sentada en una sala de espera sin esperanza (como todas), esperando a que se me defina la estancia. renovar permisos. he venido a pedir permiso nuevamente. ¿se puede? vengo con una foto con un año más que el anterior, mi letra imprenta linda y pago con tarjeta visa una visa (ríanse, es chiste) compro para vivir de prestado. me han prestado un país, una casa, unas cortinas y también me han prestado una vidita que a veces se me destiñe pero yo me las arreglo para colorearla.
¿han visto esos libritos para colorear?
hay días así. todo bien definido en líneas, pero sin color.
(ya lo he dicho antes, creo que me estoy despintando)
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felizmente ya se acabó septiembre. porque en septiembre parece que hay algo que siempre se rompe. septiembre me suena a enjambre y a estambre, septiembre a esas cosas florales y silvestres que se marchitan. se rompen las cosas en septiembre, a mi madre se le rompió la fuente y por eso en septiembre me llega un año más que yo no he pedido, y esto es como estar suscrita a esas revistas que uno abre y no lee y solo mira las figuritas, así son los septiembres, lleno de figuritas de mis años que pasaron, del año más que me llega al que me he suscrito porque no me queda otra y hasta lo celebro pero no hay figuritas en la revista sino que está en blanco.
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además del calentamiento de mi ordenador (y digo ordenador no por gusto, sino porque me ordena) he sufrido un adormecimiento de brazo y yo pensaba que se me iba a caer, entonces mi brazo iba a empezar a andar (con los dedos, pues) empezaría una vida independiente haciendo las cosas que yo dejo ahí para hacerlas mañana porque el hoy siempre me llega ajustado y se me hace tarde.
mi brazo rebelde, preciso con reloj de pulsera, me daría de cachetadas cada vez que me viera tumbada en la cama. un brazo izquierdo con el caracter de uno derecho. rebelde mano dura. falangista.
igual, yo seguiría mi vida sin brazo izquierdo porque seguramente me crecería alguna otra cosa, a lo mejor un bolígrafo zurdo para escribir lo inexplorado del lado derecho de mi cerebro (que literario) o lo más probable, me crecería un plumero, un arbolito, un títere que diga la verdad o quien sabe un rifle para esos días de furia que siempre vienen (que terminator), pero bueno.
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mi abuela decía que si uno se comía las pepas de las frutas, entonces te crecía un árbol en el estómago y las ramas y las hojas salen por la nariz, boca y orejas.
otra vez vuelvo al corazón de manzana.
y si alguien se ha comido mi corazón (hasta las pepitas) ya se jodió, porque le va a salir un arbol. que no lo va a dejar ni respirar ni ver ni oir.
(ojalá)
creo que estoy un poquito enojada, arrebatada, así me dijeron, será pues porque me han arrebatado algo. septiembre ha roto algo o se ha llevado algo. ahora hay un octubre desconocido que por ratos desearía que fuese conocido para saber que bajando las escaleras, estaría otra ciudad de lluvia sin paraguas, de palabras que no se entienden, de los sueños de colores, del encuentro y de los viajes dentro de viajes.
piano
me quedé de pie frente al piano, contemplándolo como se contemplan a las personas más queridas en el momento del reencuentro. luego de ese instante, me senté al piano y recorrí con la mirada todas sus teclas sucias, los intersticios de cada nota de melodía no parida llenos de mugre y humedad. al principio, solo unos pocos -los que estaban cerca del piano- se dieron cuenta de que yo estaba ahí, mirando las teclas y con las manos sobre los muslos, esperando ejecutar alguna pieza.
esos pocos empezaron el silencio que de pronto se expandió por todo ese bar oscuro, húmedo y subterráneo donde no había música, solo copas que se chocaban, voces en distintos tonos, pasos de mozos que iban y venían y de vez en cuando, estallidos de portazos de la gente que de allí entraba y salía.
cuando todo el bar se quedó en silencio, cuando todos me miraban de la misma forma como yo miraba al piano, esperando que algo saliera de él, levante la mano derecha y con el dedo índice presioné mil veces una tecla negra el do sostenido de la segunda cuarta.
