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Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.







Frío

Yo esperaba la calma en la trinchera, digamos, tener familia y palomas
no atravesar océanos hasta encontrarte, no escalar altas cimas ni
volatilizar mi personalidad, digamos que simplemente quería
romper a llorar a tu lado, y que sin preguntas, me abrazaras como se abraza
al herido de muerte, al preso para siempre, a la chica peligrosa que
venida a menos se convirtió en cenizas y césped muerto (amarillo)
Que me abrazaras como se abraza un ataúd o un árbol, pero con fragancias
con salivas. Con ganas.
Y aunque estoy tan rota como un palacio de cristal de un cuento viejo,
y ya nadie me lee, y soy madre y soy paciencia y dolores
neurosis obsesivas, yunques y petróleo, aunque el pelo ya no es como era y
no importa ser pelirroja o un trapo, lo que me falta es un susurro al oído un
te quiero enamorado y no soñar
todas las noches con programas de televisión,
con hombres que me persiguen y que soy otra.
Acabar brillando en la tormenta,
como un rayo cegador
que
te atraviese.

Ese lugar en el que dejarse caer tan despacio...

Un lugar común. La tarde, esperanza de edredones y películas antiguas. El domingo y su infame ambiente de fin de fiesta, con mujeres bien vestidas y gas que se termina en la cocina. Siento un vacío en el estómago. Siento que soy imbécil, me pregunto si las cotas de frustración podrán solventarse. Sobre todo me pregunto si sus cotas podrán disminuir, intuyendo que las que crecen son las mías y crecen tanto y tan despacio que sus raices son profundas y dan miedo.
La pareja, ese lugar donde dejarse caer tan despacio y malhumoradamente, como si uno hubiera vendido todo el pescado, sacando poco a cambio, mala venta, mala salud, gritos, casas sin pasillos ni puertas. Dolores y gilipolleces, todo enmarcado en una bonita casa con vigas de madera en el centro de la ciudad, donde viven los felices los sabios los poetas y los ricos. Una mezcla estúpida para una ciudad estúpida, un lugar pequeño y hermoso en el que se han dicho muchas cosas y se han obviado otras tantas.
Diseccionaremos la convivencia. El "has sido tú" o "empezaste primero" Diseccionaremos la rabia y las capitulaciones, los gritos de un adolescente convalenciente y casi muerto, empotrados en el lunes de trabajo y la aventura de tener hijos. Podremos decir tonterías, acabar exhaustos, repartirnos los discos y devolverle las llaves al casero. Optar por seguir la vida sin compartirla, altas cotas, dije, altas cotas de frustración propias de un infeliz, que son interrogante y respuesta a la vez. No hables, no digas nada que se salga lo esperado, de lo que debió ser desde el principio. No preguntes, no investigues, no quieras comprobar nada. Debes, por ciencia infusa,  saber cuando hay que preguntar cómo estás y cuando no, cuando es conveniente una palabra amable y cuando será tomada como un agravio condescendiente. Así que llenaré la bañera. Nada ecológico y poco práctico, pero la llenaré. Pongo además dos ollas grandes a hervir para poder cocerme bien, cocerme bien a fuego lento, también. En el agua espumosa y ardiente, cocerme hasta morir roja e imperfecta, mientras él baja la basura y se termina el domingo en el que nos queremos de maneras sucias como si fuéramos cada uno el ladrón principal del tiempo del otro...


Sólo deseo escuchar de nuevo, todas juntas, las canciones sobre tu alfombra.
Recuperarte como cuando se alzaban los enfermeros en su codicia de laboratorios,
y pensaban en cómo auscultar pacientes sólo con sus bocas. LAS PEQUEÑAS
dilataciones del corazón demuestran muerte abalanzándose sobre los nacimientos.
Pienso ¿qué será de él? si yo dejo de latir tendrá pensión y familia.
Echo en falta ciertas rugosidades, las paredes blancas donde machacarme y
el silencio en la casa bien pronto, mi cama de noventa, las cortinas de estampados imposibles.
Mi pequeño amigo crece envuelto en mí, la sombra de lo que soy se oscurece más todavía
Sé que añora que le digas algo y lo envuelvas en la palma de la mano, ahora mismo está
girando y girando y te quiere.
El dolor es una impresora, va expulsando todos esos documentos, papeles absurdos y cosas
que nunca firmaremos, ni con sangre ni con nada. Fotografías de un futuro incierto,
poca calma, perros que quieren hacerse pequeños dentro de nuestras bocas..
Soy una flor y estoy sobre la sábana. El licor que no bebo, el armario que nunca cierra bien,
la orina. Todo me da igual.
Sólo la voz que pretende ser la tuya diciéndome
cosas
que no
quiero
escuchar.

