En esta entrada vamos a incluir un trabajo reciente que preparamos para una sesión formativa acerca de un tema que nos interesa en gran manera, tanto a nivel filosófico como psicoterapéutico: la terapia narrativa. En base a ideas de los libros "La práctica de la psicoterapia" de Beatriz Rodríguez Vega y Alberto Fernández Liria, y "Terapia narrativa" de Martin Payne, hemos redactado este escrito. Al final del mismo, podrán ver las diapositivas de la sesión:
Fundamentos de la terapia
narrativa
En un sentido general,
"narrativa" tiene relación con una serie de ideas relativamente
recientes sobre la vida y el conocimiento humano.
Dentro de estas ideas se encuentra la posmodernidad y la construcción social.
Pero ¿qué es la posmodernidad? No es lo contrario a la modernidad.
Pero ¿qué es la modernidad? A grandes rasgos la modernidad o el pensamiento modernista
(donde se engloban diferentes teorías y modelos) es el que cree en una
gran teoría como en una gran verdad que es capaz de explicar el mundo,
la persona, y que cree firmemente en una realidad objetiva que puede ser
descrita por un observador externo.
La posmodernidad reconoce dos
formas, igualmente importantes, de describir y comprender el mundo:
- Científica, entendida como positivismo (que
es la idea de que es posible tener conocimiento objetivo del mundo). La ciencia
tal y como la entendemos hoy en día es positivista, cree tener un
conocimiento objetivo del mundo. Nos enseña la visión moderna del mundo.
- Narrativa, que es la forma de organizar nuestra
experiencia a través del lenguaje. En narrativa se habla de significados. La terapia narrativa es posmoderna.
Evolución
de las ideas en psicoterapia
Vamos a hacer un alto en el camino
antes de seguir indagando en la terapia narrativa y vamos a ver, a grandes
rasgos, la evolución de las ideas en psicoterapia.
La evolución de las ideas en
psicoterapia corre en paralelo a la evolución de las ideas en el mundo del
pensamiento y se deja influir por él.
La forma de entender el mundo en
psicoterapia ha sido reflejo de la forma de entender el mundo para Físicos,
Matemáticos,
Filósofos...
La psicoterapia, como forma de
tratamiento ha cumplido 100 años. Al principio del siglo XX, en los
albores del tratamiento psicoterapéutico, la ciencia seguía
empeñada
en desarrollar teorías que reflejaran una correspondencia perfectamente ajustada
con el mundo de fuera, lo que el mundo "realmente es".
Los científicos estaban
comprometidos en la tarea de "descubrir" principios y teorías
válidas
para explicar el mundo. Y si todavía no las habían descubierto era
por falta de desarrollo de instrumentos. El conocimiento es lineal, avanza por
aposición,
es decir, añadiendo más variables que son descubiertas.
Las imágenes que dominan el mundo de la
psicoterapia reflejan esa pretensión.
Aquí tenemos al señor Freud,
judío,
austriaco, burgués acomodado de principios del siglo XX. La metáfora
que utiliza para explicar a las personas es la ENERGÍA. Concepto copiado
del campo de la física, exactamente de la Termodinámica. Las personas
se explican como producto de una dinámica de fuerzas, que luchan por la
expresión
de los impulsos frente a la represión de los mismos. La energía
instintiva pugna por desbordarse frente a las barreras impuestas por la censura
superyoica (es decir, "como si" las personas fueran un MOTOR HIDRÁULICO).
A mediados del siglo XX, la aparición
de la Cibernética permitió la utilización de otras metáforas.
La cibernética es la ciencia que estudia la comunicación
y el control de las máquinas y los seres vivos. En esta ocasión
era la información, desplazandose por circuitos mentales, la que dio lugar a
la analogía cognitivista del cerebro como un ordenador. La metáfora
en esta ocasión es el ORDENADOR. Os sonará la memoria a largo plazo, la memoria
a corto plazo… como si nuestro cerebro estuviera ordenado en pequeños
cajones donde guardar la información que procesan nuestros sentidos.