lo presionaba como tocándole el hombro al piano, como queriendo llamar su atención cuando las notas me daban la espalda. tocaba el timbre de la melodía, llamaba a su puerta y esparaba a que saliera.
nada.
la gente escuchó en silencio a mi llamado, hasta que dejé la tecla quieta y el bar estalló en caracjadas y aplausos. me levanté del piano y volví a mi mesa, seguí bebiendo y pensando en la melodía y su puerta cerrada, en el piano de espaldas a mí y en mi dedo índice insistiendo en sostenido.
nunca más volví a ese bar. nunca más he vuelto a sentarme a un piano delante de otras personas.
2.
creo que este blog, es como el piano de ese bar: yo estoy siempre contemplando el teclado, sentada frente a él mientras hay gente que entra y sale, cosas que se rompen y se chocan, yo sigo en silencio con una melodía dentro, con la certeza de las palabras retumbando dentro, con la partitura de mis letras tatuadas en tinta negra por el revés de mis vísceras, con la melodía del texto que vibra en mis cuerdas vocales y que espera salir en un galope que todo lo remece.
(silencio)
vengo a escribir y me quedo solo con esto:
§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§
(y estoy allegro ma non troppo)
una tecla negra, yo tocándole el hombro a las palabras que me dan la espalda, llamando a la puerta del texto que llevo dentro y que nunca me abre, que no me deja entrar y me quedo en silencio.
(insisto: appassionato)
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(me alejo del teclado y no vuelvo)
3.
hace no mucho tenía un librito negro que en la tapa decía "cielo".
casi nunca lo abría, solo a veces, en días en que sentía que el cielo me quedaba lejos.
era un librito en blanco y negro que te dibujaba el cielo, sí, pero antes te pasaba por la pena del purgatorio y por el más ardiente de los infiernos.
ese librito lo dejé en lima, enterrado frente al mar, ese librito mío no sé por qué se lo confié a la arena si es tan poco firme, porque lo dejé al lado del mar tan inmenso. no sé. quizá es porque confié en todo lo inmenso y volátil, y enterré al cielo con mis propias manos, esperando que alguna vez la arena y el mar me lo traigan de vuelta.
las olas van y vienen, la arena de los relojes galopa y no he vuelto a ver a ese librito.
(desde entonces vivo sin cielo)
4.
hoy almorcé fuera y frente a los platos me estaba despintando.
se me caían los colores en la sopa, se me teñía la ensalada y la pasta.
escuchaba noticias que me dejaban como un diario en blanco y negro.
vi que en la servilleta se había quedado una mancha de colores. los labios se me habían quedado pálidos y en silencio.
afuera llovía y me volví un borrón de colores opacos que dejaban una estela multicolor, un arcoiris gastado y raído se acostaba detrás de mis pasos en el pavimiento.
5.
sin cielo y sin sinfonía.
descolorida.
he tenido pesadillas
(...)
quería escribir una sinfonía porque las notas las tengo, pero bueno.
pensé en hacer un dibujo y empuño los lápices de colores.
el día me ha dado la espalda y yo he insistido con mi dedo índice.
sin color sin palabritas sin cielo y sin sinfonía.
así me he quedado.
y todo vuelve a ese punto de siempre, como siempre: esto es lo que hay.
universo
hace un par de días que no me muevo, que permanezco en el mismo sitio, sin gesto y sin palabra pronunciada.
me pregunto cómo será estar muerto.
supongo que es así como mis dos días muertos: tú no te mueves pero hay cosas que se mueven y pasan por delante de tus pupilas abiertas, se reflejan ahí, algo se mueve ante tus ojos, tú también, pero no te mueves, sino que te vas pudriendo, se te va abriendo el corazón y llora un liquido azul, las tripas se retuercen, los huesos se desgastan sin que tu te muevas, todo se mueve hasta hacerte polvo.
polvo que después moverá en el viento.
