16 de julio 2012 1:00 am
(La noche más larga; la noche que
abandonará Morfeo)
¡Muy triste! esta noche
dudo dormir,
será muy larga y me
debatiré con mis sentimientos
y mis recuerdos
escondidos, esos que ignoras por mucho tiempo,
pero cuando salen a la
luz te atacan y van directo al corazón.
Lágrimas, que acompañan
las decisiones para un mejor futuro,
para la
"Felicidad".
Hoy es una noche en
el que los sentimientos están a flor de piel, donde la mente envía mensajes de
desconsuelo y de reproche a los sentidos. No existe más que tristeza y espacio
para el llanto que provocan los remordimientos.
En muchas ocasiones
el decir, “esta decisión es para mejorar; para que yo sea feliz” oculta o
disfraza lo que no queremos ver.
Hasta el momento de
las acciones se percibe que para la “Felicidad” hay que atravesar por muchas
lágrimas, tristeza, dolor. Dejar amigos, sitios favoritos, un territorio conocido,
listas de actividades favoritas; esos puntos se convierten en los ingredientes
perfectos para preparar un coctel de detalles que retuercen la garganta,
aceleran los latidos y provocan desahogos de melancolía.
Te secas las lágrimas,
empuñas las manos, levantas la frente arrugada, los ojos rojos e hinchados con
una leve curva hacia abajo, y prometes que “todo estará bien, que ese dolor te
volverá más fuerte, que te servirá para no ver atrás y alcanzar tus metas”. Es
cuándo te preguntas si eres el único ser sensible, que no podrá separar los sentimientos
de los sueños a alcanzar.
Alejarte de una
persona con quién convives mucho porque ahora ambos deben seguir caminos
diferentes que terminan en un mismo punto. El éxito. Te hace ver las cosas más
claras. Ahora comprendo que esas peleas tontas al decidir que ver en la
televisión, eran una simple pérdida de tiempo.
Tiempo, que
complicada palabra, siempre el tiempo, ¡el tiempo!; la hora, los minutos, los
segundos, los instantes, “necesito tiempo”, “no me da tiempo”, “desaprovecho
el tiempo”, “desperdicio mi tiempo”. Ahora que resumo los momentos, me di
cuenta que pedía esos instantes de soledad, para invertirlas en internet, que
realmente eso si es “pérdida de tiempo”, minutos desperdiciados que podía haber
invertido en pasarla junto a ti, apapacharte y no alejarte. Decirte lo mucho
que vales y no lo que me enojaba de ti. Jugar contigo en lugar de pelear por
insignificancias. Pasear tomados de la mano como dos hermanos que se aman y
respetan y no impedirte que salieras y encerrarte egoístamente. Es por eso que
ahora le digo al tiempo que se alargue, que se prolongue y que me ilumine a
usarlo para el bien, que haga de él la mejor inversión de todas. Que me haga
rico de momentos satisfactorios con quienes amo.
Estos instantes de la
complicada vida humana las agradezco. Las agradezco porque me han permitido
darme cuenta que debo expandir mi radar, mi sensibilidad debe estar activada, para
percatarme de quienes hacen cosas buenas por mí, de poder detectar la persona
que sí me conoce, incluso “mejor que yo”, que puede describir exactamente como
es un día perfecto en mi vida, te puede decir mis gustos favoritos, cuales son
mis gestos de molestia, como saber si me siento incomodo, que películas me
gustan, cuales son mis pasatiempos favoritos, lo que digo con solo una mirada o
con solo un movimiento corporal, si estoy triste, si estoy alegre, sabe hasta dónde
soy capaz, si oculto algo, si estoy enamorado, si me puedo defender o no ante
un situación. De cuando estoy en mi momento de gloria y cuando en mi profundo infierno.
Entonces puedo decir
“Gracias a ti hoy sé que estoy vivo, que tengo la capacidad de amar, de sentir,
de llorar” y que he desperdiciado esa energía cálida en personas que me
muestran su lado frío; de quienes solo he visto sus espaldas y tú que has
estado ahí solo para mí, que día a día me extendió sus brazos y que yo los rechacé.
Gracias, gracias a ti hoy puedo decir que no lo repetiré, que sabré palpar las
intenciones puras y bloquear las malas intenciones y destruir con un solo puño
como un simple pedazo de papel escrito con errores a los malos amores que
desgastan, que acaban y que destruyen.
Hoy por hoy no sé si
el factor que cura el dolor del ser humano es una bendición o una maldición, si
es un defecto o una virtud, si es oscuridad o luz, si es cielo o infierno, si
es una desgracia o una dicha, si es crueldad o benevolencia. No sé si debo amarlo
u odiarlo ó debo rechazarlo o admitirlo. Practicarlo o zanjarlo.
Este factor se
presenta con el tiempo y es….el olvido.