Pero en todos estos casos el
terapeuta persigue una descripción del mundo, del sujeto y de su
entorno que lo sitúa como algo ajeno a él y sobre lo que poder intervenir
armado de pericia.
En el modelo sistémico, las
primera metáforas fueron las del sistema y las de la cibernética.
Siguiendo ideas de Bertalanffy se pretendía una teoría general, que lo
mismo que explicaba otros sistemas biológicos o químicos, fuera capaz
de explicar el funcionamiento de los sistemas humanos. Así
se describió la familia como un sistema. La familia es descrita como una
"estructura" determinada, que el terapeuta puede modificar. El
terapeuta es capaz de "descubrir" lo que esta mal en el sujeto o en
la familia, y utilizando una serie de técnicas a través de las cuales
"arreglar" lo previamente disfuncional.
Como vemos, las ideas en
psicoterapia cambian a lo largo de las décadas. Pero ¿a qué
se debe ese cambio? El cambio de modelos en psicoterapia siguen las ideas
propuestas por Kuhn.
Thomas Kuhn, historiador y
filósofo
de la ciencia cuyas ideas han influido en la visión de la ciencia y su funcionamiento.
Haciendo un brevísimo resumen podemos decir que Kuhn plantea que la ciencia
pasa por momentos de CIENCIA INMADURA (que son los momentos en los que existen
diversas tendencias o escuelas). Cuando una escuela se impone al resto se
establece un paradigma teórico que proporciona un marco
conceptual de los fenómenos estudiados en esa disciplina. Una vez determinado el
paradigma, se entra en el período de CIENCIA NORMAL, donde se empieza a
progresar en la investigación, dentro del paradigma. Cuando se van
acumulando los problemas que no se resuelven en esa matriz teórica,
se detiene el progreso y se llega a una situación de crisis que acarrea la sustitución
del paradigma por otro alternativo. Este es el período de CIENCIA
REVOLUCIONARIA, en la que se entabla la lucha entre paradigmas enfrentados.
Dice Kuhn que la elección
entre paradigmas se basa en criterios extra lógicos, como la persuasión,
la popularidad o la capacidad para progresar o resolver cuestiones inmediatas.
Kuhn no cree que la ciencia sea
exclusivamente objetiva e independiente de su entorno social. Si en la
actualidad predomina el llamado "paradigma biológico", Kuhn
nos enseña
que un paradigma puede ser sustituido por otro cuando se acumulan los problemas
que no se resuelven en el mismo.
Por poner un par de ejemplos:
En el British Journal of Psychiatry se pública
en 2012 un artículo especial firmado por 29 profesionales de la salud
mental británica que se titula "La psiquiatría más
allá
del paradigma actual" y la British Psychological Association pública
un manifiesto en 2013 que se titula "Tiempos para un cambio de
paradigma".
Quizás el cambio del paradigma biológico
nos lleve a un paradigma basado en lo social con enfoque narrativo… hacia un
modelo posmoderno, constructivista.
Ahora nos metemos en otro jardín.
Y volvemos otra vez a la Física.
Lo que hizo tambalear los cimientos
de la física clásica
fue el principio de incertidumbre o de indeterminación
de Heisenberg (y no es el de Breaking Bad).
Este principio dice: no es posible
conocer a la vez la posición y la velocidad de una partícula
subatómica en un momento determinado. Para hacerlo, el observador ha de
proyectar luz sobre la partícula, pero cuando lo hace, su curso
queda modificado por el impacto del fotón emitido.
¿Qué quiere decir esto? Que el observador, por el mero hecho de observar altera lo que observa. No se puede
describir la realidad sin tener en cuenta a quien la describe. Así
es que, si no es posible una observación sin influir en lo observado, se
cuestiona la existencia de una realidad exterior objetiva y única.