(todo se está moviendo)
2.
esta mañana observaba a través de un pedazo de ventan cómo se presentaba ante mí el nuevo día: una boca abierta, húmeda, una boca oscura que respiraba desde la profundidad de su vientre de nubes amontonadas, de colores enredados en la luz que chorreaba mojada entre las cosas, el día respiraba con dificultad, ahogándose poco a poco en tormenta, exhalando bocanadas de aire, vomitando hojas secas.
llovía.
las babas del día resbalaban sobre la ventana, se acumulaban en las comisuras de mis cosas, en la quietud mía esparcida sobre la cama.
el día que agonizaba abría la boca para tragarme en una mordida desesperada antes de que anochezca, como un bocado de quietud oscura, pensamientos cubiertos hasta los ojos con una manta pesada.
gotas de sudor dibujando líneas sobre la piel y yo seguía sin moverme, pero moviéndome.
adormecida.
3.
el universo sigue expándiedose, dice la revista que me llega todos los jueves.
hoy he recibido la número 14, la he abierto y el universo se ha seguido expandiendo. he salido del encierro con los labios secos, la mirada pedida, con el hambre como una excusa para llegar a la cocina, estirarme y tocarle el lomo a la rabia con la que amanezco y me la guardo (sin que nadie me vea) en el bolsillo de la bata porque ya no me cabe en el armario.
la rabia de un muerto.
4.
me he servido café, dos huevos una tostada y he partido un melocotón de la estación: peludo, anaranjado, carnoso, por dentro una semilla arrugada y dentro una almendra y dentro de la almendra un árbol que no ha nacido.
el sol se ha puesto tan bajo que se ha acostado en mi mesa, junto al desorden de papeles, vasos, se ha tumbado anaranjado junto al sueño de mi gato y se ha muerto entre sus pelos.
la noche ha llegado. yo he desayunado a las siete de la tarde, la rabia se me caía del bolsillo y el universo seguía expándiendose.
5.
será por eso que a veces me cuesta tanto salir de la cama y lanzarme allá afuera, porque el universo se expande y yo con él, todo se me estira y la distancia se agranda.
duele.
6.
el universo, leía, está en la adolescencia.
edad difícil, kokorito, tú y yo lo sabemos, la adolescencia y encima en expansión, gato, piensa, y él comía los restos de yema de mi plato de mis dedos.
le están creciendo las piernas al universo que padece dolores de crecimiento, le está cambiando la voz en alguna cuerda vocal que vibra en un quasar, le está saliendo barba por alguna galaxia, se está enamorando el universo, con todos sus planetas a cuestas, sus hormonas explotan y revolotean como las mariposas monarca ue migran y sus efectos y la destrucción.
y el grueso de la población que no sabe que ahora mismo el universo se sigue expandiendo.
el universo tiene la culpa de que yo no me mueva, no voy a su ritmo adolescente, que se expande y revolotea, que llueve y respira. yo me hago un ovillo y a veces envejezco ante el cielo ya tan gastado, ante la lluvia tan manoseada, ante el día a día bocas que se abren y cierra, anochece en una garganta, y así un día tras otro, envejezco de a poquitos.
y el universo se sigue expandiendo.
(duele)
todo se sigue moviendo.
hace un año me trajeron a mi gato.
cuando llegó a la casa no quiso saber de nada y pasó días debajo de un mueble.
un día salió y me miró como diciéndome: bueno, está bien.
y ahí empezó todo.
comía de mi mano y dormía conmigo todas las siestas.
poco a poco se convirtió en el dueño de casa.
yo no sé que es lo que pasa cuando uno cumple años.
me miré en el espejo esta tarde y he tratado de ver si es que tengo alguna señal, pero no hay nada.
también he mirado a las cosas, y a mi gato y todo está igual muy en calma.
(será la calma antes del temblor)
(?)
1. saludos de cumpleaños.-
hay saludos que te deshacen en dos líneas:
pensé mucho en tu cumpleaños, pensé en cómo te saludaría y qué cosas te diría. a veces uno puede ser muy ingenuo. ahora sé que después de algunas experiencias solo queda la reminiscencia de lo que se hizo, alguna que otra carta, un libro mal escrito y luego el olvido.
hay saludos de sonrisa en una línea, una voz que te parte desde lejos, una llamada en medio de la fiesta, una conversación en una cama que parece un regalo, una mueca y las vocecitas dejadas en esta ventanita.
