Friday, August 21, 2009
quizá lo que soñamos
Quizá lo que soñamos algún día
sea este río que fundó el pueblo
de la infancia entre las estrellas.
Quizá la vida sea un leño que arde
en el hermoso corazón de los vagabundos.
Y la palabra que pronunciamos al caer la noche
sea la llave de la casa
de "los espacios y tiempos infinitos".
Friday, August 07, 2009
a propósito de la amistad
De manera hermosa dice Aristóteles que la amistad "es lo más necesario para la vida", pues sin amigos nadie querría vivir. Todos los bienes materiales no podrían compensar ese placer que significa tener un amigo y ejercer con él el bien supremo.
También es significativo que Aristóteles señale la correspondencia entre la amistad y el desdén por el dinero. Los amigos no son los que prestan plata o los que te halagan o los que hipócritamente te saludan. Los verdaderos amigos son solidarios: están en las buenas y en las malas. Expresan lo que piensan y lo dicen directamente. "En la pobreza y en las demás desgracias consideramos a los amigos como el único refugio".
Después Aristóteles señala tal vez la principal virtud de los buenos amigos: ayudan a guardarse del error, casi insinuando que un "amigo" que induce al mal, no puede ser en verdad amigo. También la verdadera amistad se construye después de varios años, día tras día, luego de observar y respetar las diferencias, virtudes y defectos de cada uno de los amigos. En pareja, está claro, se puede avanzar mejor que si se fuera solo. Por eso -citando el verso de la Ilíada- "dos cuando marchan juntos" están más educados para reflexionar y vivir.
En todo este conjunto de reflexiones Aristóteles demuestra emotividad, pero no patetismo. Un hombre que habla así de la amistad es porque la vivió con plenitud, tuvo grandes amigos y fue afortunado en el trato con los otros.
Y la bellísima voz de Walt Whitman dice:
Cuanto amo me persigue,
mis amigos me sofocan,
se amontonan sobre mis labios,
se apelotonan en los poros de mi piel,
me estrujan en las calles,
en los vestíbulos,
me visitan desnudos por la noche...
¡Hola! Me gritan por el día desde las rocas de los ríos;
se ciernen y pían sobre mi cabeza,
me llaman por mi nombre desde los huertos,
desde las viñas,
desde la maraña de los arbustos;
encienden todos los momentos de mi vida,
acarician mi cuerpo con dedos y labios balsámicos,
se sacan en silencio el corazón a puñados
para ofrecérmelo generosos...
(Dedicado a todos ustedes)
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Bibliografía sucinta:
Ética nicomaquea, Selnich Vivas Hurtado.
Ilíada, Homero, Canto X ("Dos decididos compañeros, cuando marchan juntos, son capaces de pensar y hacer muchas cosas").
Canto a mí mismo, Walt Whitman.