El Dr. Mariano Almudévar, psiquiatra, nos ha hecho llegar un gran trabajo de revisión sobre el famoso y polémico TDAH, su historia, su actualidad y sus tratamientos, con sus luces y sus sombras. Dicho trabajo nos ha parecido de la máxima relevancia para arrojar algo de luz en un tema que, nos tememos, muchos gustan de oscurecer. El artículo, además, está lleno de referencias enlazadas a diversos documentos que sustentan las afirmaciones que en él se vierten. En definitiva, un texto que consideramos imprescindible sobre el tema y que es un honor para nosotros poder poner a su disposición. Lo reproducimos de forma íntegra:
I.
El TDAH, fue definido como “trastorno” específico de la infancia en el
DSM III, el sistema de clasificación americano de trastornos mentales, en 1980, fecha que podemos señalar como el
inicio de un crecimiento sostenido de diagnósticos que adquiere carácter de incontrolable
epidemia global a fines de siglo. Anteriormente a niños inatentos,
inconsecuentes y muy movidos, particularmente
si había dificultades específicas del aprendizaje como la dislexia, se les
atribuía un “daño cerebral mínimo” (minimal
brain damage) o “hiperactividad”,
cuya frecuencia era baja, creo recordar que de 0’2 por ciento o menos, y
requería la presencia de tal hiperactividad en entornos de escuela, hogar y
clínica.
El primer concepto “daño cerebral
mínimo”, desapareció de la clínica por falta de pruebas de los llamados “signos neurológicos blandos” (soft
neurological signs) que lo justificarían y el segundo “hiperactividad”, se incorporó en los DSM, siendo muy significativo
que la hiperactividad pasó pronto a segundo plano hasta el punto de
categorizarse el TDA (sin hiperactividad). Las “cláusulas de exclusión” de
otros trastornos también fueron progresivamente ignoradas y hoy muchos de los diagnosticados
de TDAH en USA tienen otros “trastornos co-mórbidos”.
En el DSM 5 ha subido el límite de edad de comienzo hasta los 12 años, pero en
la práctica se puede diagnosticar el TDA en adultos sin probar que empezó antes
de esa edad. Hasta ese registro en 1980 se entendía que la hiperactividad
tendía a desaparecer con los años y tenía alguna relación con el uso de aditivos
alimentarios o incluso el plomo de la gasolina (ver estudios relacionados con The Isle of Wight Studies, M. Rutter et al, 1964).
El TDAH ha sido y es objeto de controversia
pública en la sociedad angloamericana http://en.wikipedia.org/wiki/Attention_deficit_hyperactivity_disorder_controversies. Algunos, dicen
que está infra-diagnosticado otros que al contrario. Hay neurólogos (Baughman,)
y psiquiatras (Breggin) que llevan muchos años diciendo que es una falacia;
otros piensan que es un cajón de sastre en el que se incluyen un número de
conductas problemáticas y bajos rendimientos escolares, o simplemente niños “trasto”
o despistados. Detrás del diagnóstico puede haber desde chavales inteligentes y
curiosos que se aburren con las rutinas homogeneizadas del aula, a otros con
dificultades específicas del aprendizaje; desde la expresión en el escenario
escolar de situaciones familiares complicadas o negligentes hasta aquellas en
la que el niño no llega a las expectativas de los padres; desde maestros que por
una razón u otra necesitan una tranquilidad regimentada en el aula, hasta
psicólogos con escasa o nula conciencia de la diversidad o variabilidad en el
ritmo del desarrollo humano. Solo una minoría de diagnosticados muestra
hiperactividad en sesiones clínicas y a pesar de ser el más ampliamente estudiado de los
trastornos psiquiátricos de la infancia, su
diagnóstico se hace sobre la base de quejas y observaciones de maestros, a
veces bajo amenazas de sanciones, y su frecuencia y la polémica siguen creciendo
https://facultystaff.richmond.edu/~bmayes/medicating_children_hup_mbe.pdf
A pesar del repetido slogan de que hay alguna anormalidad biológica diferenciada
del trastorno y marcadores biológicos,
tales marcadores siguen siendo elusivos http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22834452
o tan heterogéneos y especulativos que son incapaces de dar
unidad nosológica a un diagnóstico que depende de la subjetividad, no del
paciente si no de otros, pues el paciente no se queja de nada. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20862396 . En fin que
tales marcadores biológicos específicos del trastorno no existen.