(gracias a todos)
luego cerré el mail y empecé una fiesta.
2. fiesta.-
ayer kokorito y yo dimos una fiesta. los dos íbamos vestidos de negro.
(aunque el huyó cuando el volumen de la música le erizaba los pelos)
hubo piñata (de ratonaza) globo, serpentinas y un payaso muy ameno que se fue temprano.
en la mitad de la fiesta nos quedamos a oscuras porque se quemó un plomo.
yo no sabía donde estaba la cajita esa donde están los plomos, ni siquiera sabía que tenía una, tampoco tenía linterna, así que tomé una de las velitas del pastel y salí en busca de la cajita.
resulta que hay plomos de 10 y de 20 amperios, se había quemado uno de 20 y solo había respuestos de 10
dos de 10 no reemplazaban a uno de 20.
yo me decía que a veces se nos queman los plomos de los años y no hay año que reemplace al otro para que se nos ilumine la habitación.
y también hay años a oscuras, plomos quemados, y no hay repuesto, hay que cambiar todos los cables y hasta cambiar de casa.
fue un rato muy bonito de la fiesta: en penumbra, no nos veíamos las caras, no había música, solo voces en los filos de la mesa, solo risas que se chocaban a oscuras.
luego bajó el casero y volvió la luz.
3. saca el sake
quedamos una amiga japonesa, yo y un six pack de sake.
(en japón lo venden en tetra brick y con cañita)
ella me habló de los cada 7 años
yo sorbía de la cañita mientras pensaba: mis años 7 caída de dientes, mis 14 descubrimiento del mundo, mis 21 de la ruptura del templo y del mapa del tesoro (antes yo era como indiana jones, pero ya he perdido la costumbre) y los años que vienen qué serán.
lo sabré dentro de 7 años.
no existe el destino, me decía y que saque más sake, solo existe lo inevitable y escuché una voz desde lejos diciéndome lo mismo al oído: lo inevitable.
(tú en el dentista y yo con un dolor de muelas)
inevitable como el encuentro y la partida. como la escala en amsterdam y como lo que nunca se termina o como el libro que madruga sobre tu estante en lima.
el sake saca todo.
(y es buenazo!)
kokorito volvió a las 5am y se tiró a dormir, a mí ya se me había acabado la fiesta. nos hicimos esta foto.
ya veremos que pasa en siete años.
(!)
conciencia
un día estaba yo muy contenta en una fiesta, sentada en una alfombra en una casa oscura y con perrazo, regalándole mi brazalate al anfitrión y haciendo dibujitos con pedacitos de etiquetas de cerveza con los demás invitados, hasta que de pronto me dijeron:
(así sonaba en la primaria el timbre del recreo cuando yo estaba a punto de campeonar en pasada con palmada en los yaxes)
yo como soy obendiente, me puse de pie y me fui, pero la verdad era que yo no me quería ir.
cuando salí de la fiesta de la alfombra, dije: todo bien, ah, pero yo no me quería ir pero para llevar la fiesta -que se acabó- en paz he dejado la fiesta, pero que sepan pues, que yo no vivo aquí y en el polo norte no hay fiestas con alfombras, y si las hay son alfombras de oso polar que da pena sentarse y hacer dibujitos con etiquetas de cerveza sobre la cabeza del animal muerto.
entonces ese gato de felpa llegó al día siguiente como disculpa nunca pronunciada, como una palabra de felpa que no salió -perdón, pues, madru- a que me hayan sacado de esa fiestita de la alfombra como cuando una vez me sacaron del dragón a muy tempranas horas porque ya el resto se dormía y tuvimos que bajar de la tarima a donde recién habíamos trepado a atrévete te te a bailar ahí trepada y eso cuesta.
(me la siguen debiendo)
al gato le puse conciencia.
dormí con él todas las noches desde que me lo regalaron y con él consultaba las decisiones más importantes.
