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La
aún corta historia de Mohamed Salah, es la de un joven que empieza a
despuntar en un equipo humilde, y cuya calidad, unida también a un cúmulo de
circunstancias, le hacen dar el salto desde un país con poca
tradición balompédica, a un club histórico aunque modesto, del
fútbol europeo. Los primeros pasos de Salah con la pelota fueron en
el humilde Mokawloon al-Arabel. De ahí pasó al Arab Contractors, con el
que ya militaba en la máxima categoría del fútbol egipcio cuando
el año pasado el campeonato fue suspendido por la tragedia de Port
Said, que originó la muerte de 74 personas. La ausencia de
competición doméstica propició que la selección sub-23 de Egipto,
donde Salah fue convocado, disputase un amistoso ante el Basilea. Sus
virtudes eran conocidas por rectores del club suizo, pero a partir
de aquel día lo serían aún más. Mohamed Salah necesitó apenas 45
minutos para hacer dos goles y demostrar a la dirección deportiva
del Basilea de que en su figura se hallaba un diamante en bruto. Le
propusieron entrenar con el equipo, conocer las instalaciones del
club y la ciudad. Una invitación que no podía rechazar. Apenas un
mes más tarde se hizo oficial la contratación. Internacional en categoría inferiores con Egipto, disputó el Mundial sub-20 de Colombia en 2011. El pasado verano
dejó en muy buen lugar a los responsables de unirle al Basilea, al
dar un rendimiento más que notable con el combinado egipcio sub-23 que disputó los Juegos Olímpicos. Convirtió 6
dianas y su juego rayó a muy buen nivel, llegando con su selección
hasta los cuartos de final.
Mohamed
Salah es un atacante que puede desenvolverse en cualquier zona de la
mediapunta, tanto en el carril central, como por cualquiera de las
dos bandas, aunque lo más habitual es verle escorado en el costado
derecho, a pesar de zurdo. Muy dinámico, frecuentemente se le ve permutar de posición
durante el partido. Lo primero que llama la atención del fútbol de
Salah es el gran impacto que tiene en el juego de su equipo.
Participa continuamente, reclama la pelota, no se esconde nunca y no
tiene el menor reparo en intentarlo, por difícil que pueda parecer,
algo a destacar teniendo en cuenta su juventud. Sus virtudes físicas
no las encontramos en la corpulencia ni en la fuerza, pero si en una
velocidad y explosividad de las que hace uso constantemente. Está dotado
de una técnica individual muy depurada, algo que muestra tanto en la
conducción de balón como en el regate, una de sus características
más espectaculares y utilizadas. Le encanta sortear contrarios,
desafiar continuamente a su par en el uno contra uno. Se maneja a las
mil maravillas cuando encuentra espacios, donde explota su rapidez y
verticalidad, saliendo desde una banda pero con tendencia a buscar
portería, haciendo gala de una interesante facilidad goleadora,
además de una buena capacidad para asistir. Con el paso de los partidos
debe pulir algunos aspectos, como mejorar en la toma de decisiones,
errónea en muchas ocasiones, así como en el exceso de individualidad,
siendo habitual que abuse de la posesión de la pelota. Tiempo tiene
para ello.
Este curso ha disputado 20 encuentros de liga, en los que ha anotado 5 goles y repartido 3 asistencias. Otra diana, y 5 pases de gol, son sus números en los 12 choques en los que ha jugado en la Europa League. Tiene contrato con el Basilea hasta junio de 2016, aunque es un
jugador en plena progresión y no sería de extrañar que a su puerta llamase alguna de las grandes ligas en un futuro no muy lejano. Mientras,
Mohamed Salah sigue creciendo tanto con la selección absoluta de Egipto, en
en la que ya es un habitual, como en un Basilea que sueña con conseguir el 'triplete' esta temporada.
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