En el sistema clasificatorio de la Organización Mundial de la Salud, CIE 10 (F90), que se usa en general en
Europa, y no implica ni tratamientos ni causas, sino solo “listas de problemas con las que el paciente visita al psiquiatra”, esas conductas vienen bajo la categoría
de Trastorno de Hiperactividad, algo
más rigurosa, y que tiene a la hiperactividad como faceta necesaria para el
diagnóstico. Los síntomas catalogados en el DSM, se han vuelto cada vez más vagos
y subjetivos, hasta estar presentes en casi toda la población en algunos
momentos de sus vidas.
La frecuencia del “trastorno”
baila enormemente aunque la cifra más repetida hoy es la de del 6% si bien
encuestas recientes la acercan al 10% en los USA. La frecuencia ha ido aumentando a un
ritmo de un 3% por año acelerándose al 5’5% al año recientemente: http://www.cdc.gov/ncbddd/adhd/data.html. En los USA varía mucho
entre estado y estado llegando en algunos de ellos hasta más del 15%.
El “trastorno” tiene, se supone, un componente
genético en la gran mayoría de
los casos http://en.wikipedia.org/wiki/Attention_deficit_hyperactivity_disorder, y en tanto que
se referiría a una carga genética causante, no olvidemos de una enfermedad que afecta al desarrollo, en casi un 10% de la
población y creciendo, este supondría una revolución en biología evolutiva.
II.
El tratamiento del “trastorno”
es mayormente con estimulantes
cerebrales y hay que hacer notar que aunque la categoría de TDAH es
reciente, los tratamientos son verdaderas antigüedades de la psicofarmacología.
La anfetamina es una droga ya sintetizada en el siglo XIX y el metilfenidato lo
fue durante la segunda guerra mundial. En esta guerra los estimulantes eran
usados en los dos bandos para combatir la fatiga, mantenerse despierto y mejorar
la atención: tropas panzer, kamikaces japoneses y técnicos de radar aliados los
usaron. Después se usaron para tratar la obesidad, y por camioneros de largo
trayecto Estamos hablando de la
misma familia de drogas de la centramina, usada por estudiantes españoles hace
ya más de cincuenta años y del “speed” que se dice mató a Jimmy Hendrix.
En los USA el uso de estimulantes es frecuente para hacer “cramming”: estudiantes
en exámenes finales, profesionales que tiene que acabar en fecha y trabajar día
y noche, http://www.wallstreetoasis.com/forums/ritalin e incluso
jugadores de baseball, a través de las llamadas “Excepciones Terapéuticas” que
por ahora no se han admitido en el deporte internacional. En definitiva los
estimulantes dan ventajas competitivas a corto plazo.
Hoy hay probablemente más de seis millones de niños americanos tomando
estimulantes cerebrales para el tratamiento del TDAH en los USA, http://www.nytimes.com/2013/04/01/health/more-diagnoses-of-hyperactivity-causing-concern.html?pagewanted=all&_r=0 y la cifra sigue
creciendo. El concepto se está
extendiendo a adultos; más de la mitad de los niños con TDAH se supone que
no se “curarían”, http://www.webmd.com/add-adhd/guide/adhd-adults
pero el incremento en adultos es principalmente
por nuevos diagnósticos.
Los estimulantes no parecen mejorar las relaciones familiares y con
otros alumnos, y si bien los efectos sobre la atención e impulsividad errática están
bien establecidos durante el primer año de uso por el hoy casi canónico estudio
MAT del NIMH de 1999 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10591283
, un
meta-analisis comprensivo de esos años http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC81663/ aun reconociendo el efecto notable a
corto plazo, duda de que esa marcada mejoría dure más allá de cuatro semanas.
No hay evidencia ciertamente de su efectividad
a partir de los 14 meses o a 3 años de inicio del tratamiento en seguimientos del
estudio del NIMH antes citado http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17667478,
y un estudio basado en ese
mismo MAT/NIMH apunta a que serían responsables de una deterioración de la
conducta, e incluso de delincuencia y abuso de drogas, a partir de los dos años
de su uso. http://www.journals.elsevierhealth.com/periodicals/jaac/article/S0890-8567(09)61553-7/abstract.
