Hoy voy a contaros una historia que empezó en el pasado Biocultura en Barcelona.
Acabábamos de asistir a una charla de alimentación donde nos
habían puesto al día sobre los beneficios de comer germinados, de lo ricos y saludables que eran para toda la familia. Donde nos habían
dicho que la primavera era la época ideal de estos brotes, que es el momento
justo de germinar pues es cuando la naturaleza renace y despierta del frío y
árido invierno.
Los brotes asoman con toda su fuerza, vitalidad y propiedades beneficiosas.
Los brotes asoman con toda su fuerza, vitalidad y propiedades beneficiosas.
Nos contaron que los brotes y germinados multiplican por 4 los efectos de los vegetales que germinamos y vimos el potencial alimenticio que se nos presentaban. Por ejemplo, unos brotes de brócoli multiplican por cuatro los efectos beneficiosos, preventivos y antitumorales de la planta.
Así fue como paseando entre los pasillos, encontramos el stand
de una familia vasca que vendía las semillas para germinar y los botes donde
germinar. Me parecieron un poco caros los germinadores, unos 15 euros euros para ser un bote de
cristal normalito con ranuras en la tapadera.
Cuando nos dio a probar una tostada de queso untado con unos
germinados de ajo por encima descubrimos un mundo nuevo ante nosotras, estaba
delicioso ese sabor picante que le daba a la tostada, ¡y el resultado era tan
bonito!
No nos lo pensamos más y compramos germinados de ajo, de
brócoli y de rábano. Ya estudiaríamos la manera de hacerlos germinar.
Y fue llegar a casa y encenderse la bombilla. En un bote de
cristal vacío, con una gasa haciendo de tapadera y una goma para sujetar la
gasa. Todo un acierto. Días después descubrí que más gente lo hacía así y que mi invento ya estaba más que inventado.
En un bote de cristal pones en remojo las semillas durante 4 horas mínimo. Después quitas el agua y tapas el bote con la gasa y la goma. El bote ha de guardarse en un armario, más o menos
ventilado, en posición semitumbada. Y a esperar.
Cada día remojas las semillas un poco y lo vacías de agua antes
de volverlo a guardar.
Para germinar los rabanitos utilicé un salero gigante que tenía por casa, como se aprecia en la foto.
Para germinar los rabanitos utilicé un salero gigante que tenía por casa, como se aprecia en la foto.
En tan solo 4 días (dependiendo de la semilla, cada una tiene su proceso) los botes de germinados que hicimos ya estaban listos para consumir y se beneficiaron de ello nuestros bocatas matutinos y nuestras ensaladas, principalmente.
Aguantan toda la semana en la nevera y puedes utilizar el mismo tarro de cristal con la tapadera original para guardarlos.
Riquísimos y buenísimos, con una sinfín de beneficios, ricos en minerales y
vitaminas, fáciles de digerir y fáciles de hacer. Aquí los acompañé con unas tostaditas de hummus.
Si queréis un informe nutricional más completo clicad aquí.
Animaros y hacedlos en casa, ¡os van a encantar!