Volviendo a la evolución
de las ideas en psicoterapia y más concretamente al modelo sistémico
diremos que surgieron experiencias clínicas que no encajaban con los modelos
sistémicos cibernetistas, es decir con aquellos modelos que creían
que el observador era independiente a lo observado y que existía
una realidad exterior objetiva. Las descripciones normativas de cómo ha de ser
una familia normal se consideraban cargadas de etnocentrismo pues, en cuanto
se salían
de los límites de nuestra
cultura occidental, cambiaban los conceptos fundamentales acerca del desarrollo
infantil, la relación con la madre, los límites apropiados...
Sin embargo, estas experiencias sí encontraron una explicación clínica más ajustada al servirse de ideas
provenientes del construccionismo social.
La llegada de ideas
construccionistas al campo de la terapia familiar marca una nueva ola
evolutiva.
Pero ¿en qué se fundamentan las ideas
construccionistas?
1. Las ideas son construidas socialmente.
Al relatar la evolución
de un grupo cultural incipiente explican cómo se van construyendo, entre los
miembros del grupo, lo que después será considerado la realidad única
e inmutable.
Entre los miembros de una hipotética
sociedad emergente, las costumbres y distinciones serán frágiles
al comienzo, fácilmente intercambiables. Como el grupo es incipiente, está
aún
cercano el motivo y el cómo se decidieron las cosas. Son capaces de recordar:
"eso es como decidimos hacerlo". Existe alguna conciencia de que
existen otras posibilidades. Empiezan a emerger instituciones como la
maternidad o el cuidado del niño, entre otras.
Para los hijos de la siguiente
generación,
las decisiones de cómo hacer las cosas no son tan inmediatas, pero aún
pueden recordar: "así es como decidieron hacerlo nuestros
mayores".
Según el grupo evoluciona, para los
individuos de la siguiente generación, el recuerdo de que las cosas se
hicieron de una manera consensuada se va perdiendo. De modo que van ganando
terreno afirmaciones como: "así es como se hizo". Estas
generaciones y las posteriores empiezan a actuar como sí siempre existiesen
tipos de personas que son madres, obreros, granjeros… Con toda probabilidad
se escribirán leyes sobre cómo hay que construir las casas, cuándo,
dónde… Se
identificarán ciertas personas más adecuadas para hacerlo. Emergen las
instituciones.
En la cuarta generación
el "así es como se hizo" se convierte en "así
es como es el mundo: ésa es la realidad".
2.
La realidad se construye a través
del lenguaje. Para los posmodernos el lenguaje que usamos construye nuestro
mundo y nuestra ciencia. Es en el lenguaje cuando las sociedades construyen sus
visiones de la realidad. Los únicos mundos que podemos conocer son
los mundos que compartimos en el lenguaje. "El mundo esta fuera, pero las
descripciones del mundo no. El mundo no habla. Sólo lo hacemos nosotros". Lo
importante cuando se produce el cambio (a nivel psicoterapéutico)
implica un cambio en el lenguaje. El lenguaje es siempre cambiante. Los significados
son siempre indeterminados, y por tanto mutables. El significado no lo da una
palabra, sino una palabra en relación con su contexto. Por ello el
significado preciso de una palabra es algo a negociar entre dos o más
conversadores.
3.
Las realidades se organizan y mantienen a
través de las historias. Para dar sentido a nuestras vidas,
las personas nos enfrentamos a la tarea de ordenar nuestra experiencia de los
acontecimientos a través del tiempo de tal forma que conseguimos un reconocimiento
coherente de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Este recuerdo adopta
una forma que es la auto-narrativa. Desde un punto de vista posmoderno, no hay
significados escondidos en las historias, no hay una "esencia" a
capturar de la experiencia humana. Un concepto clave en la terapia narrativa es
que en cualquier vida hay siempre más eventos que no son historiados, que
no nos hemos contado y que no hemos introducido en nuestra historia.
4.
