Diario de una agencia
de publicidad

Me encanta recibir a clientes rebotados. Es decir, clientes que vienen de otras empresas y que han salido escaldados del servicio que han recibido por motivos como:

• No me funciona el correo electrónico, llevo 6 meses llamando para que me lo arreglen y no me cogen el teléfono.
• Me han hecho una página "ultraeditable por el usuario" pero  no entiendo los menús. 
• Tengo que hacer un estudio sobre el producto X y la casa madre no me facilita los materiales.

Y la palabra que viene después es la misma para todos: ARRÉGLAMELO. Y yo digo "sí, sí, sí; yo te lo arreglo y te va a costar... poco" (porque soy buena gente). Aún así, prefiero tener muchos pocos que pocos muchos.