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Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.







La risa de la chica, que se balancea en un hueco, el diente perdido y el vestido

desabrochado, era lógico, querer algo, más allá de los brazos:
unas mantas, unas tierras.

Silencio de camisas fris fras fris fras, tengo tanto
dolor, inflamado con teclas que presionar, así es como soy con tanto
dolor, y todas las etiquetas esos filos de papel.

Lo inesperado.

Nuestras manos ensayan la lejanía, la risa de la chica, que era
mi risa, yo deseaba algo más, una firma, pequeñas
desgracias, una tintura para fijarlo todo,
fijar lo que
se aprende.

La gente viene paseándose por la calle en el centro, vivimos aquí y
abro el balcón el sol entra por la ventana rasgando la alfombra, quemándonos
como un cometa, una devastación primaveral y pegajosa.

Tengo que dormir, tengo que dormir.

Esta noche

Esta noche
estaría bien
vacíar en la boca el grito
y tal vez
una caja de myolastan con dos
docenas que
guardo
para las
emergencias

emergencias
musculares.

Esta noche
estaría bien
cerrar los ojos y masticarse uno,
reconocerse en alguna estrella
a ser posible
de cine y verse bien en una foto
para
variar.

Esta noche
estaría bien
levantarse de un salto y mirar por la ventana
el mundo encendido,
revolcarse por
última vez en algo más
que en ceniza,
estaría bien acostarse despacio,
en compañía.

Esta noche
estaría bien
dejar de quejarse, ordenar los discos,
repasar mentalmente la belleza,

pero me siento muy solo,
y aunque no es excusa sólo tengo
ganas de
cobrarme
- con malos modos-
todas las deudas que tengo
conmigo mismo.

Es tremendo, cómo llovió este mediodía, corrimos con el periódico bajo el
impermeable, no se nos mojó mucho
el pelo, corrimos, mirábamos al suelo, eso hacen las personas, cuando llueve
mirar
al suelo.

Los adoquines son terribles para estos zapatos tan planos, y es como si
viera una lechuga en tus brazos , en una bolsa de papel marrón y tu pelo
mojado sobre la cara, unos mechones pegados a la frente, esas cosas
como de video clip.

Una gota resbalando, despacio, hasta desprenderse.

Después en casa tuvimos que poner al sol cosas mojadas, que goteaban
hacia la calle y me encantaba pensar en que caía sobre las parejas que
pasaban.

Son tonterías y a veces cosas necias, esta belleza al trasluz cuando es por la
tarde, las motas de polvo y los pelos del gato, conformarse con el estallido
y la paciencia, tener hambre muchas veces, casi siempre.

En la calle ya empieza el sábado con sus megáfonos y
en algún lugar una chica se araña las piernas con hierbajos, algunos viajan en
avión otros hablan al micrófono, dan los goya,

tuve una pataleta hace media hora y voy a hacerme
la cena.

Por qué no escribo

Cómo era la cosa, ah, era así, nos cogíamos de las manos y
violábamos el azul y el azul y el azul impulsándonos hacia arriba.

Después conseguíamos recordar el salto y su ingravidez sentados
en el sofá cama del salón, bebiendo ron miel comprado en una tienda
de comercio justo pero no nos daba el pecho para tanto.

Recogí los pedazos de todos mis amigos mientras en el piso de arriba
empezaban la mudanza y arrastraban muebles (una pesadilla como otra
cualquiera) - recogí uno a uno los pedazos de ellos y los lancé por el balcón que da
a la plaza del árbol, los lancé como se lanza un sueño triste fuera

cuando has despertado y hace sol pero pese a todo no puedes sacarte de la cabeza
todo ese desbarajuste de medias tintas y recelos.

Escribo poemas muy malos, de todos modos no importa, trato de volver a hacer esto
sintiéndome feliz, trato de recordar mierdas y más mierdas para que aflore pero supongo
que soy feliz y algo falla para mi - no hay literatura con este nivel de endorfinas-
qué le vamos a hacer.

