Soy un 40% de forro polar, 40% de espuma de látex, 10 % de espuma de poliuretano y 10% de hilo y felpa. Mi cara está rematada con dos mitades de pelotas de ping-pong, en mis muñecas tengo clavadas dos varillas de acero enroscado, soy bajito y no tengo piernas.
Sí; soy un títere. Para ser más exactos, un bocón o muppet para los "anglos".
Vivo en un almacén con mis compañeros. Unos son marionetas, otros son títeres de guantes y otros son títeres de manipulación directa.
Nuestra existencia se basa en dejarnos manipular. No tenemos libre albedrío, no tenemos derecho a la opinión y por no tener no tenemos ni cama. Dormimos en maletas asfixiantes, donde a veces se te puede clavar la varilla de tu compañero, donde por una mala postura se te puede deformar la cara o alguna extremidad.
Cuando no estamos en reposo, nos exhiben en retablos. En los pasillos del metro o en la calle. En patios de colegio donde millones de chillidos infantiles hacen ensordecedor el ambiente. Nos gritan, alentan a golpear a una bruja, demonio o villano cual circo romano. A veces nuestro público es adulto; unas veces se van solo con verme en movimiento, otras se quedan por curiosidad y otras veces se emocionan con mis gestos y vuelven hasta la próxima actuación. Cuando acaba el espectáculo, oigo las felicitaciones a mi manipulador desde mi hermético maletín, olvidado cual herramienta cotidiana.
Es dura la vida del títere pero... siempre podría ser peor. Siempre podría acabar como regalo de un niño de año y pico y consumirme en sus encías babeantes o lo que es peor acabar en un estante como adorno y ver el mundo pasar ante mis ojos sin derecho a la vida.
Un buen día mis compañeros y yo visitamos Titerenet y nos dimos cuenta de la importancia que tenemos. Sin nosotros nada funciona, sin nosotros no hay magia, sin nosotros no hay historia. Solo somos una herramienta, pero una herramienta imprescindible para que mi manipulador me colme de energía y alma.
Conmovemos, emocionamos, indignamos y molestamos. Divertimos, hacemos reír, hacemos llorar y entretenemos.
Ahora sabemos que hay más como nosotros. Ahora sabemos que no estamos solos.
Aún siendo un objeto... no está nada mal... no?