(que no se entere kokorito)
conciencia me cantaba:
sigo durmiendo con él porque es preciso para que mis pensamientos descansen. es una consciencia blandita, además de ser una consciencia negra y que me mira con gesto de "te conozco bacalao my evil twin" y bueno mi consciencia regalada y es anti estrés y díganme, ¿dónde van a encontrar una consciencia anti estrés en esta vida?
(en casas&ideas del jockey)
hoy por la mañana conciencia me dijo:
(hoy me quedé en cama hasta las tres de la tarde mirando como se mojaban las nubes y se rompía el cielo en un estallido de tormenta)
mi conciencia es made in perú y por eso habla a veces así como un cobrador de combi:
y sí, tiene razón.
conciencia, como es cobrador de combi que se conoce todas mis rutas de lima, escucha salsa a todo volumen, me saca a bailar "ven baila pe´ madru y no me preguntes tanto" y esta mañana se mandó a cantar:
(ay corazón)
Y creo que lo he perdido, se me ha caído, o lo debo de haber olvidado en alguna parte, regalado en algún libro, a lo mejor lo dejé debajo de alguna cama, o detrás de un cuadro imaginado, quizá en el ascensor del edificio verde o entre la penumbra de las mañanas, debajo de una mesita de café frente al mar, o en el fondo de algún trago de 15 soles, quien sabe en el aeropuerto en la escala de amsterdam que me lo arranca, o puede que me lo haya enviado por correo para viajar sin corazón tictac bomba que sino me detienen en la aduana, pero aún no me lo devuelven.
(ya no me acuerdo del corazón)
que me lo devuelvan (devuelvan carajo) o que alguien me regale uno (ya se viene mi cumpleaños) no importa si imbécil y de terciopelo, o de felpa, o de plástico, necesito un corazón para dormir a él abrazado, corazón y consciencia y así que la fiesta se complete.
.:retrato de mi conciencia:.
pero me grita la conciencia: habla, ¿vas?
(ay)
(pucha)
(...)
(ya hablé, ya expuse y dije cualquier cosa como siempre y parecía que hablaba en serio, confiada, serena y con la mirada bien puesta, así es como cerré un capítulo, ya sabes, y duele un poquito cuando son las tres de la mañana, pero que más da, ya se acabó. hay que salir del agua y seguir caminando)
a mí nadie me cree que soy de verdad, pero la verdad es que de verdad soy de verdad. sí. pago impuestos, tengo DNI y que lo diga el sistema, sino, que cada año me pide una foto carnet y es el único que sabe de mi metamorfosis, y sin embargo existe gente que parece de mentira y cada día me topo con más con gente de ese tipo y me dan ganas de preguntarles :
les jalaría la corbatita o el pelo, les daría un empujóncito y les diría que por favor me repitan las frases para ver si así descubro el hardisc programado que llevan dentro.
les pasaría los dedos por los labios a ver si se despintan.
que miedo.
así una vez me enamoré de un robot, pero eso no volverá a pasar.
ayer fue un día bonito como ya lo dije, pero difícil, hasta me tembló la voz, un poco las manos, pero ya pasó y nadie lo notó.
toda la semana he ido a la universidad, como estudiandte aplicada oh sí, además pasan lista, la asistencia es obligatoria y bueno lo único malo es tener que levantarse temprano, porque el curso que estoy tomando está bonito.
hoy nos pusieron en un salón que tenía el techo de cristal, es en serio, son cosas del welfare escandinavo, a mí no me pregunten, pero que bien resultó la clase de hoy, me la pasé mirando el cielo y de vez en cuando la lluvia que nos revolvía todos los conceptos.
(el cielo estaba despejado por ratos y luego oscurecía y venía la lluvia. pensé en escribir sobre eso en los márgenes de mi libro de análisis cualitativo, pero el cielo ya debe estar cansado de que siempre lo estén escribiendo, pobre)
me regalaron flores
Falling Down
Estiré el brazo derecho, con la palma de la mano toda abierta y hacia arriba en dirección al mostrador en un gesto de cederle el turno, igual al gesto de un Mickey Mouse de goma espuma a la entrada de un supermecado o panadería, como el gesto que le hago a mi gato cuando le abro la ventana cada vez que quiere escaparse a deshoras y yo ando desvelada.