La incertidumbre de un enema opaco y el cielo abisal en cuaresma sin estar en fechas. Perlita se hace una raya y a través del cristal todo está oscuro, se ha hecho de noche tan rápido, aspira fuerte mientras piensa en su madre y en el calor del sol. Piensa en tornillos de Palmer y amputaciones de miembros y dialéctica para espantar a las moscas. La cocaína se acaba y con el vestido rosa se siente fuera de lugar. Perlita ha sido diagnosticada de aprensión a las violetas y a la muerte, hay canciones que no quiere recordar, poetas amigos con los que no quiere hablar y cierta distancia y ciertas manos y cigarrillos sobre la mesa. Unos minutos más tarde Perlita se calienta los pies con el radiador, pega los calcetines sucios al metal hasta que se abrasa y estornuda y da vueltas en círculo por el salón enorme de la casa con tres cuartos de baño. Perlita está quemada, hoy piensa en su madre y en la guerra, no hay escuela y no hay fiesta, suspendido todo y en volandas en su pecho enfermo, va con diarrea hasta el baño y siente vergüenza del olor y la sangre. Perlita se hace otra raya y cuando tocan al timbre y sabe quién es decide no abrir la puerta, y lo decide sobre la marcha, y lo dice, por el telefonillo, no abriré por mucho que insistas.
El amigo se marcha, y aún se hace todo más oscuro, se dirige con las bragas húmedas de mierda hasta el baño y se inspecciona las costillas en el espejo, abre el agua y se ducha, tira la ropa a la basura. La cocaína se ha acabado y tiene enredos en el pelo, pero hace tanto frío, no voy a lavarme la cabeza, joder, no voy a hacerlo. Tienen que hacerle esas pruebas y el médico la mirará despacio para decirle que va a morirse, así que no importa demasiado el pelo, piensa, o tal vez sí, tal vez por eso importa más. De todas formas no se decide y tiene cada vez más frío, y vuelve a la sala, y se queda dormida en el sofá.
Se despierta y es de día, se oye escándalo en la calle, abre la boca para bostezar y vomita sobre la alfombra, corre al armario, se viste deprisa, llega tarde a la cita, al hospital.
- Si no ha tomado las papillas no podemos hacerle la prueba.
Le dan cita para la semana siguiente. Tiene miedo, Perlita, y pilla algo de farlopa, y se queda tumbada fumando cigarrillos, ha limpiado el vómito, ha abierto las ventanas.
Toda la casa huele tan mal.

Salir indemne del temporal nocturno.

He pensado que, es verdad, soporto poco ciertos
tonos de voz.
El otro día me llamó esa mujer horrible por teléfono
y tuve que ponerle las cosas en su sitio
- Te has olvidado.
- Por dios, trato de hacerlo.

Y que me dices, del infortunio de acabar
las noches en la calle con este frío dando vueltas a la
manzana con la maleta hecha y no queriendo ir a
ninguna parte más que a casa, donde
hubo un estallido de comida sobre
la mesita auxiliar.
He pensado que después de todo, si logro limpiar mis
zapatos y no volver a pisar ninguna mierda, en fin, si logro
superar la prueba y hacer la dieta ir al dentista a la
universidad joder ser alguien en la vida salir en el periódico
hasta en las necrológicas y que en la noticia ¿vale? pongan
una foto mía y no una del tanatorio, ¿vale?, ¿me entiendes?
He pensado que puestos a pasar la vida con alguien, todo esto
tan hueco y críptico que siento a veces podría enseñártelo y
si tú no te asustas a lo mejor podemos, no sé,
cantar algo, recrearnos en lo que éramos antes para volver a
serlo, en qué te conviertes no lo sé yo, y en qué me convierto
te lo diré, en
charca, en islote, en retirada, en brizna o en codicia yo qué sé
avidez y contención. Todos los días
miro a mi madre en esa fotografía y su belleza me deja
subnormal. Y quiero, no sé si me entiendes, tener
una familia rara y fardar de piernas kilométricas y tener piscina,
y curiosidad y nobleza. Quiero estar siempre contigo y
comprarte zapatillas ir al teatro y conversar despacio bajo una
sombrilla en una calle peatonal.
He pensado que estoy perdiendo facultades en esto de
amar,
quiero despedirme de la vecina vieja, y si nos vamos
a una nueva casa quiero que recuerdes quien soy, quien fui
un día por la noche dejando mensajes en tu contestador
quien fui con el choque anafiláctico y toda esa mierda que
me hace feliz recordar y que tengo encerrada en el puño
como una posesión preciosa con la que restituir el presente,
y puedes enfadarte y comprarme joyas si quieres puedes
venir a casa temprano y querer estar conmigo, también puedes
no querer porque yo, que soy muy dura, coseré lo que se rompa
no te preocupes que
lo coseré, una y otra vez, con exactitud,
con la que sea posible, te miraré y gritaré por la ventana
que da a la plaza cualquier cosa, coño, que talento me sobra,
nos sobra a los dos, vaya.
Vamos a usarlo también
para querernos.

Mary Anne


Cruza las piernas Mary Anne y susurra a los caballos lindezas y émbolos,
suaves cicatrices se empalman unas con otras ¿querrás
hacer ese baile para mí otra vez, Rafa?
Y llamarme por teléfono, que estoy mal.

Cruza las piernas Mary Anne, se romperá después el peldaño
bajo su pie, consolará a los gatitos del contenedor y a su amigo Daniel
que grita desnudo en el corredor.
Podrán bailar los muertos a tu alrededor, Mary Anne
más muertos hablarte al oído y podrás soñar con guarradas y
perras que son tuyas, y soñar con la ternura de un soldado, con tu madre
Mary Anne, ¿recuerdas? arañaba con el pulso como un felino recién nacido, y duró justo
un mes. Un mes de membranas y bautismos de última hora.
Cruza las piernas Mary Anne, en el bar los señores se suben las solapas,
se despiden de Fionna con la mano, ¡levanta la cabeza querida!,
las pulgas encarceladas en el chaquetón, tropiezas
y te abates, un hombre
silba, y tú le miras Mary Anne y vuelves
por la calle , una garganta seca y Rafa no llamará,
te recoges el pelo muy raro
Mary Anne, en el bar te miran y discutes
adiestras el espejo, en el baño mal iluminado
y tus rasgos de señorita puntillosa que se alargan
con las sombras y en la flojedad
de tu vejiga.

