En mi último relato del año he decidido compartir una carta de amor, la que María Forqué le ha dedicado a su madre, la actriz Verónica Forqué, por su repentina muerte este mes de diciembre. María y Verónica Forqué Mi madre vino a dar luz. No se ha ido, solo está en otra habitación. No tiene cuerpo, pero su energía está más presente que nunca, porque ahora es omnipresente. Cuando necesito un abrazo se lo pido, tú puedes hacerlo también. El ser humano es muy limitado y tiende a creer solo lo que ve, pero no solo se ve con los ojos. Tenemos discapacidad para ver de otras maneras, aunque eso no significa que no haya más. Hay muchas cosas que existen y no vemos; mi madre es una de ellas. De nuevo, debo recordar que ella vino a dar luz. Ya no se veía capaz de darla como ser humano en la Tierra y decidió irse a un plano más elevado, y no material, para seguir con su misión de llenarnos de luz. Hay que respetar su decisión: a ella lo que le gustaba era ayudar, y aquí su misión...
Un blog de Iker Peña Hernández