jueves, septiembre 30, 2010
Entre conferencias y músicas
Los viajes largos se olvidan cuando la bienvenida es buena. Y Carmen realmente me la da. Me siento afortunada. Con ella me quedé hace un año cuando vine a la conferencia de etnomusicología de SEM hace ya casi un año. Ahora vuelve a ofrecerme su casa para todo este tiempo, una de esas casas de principios de siglo, techos altos, suelos de madera y baldosas con bordados, cerca del Zócalo. Afortunada.
Hoy despierto a esta luz,
a este patio
Nos tomamos nuestro tiempo antes de salir. Hoy comienza la conferencia a la que he venido, el VI Foro Internacional de Música Tradicional: Música de México para el mundo-géneros, ritmos e instrumentos. En 2005 estuve en el primer foro que también se organizó en el marco de la Feria del libro de antropología e historia. El que la coferencia se haga en el auditorio del Museo de Antropología me parece genial, tratar de hacer del museo un espacio interactivo y más vivo
En el patio, aparte de los puestos de libros, hay un escenario en el que hay actuaciones de música tradicional. He pasado adentro demasiado tiempo y sólo he tenido la oportunidad de escuchar a un trío huasteco y a una banda Mixe del norte de Oaxaca
Empezamos recordando a las víctimas del corrimiento de tierra de estos días en esa parte del estado. La persona que presenta a la banda, habla del pueblo Mixé, uno de los pocos que no fue conquistado por los españoles y que sólo a los dominicanos rindieron su entrega. (¿Sentí que lo decía con orgullo y valorando la capacidad de haberlo decidido de forma independiente?)
El primer tema que tocan es el himno de Oaxaca,
mano en el corazón incluida. (¡Cómo me cuesta ser “patriota” o incluso “regionalista!)
La verdad es que la banda suena muy bien
Llega acompañada de cuatro señoritas, cada una vestida con el traje tradicional de las cuatro regiones más importantes de Oaxaca
Me siento a escuchar. No hace nada de frío y todo se siente relajado. La gente también parece estar escucha con verdadero gusto. El aire lo cuenta.
La banda habla de la fuerza de una tierra y una cultura, sus tradiciones e identidad(es). Palabras y conceptos grandes que repaso mentalmente mientra me muevo entre detalles
miércoles, septiembre 29, 2010
En tránsito
Dejo Madison en su otoño incipiente y eligiendo vestuario.
Esta mañana estaba preciosa esa parte de la ciudad, la neblina del despertar del día despegándose del suelo y el sol abriéndose camino, paso a paso. Los pequeños pájaros en bandada.
El viaje de hoy es largo, autobus a Chicago y aviones hasta Dallas y de allí a la Ciudad de México. Los vuelos más llenos cada día, los aeropuertos como verdaderas ciudades
Largo y diferente este viaje esta vez. Casi con destino fijo: México y Veracruz. Los matices, como siempre, los traerán los días.
Esta mañana estaba preciosa esa parte de la ciudad, la neblina del despertar del día despegándose del suelo y el sol abriéndose camino, paso a paso. Los pequeños pájaros en bandada.
El viaje de hoy es largo, autobus a Chicago y aviones hasta Dallas y de allí a la Ciudad de México. Los vuelos más llenos cada día, los aeropuertos como verdaderas ciudades
Largo y diferente este viaje esta vez. Casi con destino fijo: México y Veracruz. Los matices, como siempre, los traerán los días.
sábado, septiembre 25, 2010
World Music Festival
Como otros años, Madison se llena de músicas étnicas esta semana. A pesar del frío, ayer nos sentamos un rato en la terraza para escuchar a Ordo Sakhna, un grupo de Kyrgyzstan
Maravilloso cuando te abren la puerta a sonoridades nuevas
y puedes adentrarte en otros espacios sonoros
Es cierto que algunas cosas te llegan más que otras y que por eso, este tipo de festivales son un verdadero regalo. Siempre hay donde elegir.