Cruza las piernas Mary Anne.
Aguanta.


ahora que sólo conoces la tristeza y en las palmas de las manos resbalan

los insectos


ahora que abandonas en el sofá

las monedas que se caen de los bolsillos del vaquero


y quieres ir al médico.


- estos grados centígrados que nos separan-


ahora que no te alegras de verme, que hago marquitas en las

hojas de los periódicos para leer más tarde algún artículo que me interesa


- pero nunca los leo y sólo puedo mirarte mientras recoges las cosas y te cansas-


ahora que no sé, de verdad, porque si lo supiera lo haría, ser

un hombro en el que llorar o algo así aunque fuera similar

como mi madre por ejemplo, que no he aprendido nada de mi madre,

por ejemplo, o poco.


ahora que veo las fotos de marruecos y tú tienes reuniones a las seis

y lloras con los informes y con los informativos y con el viento de cara

tan frío en noviembre, ¿parece el polo norte esta ciudad o me lo

parece a mi?


- si al menos pudiera hacer algo de lo que te sintieras orgulloso-


ahora que nuestras manos sudan juntas y


- oyes como rugen las máquinas en el descampado-

- oyes como ruge ese señor de nombre Y-

-oyes como la vida es una mierda que hay que disfrutar pese a todo-


ahora que vendrá- otra vez y no será la última -a rozarte y verás como abre su maletín con estiletes y lijas

y limas y piedras y tijeras y piernas cortadas y susurros de monja y bosques del norte y películas malas-


yo estaré contigo y no vamos

a cerrar

los ojos.

Pelos de cerdo en el corazón.

Soy invisible, una vieja salida de la boca del metro
con su boca cosida un hilo muy fino de
histería en la lengua rosa,

un surco de problemas en el ojo.
La ira multiplicada en el ala de la mosca
cercenada y minúscula,

qué pequeña instalando su hielo en las articulaciones, hielo en la flor
que trajiste y morirá. ¿Sabes qué se siente cuándo vas a matar?


Soy invisible, salgo de las papelerias con fotocopias y grapas,
tengo en las manos la envidia y
las cáscaras de un pasado infinito, que voy a reventar es algo obvio,
mi padre solía escupirme en
la cara su soberbia y su miedo, mi madre se escondía detrás de la puerta
y es que
nos da
miedo sucumbir al vacío nefasto de la elucubración,
la propia psique sumergida en almíbar y vienen
las moscas. Vienen las moscas pobre señorita,
y la ira es una estación en la que permaneces averiada
y se acerca la vejez con ritmo de marcapasos
y cánceres comiendo vísceras, en forma de arroz arrojado a la cara,
todos esos granos de arroz esparcidos dentro, hay expresiones que se clavan
la memoria es un corcho con esos papeles arrugados
y hay expresiones como los granos de arroz cuando la abrieron
y aquello parecía un plato de cáncer, o pelos de cerdo
en el corazón una maldad repentina que de pronto está incrustada,
nunca podrás deshacerte de esos
pelos de cerdo que tienes en el corazón
ni podrás deshacerte de la última visita a la residencia
ni de los cristales rotos clavados en la espalda,
los niños que te decían lo mierda que eras
acabaron con su vida
antes de los 23,

cristales rotos clavados en la espalda,
huellas de colillas, no explotar contra el asfalto ni queriendo,
él tuvo suerte.

Hago los poemas -expurgación de mi alma- sucios y benévolos,
podéis miraros aquí
miraros aquí y acariciar
vuestra vida como si fuera
un gato.

Lunes de interrogatorio.