La mujer pidió con odio una salchicha. La chica que atendía era extranjera, bastante guapa y graciosa, tenía todo en su sitio hasta la sonrisa para la mujer de la salchicha y la paciencia para mi indecisión ante el mostrador.
La chica le preguntó si quería mayonesa. La mujer le respondío "Sí, claro y solo mayonesa"
Yo la miraba de pies a cabeza: era una mujer muy flaca, arrugada como un inútil formulario manoseado, vestía unos pantalones oscuros y anchos que parecían ir colgados de los huesos de sus caderas, sin ninguna gracia la envolvía una chaqueta de paño tosco, parecido al paño que usa mi madre en casa para lustrar el piso y sobre ella caía la paja de su melena escasa y opaca como un nido amarillo y abandonado. Algo se podría en lo verde de sus ojos.
La chica le entregó la salchicha y un poco de mayonesa cayó sobre sus uñas de pesadilla larga y de plástico. La mujer maldijo y le pidió a la chica que le pusiera un poco de cebolla.
La chica abrió el bote de cebolla frita con la elegancia y paciencia de la publicidad. Sostuvo el bote en el aire y estuvo a punto de esparcir , con una cuchara muy grande, una lluvia de cebolla frita sobre la salchicha de la mujer, pero todo se rompió cuando la mujer con una voz afilada de bisturí oxidado, dijo:
Cebolla frita no, cebolla cruda, te he dicho cruda, cebolla cruda.
La palabra "cruda" en noruego (que es rå y se pronuncia "ró") rompió algo dentro de mí, estalló una bomba nuclear que iba desde mis tímpanos a mi estómago.
La mujer solo había dicho cebolla. La chica perdió la sonrisa como si cortara una, sus movimientos ligeros de hada de kiosko se volvieron lentos y la elegancia de la publicidad de cebolla frita desapareció cuando le puso una cucharada de cebolla a la mujer con el aire más opaco de empleada de kiosko que debió ser princesa.
Observé a la mujer morder la salchicha como una hiena devorando algún animalillo destripado y de entrañas crudas y blancas. Mientras veía a sus mandíbulas moverse, atravesaba su piel seca y pecosa y veía a la grasa pegarse a las paredes de sus venas negras. La cebolla cruda flotaba brillante como perlas sobre el mar pútrido de su mala sangre y en sus costillas pegadas y salidas de su cuerpo magro se quedaban atascados los pedazos de pan con las semillas de ajonjolí como pequeñas piedritas afiladas cortando sus visceras.
Perdí el hambre y le pedí a la chica una botella de agua, de las de vidrio y bien fría, le dije.
Le hice un guiño y ella me sonrío, luego le estrellé la botella helada en la cabeza a la mujer de la salchicha.
Cayó al piso cubierta de cebolla cruda cruda. Por el corte, brotaba un hilo viscoso de mayonesa y sangre. El agua helada corría dibujando curvas sobre las baldosas del kiosko. La chica y yo mirábamos sonrientes el viaje de los circulitos de grasa amarillos, flotando como burbujas alegres entre pedacitos de vidrio sobre un río rosado de sangre y mayonesa que corría al lado del cuerpo de la mujer que yacía como una marioneta sin dueño ni parlamento.
depositada
vengo a depositarme (!)
el banco, como nunca, estaba lleno y estábamos todos los clientes sentados en unas sillitas azules, mirando en una pantalla de plasma como un oso polar se revolcaba en la nieve, y después se iba a pescar en silencio.
yo pensaba que el oso polar también nos veía a nosotros sentados en esas sillas, clientes de banco y me inventé un diálogo con el oso y le conté que venía a depositarme a mi misma. después, nos fuimos a pescar.