No hay verdades esenciales. La
auto-imagen o los self se construyen socialmente a través del lenguaje y se
mantienen a través de la narrativa (a través de lo que nos contamos nosotros
mismos, a través de lo que nos cuentan de nosotros). Diferentes imágenes
nuestras aparecen en diferentes contextos (madre, hija, profesional, amiga,
enferma…). Ninguno de ellos es más verdadero que otro. Aunque sí
es cierto que presentaciones particulares del self son preferidas por las
personas dentro de las culturas. Los terapeutas posmodernos trabajan con
personas para ayudarles a vivir narrativas que apoyen el crecimiento y el
desarrollo de los self preferidos.
Como hemos visto, el
construccionismo, al desplazar la atención desde el sistema observado al
sistema observante, introduce un nuevo nivel de complejidad a la cibernética
(que recuerden que hemos dicho que es la ciencia que estudia la comunicación
y el control de las máquinas y los seres vivos) y nace la "cibernética
de segundo orden", borrando claramente la distancia entre observado y
observante.
En una cibernética de primer orden
es posible ver a las familias e influir en ellas utilizando técnicas
y "programándolas". En la cibernética de segundo orden el terapeuta se
incluye como parte de lo que hay que cambiar.
Pero ¿qué efectos tiene esto a nivel práctico,
en la clínica?
Con la llegada de las ideas
construccionistas se abandonó la idea de una "descripción
real" de lo que le ocurría a la familia para sustituirla por el
concepto de realidades interpretadas alumbradas por el sistema observante. Se
pasó
de la búsqueda
del Universo objetivo a la del Multiverso, donde muchas visiones de distinto
observador convivían.
Con la llegada de ideas
construccionistas a la terapia se facilito también, una posición de mayor
cooperación entre paciente y terapeuta.
El terapeuta ya no tiene como objetivo
el revelar una realidad, hasta ahora invisible para la familia, sino que
propone o hace posible una de las múltiples alternativas. Las preguntas ya
no son sólo
herramientas para obtener información, sino instrumentos para conseguir un
cambio.
Diferencias entre el
constructivismo y el construccionismo social
Es posible que se confundan estos
dos términos
porque en los dos casos se niega la existencia de una realidad fuera del ojo
del que la observa. Pero en el constructivismo las metáforas que se
utilizan provienen del campo de la biología cognitiva, mientras que el construccionismo social
hace hincapié en las interacciones sociales y en la influencia
intersubjetiva del lenguaje, familia y cultura. El constructivismo es
principalmente individualista, se centra en el proceso de información,
(es decir, no tenemos la certeza de que nuestros sentidos NO nos engañen), mientras que el construccionismo se ocupa de la persona en la comunidad y le da
más
importancia al significado y a la interacción.
El construccionismo social dice que
las realidades que cada uno de nosotros tomamos por sólidamente
fundamentadas, son las realidades con las que nos ha rodeado nuestra sociedad
desde nuestro nacimiento.
Englobando todo lo visto hasta ahora
vamos a sintetizarlo en lo que Freedman (1996) ha llamado las tres visiones
del mundo:
1.
Defiende que la realidad es cognoscible (que
se puede conocer). Por ello, sus elementos y modos de funcionamiento pueden ser
descubiertos de modo fiable y replicable. Esta primera visión (modernista, estructuralista,
positivista) representa en las ciencias la postura de que es posible encontrar
hechos objetivos, hechos que se asocian en teorías más generales que nos acercan cada vez más
a una comprensión fiable del universo. En las humanidades es la clase de
humanismo que busca desarrollar grandes metanarrativas (o grandes modelos
explicativos) acerca de la condición humana y de cómo perfeccionarla.
Cuando las personas están inmersas en esta forma de pensar creen que las ideas que
utilizan son más que realidades, creen que son representaciones de verdades
generales, por detrás de la realidad que todos compartimos. La
"objetividad" de la visión modernista con su énfasis
en los hechos, ignora con facilidad lo específico, el significado individual.