Juntos

Todos mis teléfonos marcan tu número, las pulpas
de mis dedos caen sobre los teclados, se asfixia la
primavera en mi boca rota de señora desdentada y
el corazón se muere en el centro del vientre como un gran
cocodrilo en el hielo.
Te pienso como un roto en la camisa, levantando el
puño amenazando perros, y el calor de mi hogar se
desdibuja, se retiran los ángeles, ¿dónde va a parar
el amor que uno vuelca?
Te pienso hablando en la cama, en la oscuridad, como
un padre benévolo que reparte suerte entre sus hijos,
consejos y ruina, la imprescindible caricia de la inspiración.
Te pienso como un gigante hosco que aterido de frío
no sabe qué dirección coger hasta su casa. Y desde
el otro lado te grito que
tu casa está aquí,
aquí,
aquí,
con nosotros.
Siniestros corazones que laten cada uno a su ritmo
pero en el mismo cuerpo.

Die


Hay veces que convoco a los fantasmas hablo con mi abuelo Luis,
Le cuento cosas. Recuerdo que no me desperté cuando murió. Que la luz
No traspasaba la cortina que no sonaba un fado
No tenía por qué asustarme.

Hoy lloré en la tesorería de la seguridad social, odié a mis familiares y repté por el metro
Generando ecuaciones de lamentos para resolver por las muchachas.
Nadie me miró, una pieza inexistente, sueños en Marruecos y viajes al baño a comprobar la barriga.

Crecimiento, protuberancias, posibilidades.

¿Dónde está la rubita que superaba la claustrofobia en el túnel donde criaban champiñones?
Con una chaqueta de punto y unos pantalones de talla pequeña.
O la perra manchada que bajaba por los toboganes.

Un recuerdo para los que se van
Allá vamos,
que somos nosotros.

Bowie canta, y el perro aprende a jugar solo. Atardece en el valle de esta melancolía sucia y vergonzante. Millones de agujas al entrar en el agua helada del río, confección de postres que nos hagan explotar. ¿Quién soy? ¿Quién soy ahora? Me diluyo siendo la sombra, la idiota, la gorda, la que compra fundas para cojines. Me diluyo llegando incluso a desaparecer durante unos segundos, mientras inspiras y expiras y haces pesas para mantener la barriga a raya. Todo esto para qué, ¿para inmortalizarnos en fotografías y recordarnos siempre mejores en otra vida y en otra ciudad?¿para comprender que nunca seremos estupendos? ¿Quién hará hoy la cena?  Porque ¿quién soy ahora? ¿Soy mejor como dicen mis amigas a la menor ocasión? Como dice mi cuñada cuando nos bañamos ella perfecta y yo cero grácil, estás mucho mejor, te arreglas más, comes mejor, se te ve "centrada", palabra que a mi me llena de horror y expectación, como si al mirarme al espejo no fuera a ver mi cara, y sigo ¿quién soy yo? Recuerdo que me encantaba que mi padre nos llevara, a mi hermano y a mi, sentados en la carretilla. Nos volvía locos que corriera sujetando fuertemente las dos asas. ¿quién soy entonces? Y que me gustaba meterme en la cama con mi madre cuando él se había ido a trabajar, y acariciar su piel suave y dorada. Toses y Hendrix ahora, venga venga, dale a las pesas. Estoy con un pie fuera de tu vida y no te das ni cuenta. ¿Quién soy? Es posible que al averiguarlo el sugerido centro desaparezca para dar paso a una periferia enloquecedora, volveré a sentir que pasado mañana es el día de mi muerte y volveré a pensar que lo que pudo ser no fue y a esperar esperar algo que nunca llega. Y no tendré hijos de ningún señor.


