Solías pasear ante mi
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Tan dulce y tan bella a mis
ojos
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paseabas tu encanto ante mi
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cegando a mi sexto sentido
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para disfrazar el sufrir,
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pensar que regaste de vida
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mis días de felicidad
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tapando al sol de la mañana
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con noches de inmortalidad,
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las mismas noches que latían
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al ritmo de tu corazón
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tu cuerpo, el cómplice eterno
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que orquestaba el último
adiós.
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Hoy solo quedan los recuerdos
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de aquella luna sin dormir
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pues la melodía ha cesado
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y el baile ha llegado a su
fin,
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el padecimiento ocultaste
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tan bien que no lo pude ver
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hasta el momento en que
caíste
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sin pulso y sin poder volver.
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RICKY ROSE
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El Mentirón
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En invierno las temperaturas se desplomaban. Los parroquianos, con gorros
de lana, botas y bufandas en lugar de txapelas y alpargatas, buscaban el
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Hace 4 días