2.
Afirma que somos prisioneros de nuestras
percepciones. Es por ello que los intentos de descripción de la realidad
nos dicen mucho acerca de la persona que los hace, pero nada acerca de cómo el
mundo realmente es.
3.
Sostiene que el conocimiento se origina en
comunidad con los otros. Las realidades que habitamos son aquellas que
negociamos con otros. La perspectiva de las narrativas es la representante de
esta tercera opción. Esta visión se engloba en lo posmoderno.
La posmodernidad arranca en
la década
de los 70 con el cuestionamiento de las pretensiones modernistas sobre el mundo
objetivo y subjetivo que han dominado el pensamiento occidental.
Las ideas posmodernas se han hecho
populares solo dentro de determinados círculos. El modernismo sigue siendo la
manera de pensar en muchos contextos.
La modernidad se funda en relatos
sobre el descubrimiento científico, racional y progresivo del mundo
exterior y del interior de la mente de las personas.
Verdades dominantes modernistas,
entre muchas otras son:
-
Causa y efecto son universales y cognoscibles.
La modernidad piensa que todo es causado por algo y que esa causa se puede
conocer.
-
Hay un mundo real independiente de la observación
humana. Somos capaces de describir pensando que lo hacemos de una manera
objetiva y real. Describimos emociones, pensamientos, ideas, percepciones… de
las personas.
-
El observador es objetivo.
-
El lenguaje refleja la realidad.
- Los conocimientos modernos sueles ser
"profundos", misteriosos y alejados del alcance de personas comunes.
Con el progreso llegaremos a un estado casi de conocimiento total.
- Así como se han desarrollado métodos
para descubrir las verdades ocultas en la biología y la física, también existen o existirán
otros métodos
para comprender la motivación humana y la dinámica social.
Así, la sociedad occidental ha hecho de
la "ciencia" la única vía hacia la "verdad", en
lugar de una de las múltiples formas de pensar y actuar sobre la experiencia. Por
consiguiente, se han establecido paralelismos entre el "conocimiento"
físico
y biológico
y los campos de la vida y la conducta humana. Se emplea el mismo lenguaje para
hablar de ambos: "ciencias sociales", "mecanismos", "síntomas",
"disfunción", "patología", "saludable",
"funcionamiento"...
Estas metáforas confirman la
idea de que la vida humana funciona de la misma manera que la biología.
Sin embargo, para el posmodernismo,
la vida humana es demasiado labil, única, polifacética, incierta y
compleja como para que se puedan alcanzar "conclusiones" mediante el
"conocimiento experto". No podemos encajar la vida en
generalizaciones, ningún "experto" puede generalizar acerca de ella, únicamente
se pueden formar hipótesis imposibles de comprobar. Los pensadores posmodernos no
niegan que la investigación cuidadosa puede ofrecer útiles
sugerencias sobre lo que podría ser "real" pero nos mueve
a ser cautelosos ante afirmaciones universales. El "conocimiento
experto" es parcial, provisional, unilateral y muchas veces distante de
los conocimientos concretos y específicos de la vida cotidiana.
La posmodernidad no venera el
conocimiento local, ni hace de él una bucólica forma de
"sabiduría popular". El error "modernista" fue elevar
la ciencia sobre el resto del saber; la posmodernidad intenta no incurrir en el
mismo error. Contraponer posmoderno a moderno implica una dicotomía
contraria a la intención posmoderna. El término posmoderno no es antimoderno.
Por tanto, la posmodernidad no
sostiene que "lo que sabemos, pensamos y hacemos es mejor que lo que sabían,
pensaban y hacían antes"; más bien, que no tenemos un
"conocimiento experto" de lo que es verdadero y nunca podremos
tenerlo; siempre estamos empezando nuevamente y arribando a conclusiones
parciales.