Esto
plantea por lo tanto importantes cuestiones de “tolerancia” y efectos de
“rebote” en tratamientos prolongados.
La atomoxetina es una droga
más reciente para el tratamiento del TDAH. De dudoso mecanismo, su acción
podría ser similar a la de algún antidepresivo. Parece ser más lenta en sus
efectos y a veces se le añaden estimulantes
para potenciarla.
Los efectos de los estimulantes, que son en relación a otros
medicamentos psicotrópicos casi inmediatos, se derivan de sus acciones sobre neurotransmisores,
en particular el aumento de la dopamina, en las sinapsis y así mejoran la
atención “on task” y disminuyen la actividad sin propósito, en otras palabras sirven
para reducir la atención dispersa y las respuestas a estímulos irrelevantes. Si
el alumno, con TDAH o sin él, está “enfocado en una tarea” relevante, su
rendimiento mejorará y su actividad se reducirá; si no lo está se pasará el
rato muy atento a las musarañas. Los efectos duran unas horas. No hay evidencia
de que los estimulantes mejoren la capacidad de resolver problemas o la
inteligencia creativa. O de que mejoren el rendimiento académico a medio o
largo plazo. http://www.ccl-cca.ca/pdfs/JARL/Jarl-Vol3Article9.pdf . Son poco efectivos en aquellas condiciones
donde hay evidencia o claros indicios de daño cerebral real como la
discapacidad intelectual y/o el autismo de Kanner. aunque su uso está muy
extendido en este último: https://sfari.org/news-and-opinion/blog/2013/ritalin-reaction
Podríamos
decir que con demasiada frecuencia se trata al alumno para beneficio del
profesor.
Los efectos secundarios de
los estimulantes se consideran en general asumibles, aunque hay la posibilidad
de brotes psicóticos en hasta un 5% de casos http://www.drakeinstitute.com/research-article/psychotic-side-effects.pdf
, y
de muerte por fallo cardíaco http://www.theguardian.com/society/2006/feb/11/health.medicineandhealth
una
terrible reacción adversa muy rara, además de posibles alteraciones genéticas. http://www.yourlawyer.com/topics/overview/ritalin. La ficha técnica
de una de ellos nos dará una idea, aunque no parece mencionar uno de los
efectos más frecuentes, los tics, que podrían continuar incluso después de
parar la medicación http://www.accessdata.fda.gov/drugsatfda_docs/label/2008/021121s015s017lbl.pdf .. El uso
prolongado puede tener consecuencias neurofisiológicas a largo plazo http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2656574/ que disminuirían la capacidad de
recompensa y la tolerancia a estímulos estresantes y nociceptivos. En el caso de la atomoxetina, la alerta
black box es por razones de su toxicidad hepática.
III.
Los estimulantes, metilfenidato y anfetaminas, tienen acciones parecidas a la cocaína,
estando en Estados Unidos calificadas como schedule
II, la misma clase que la cocaína y la morfina, y bajo el control de la Drug Enforcement Agency. (ver http://www.cesar.umd.edu/cesar/drugs/ritalin.asp , para un sumario
de la historia del metilfenidato y http://en.wikipedia.org/wiki/Amphetamine para la anfetamina).
Hay polémica acerca de su creciente utilización
en situaciones para las que no han sido prescritos. A pesar de la
resistencia de las farmacéuticas a aceptarla, la similaridad en acción del más
prescrito, metilfenidato (ritalin, en España rubifén, concerta, etc), con la
anfetamina y sobre todo con la cocaína, está bien probada (ver ref en español: http://www.adaptogeno.com/svms/noticias/noticia440.asp y para un análisis del NIH del estudio
de Nora Volkow, psiquiatra experta en adicción, sobre el tema: http://www.nih.gov/news/health/feb2009/nida-02.htm ).Ese estudio
señala que el metilfenidato podría ser incluso más potente que la cocaína.