el tiempo pasaba y la regia de la ventanilla parecía estar confesando a un cliente. cuando lo absolvió de sus culpas, llegó una anciana con un niño. ella cargaba una bolsa de supermercado llena de monedas y el niño dijo algo así como "carajo, cuánta plata hemos juntado abuela" cuando la regia le dijo la cifra en voz alta, pero creo que se quedó un poco desilusionado cuando la bolsa de monedas se convirtió en números invisbles en su cuenta futura lista a ser reventada a los 18.
yo veía al oso polar revolcarse, a la gente sonreír en los folletos de banco que te casaban con hipotecas y préstamos a largo plazo, a la regia de la ventanilla confesora y a los demás clientes esperándo al banco en las sillas azules.
mientras esperaba, me acordé de lima.
me acordé de las sobremesas en mi casa.
y en esa sobremesa, nunca lo olvidaré, hablando de la comunicación madre-hijo desde el vientre materno, mi tía contó una historia que casi me botó de la silla.
tía said: ay bueno, la mamá de julio iglesias, cuando estaba embarazada de julio, contó una vez en un programa, que desde el vientre materno escuchó a su hijo decir dooooo y supo que sería cantante.
me puse a dibujar en el banco en un sobre roto que me encontré por allí.
(ay)
viaje
yo pensaba que mi prima iría al aeropuerto a recogerme y me llevaría por alguna autopista santiaguina mientras me hablaba de las calles y de las cosas que podríamos hacer durante de esas dos semanas que pasaría haciendo sabe dios qué en santiago, porque como dije yo no escogí el destino.
(el destino me escogió a mí)
cuando llegué al aeropuerto no hubo prima, sino un señor con un cartelito con mi nombre mal escrito que me saludó con un buenos días muy seco y me llevó en silencio por aquella autopista santiaguina que yo imaginaba con mi prima en risa y hablando, donde lo que más me llamó la atención, fue las tiendas de automóviles de todas las marcas, yo las iba casi anotando mentalmente: peugeot, bmw, mercedes, renault, chevrolet..
me dejó en un edificio muy minimal y gris en vitacura que hacía contraste con mi chaqueta y bufanda de colores. me recibió el conserje que se llamaba como yo, pero en masculino y nos dio una ligera risa presentarnos. pensé que al llegar al departamento, encontraría a mi prima en cama con fiebre, o alguna fiesta sorpresa con confetti y torta de cumpleaños, pero lo que encontré fue una nota breve explicándome que tenía que estar fuera de viaje por unos días "siéntete como en casa", la llave de su auto y algunos pesos.
me senté en el sofá y me puse a ver la tele, estaba un poco decepcionada por el recibimiento de mis 18 años, y así con la maleta sin desempacar me quedé dormida.
horas después me vi despierta y sola en su casa minimal y empecé a revisarlo todo. me quité la ropa que traía puesta en un caos de colores y texturas y me puse su ropa elegante y recta, gris, blanca y negra uniforme que iba acorde con su edificio. di vueltas por todos los estantes, cajones, espejos, usé sus lociones y cremas, leí sus revistas y así pasé mi primer día de turista por su casa.
al llegar la noche me metí en su cama con su pijama blanco y no en el cuarto de huéspedes donde había un regalo que era para mí. hasta había un oso de peluche que rompía toda la decoración, pero decidí cerrar la puerta de ese cuarto y no abrir mi regalo ya que pensé que el mejor regalo era un departamento vacío y la posibilidad de ser otra por unos días.
así, me vestía con su ropa cada mañana, cogía su auto y salía a dar vueltas por santiago. nunca moví la estación de radio que ella escuchaba e iba adivinando que canciones podría ella cantar, y yo las cantaba. estuve ensayando su voz, su andar y sus gestos los primeros días, me alisé el pelo y saludaba al conserje como si fuera dueña de casa y ya no una visita.
contestaba el teléfono como si fuera ella y recibía recados, salía a hacer sus gestiones, me había aprendido su firma, su número de identificación y todas sus rutas, incluso salí a tomar café con algunas de sus amigas.
el día que ella tenía que volver escribí mi nombre en un cartelito y me fui conduciendo al aeropuerto. mientras íbamos por la autopista le hablaba de lo bonito que era santiago, de las cosas que haríamos estas semanas, y del regalo que le esperaba en el cuerto de huéspedes, mientras ella desde el asiento del copiloto miraba pasar todas las tiendas de autos hasta quedarse dormida.