Esto es lo que hago con los nuditos, ducha y paja dice un amigo desde el chat
El hambre de las cosas simples, la música en francés, recogerse con la suave lluvia.
No es dorado nuestro amor y sin embargo, tenemos perro y clarinetes, jueves aterrados
Desastres de pechos y oxígeno. Desconcierta el suave murmullo de las pastillitas
Y los diminutivos son para mi como souvenirs y morir como una dulce dama entre flores. En qué te fijas, el corazón es un bulto extraño, la delicada nuez del hombre se abrasa, no haremos más que morir, cada día se presenta como un túnel, montañas, esgrima, recordatorios en agendas varias.
No quieres escribir nada, sólo que la sangre corriera -un estandarte perfecto sobre esta sábana- ¡Ay! si los leones te visitan en primavera.
Cortéjalo, todas esas películas antiguas harán sus delicias, recuerdo cómo firmabas mis cajitas de medicamentos, Bonnie and Clyde. El imperio vasto del estómago, rubio y melancólico, con bebés en la fotografía. Todo lo que soy es este pecho arrebujado y apretado, hundido sobre la hierba,  así como se vienen abajo los grandes castillos, en contiendas graves como la misma muerte.

Gwendoline

                                                                                                                     
Hagamos lo que hagamos en ésta u otra vida, el peso del karma nos alcanzará.
                                                                              Dalai Lama

              Y Néstor se despertó ya de noche, se sacudió la ceniza de la solapa – deberías dejar de fumar- pensó- hoy por hoy es tan poco elegante... Una ducha rápida y segundos antes olerla a ella en los pliegues de su propia piel, y bajando las escaleras no explicarse como no conseguía sacarse de la cabeza a la chica rubia de bote y gordita, la voz gutural y extrañamente sensual que componían sus cuerdas vocales. Deberías pensar a lo grande- siguió diciéndose- no puede darte igual que tenga los pechos caídos, y aunque nunca viste a nadie cantar así, entregarse así...


            Néstor abrió las puertas del local y aunque ella no estaba a la vista, supo que estaba allí por un resto de su perfume que de nuevo le evocó la noche anterior: algo de alcohol, soledad, la casualidad de la primera fila. Tonterías- siguió- cómo voy a enamorarme así, de alguien tan inapropiado... Pidió una copa y la vió salir al escenario,esta vez desde la barra, una distancia prudencial. Manteníendose al margen esperaba arrepentirse de haber compartido con ella la cama, sintió un revoltijo extraño en su estómago, síntoma de quinceañero, nada de naúseas. Qué me pasa, debería irme a casa, mañana en la oficina estaré tan cansado... Alguna mujer que el no acertó a ver, imponente de veras, una de esas en las que normalmente se fijaba se acercó, trababa frases cortas y sencillas dirigidas a él que sólo sonreía estúpido y lloroso, sin quitar la vista de la enorme Gwendoline que cantaba y cantaba como una ballena perdida en un océano de pipas y cubatas... La esperó hasta el final, ya casi cerraban el local, se acercó nervioso y pálido. Él, el amante de las líneas sutiles y coleccionista de gemelos, con una casa en el centro de estanterías hasta el techo repletas de volúmenes caros. Él, que siempre pensó en casarse con una mujer perfecta, de labios perfilados e igualmente hermosa aún imaginándosela en el octavo mes de gestación, sin varices, inmune a los desperfectos que provoca el tiempo, cualquiera parecida a las esposas de sus colegas, una esperanza de elegancia y figura. Él, viéndose a si mismo como una tercera persona, como una imagen de sí absolutamente definida que se partía, se acercó a Gwendoline. Ella no era dulce, con los brazós algo flaccidos, la cintura ancha y algún signo en el rostro que haría estremecerse a sus parientes y amigos .Le dijo, mientras aspiraba el olor leve a axila y almizcle, que lo conmovía y excitaba a partes iguales - gracias por la noche de ayer – Él, que sin embargo y pese a los nervios siempre se había sentido seguro en la comparación, con su gran coche y su formación, su profesionalidad y sus corbatas finas, su ropero infinito tan a la moda, esperaba verla caer en sus brazos como algo entregado y fofo, a su manera hermoso. Y contra su pronóstico, el acercamiento fue inútil, ella le miró como se mira defecar a una paloma en una plaza, aproximó los labios a su oído y susurró unas palabras, y todavía más pálido la recordó claramente, un sudor frío que rayaba en la disculpa le recorrió la columna vertebral perfectamente alineada gracias a la educación postural y años de quiromasaje, recordó que una vez le rompió un zapato a la hora del recreo, ella se fue alejando, se tropezó cerca de la barra y se rió algo borracha, agarrada unos segundos del hombro de un hombre algo mayor que fumaba negro. Todo lo vio Néstor a cámara lenta, todo se fue mezclando, la redención que quería suplicar, las bolas de papel y saliva lanzadas contra sus pertenencias y contra ella misma, la pequeña niña gafuda de nulo talento que jamás lograba saltar el potro, la despreciable niña que lloraba en los servicios, que pintaba corazones con rotulador indeleble en los que confesaba su amor por el chico más popular del colegio, el torturador torturado, el suelo temblando bajo los pies. Ella que ahora desde lejos, se ríe y fuma mientras le dice, bajito, pero él puede leer en sus labios – cómo se da la vuelta la tortilla ¿eh?

