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Cómo será ser lluvia, pensé; cómo la multiplicidad que ella es, su fuerza y su vulnerabilidad, saber entregarse de a poquito o por completo; recogerse también.
Lluvia que da y que toma.
Don Plutarco, un anciano violinista, su hijo Genaro y su nieto Lucio viven una doble vida: son músicos y campesinos, al tiempo que participan en la guerrilla que planea levantarse en armas contra su gobierno. Una tarde, al regresar a casa descubren que el ejército atacó sorpresivamente a su comunidad. Los rebeldes escapan a la sierra dejando escondidas en el pueblo parte de sus municiones. Mientras la guerrilla planea el contraataque, el viejo Plutarco lleva a cabo su propio plan: valiéndose de su violín y su aparente indefensión, va al pueblo para rescatar las municiones. El viejo impacta al Capitán con su música, quien fascinado obliga al viejo a regresar a tocar cadad día mientras come. Don Plutarco tiene la música y quiere las armas; el Capitán debe sofocar a los "alzados" pero ama la música... Dos seres unidos por la música y enfrentados por su destino...Siento que la película es intemporal, pudo ser entonces, hace un siglo, hace cuarenta años. Puede estar pasando ahora.
hacia adentro, a la familia, a los niños, a las niñas, a los amigos, a la familia... a las cosas simples y sencillas que mueven todo y le dan fuerza a todo.Hoy se convierte en un día así, especial porque las voces más esperadas resuenan por dentro y ya tarde me reúno con amigos, personas con las que me gusta mucho estar,