La crucial diferencia entre
conocimiento "experto" y conocimiento "experiencial" es que
este último
es significativo, no "objetivo". Encarna el significado que la
persona brinda a sus experiencias.
Poder y saber
En relación con ese
"conocimiento experto" vamos a mencionar de manera superficial una
idea muy interesante sobre el poder y el saber desarrollada por Foucault.
Michel Foucault fue un filósofo
francés
que intentó demostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades
permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la
historia. Entre otras cosas, sus estudios pusieron en tela de juicio la
influencia del filósofo político alemán Karl Marx y del
psicoanalista austríaco Sigmund Freud. Foucault aporto nuevos conceptos que
desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la policía,
la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los
homosexuales y el bienestar.
Foucault propone que la gente de la
sociedad occidental ha desarrollado, lenta pero continuamente, su capacidad
para mantener posiciones de poder gracias a su conocimiento experto y que
instituciones como la medicina, la psiquiatría, las clases sociales, la ley y la
moral sexual perpetúan ese poder. Además, el poder no se establece por medio
de la amenaza y la fuerza, sino de la defensa del conocimiento del especialista
que lo instaura en primer lugar y por la oculta persuasión que mueve a la
gente a "interiorizar" su inferioridad haciendo de ella una
"verdad", a crear continuamente su propia identidad subordinada.
El Panóptico es una forma arquitectónica
inventada por Jeremy Bentham en el siglo XVIII. Bentham lo propone como un
modelo "ideal" para la organización o distribución de personas en el
espacio de forma tal que las convirtiera en "cuerpos dóciles".
La consideraba ideal en el sentido de que aumentaría la eficacia de
las personas a la vez que reduciría al mínimo los esfuerzos necesarios para
supervisarlas.
Como forma arquitectónica,
el Panóptico constituía un edificio circular con un patio en el centro, o una
serie de edificios con un patio central. El edificio podía tener varios
niveles, cada uno de ellos con la altura de una sola habitación.
Cada nivel estaba dividido en espacios pequeños, en habitaciones, y cada habitación
tenía
una ventana trasera que dejaba entrar luz natural y una amplia apertura al
patio central. No había ventanas laterales con lo cual las personas no podían
tener contacto directo entre ellas. Las personas que se encontraban en esas
habitaciones eran objeto de observación perpetua. La torre central estaba
situada de tal manera que las personas de las habitaciones no podían
ver a los guardias. De este modo, se sentían objeto de una mirada omnipresente.
Este mecanismo de poder tenía el efecto de "incitar" a
las personas a actuar como si estuviesen siendo observadas en todo momento.
La mirada omnipresente que sentían
los ocupantes de las estancias individuales era, en efecto, una mirada
normalizadora. Esas personas se sentían constantemente evaluadas según
las normas y reglas determinadas por la organización. Esto permitió
que los individuos fueran "captados y fijados por escrito", y esto
facilitó la confección de estadísticas
y el establecimiento de normas, es decir, la construcción de conocimientos
globales y unitarios sobre las personas.
Foucault argumenta que el Panóptico
proporciona un modelo de poder cuya naturaleza y efectos son positivos y no
negativos. Entendido por positivo a una forma de poder que es positiva en tanto
en cuanto da forma y moldea la vida de las personas. A través
de este poder las personas se someten a "verdades" normalizadoras que
prefijan sus vidas y sus relaciones.
El éxito del mecanismo de poder
representado en el Panóptico depende en gran medida de que la fuente de poder
no sea visible para los que lo padecen. Proporciona una forma de control muy
económico
y eficaz.
Los análisis de Foucault de las situaciones
de poder/saber/control examinan muchas instituciones que son, o creen ser, benévolas.
La forma en que la gente poderosa establece y mantiene su poder usando "técnicas
de dominación" que requieren del "conocimiento experto",
la benevolencia aparente, la vigilancia y el fomento de la subordinación
interiorizada son semejantes al poder institucional en los hospitales psiquiátricos.