Publicado en http://www.artesuburbano.com/ en la columna mensual "El traje reparado de la chica astronauta"

Ocho y treinta y cuarto

El fuego se vuelve verde al quemar la tinta.
Se queman las noticias.
El color es el más nuevo que he visto nunca.

Dios está en la casa, y precisamente es esto, a lo que yo llamo eso.

Música, los zapatos despegándose de sus suelas – mi madre me advirtió de esto, si acercaba mucho los pies al fuego-

tú en un extremo de la habitación, iluminado con la sudadera azul,
un dedo en el labio inferior, pensando en tus cosas, escribiendo tus novelas,

yo existiendo, de dentro hacia afuera, perros ladrando – Lola en particular-
la toalla húmeda en la silla, todos expuestos a la belleza
todos somos la belleza y es así
porque la hacemos
casi sin darnos cuenta.

Muertecita

Una joven muerta se aproxima a la línea negra y delicada de pelo recortado extiende los dedos bajo el pantalón y expectantes

sus formas se hinchan y se encogen sobre la cama.



Los ojos del joven muerto son huecos y las manos de fantasma, teclean y teclean.

Después la impresora escupe papeles amarillos que irán cuñados a su destino.



La joven muerta y la concreción del desastre, pechitos aplastados con las

manos y un amanecer pequeño y oscuro en las rendijas.



Para decir la necesidad no haría falta más que abrir la boca,

elegimos la nada para continuar, las enfermedades se hacen visibles como el cabello natural

centímetro a centímetro tras el tinte.



Sólo el deseo podría calmar el horóscopo y equilibrar el contenido.

Una joven muerta que late muy despacio sobre la cama, entre almohadas de hilo y dientes,

se deshará

en el abrazo del amigo que insinua proposiciones para el futuro

ofreciendo sudor y algún delirio empalmado.



Un joven muerto que sigue tecleando y a quien quieres desatar pero

que te confunde con muebles y latas y ceniceros repletos de colillas.

Que te confunde con grandes lámparas o sofás y neveras que sólo enfrían.

Danubio

Soy el Danubio, ¿recuerdas

a los vasallos ridículos como padres de papel

reptando hacia la hondonada practicamente desnudos?

Soy la ballena alada, recuerdo los pequeños

microlitos que lanzábamos en la orilla, un río pequeño

agua fría, recuerdo la hondonada helada después de un tiempo

demasiados rizos y espaldas moteadas.

¿Tú te acuerdas de la música molesta a los vecinos?