Lo siento pero no puedo comer nada de eso - pienso para mí mirando las galletas con piedrecitas de chocolate incrustadas. Y apenas puedo dialogar conmigo misma, es demasiado el ruido de los contenedores elevándose y girando para vaciarse de basura, eso en la calle. Te miro queriendo expulsar la agonía, inventarme de nuevo, con rejillas y versos y piel lisa casi transparente, te miro queriendo abarcarte, dejar de girar como un planeta enfermo, dejar de subir y bajar por ti todo el tiempo las escaleras desde y hasta el tercero, confeccionarme de nuevo, comprar un nuevo vestido que cambie el look interior. Pero nada, viene el hipo, voy hipando hasta el kiosko, paro en la gasolinera, evito el control policial en la rotonda. Sigue el hipo, remoloneo en las esquinas de una cama mental, en la que me recuesto y desde la que observo el infinito y creo tener rayos x y la ciudad de valencia me parece pequeña, apocada y gris, recuerdo mientras observo las flores que trajiste y no por asociación de ideas, cuando descubrí que había más países, era pequeña y nada hostil, rezumaba amor y odiaba de todas formas el rosa, y allí estaba descubriendo que había lugares a los que marcharse, soñando con un hombre que desde allí abajo alzara las manos y quisiera trepar a mi ventana o hacerme caer en un lugar acolchado y perfecto. Aprendí en algún momento que el amor lo es todo, y equivocada continué dándome y tomando sin remilgos todo y nada, no justifico el rencor ni los errores, al final todo es lo mismo, todo soy yo aquí sentada con prisa, el dolor sordo en el costado, el acúmulo enrevesado de papel mojado en el estómago. Comía papel, es mentira, nunca me dio por la tierra, lo que comía era papel, bolas de papel en mi barriga que luego cagaba sin digerir. La vida es así, trenzas y más trenzas de sueños que van deshaciéndose. Descubrir papeles en los que está tu tú que ya no eres es lanzarse a un vacío existencial cuando no sabes qué es lo que te ha traído hasta aquí, dónde se perdió el hilo, por qué no hay una causa efecto y tampoco parece haber una correlación, sólo aire espeso en lugar de hígado y la mirada petrificada en el espejo. Los padres envejeciendo, tú misma envejeciendo, sabiendo que no está tu lugar dónde creías que está, o donde debería según tú, si no en otro lugar que desconoces y te aterra. El yo como una superposición de capas de piel que ir arrancándose con valentía y precisión, sabiendo que de todos modos no podrás evitar errar una y otra vez en el sucio aprendizaje de vivir, de amar, de volverse cada vez más humano y menos azul, y de todos modos, azul, sigues caminando y olvidándote de todo, de las flores muertas en la mano, de la llamada de Jean Mi, de Anna y el crepitar de los porros por las noches en el garage. Que vas a olvidarte de todo, y que seguir adelante es lo único que parece tener un sentido y ese sentido es seguir adelante, sin que haya nada más colgando del hilo absurdo, cuando los proyectos parecen desvanecerse y de todas formas ni siquiera sabes amar, porque esa manera de amar no es lo que toca y si te toca te pudre, y en todo caso una absolución a tiempo, volver a mirarse en el espejo y no querer ser otro, recular justo en el momento de la ira, aprehender lo mágico, hacerse adicto a uno mismo y las letras que lo conforman, como vísceras y caídas libres, como cuchillos golpeando el suelo, agitados por el gato rebelde y sumándose a la presión atmosférica de un lunes de ceniza, como hoy.

Y los árboles se doblan bajo la lluvia primeriza
con su escuela de semáforos y señoras enlacadas, histéricas bajo una nube de rulos y
pérdidas. Los árboles se doblan bajo esta lluvia, yo me doblé con esta lluvia y fue
también tu lengua y tu rabo por la noche, imploraba yo no sé qué paz, la de saber que te
gustaba, todo aquello que hacíamos y me preparaba
para el salto mortal
me preparaba
para la nieve y la agonía sabiendo que estaría contigo para
siempre, pese a diluvios y abstinencia y cosas sagradas y
tontas, siempre, estaré, contigo, amor, siempre estaré
contigo y habrá, ya lo sabes, tiempo para rompernos como palos, será
en un día como hoy, inapacible y vulgar, con chubasqueros y dinastías de hormigas
muertas, es esta agua salvaje y terca, un pliegue en mi carne cuando me acuesto
a tu lado y en tu sonrisa veo el sol, tu sonrisa es ver el sol en un día como éste, hoy
un día como este, con su barrio y sus charcos, madrugando terriblemente afectada
por no ser famosa o estar forrada y descansar en un diván con lecturas y gansos,
qué sé yo, por decir tonterías no será, que la mañana es larga y por fin trae un compañero
el periódico que le encargué, y pienso en ti y no hay oscuridad y la oscuridad que hay se
pronuncia suave es mi ceguera, se mueven las persianas violentamente, algo nuevo además de
la tarea de esconder, es esta tormenta de muebles y pasillos, anoche te di las gracias
y te llamé por tu nombre, por un momento estuvimos tan separados después de hacer el amor que
fue como antes, como antes de conocernos, y es la tormenta y es el vacío barriéndolo todo,
un eco de rizos y tu boca, no logro reconocernos y pese a todo sé que somos nosotros
estos y no otros, tumbados boca arriba, pareciéndonos increíble la altura
del nuevo somier.

El amor es esto.

Los cuerpos yacen perfectos, respiran y pulsan interruptores que son música de paladares y dientes. Se observa la escena desde arriba, ella se pregunta despertando a medias, para cuándo él la va a desear apartando los trastos, la lámpara de un manotazo, fundiéndose en el golpe la bombilla, cuándo va a saltar peligrosamente sobre los párpados que reventarán como botones, haciendo que la luz se ensanche en la pupila, una luz de leones y militares apostados en la nuca. Los cuerpos yacen perfectos, ella se remueve como un manojo de hierbas, a veces por las noches, llora en silencio, el silencio es entonces el útero y la presión de la sien no es nada en comparación con la crisálida desde la que se presta a salir, ofrecerlo todo, darlo todo en un abrazo simultáneo, hacia dentro y hacia afuera. Llora preguntándose sobre el sexo y las partículas del orgasmo, de un deseo ciego y con palabras malsonantes, sucia, puta, coño, v o y a v i o l a r t e es así porque te amo y eres mía y date la vuelta que vas a ver las estrellas, y esas estrellas te harán gemir y querrás ya no salir más nunca de este cuarto, y llora imaginándose que sucede y preguntándose cómo hacer para persistir en la vacuidad de la esperanza y la fe.
Los cuerpos yacen perfectos, el de él no se mueve apenas, sólo la respiración y el calor que desprende hacen que uno piense en vida suspendida, y ella recoge las lágrimas en un frasquito metálico, conforma todas las cerraduras, se sobresalta cuando él roza con la mano su cara, abre los ojos y pregunta ¿qué pasa cariño? Ella se rompe en su dulzura y contesta: nada. Pero es casi de día y los pájaros entran en un trance de pitidos, mis pezones son como gomas de borrar, piensa ella y se siente asexuada y maligna, como si un cáncer de orgías la acunara en realidad y desde lejos, una promesa de la que se mantiene alejada, porque el amor es esto, desperezarse y seguir, ocupar la mesa para un café, soñarse de viejo y sin nada.

Recuerdo tu amor como si fuera futuro.

Un movimiento mecánico, espléndido en los brazos, la lengua se apresurará
extendida y salvaje sobre un chorro de luz de ojos, y un poco más tarde
después de correrse se darán la espalda, tratarán de olvidar esos defectos
físicos del otro, todo cobrará dimensión de aguacero y difusión de miedo
en el cuello y en las manos, un nudo de nervios y carencias en la aorta.

Su bilis y mi bilis y un juego de niños amarillo y fugaz a eso de las diez
un portazo y la televisión que apagamos, recuerdos distintos, tú viajas por allí
y yo golpeo el suelo con la cabeza, el suelo frío el culo en el suelo frío es
invierno el culo desnudo sobre el suelo tan frío y mis ojos como persianas
que no dejan, esta vez no, pasar la luz.

Tú estás allí viajas en la medicina y la clemencia, respiras su cabello negro yo
sigo allí viajo allí con
mi tristeza en las muñecas, contra la pared del baño una nube de pollas y trastos,
un regalo esas pequeñas figuritas para adiestrar el futuro,
palabras deshinchadas que se pochan
en un teléfono móvil y poca suerte y poca gracia
que dormidos ya hasta los sueños
son jirones de un guión repetido y soso.

Lunes

Hoy no había sitio en el bar, sólo quedaba la mesa que está frente a la puerta, una puerta siempre abierta. Para mí sería imposible sentarme dando la espalda a las dos docenas de hombres que hay almorzando grandes bocadillos de tortilla, así que me posiciono de espaldas a la puerta, una puerta siempre abierta. Un maestro de feng sui me daría una azotaina. Pronto empiezo a notar como mi rabadilla se congela, ahora que ya hace un poco de frío, cualquier cosa nos parece una edad de hielo. Me dispongo a fumar un cigarrillo y pido el segundo café cuando unos obreros se marchan dejando libre la mesa del rincón, a la que me traslado rápidamente. Es curioso cómo la felicidad es poco inspiradora, si uno la entiende como calma y equilibrio. Supongo que el oficio es importante también, y tal vez por eso me he sentado aquí a escribir, en el bar de siempre, y a fumar. La casa está limpia, la conciencia "tranquila", he empezado el régimen y por la ciudad hay un hombre montado en una bicicleta que me ama. A veces pese a todo eso, no hay más que una oscuridad repleta de monstruos y detalles existenciales burdos y precisos que expanden frío en las arterias. No importa que haga sol. Salen buenos poemas, pero quisiera no escribir nada más si con ello permaneciera en equilibrio. El sábado por la noche hablamos de decrepitud y puede que fuera la marihuana pero noté como de pronto mis hombros pesaban, todo mi cuerpo pesaba, un cuerpo astral y hasta ese momento imperceptible. Existir es una responsabilidad, pensé, vivir es "lo más", no encuentro palabras para ponerme filosófica, sencillamente pude por unos segundos apreciar el valor de caminar por aquí, y ¿por qué yo? Y yo no es nada más que azar, un azar que espabila a cualquiera.

***

He abierto un blog de noticias al que podéis acceder pinchando en El Noticiero, a la derecha de esta página.

He abierto El Noticiero.

***

Vi cómo se marchaban los pájaros, tan temprano una estampida,
dibujados negros contra el gris, cientos
de pájaros en fuga, todavía amanece, pálida y despeinada, voy
al trabajo y en mí crece la desdicha, una palabra que la desate
podría ser puerta, sangre o vértigo. Crece también una sinfonía
majadera de silbidos, la obertura de un sueño ahí arríba.
Ahí
arriba.
Yo aprieto las piernas podría decir que ahora
el sexo no me interesa, los párpados convulsionan en rem, hay petróleo
en mi cabeza, y las partes de mi cuerpo que señalan la salida,
se rompen con la lengua, no logro concentrarme en tu cuerpo o este cuerpo
otro cuerpo o el mío.
Se abre la puerta corrediza, entro y la luz es fría, puedo ver mis pequeñas
arrugas dibujadas como por un niño, en el espejo del fondo,
giro la cabeza y miro antes de cerrar tras de mi, al cielo otra vez y veo
como algunos pájaros rezagados, un pequeño grupo, también
se marcha.
Sonrío y sigo, como siempre
adelante.

la belleza no es / un lugar donde van / a parar los cobardes
Antonio Gamoneda.
Que volveremos a pelear, y la sangre escanciada sobre la moqueta
se convertirá en una mancha ridícula como de expediente y que
trataremos de darnos cobijo después el uno al otro, salvajes y apresados.
Chiquillos, digo yo, devorados por la perversidad de los apegos.
Iremos haciendo méritos para vaciar el mar, dejando diáfanos los fondos.
Que alguno de los dos ganará en el ring y habremos de todos modos
perdido ambos, no sé de que sirve el arrojo de arrojarse objetos
ni sé de que sirve el descanso si no se origina en el recreo
de abandonarme a nosotros.
Que cuando estar solo sea de nuevo habitual por
la noche, de la televisión no nos interesarán ni los informativos,
y beber vino será ya una costumbre a solas y a secas, cuando
aumente la inflación y se funden nuevos planetas y enferme por
el plomo en las venas, y apunte a la gente con mi estilográfica,
devolviendo en los portales el whisky y los licores, mientras tú
te tropiezas y caes delante de alguna chica, y no te mueres de
vergüenza,
Sabes, creo que
nos echaremos de menos, lo haremos sin corrección, nos costará
cabellos y encorvarnos, tal vez aislamiento temporal y revocar todas
las leyes
de las sábanas
y el alimento.

PILLS



Y por fin llegó el día.

Estoy nerviosa, aunque son nervios "buenos". He bajado a la calle a tomar mi café de todos los días, con el portátil. Hoy, afortunadamente, no trabajo. Pillo una línea wi- fi de algún vecino, aprovecho para mirar el correo, echar un vistazo al periódico y repasar algunos blogs. El caso es que os escribo desde aquí. El bar se llama Culebras y Esperanza, la chica que salvó a mi gato la semana pasada de una muerte segura porque se cayó del tercer piso y estaba escondido en el hueco de un ascensor en el patio de al lado, me cuenta que se acaba de quemar el brazo haciendo una tortilla de patatas.
Hoy, cuando Arturo se fue a trabajar, le pedí que al bajar pusiera junto a los telefonillos una pegatina que dice "el timbre de la puerta 12 no funciona, llamar al teléfono tal y tal" porque estoy esperando un envío de la editorial Baile del Sol, una caja con 30 ejemplares del primer libro que publico en solitario, pues hasta ahora he participado en algunas antologías pero todavía no sé lo que es tener un libro "mío" entre las manos. Y hoy va a ser el día. El caso es que el mensajero había venido antes de que Arturo bajara a la calle, y me he encontrado con el aviso en la puerta. Antes de las dos me los entregarán. Esta tarde es la presentación, en la Librería Primado de Valencia. A las 19:30. Presento mi libro y otros autores valencianos y canarios también presentan los suyos. Anoche me acosté pensando en qué diría pero nunca se me ha dado muy bien planear, y casi que mejor ir sobre la marcha, aunque luego me pongo muy nerviosa y las palabras se atropellan unas a otras y acabo por hacer gracia. En fin, así soy, que le vamos a hacer.
Y estoy nerviosa. La verdad es que no pensé que iba a estarlo tanto. Y si soy sincera he vivido hasta hoy la publicación del libro como algo natural. Me he pasado la vida escribiendo y poco a poco han ido saliendo cosas hasta que salió lo de la editorial Baile del Sol, y lo he vivido como digo, como un proceso natural aunque tal vez no lo sea tanto en realidad, y ahora tengo en la barriga la sensación de ir subida en una noria. He de decir que el café no me hace ningún bien a este respecto pues tiene la facultad de acentuar mis nervios en todo caso.
Espero no renegar nunca del primer libro de mi vida. Tengo 31 años a punto de cumplir 32, creo que he elegido bastante bien los poemas que conforman Pills, poemas que al cabo de los meses de ser escritos me seguían pareciendo buenos. Tenían vigencia, y espero que la tengan siempre. O el máximo tiempo posible. No puedo decir mucho más puesto que aunque sé que están cerca, en un radio de unos kilómetros, todavía no tengo ningún ejemplar del libro entre mis manos, pero no queda mucho, y ya contaré qué siento yo, señorita maniaco depresiva, al ver que uno de mis sueños se hace realidad, y al pensar que me queda tener un hijo para hacer triplete.