Esta manera de entender el poder y
el conocimiento experto, la exploración del desarrollo de las creencias, prácticas
e instituciones sobre temas sobre la cordura y la locura, la disciplina y el
castigo ha sido muy tenido en cuenta por los pensadores posmodernos.
La posmodernidad cree que hay límites
en la capacidad de los seres humanos para medir y describir el universo de una
manera precisa, absoluta y de aplicación universal. Se diferencia del
pensamiento moderno en que la excepción le interesa más que la norma, y
que les preocupa más el significado que los hechos que las reglas.
En la narrativa la realidad es contextualizada como un "multiverso" de significados, creados en un intercambio social dinámico
que nos aleja de la idea de verdades únicas y nos lleva del
"universo" a un "multiverso" que incluyen muchas versiones
de uno mismo.
Ahora la terapia es más
conversación que intervención. El papel del terapeuta es abrir un
espacio para la conversación "siempre en un estado de ser
informado por el cliente". El diálogo lleva a la co-creación
de nuevas historias. El terapeuta adopta una posición de "no
saber", de "abundante y genuino interés" en la realidad del paciente y
en su narrativa.
El terapeuta posmoderno entra en una
posición
de no saber, sin una idea de buscar dinámicas disfuncionales. No hay una
estructura escondida que buscar y modificar.
La terapia es un arte de conversación
y esta metáfora está más cercana a nuestra actividad en la clínica,
que las metáforas biológicas y de máquinas que se
utilizaron en el pasado.
La narrativa se define como la forma
de organizar nuestra experiencia a través del lenguaje. Al escuchar al
paciente, el terapeuta no intenta encajarlo en un esquema preestablecido, como
puede suceder en otros modelos modernistas, tales como el psicoanálisis
clásico,
el cognitivo conductual o los modelos sistemicos derivados de la primera cibernética.
La responsabilidad del terapeuta es la de ser un experto conversacional.
Experto en facilitarle al paciente a partir del diálogo, la búsqueda
de versiones alternativas a su narrativa saturada por el problema que trae a la
consulta (para esto la narrativa tiene sus propias técnicas
conversacionales).
Al mantener el terapeuta una posición
de ignorancia, le permite al paciente una posición complementaria como "experto de
sí
mismo" y, por tanto, más igualitaria, más
respetuosa que la postura que ocupa el terapeuta en otros modelos.
Resumen
En esta terapia, la palabra
"narrativa" se refiere tanto a los relatos que las personas se
cuentan a sí mismas y a los demás acerca de sus vidas, como el
conocimiento experiencial y de primera mano de personas y comunidades a las que
los pensadores posmodernos asignan
la misma legitimidad que al conocimiento "científico". Este
conocimiento "local" surge, se expresa y consolida en la interacción
con los otros. La posmodernidad señala que todo conocimiento está
influido por la sociedad y cuestiona muchas de las "verdades
dominantes" comunes en Occidente. Considera que muchas de estas verdades,
surgidas del "conocimiento experto", sirven para justificar (bajo una
capa de benevolencia y objetividad) las prácticas de dominación
de quienes obstentan el poder. La terapia narrativa encaja también
dentro del construccionismo social, según el cual la fuerza más
poderosa para modificar nuestras vidas son los relatos que nos contamos
constantemente a nosotros y a los demás, y que representan la visión
que tenemos del mundo y de nuestra relaciones. Estos relatos van perdiendo
realidad en la memoria a medida que son filtrados por las normas y supuestos
sociales y por "conocimientos expertos" atribuidos a otras personas.
El recuerdo no solamente se distorsiona: se distorsiona una forma determinada
de cultura y sociedad. Por medio del conocimiento expresado en narrativas
fieles a la experiencia, las personas ven sus vidas con mayor perspectiva,
superan sus problemas, reconstruyen sus identidades en términos positivos y
se esfuerzan por aproximarse a sus redescubiertas metas.
Diapositivas de la sesión: