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lunes, 16 de abril de 2012

Al bajar del tren

Hace unos días me encontré con esta lista de los viajes en tren más impactantes del mundo y me hizo recordar una historia que nos ocurrió en nuestro viaje por Vietnam.
Ahí estaba él, jugando al billar con tres chicas danesas que si bien acababa de conocer parecía que llevaran juntos desde que salió de su Brighton natal hace un par de años en un viaje de final de curso sin final previsto (ni previsible). Nosotros acabábamos de llegar, no en demasiadas buenas condiciones, de un treking de unos 12 km desde la ciudad de Sapa, para pasar la noche en esta especie de casa rural junto al rió y rodeada de montes aterrazados cultivados de arroz.

Paisaje de terrazas cultivadas de arroz
Durante la marcha me había torcido un tobillo en una caída en la que por poco me llevo por delante a un par de las mujeres Hmong, que nos acompañaban con la seguridad de que al final del trayecto, cuando nuestras fuerzas flaquearan, les compraríamos alguna de las prendas de artesanía que llevaban. A pesar de esto decidí bajar a darme un baño al río para al menos refrescarme un poco y quitarme el barro de los brazos.

Lucía con mujeres Hmong Negra durante el trek
Cuando volví ya estaba todo preparado para la cena, una mesa larga repleta de platos de arroz, rollitos, sopa , algo de carne y unas cuantas botellas de Singha, nuestra cerveza vietnamita favorita. El tema central durante la cena fue cómo cada uno de nosotros había llegado hasta allí, había una pareja francesa que estaba de viaje de novios, las chicas danesas acababan de llegar desde Camboya, un par de australianos que pasaban sus vacaciones recorriendo el sudeste asiático, Susana y Cristina contaron como nos abordaron en el aeropuerto de Barajas y desde entonces habíamos recorrido juntos el pais de sur a norte visitando el Delta del Mekong, Ho Chi Min City, Nha Trang, Hoi An, Dalat, Hue, la Bahía de Halong y finalmente Sapa. Por su parte Tom nos contó la tradición en su país de realizar un viaje al terminar la carrera y antes de incorporarse al mercado laboral, así llevaba, saltando de continente en continente, casi dos años y después de recorrer durante dos meses China de norte a sur había cruzado la frontera por la cercana Lao Cai.
Poco a poco la noche se fue animando según iban cayendo las Singha, uno sacó una guitarra de no se donde y hasta las danesas terminaron cantando el Asturias patria querida. Tom había sacado una baraja de cartas y estuvo haciendo trucos de magia con una soltura que solo he visto en la tele. No se a la hora que nos fuimos a dormir pero recuerdo ir comentando con Lucía sobre cual de las danesas sería capaz de camelarse al simpático inglés.
Al día siguiente salimos temprano para continuar el trek de vuelta a Sapa, pasamos la tarde en el mercado haciendo algunas compras de última hora y al finalizar el día nos desplazamos a Lao Cai para tomar el tren que nos llevaría de vuelta a Hanoi. Mientras hacíamos tiempo hasta la hora de salida del tren nos fuimos a tomar algo a la cafetería de la estación y allí nos encontramos de nuevo con Tom, estaba sólo y me llamó la atención que después de tanto tiempo de viaje tan solo llevara un maletín como equipaje, era un maletín de piel marrón del tipo del que utilizan los médicos.

En el camarote del tren Lao Cai - Hanoi
Llegado el momento nos fuimos los cinco hacia el tren, nos costó un poco encontrar nuestro compartimento pero una vez instalados, no se si por el cansancio acumulado o porque la litera me pareció realmente cómoda, dormí profundamente casi todo el viaje y estaba amaneciendo cuando llegamos a Hanoi. Una vez recogidas nuestras cosas nos disponíamos a bajar del tren cuando, un poco más adelante en el andén, dos personas salían al encuentro de Tom le agarraban de ambos brazos y le quitaban el maletín, el no pareció sorprenderse como si supiera lo que iba a pasar, habló un par de frases con los dos individuos y dándose la vuelta se dirigió hacia nosotros. Yo debía tener todavía la boca abierta cuando se acerco a Susana y después de plantarle un beso le dijo "hasta pronto", se dió la vuelta y desaparecieron los tres por una de las puertas de la estación.
Sin saber muy bien lo que había pasado tomábamos un taxi hacia nuestro hotel cuando Susana sacó de su bolso una baraja de cartas y al abrirla descubrió que en su interior en vez de cartas había billetes de 50 libras.
Al día siguiente durante el desayuno en el hotel uno de los camareros nos contó que habían detenido a un ciudadano británico con un millón de euros en la estación de Hanoi....


Relato con el que participamos en EXPERIENTIAL MOVEMENT

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