Adentro, en el teatro, un cuarteto de Córcega, Barbara Fortuna. A capella la mayoría de los temas. Una guitarra de vez en cuando. Escúchalos si tienes la oportunidad. La belleza de las armonías y la combinación y equilibrio de sus voces realmente me sorprendió
Esa belleza te lleva. No entiendes lo que la letra dice pero la experiencia sonora parece ser suficiente. Creo que esa es la magia que algunas músicas tienen, la emoción que en nosotros crean.
Para cuando salimos afuera, el frío ya se había sentado en las sillas. Escuchamos un poco de Dja-Rara, un gruo de Haiti,
y dos o tres temas de un grupo de The Saway Machinery, un grupo judeo-neoyorquino,
y regresamos a casa. La semana de trabajo había terminado pero no la de música.
Hoy volvemos al festival a Willy Street y escuchamos a Khaira Arby y su grupo
Son de Timbuktu, Mali, esa ciudad de nombre romántico y bohemio. Afropop, blues, jazz... todo parece encajar en ese espacio grande que estos músicos dibujan
Mucha gente canta, pero sólo algunas personas tienen esa calidad de voz y ese timbre que roza la fibra. Khaira lo tiene
Eso y la energía en el escenario,
Ella toda
Y para completar el día, Cimarrón, un grupo de música llanera que realmente sabe contarte y cantarte lo llanero
Ahí la energía, el ímpetu, la fuerza,
el talento de todos y cada uno
Me quedo pensando en lo que todas estas músicas representan, la identidad que convocan, la inspiración. Mientras hablo Ana, la cantante, me doy cuenta de todo lo que a uno y otros nos une, lo fácil que es compartir lo que tenemos cuando ese es el deseo
Creo que la música nos ayuda mucho a compartir, abrir puertas,
romper barreras y acercarnos al mundo
Que la bandola siga sonando
y que la buena energía sea capaz de conquistar al mundo
Maravilloso cuando te abren la puerta a sonoridades nuevas
y puedes adentrarte en otros espacios sonoros
Es cierto que algunas cosas te llegan más que otras y que por eso, este tipo de festivales son un verdadero regalo. Siempre hay donde elegir.
Adentro, en el teatro, un cuarteto de Córcega, Barbara Fortuna. A capella la mayoría de los temas. Una guitarra de vez en cuando. Escúchalos si tienes la oportunidad. La belleza de las armonías y la combinación y equilibrio de sus voces realmente me sorprendió
Esa belleza te lleva. No entiendes lo que la letra dice pero la experiencia sonora parece ser suficiente. Creo que esa es la magia que algunas músicas tienen, la emoción que en nosotros crean.
Para cuando salimos afuera, el frío ya se había sentado en las sillas. Escuchamos un poco de Dja-Rara, un gruo de Haiti,
y dos o tres temas de un grupo de The Saway Machinery, un grupo judeo-neoyorquino,
y regresamos a casa. La semana de trabajo había terminado pero no la de música.
Hoy volvemos al festival a Willy Street y escuchamos a Khaira Arby y su grupo
Son de Timbuktu, Mali, esa ciudad de nombre romántico y bohemio. Afropop, blues, jazz... todo parece encajar en ese espacio grande que estos músicos dibujan
Mucha gente canta, pero sólo algunas personas tienen esa calidad de voz y ese timbre que roza la fibra. Khaira lo tiene
Eso y la energía en el escenario,
Ella toda
Y para completar el día, Cimarrón, un grupo de música llanera que realmente sabe contarte y cantarte lo llanero
Ahí la energía, el ímpetu, la fuerza,
el talento de todos y cada uno
Me quedo pensando en lo que todas estas músicas representan, la identidad que convocan, la inspiración. Mientras hablo Ana, la cantante, me doy cuenta de todo lo que a uno y otros nos une, lo fácil que es compartir lo que tenemos cuando ese es el deseo
Creo que la música nos ayuda mucho a compartir, abrir puertas,
romper barreras y acercarnos al mundo
Que la bandola siga sonando
y que la buena energía sea capaz de conquistar al mundo
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