Todas
las historias no deberían ser tristes. Todas no lo son aunque las tristezas
quizás sean mas. Algunas tienen final feliz, como los cuentos.
Vean
esta cosita minúscula y preciosa.
Su
nombre es Poppy y fue parte de una camada de 3 que el pasado 6 de Abril
apareció frente al edificio dónde vivo. Unos 10 días de nacido cuando les
hallé. Dos hembras y un machito.
Entre mi marido, una compañera de trabajo y
yo, nos propusimos sacarlos adelante. Era la primera vez de todos con unos
bichos tan pequeños pero lo intentaríamos al menos. Y también tuvimos la ayuda
de I. que nos hizo llegar, casi express, leche para cachorros. Y fueron saliendo
adelante y creciendo y echando unos dientes que metían unas mordidas…
Pero Poppy , una de las hembritas y la más
pequeña de la camada tenía una piernita bien lastimada cuando la hallé. Un
pisotón al parecer y su patica trasera izquierda estaba hecha trizas,
fractura y expuesta en dos o tres
lugares y se le acabó necrosando por lo
que era o sacrificarla o amputarle. Pero esta criatura era la que mas fuerte
chupaba el biberón y no dejaba de jugar a pesar de su patica inutilizada y
maloliente, así que se intentó la operación. Con mil temores, que si la dosis
de anestesia, que si soportaría, 15 días apenas cuando se la operó. Y la
superó.
Los
días siguieron pasando y apareció un hogar para el machito primero, después
para la otra hembrita. Todo bien,
excepto que, no habían muy altas probabilidades de hallarle un hogar a la
Poppyta y yo misma ya no puedo meter otro animal más en la casa, por lo menos
definitivo ya que mi gata negra sufre una transformación al instante y parece y
comienza a actuar como un doberman en lugar de cómo la adorable peluda que
suele ser y no se le quita mientras “el intruso” siga en casa. Lo tengo bien
demostrado ya. Ahí entró I. nuevamente:
yo me la traigo y una luz de esperanza se abrió para Poppy. Me la traje muchas veces al trabajo en una
caja de cartón por aquello de las tomas de alimento frecuentes y todos mis
compañeros la conocían. Y un buen día un muchacho me preguntó por la gatica y
me dijo, la quiero. Seguro? Le pregunté. Y me dijo que sí y dio sus razones. Y
me inspiró confianza.
Ahora Poppy vive
en su nuevo hogar. Miren en una de las fotos, su patica amputada. Pero vean
también lo consentida que está esta gata y la familia canina que tiene.
Estamos
muy pero muy felices por Poppy. Porque
está viva, sana y disfruta y retoza prácticamente igual que cualquier otro
gato. Porque vive con personas que la eligieron por sobre otros gatos sin
ninguna discapacidad y la quieren. Porque tiene compañeros de vida aunque sean
de otras especies. Porque tiene un proyecto de vida digno como el que cualquier
otro gatin debería tener.
Que
seas muy feliz Poppyta!!!!!!!!!