(nadie me hizo recordar esta historia)
devuelta
estaba lloviendo y anduve un rato caminando descalza entre la hierba. no hacía ni frío ni calor, el día no era bonito no feo, lo bastante neutral como lo deberían ser todas la bienvenidas (y despedidas) como un simple "hola, esto es lo que hay" y mejor quitamos en confetti y los globos.
es mejor así.
hace unos días llegué. ahora poco a poco voy llegando a los demás sitios, sitios como este, porque todo es un viaje metido dentro de otro viaje, varias dimensiones, espacios y tiempos.
primero llegué yo y después mi maleta. como si yo y lo acumulado por mí estuviera separado. yo llegué por obra y gracia de mi aglidad corriendo por los aeropuertos y por la fuerza de mi espíritu carga maletas, pero mi equipaje mayor, no llegó, se atrasó, durmió en otro sitio. una parte de mí anduvo dando vueltas en bodegas y en bandas autómaticas, de mano en mano de cargadores de maletas. hasta que al final llegó y fue como un encuentro con lima pasada que se desparramó sobre mi sala como un animal abierto por la panza.
todos sus órganos empacados y yo hurgando entre sus visceras buscando esa parte que me falta.
(ya la encontraré, a lo mejor la cargué en el maletín de mano o algún bolsillo)
mi gato me reconoció. me miró con sus ojitos verdes y se enredó en mis tobillos.me dió un lametazo, me mordió, me araño, me abrazó y otra vez los lametazos. después, como siempre, se fue despacito y me dejó a solas con todo lo demás.
el día que el perú tembló, yo dormía placidamente abrazada seguro a cualquiercosa, soñando con gatos o mariposas, envuelta en una noche quieta y sin sobresaltos, con el cuerpo desparramado como un garabato de cansancio.
y cuando te levantas y aún no has llegado del todo, enciendes la tele y ves todo derrumbado hasta en las voces de los que más quieres, te envuelve una culpa y empiezas a temblar. se te derrumban tus anaqueles de la cordura y el de "seguro nos vemos pronto" porque quién sabe cuándo nos vamos a ver y cómo nos vamos a ver. si de pie o derrumbados, si en calma o en terremoto.
(no existe ninguna certeza)
además de la vida de aquí y de allá, tengo otras vidas más, la de los lunes y la de los domingos, también la vida a solas y la acompañada, la vida externa y la del encierro, la del invierno y la del verano, la vida escotada y la vida llena de costuras, todas las cuelgo en el armario y las escojo con cuidado cada mañana antes de vestirme con ellas.
amanezco desnuda sin saber que vida ponerme hoy y así me la paso todo el día, como un papelito en blanco, sin calendario ni reloj, sin pensar en nada, sin plan ni horario, sin nombre ni casa.
hoy me desperté muy temprano con el sonido que hacía mi gato cuando se lamía la pata izquierda.
extraño a mi gato callejero, los dos a solas sentados en el portal y sin abrazarnos ni nada, solo sentados viendo a lima marchitarse y humedecerse en invierno.
extraño los tejados. todas las cosas que la gente arroja sobre sus cabezas como queriendo limpiar sus vidas, pero echándose todo encima, extraño ese caos que no se ve en las fachadas ni en la ciudad bajita, extraño que sea tan facil trepar hasta lo más alto de todo. en lima me subía al mío, aquí los tejados no me dejan que los suba (ni los vecinos tampoco) podría resbalar por el alquitrán húmedo, caerme entre las ortigas o enredarme en algún pino.
en lima daba un salto, un paso, otro salto, me cogía con los brazos a unos muros y al final me quedaba sentada sobre un tanque de eternit y abajo quedaba todo.
como dice la canción: yo llevo en el alma un camino, destinado a nunca llegar