Hay una fotografía en el parque y un señor y una niña

orgullosos de corresponderse.



¿Recuerdas soplar las velas con un atisbo de

ser todopoderoso? Hay veces que se comunican

los vasos ciegos y respiramos sumergidos.

No hay nada que pueda decir. Letras en el baño,

estar tarde en la mujer que espera, no acordarte de

ella y de lo que quiere hacer cuando se apagan las luces.

Saber que la vida es un plato que se come frío.

Y dolores pequeñitos como ardores intachables, seré morena en
otra vida, tal vez guiada por justos machos,
y la tierra será verde.

Mi alma es de trigo, paseo desnuda por la casa
mientras duermes y me ultracongelo.

Conservo la feminidad, conservo la cordura
el miedo es una garganta
con perlitas y despedidas.

Atracción Fatal

Eres tú sin disfraz en la cafetería
Escribiendo una historia que no es y no corresponde
Ahora que eres feliz, que lavas los platos que tienes un
Radio despertador y un iphone.

Mi angustia y el latido de las sienes
Como púlpitos con oradores rebotando siniestros
Psico dramas en la sala de un hotel y
Tener sólo el domingo para olvidar.

En la tienda de campaña estaré esperando
En la tienda de campaña sacaré la saliva
Comprobarás que viniste aquí para esto
Que tu amor me hizo una desgracia en el pubis
Que nos conocimos hace tanto tiempo

Y así quemada paseo por el cuarto.

Lo que quiero decir:
Estás con otra, afortunadamente
Estoy con otro, para siempre también

Pero nunca voy a olvidarme
Padre tumultuoso de garras pequeñas
Y relaciones con payasos
Nunca

Nunca.
De ti.

Entra mucha gente aquí, tengo ganas de dar a luz un niño enorme y hermoso que
hable más pronto que tarde y aprenda su primera palabra y que sea papá.
Estamos grises en la melancolía de los parentescos rotos, bolas de colores y
canciones como tanques arrollandote cuando entras a los supermercados o las
tiendas de barrio. El subnormal del que te enamoraste hace años no hace más que
tocar la mierda para convertirla en oro, mientras parece un terrateniente de
gran billetera y enorme culo. El perro que no tienes espera en su jaula a que le pongas
nombre
Y la belleza es un carro del que tirar cada día mirando hacia otro lado cuando se abren las neveras o entramos a restaurantes.
Las lágrimas de la mujer con gafas caen como humo de quejas y gritos.
Estamos aquí y pronto empezará un nuevo año en el que navegar, navegar y seguir
navegando.

Otoño

Seis minutos ganados a la muerte de las baterías, y cigarrillos en cajetillas metálicas.
El ordenador en modo economizador, la cerveza que no llega y una música de trompetas. Nunca me gustó que nadie caminara detrás de mi. Por la acera es algo que me supera, una manía extraña que me impide, de verdad, tener gente andando detrás si no es a una distancia muy prudencial. Yo lo achaco a una muerte violenta y por la espalda en alguna vida pasada. La cerveza no llega, tengo hambre. He buscado dinero por la casa porque quiero pedir, además, algo de comer. Últimamente estoy triste, aunque esta semana he mejorado a la fuerza. Uno a veces tiene que mejorar porque no queda otra que hacer esto o hundirse totalmente. Hundirse totalmente es, en todo caso, la peor opción, así que escogemos entre lo que no nos apetece y lo que nos apetece menos.
El otoño es una estación horrible. Ando por ahí con vestido de verano y chaqueta de invierno, de pronto botas de pronto sandalias. Frío y calor en la ciudad, dolores varios acechando, alguna palpitación fuera de lugar. Típico relacionar los episodios de ansiedad con estados hipocondríacos y con el frío azul del cielo también en modo economizador. Amigos que siempre quedan “para mañana”, reparaciones eléctricas, llamar al fontanero.
Sólo me apetece hacer algo nuevo

¿Qué me hiciste, hijodeputa? Respiro agitadamente, concentrándome en la transparencia de mi corazón insurrecto.
¿Qué causaste, con tu ropa vieja?
Y la forma de andar, mortificante.
Y el terrible tacto de la barba.
¿Acallaré al monstruo que dice llamarse como yo?

