Aula de Palabras

Aula de Palabras
La magia de leer en aulas fantásticas
Este Blog intenta ser un espacio para compartir experiencias y reflexiones en torno a la Lengua y la Literatura y su función educativa sistemática y asistemática.
Las palabras nos muestran, dan cuenta de la configuración de nuestro mundo íntimo y público.
El lenguaje y el arte literario constituyen armas poderosas de formación educativa para la sociedad.



martes, 16 de febrero de 2010

Tiempo sin tiempo de Mario Benedetti

Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo en blanco
en rojo en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reapareceren un relincho
y para estar al díapara estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir precisoo sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

Tema: El tiempo en las canciones "Los inmortales" de Alberto Cortez









Entre los quince y los treinta y cinco
uno se piensa que es inmortal,
que anda la parca dando servicio
entre la gente de más edad.
Uno rechaza todas las reglas,
las viejas normas de urbanidad,
"...que se las metan donde les quepan
los que las mandan a respetar...".
Que no hace falta guardar el grano,
en todo caso Dios proveerá...
Es preferible ser un fulano
que un buen patrón de formalidad.
Es preferible ser un fulano
que un buen patrón de formalidad.
Parece broma, pero va en serio,
de tantos cándidos inmortales
están poblados los cementerios
y saturados los hospitales.
Es necesario pobrar de todo
porque el saber no ocupa lugar.
Si es peligroso, de cualquier modo,
por una vez nada pasará.
A uno le sobran las energías,
los ideales y el corazón,
y es paladín de las utopías...
un Don Quijote de la razón.
Cada momento es un desafío,
¡quién puede menos y quién da más!.
Grande o pequeño, caliente o frío;
de donde venga y adonde va.
Grande o pequeño, caliente o frío;
de donde venga y adonde va.
Parece broma, pero va en serio,
de tantos cándidos inmortales
están poblados los cementerios
y saturados los hospitales.
Cuando uno pasa los treinta y cinco
es una torpe temeridad
andar en moto haciendo el indio
a toda leche por la ciudad.
Uno se vuelve más precavido,
más aferrado a la sensatez.
Ya no resulta tan divertido
dar cabezazos en la pared.
Uno se pone el paracaidas
y le echa llaves al corazón.
Y abre la puerta de bienvenida
a los chantajes de la razón.
Y abre la puerta de bienvenida
a los chantajes de la razón.
Parece broma, pero va en serio,
de tantos cándidos inmortales
están poblados los cementerios
y saturados los hospitales.
Y cuando llegan los muchos cincos
y anda la parca por la vecindad,
uno quisiera pegar un brinco
para volver a ser inmortal.
Recuperar aquella frescura
tan parecida a la libertad
de echar abajo las estructuras
para volverlas a levantar.
Pero la vida... ¡cómo es la vida!
siempre nos vuelve a la realidad.
Siga la flecha hacia la salida
que está prohibido volver atrás.
Siga la flecha hacia la salida
que está prohibido volver atrás.
Parece broma, pero va en serio,
de tantos cándidos inmortales
están poblados los cementerios
y saturados los hospitales.
Letra: Alberto Cortez
Música: Alberto Cortez

La imagen que ilustra esta canción corresponde
eltamiz.com/elcedazo/wp-content/uploads/2008/...

domingo, 7 de febrero de 2010

Tema: Tiempo de pensar en el tiempo- Sobre mi Infancia

Siempre deseé columpiarme tan alto para tocar las estrellas.
Cierro mis ojos y puedo ver a la niña que fui, que a veces soy, que ya no soy: amaba a los duendes y a las hadas, creía que vivían cerca del jazminero del jardín de la abuela sol, de la abuela brújula.

Jugaba a cocinar con ollítas, con tierra blanda y pequeños limones o naranjitas verdes que caían de los árboles. Jugaba con muñecas y las creía mis hijas, mis alumnas. Esas muñecas no eran las barbies de más tarde, porque el modelo de mujer no era el de la delgada, delgada y alta. Tal vez se parecía al de las matronas de la bella Italia de mis abuelas.

Mi abuelo carpintero(en realidad ebanista), me hizo una casa de muñecas, un dormitorio rosa: con placard, mesita de luz, cómoda y camita (alguna vez soñé que iba a ser legado para mis hijas), al que de vez en cuando deseo entrar.

Me inventaba todas las historias o esperaba a que mi mamá me las leyeras. Me gustaba la historia del Pajarito remendado. Más tarde entendería que la vida está llena de remiendos y que los remiendos nos ayudan a seguir: un cuadrito de seda tapa el alma aquí, otra costurita más allá, un poquito de terciopelo para los raspones en las rodillas.

Jugaba con papá, él me acunaba y como no conocía de nanas, solía cantarme: "Febo asoma, tras sus rayos, iluminan..."¡SÍ! Me dormía con el canto de una marcha patria.

Mi infancia fue pintada con acrílicos, con acuarelas y a veces en la paleta se volcó el no color, hubo negro y gris porque la vida se parece a lo que hicieron con la luz, los artistas del Barroco.

Mi niñez se fue yendo entre historias de mazapán, cuentos, casitas de muñecas, abuelos, tortas doradas y plata.

La fantasía siempre me salvó, por eso creo en La historia Interminable del genial Michael Ende. Es tiempo de pensar en el tiempo, en mi propio tiempo, porque en el mes más corto del calendario estoy por cumplir cuarenta años...



Y ahora los grandes poetas que saben escribir y trascender...



Pasa El Tiempo
de Jorge Guillen


Pasa el tiempo y suspiro porque paso,
aunque yo quede en mí, que sabe y cuenta,
y no con el reloj, su marcha lenta
nunca es la mía bajo el cielo raso.

Calculo, sé, suspiro, no soy caso
de excepción y a esta altura, los setenta,
mi afán del día no se desalienta,
a pesar de ser frágil lo que amaso.

Ay, Dios mío, me sé mortal de veras.
Pero mortalidad no es el instante
que al fin me privará de mi corriente.

Estas horas no son las postrimerías,
y mientras haya vida por delante,
serás mis sucesiones de viviente.


La imagen se extrajo de diariodeltoc.blogspot.com ( consultado 7/2/10)