A veces tomamos como cierto a lo ya impuesto. Y no siempre es así. La mitad mas uno es un creación de Alberto J. Armando. Fantástico invento con enorme visión comercial. Autoimpuesto para justificar una popularidad (innegable, por cierto) que siempre vivió amenazada por otra de igual tamaño. Los años y los hechos se han cansado de refutar la frase insignia del aguante de la contra. Son muchos?: Si. Son más?: No se. Son la mitad mas uno?: Ni a palos. Lo ocurrido en la temporada 2008 lo confirma.
River Plate reventó las canchas de Enero a Diciembre. Lo hizo cuando fue campeón del Torneo Clausura, y cuando fue último en el Apertura. Ganó la tabla de venta de entradas con holgura, con la Copa en las manos y con la vergüenza de caer bien bajo. Tales números reflejan algo que nunca se olvidó, pero que de tanto en tanto es bueno reconfirmarlo: Existe bajo las capas de violencia, coima, interés, negocio e intolerancia en las que parte de nuestra hinchada está sometida, un enorme pueblo de fieles que no negocia un amor incondicional. Que banca. Que se ilusiona, alienta, se decepciona, y vuelve. Vuelve a la popu, a la platea, a la radio, a la tv o la Internet. Pero vuelve, y un hincha que vuelve, vale para toda la vida.
No pesaron palazos bravos como los de San Lorenzo, las Chivas, los superclásicos, el puesto Nº 20, la partida de Ortega, la flaqueza técnica del plantel, los dichos de Ahumada y Carrizo, la inoperancia de Aguilar, la violencia de la barra. Se meneo al compás del agitamiento histérico que proponen los medios y su doctrina de ganar siempre y sino, a la guillotina. Hirvió de furia, reclamo y reconoció esfuerzo, defendió las banderas, estuvo. Siempre estuvo.
Con ese enorme pueblo de fieles, poco importan los Aguilar, Schlenker, Rousseau, Acro y los demas integrantes de esa matufia vergonzosa. Que no defienden a River sino a sus propios intereses y que solo son hinchas de su propio aguante y no de la camiseta.
Esta será la última entrega de 2008. A todos los hinchas de River de corazón, las mas sinceras felicitaciones de parte de alguien que, no por estar lejos del Monumental, deja de sentir que esta pasión debe respetarse a rajatabla, como un mandamiento más.
Que tengan un buen 2009. Que tengamos un buen 2009.
River Plate reventó las canchas de Enero a Diciembre. Lo hizo cuando fue campeón del Torneo Clausura, y cuando fue último en el Apertura. Ganó la tabla de venta de entradas con holgura, con la Copa en las manos y con la vergüenza de caer bien bajo. Tales números reflejan algo que nunca se olvidó, pero que de tanto en tanto es bueno reconfirmarlo: Existe bajo las capas de violencia, coima, interés, negocio e intolerancia en las que parte de nuestra hinchada está sometida, un enorme pueblo de fieles que no negocia un amor incondicional. Que banca. Que se ilusiona, alienta, se decepciona, y vuelve. Vuelve a la popu, a la platea, a la radio, a la tv o la Internet. Pero vuelve, y un hincha que vuelve, vale para toda la vida.
No pesaron palazos bravos como los de San Lorenzo, las Chivas, los superclásicos, el puesto Nº 20, la partida de Ortega, la flaqueza técnica del plantel, los dichos de Ahumada y Carrizo, la inoperancia de Aguilar, la violencia de la barra. Se meneo al compás del agitamiento histérico que proponen los medios y su doctrina de ganar siempre y sino, a la guillotina. Hirvió de furia, reclamo y reconoció esfuerzo, defendió las banderas, estuvo. Siempre estuvo.
Con ese enorme pueblo de fieles, poco importan los Aguilar, Schlenker, Rousseau, Acro y los demas integrantes de esa matufia vergonzosa. Que no defienden a River sino a sus propios intereses y que solo son hinchas de su propio aguante y no de la camiseta.
Esta será la última entrega de 2008. A todos los hinchas de River de corazón, las mas sinceras felicitaciones de parte de alguien que, no por estar lejos del Monumental, deja de sentir que esta pasión debe respetarse a rajatabla, como un mandamiento más.
Que tengan un buen 2009. Que tengamos un buen 2009.