El pasado día 16 de agosto, partí de La Paz hacia el vecino Perú, para visitar uno de los destinos turísticos más importantes de toda Sudamérica, Machu Picchu. Lógicamente, el primer paso era visitar la ciudad de Cuzco, capital del imperio Inca, cuando se denominaba Qosqo, que significa ombligo del mundo. Parece ser que finalizado el imperio de Tiwanacu su pueblo migró hacia el norte con la posterior fundación de la actual Cuzco.
Los conquistadores españoles se encontraron una ciudad llena de templos y aprovecharon estas impresionantes construcciones para, a partir de estas, levantar sus iglesias y palacios.
El centro de la vida, fundamentalmente turística, de Cuzco es la Plaza de Armas, una impresionante plaza porticada donde resaltan la Catedral y la iglesia de la Compañía de Jesús. De esta plaza parten numerosas callejuelas llenas de encanto, por las que apetece dar interminables paseos y como no, repletas de tiendas donde comprar infinidad de suvenires y agencias de viajes para preparar las excursiones a las ruinas cercanas o a Machu Picchu.
Plaza de Armas de Cuzco, con la catedral (izqda.) y la iglesia de los jesuitas (dcha.)
Vistas de la Plaza de Armas desde el mirador del Qosqo
Calle Procuradores, una de las más típicas de Cuzco
Piedra de los doce ángulos en la calle Hatum Rumiyuc, antiguo palacio de Inca Roca, actual Palacio Arzobispal
Típicos miradores de la Plaza de Armas de Cuzco
Fotografos de otro tiempo en la plaza de San Francisco
Claustro del museo Inca
Iglesia de la Compañía de Jesus
Centro de textiles tradicionales en el museo precolombino
Arco de Santa Clara y vendedora de refrescos