Estás ahí te pareces a esos tipos que siempre
tienen una sonrisa esos tipos que se apoyan en el hombro
para no llorar
y que incautan drogas y tienen el cabello
peinado a un lado y los dientes de un oro casi
verde, castos y agrupados
las manos manchadas
la piel tan blanca.
Como
un
cirio.

El día miserable.

Hoy mientras cerraba el puño sólo por cerrarlo, mientras dirigía el coche

por esa carretera oscura a una velocidad más que razonable, y sonaba

algo del white album en radio tres, me di cuenta de que era la primera vez

que

estando contigo, me apetecía más estar en otra parte, cualquier parte

donde no estuvieras tú. Algo momentáneo, quiero decir, con la posibilidad de

encontrarte más tarde, volver a verte.

Qué sé yo, salir con el fetichista de los pies, darme una vuelta con cualquiera,

fumar unos porros, llegar tarde a casa, olvidarme de que

existes.



También me levanté de la cama justo cuando decidiste darme la espalda, y

pensé que no está bien que durmamos en camas distintas, y odié mis problemas

de espalda y odié no tener dinero suficiente para comprar un colchón donde

dormir juntos. También

quise ignorarte y vine aquí tratando de conseguirlo, pareces abatido

y lejano, contaminado y nostálgico, tal vez sea que lloro petróleo, que sudo carne

y vuelco las tazas a propósito, que soy insoportable y la tristeza de saber

que pese a todos los pronósticos no estamos hechos

el uno para el otro.

Por más que rascamos siempre sale eso de

"sigue buscando"

La naturaleza
de las cosas rondándome como rondan los muertos las casas viejas,

hay
en nosotros un pie que tropieza y un derrape

que termina
en accidente.

Todo lo nuestro muere en la palabra que bella y afilada, va escapando del
gruñido o de la cama,
nuestros ojos se visten
como señoritas enfermas y un
luto parecido al de una abuela
inunda el ropero y más cosas
que
para qué
nombrar.


Todo lo nuestro y los alfileres que sostienen la cuadratura, con
poca cosa
libros

la dureza del diamante no es nada
comparado conmigo ahora que visto estas ropas que no dependen de nadie.

impregnarse de lodo y más lodo las solapas y las
corbatas nuevas. Todo lo nuestro amor mío
se convierte en desfiladeros
y bandazos y estos viajes
programados
en la fealdad
y la vertiente desafiante de la pereza.

Mañana seré otra, ya lo verás, otra.

Solía mirar a mi madre enferma de anginas en la cama siempre

se le aplastaba tanto el pelo por detrás, de estar tumbada, que

identifiqué eso con la enfermedad y si en el autobús alguien acababa

de levantarse de la siesta por ejemplo, y tenía el cabello apelmazado contra

el cráneo me parecía que o bien, iba a morir o tal vez

ya estaba

muerto.

Palabras que no nos gustan.

Dicotomía. Realidad. Arritmia. Procesar. Ajenjo. Raquítica. Enclenque. Bótox. Enjundia. Idiosincrasia. Hiperventilar. Colación. Miedo, ansiedad, lexatín, bajón, sola, gorda, siempre, otra. Madrastra, hijastro, mujerzuela, epíteto, bofe, cachicamo, sarro. Reglosa. Hermenéutica, Diacrónico y sincrónico, epocal, epistémico/ca. Padre, Madre, Pescado. Instruir, pollito, anémona, libertinaje, zozobra. Pretension, desproposito,recelo, celos, posesión, cargo, despedidga, grande, dependencia, soledad, menosprecio, descompás, murmullo, barullo, .....ismo. Referente. Hagiografía. Solidario. Válido. Implementar. Proyecto. Orgánico. Felicidad. Zote. Crematístico. Cuchipanda. desilusion, desamor, rutina, hipocresia, maltrato, ansiedad, depresion, vacio, muchedumbre, hambre,























Dime tus palabras odiadas pinchando aquí, voy añadiendo las que me enviais.































































































































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