Gracias a todos los que me han apoyado desde el principio de los tiempos, y también a aquellos con los que me encontré por el camino y han sido determinantes para que la publicación de este libro se hiciera realidad.

Acercando Orillas (Poesía sin fronteras)
Organiza Ediciones Baile del Sol
3r Encuentro Acercando Orillas

Tenéis un Dossier aquí, con poemas de los participantes del encuentro.

Día: 11 de septiembre de 2008
Hora: 19.30h
Lugar: Librería Primado. Avda. Primado Reig, 102. Valencia

Día: 12 de septiembre de 2008
Hora: 19.30h
Lugar: Café Las Horas. C/ Conde de Almodóvar, 1. Valencia

Recital de:
Enrique Falcón (Valencia)
Daniel Bellón (Canarias)
Uberto Stabile (Valencia)
Armando Rivero (Canarias)
Safrika (Valencia)

...Y presentaciones de los libros:
VV.AA.: Once poetas críticos en la poesía española reciente (Ediciones Baile del Sol, 2007)
Daniel Bellón: Tatuajes (Ediciones Baile del Sol, 2007)
Uberto Stabile: Habitación desnuda (Ediciones Baile del Sol, 2008)
Armando Rivero: Los barcos de Damián (Ediciones Baile del Sol, 2008)
Safrika: Pills (Ediciones Baile del Sol, 2008)
Enrique Falcón: Taberna roja (Ediciones Baile del Sol, 2008)

El chico del pelo casi corto.

Esta mañana es casi por la tarde, y perecen los pájaros despistados, ateridos
por  un frío sorprendente y humedad de cañería. 
Todo es gris, y la lluvia estancada ahí arriba espera
que salgas de casa sin paraguas y con la maleta llena de papeles importantes.
Mirando por la ventana veo camiones y
quería decirte que sólo un beso tuyo puede salvarme de la incoherencia que le es
inherente a las poetas maniaco
depresivas
que en tu olor está el mismo Caúcaso y todos los veranos del mundo y las
vacaciones y el norte de África.
Que encima de la mesa tengo los cigarrillos y el café, miro muy fijo
la pantalla del ordenador, tratando de ordenar las palabras para decirte diferente
lo que siempre te digo, y podría dejarlas rodar cuesta abajo como
una avalancha de señoras a punto de quitarse las bragas, y podría meditar un
poco y medir la métrica o no hacer nada, 
que a veces es lo más práctico y al final
lo que queda es un poema malo yo secándome las lágrimas 
que caen tras un
bostezo y el café parece
no tener cafeína, todo para decirte
que los colores del día parecen sepultados por septiembre
que parece que va a llover, está esperando a que yo salga, que
traté de dibujarte sin éxito, que el café ya está frío
que el café ya
está
frío que
el
café
ya
está
muy pero que muy
frío.



Y pondré un post it tapando este poema que diga te quiero...

