Una vez realizadas las visitas de la mañana, volvimos al barco a comer y dormir un poco, el barco inició la marcha hacia Edfu. Me despertaron unas voces que provenían de fuera del barco, no les hice mucho caso pero como no conseguía volver a dormirme subí a la cubierta. Estábamos llegando a la esclusa de Esna y los cruceros se agolpaban para cruzarla. Esta circunstancia la aprovechaban vendedores de chilabas, alfombras... que en sus pequeñas barcas iban a la caza del turista.