miércoles, 5 de enero de 2022

INMERSION LINGÜISTICA

 


Ahora que ha bajado el suflé y todos nos hemos calmado un poco, es bueno comentar que ha sucedido, está sucediendo y que sería deseable que sucediera en el futuro con la lengua en Catalunya.

Todo esto no empezó ayer. Se remonta a 1978 cuando se hace obligatorio el estudio del Català en la escuela y continua en 1983 con la ley de normalización lingüística.

Alguien aquí engaño a bastantes ciudadanos, bien por activa o por pasiva. 

Cuando a mis hijos les alcanzó la inmersión (año 1988) yo fui de los que apoyó sin reparos la inmersión lingüística aditiva (incorporar una nueva lengua sin perder la del hogar). No era una sumersión (remplazo de una lengua por otra de forma hostil). O un bilingüismo sustractivo (incorporar una lengua en fase muy temprana para anular la lengua materna que se desprecia).

Esto, además de soldar la sociedad, tenía la ventaja de ayudar a que aumentara el uso del Català.

Los puntos para conseguirlo eran fáciles de seguir, (incluso por nuestra clase política) y el pacto no escrito era mas o menos:

1º En la escuela se facilitaría el aprendizaje de las dos lenguas en pie de igualdad, teniendo diferente tratamiento por identidad geográfica a criterio del centro escolar (no es lo mismo el Pirineo que Cornellà).

2º No se usaría jamás el Català en hostilidad con el Castellano en público, (por parte de nuestros representantes políticos), resolviendo todas las dudas y discrepancias en Castellano (nadie en Catalunya percibiría identidad por la lengua)

3º Cualquier proceso identitário se realizaría en Castellano, evitando que se asocie identidad con lengua.

4º Cualquier reivindicación o enfrentamiento con el Estado evitaría a toda costa el uso del Català en actos públicos.

¿Que se pretendía con todos estos acuerdos sociales (no escritos) de ciudadanos sensatos y cabales, alejados de la radicalidad y el sectarismo?

Que nadie utilizara la lengua para dividir a la sociedad, ni en Catalunya ni fuera de ella.

Que en tres generaciones -75 años- todos los ciudadanos de Catalunya fueran bilingües.

¿Ha sido esta la realidad hasta este momento?

¡Nooooooo!

 ¿Algún partido de los que votó la ley ha denunciado su mal uso?

¡Nooooooo!

Todo el mundo ha hecho nacionalismo y populismo con la lengua, por lo tanto que ninguno se queje de los resultados y mucho menos quien ha estado en el poder.

Una lengua no se domina con poco más de dos horas reales a la semana, treinta y cuatro semanas al año.

El Castellano no desaparece en Catalunya porque es la lengua que más crece en las redes y la demografía es implacable. Todo lo interesante que hay en redes está en Español.

Ni E.E.U.U. ha conseguido que remita el uso del Español, con toda la fuerza legal del estado. 

Muchos ciudadanos estadounidenses tienen más ventajas y oportunidades laborales si dominan el Español.

¿Qué pasaría aquí, en Catalunya, si algún radical triunfara?.

Llegados a este punto y remitiéndonos a los hechos, parece que hay mucho aparato en puestos de responsabilidad de la Generalitat, a los que les importa un carajo lo que pase con el Català en el futuro, y siguen fomentando hostilidad sin ser conscientes o siéndolo. Han de elegir lengua o poder y eligen poder.

El Català solo sobrevivirá en el deseo de todos los Catalanes de hablarlo. Como ejemplo: en 1980 se hablaba Catalán en el Patio de los colegios; hoy no.

Las estadísticas dicen que hay un tonto radical por cada mil habitantes. Nosotros los hemos concentrado y deberíamos hacérnoslo mirar

Cómo apunte y sin que sirva de precedente, en España no se habla Español, se habla Castellano. El Español se habla en el resto del mundo, incluido el espacio interestelar.

 

 

 

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