Cristina vió en sueños que yo me casaba con un traje verde. Recuerdo que estaba trabajando en la Ford, y que tú te atreviste a preguntar qué hacía falta para casarse por lo civil. Cristina vio en sueños que yo me casaba con un vestido verde, muy sencillo, y decidí ese mismo día que si algún día me casaba (contigo) sería de verde, qué cojones. Un verde intenso, un verde que retara al mismísimo rojo. Yo qué sé, no es que me importe demasiado, no me importa demasiado nada muchas veces, es uno de mis grandes defectos. O será una virtud, qué sé yo, depende de como mires el mundo en el que vives. He aprendido a manipular, a orquestar, a dirigir mi propia banda de sicarios a lo largo y ancho de cualquier piel que se me ponga por delante. He acabado por sucumbir a una especie de delirio en el que deseo estar siempre sola. Eso no te incluye, claro está. A veces me gustaría ser una hija de puta, podría serlo, créeme, facultades no me faltan. Me gustaría ser implacable y que de verdad (de verdad) nada me importara lo suficiente como para condicionar mis actos o mis pensamientos. Me gustaría ser una mata hari de mierda, ser bellísima y estar cargada de maleza, una maleza destructiva que se lanzara por mis ojos hacia afuera, nada de estas brozas interiores, qué hacer con todo esto es algo que todavía no sé, cómo gestionar el cobro de todos mis antecedentes vitales. No soy simpática ni tengo ganas de historias, en general todo el mundo me da asco, he hablado muchas veces de mi misantropía galopante. Algo serio, además de contraproducente y dificil de llevar, al menos para mí, pero de cualquier modo inevitable. O eso parece. Debería lanzarme al budismo, al tai chi y a todo eso, imagino que sería una forma cara de sanar, pero de sanar al fin y al cabo. Me gustaría casarme de verde de todas formas, casarme contigo, si tú quisieras. Me gustaría tener una familia, lo confieso. No soy una escritora de riesgo, quiero tener hijos, una familia, un buen empleo. Viajar, estar tranquila. O no, y por qué pretendo engañarme, ésto de la neurosis no es cosa fácil y además tengo faltas de ortografía. La gente se levanta temprano y yo también, aspiro a sentirme mejor, aspiro a tener una relación sana una mierda de relación sana, a que me quieras cada vez más y no cada vez menos menos menos. Vamos restando ya dije que se me da muy bien restar, que de lo demás tengo poca idea. Que me gustaría estar escribiendo y ser buenisima y tampoco lo soy, sucumbo demasiado fácil a la crítica y al halago, mis poemas se nutren de mis vivencias, las extreman, cuando escribo sobre tí te pones melodramático y yo preguntándome qué hago con mi forma de expresión que debe ser respetada cuando a la vez he de respetar tu intimidad, y vaya, es una lucha que nunca acaba y al final acabo escribiendo basura que no tiene nada que ver con lo que realmente quiero escribir. Y yo debería casarme con esto, si quiero hacer algo, con la letra, la palabra. Nada de matrimonios de verde, todo muy desnudo, y frente a la pantalla del ordenador. Te has ido y no quiero que vuelvas, quiero que hagas lo que te de la gana, y yo sentir que me caso conmigo y con ésta mierda, que escribiré una novela, que será buena, que podré dejar mi trabajo y dedicarme a lo que me gusta, a respirar. Que entonces podremos tú y yo hacer algo serio pero divertido. Se oyen las voces de las vecinas en la escalera, por mucho que griten nunca entiendo lo que dicen. Por mucho que grites tengo la sensación de que no voy a entender lo que dices, mi mente gira negra en torno a un quiero y no puedo, en torno a un alter ego que es una tía chulísima, independiente y que reniega de ataduras y convenciones. Pero ya ves, me convierto en un planeta enfermo, y luego nada es tan difícil. Estar aquí, sola. Irme de cena con mis amigos a ese sitio hortera. Que K. me proponga pillar coca y decirle que no, aunque quiera decirle que sí y mandarlo todo a tomar por culo.

Crisis, what crisis?

Si quiere una garantía, compre un tostador.
Clint Eastwood en El Principiante.

La ventana está abierta, hace calor, pleno julio, viernes noche,
Las manos van solas sostienen un cigarrillo fino con hachís

bebo un refresco.

Él duerme en la habitación de al lado, no es mal tipo pero
Últimamente discutimos todo el tiempo, supongo que él no
Encuentra la manera de satisfacerme y eso que
Cantó una canción muy triste que hablaba de cajas vacías
Donde dice que guardo la nada, y estuvo gracioso un par de veces
Haciendo de psicoanalista.
Es un buen tipo, en serio, pero tal vez no sea el buen tipo
que estaba buscando.

En fin, es tarde y debería dormir, hoy no quiero tomarme una pastilla,
Pero sé que si sigo escribiendo aquí y sigo dándole vueltas a todo de lo que
No estoy segura es posible que abra la boca y todos los monstruos no quieran
Salir y se queden aquí, en la garganta como trapos. Y tenga que ingerirla para

hacerlos

desaparecer.

Mi corazón es un pez entre flores, se ahoga entre tanta belleza,
Agua y más agua para el pez.
He acabado de fumar y tengo hambre, yo siempre
Tengo hambre, o casi siempre, es cierto.
Mi corazón traga y traga, pero no quiero castigarme por ello.

La noche está estrellada y todo lo demás, hay un grillo.
Pronto acabará todo, él duerme tranquilo, supongo,
Él es lo primero de su lista, saben.

Yo soy una mujer grande, tengo 31 años, la piel
Dorada, estamos en julio, recuerdan. He adelgazado 6 kilos,
Los hombres me miran por la calle,
Él, el que yo quiero
Duerme en la habitación de al lado.

Es todo lo contrario a una garantía.

Palabras que no nos gustan.

Dicotomía. Realidad. Arritmia. Procesar. Ajenjo. Raquítica. Enclenque. Bótox. Enjundia. Idiosincrasia. Hiperventilar. Colación. Miedo, ansiedad, lexatín, bajón, sola, gorda, siempre, otra. Madrastra, hijastro, mujerzuela, epíteto, bofe, cachicamo, sarro. Reglosa. Hermenéutica, Diacrónico y sincrónico, epocal, epistémico/ca. Padre, Madre, Pescado. Instruir, pollito, anémona, libertinaje, zozobra. Pretension, desproposito,recelo, celos, posesión, cargo, despedidga, grande, dependencia, soledad, menosprecio, descompás, murmullo, barullo, .....ismo. Referente. Hagiografía. Solidario. Válido. Implementar. Proyecto. Orgánico. Felicidad. Zote. Crematístico. Cuchipanda. desilusion, desamor, rutina, hipocresia, maltrato, ansiedad, depresion, vacio, muchedumbre, hambre,























Dime tus palabras odiadas pinchando aquí, voy añadiendo las que me enviais.































































































































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