Los estimulantes guste o no, son en la práctica drogas de abuso. Se dice que los estimulantes para el TDAH, no son
adictivos pero esto es porque dos razones: 1) en niños la fuente de la droga
está controlada por médicos, escuelas y padres, y 2) se administra en forma de
pastillas que no producen el “rush”, efecto subjetivo muy rápido, importante en
la adicción. Pero está claro que producen tolerancia como otras medicaciones
psicotrópicas http://ps.psychiatryonline.org/article.aspx?articleID=86987
. La
tolerancia está probada en ratas http://jpet.aspetjournals.org/content/198/3/635.short siendo “cruzada” a nivel conductual entre
anfetaminas y metilfenidato. Su uso “recreacional” es extensivo bien por
re-venta de drogas obtenidas en prescripción o por robos, estando entre las 10
drogas más robadas de las farmacias americanas. Se habla en los blogs de
vitamina R (por Ritalin) y de la cocaína de los pobres.
La pretensión de las farmacéuticas de que las nuevas presentaciones, “liberación lenta”, parches, liquidas,
serían un impedimento para su uso recreacional, no es sino otra excusa, para
aumentar sus ventas, y los adictos han desarrollado maneras para su uso incluso
obteniendo el buscado “rush”, esnifando, . http://www.drugs-forum.com/forum/showthread.php?t=166199 . o “en
paracaídas” http://www.drugs-forum.com/forum/showthread.php?t=163301
. La DEA ha impuesto cuotas para contener el
creciente uso de estos compuestos en “las calles”, lo que ha provocado
problemas de abastecimiento http://www.webmd.com/add-adhd/news/20120103/adhd-drug-shortages-why
La producción regulada por
cuotas de la D. E. A., crece anualmente (hasta el 2002 ver http://bioethics.georgetown.edu/pcbe/background/humanflourish.html
), lo
que no impide que haya desabastecimientos severos con las consiguientes
demandas de aumento de cuotas: http://disinfo.com/2012/01/nationwide-shortage-of-ritalin-and-adderall/.
IV.
Se ha dicho que el TDAH es una enfermedad
inventada para una medicación eficaz, y el principal promotor del trastorno Leo Eisemberg, hizo
declaraciones en este sentido antes de morir: http://www.snopes.com/politics/quotes/adhd.asp . Es esta “eficacia”
a corto plazo, la que ha dado y da uno de los empujes irrefrenables a la expansión
de los criterios diagnósticos ayudado por la mercadotecnia y procedimientos
diagnósticos con poca validez objetiva y aplicados con poco rigor, junto a la
obtención de apoyos escolares y el colosal
aumento de registros de discapacidad en niños en USA, actuando como
incentivos “perversos” http://www.boston.com/bostonglobe/editorial_opinion/editorials/articles/2011/05/29/mislabeling_kids_as_adhd_investigate_federal_rules/
El impulso comercial para
esto se percibe claramente si, prescindiendo de nociones sobre diagnósticos
como actos entre médicos y pacientes, leemos, dejando de lado declaraciones sin
base científica, que piensan en Wall
Street. Se proyecta una expansión importante en países desarrollados y en
adultos en los USA. http://www.prweb.com/releases/ADHD_Therapeutics/Adderall_XR/prweb4086564.htm y con respecto a este último mercado en
adultos: http://www.prlog.org/10073664-adhd-market-immature-adult-market-continues-to-offer-greatest-commercial-potential.html. Está claro que lo que está
“inmaduro”, no es el cerebro si no un mercado potencial en países desarrollados
que pasaría de los 25 millones de “enfermos”. La frecuencia de la “enfermedad”
está condicionada por proyecciones de
crecimiento de una demanda.
Aunque el principal motor de los desarrollos, los beneficios para las farmacéuticas obtenidos a través de la venta de drogas, que aunque legales son
estimulantes como la cocaína e incluso más potentes, no es el único. Cuando se
incluyen diagnósticos, medicación,
apoyos y pensiones por discapacidad etc, http://informahealthcare.com/doi/abs/10.1185/030079904X20303,
los costes
de tal “trastorno” y por tanto los intereses económicos involucrados en el
tema en los USA, son amplios y considerables. Su equivalente en España sería
suficiente para desarrollar servicios humanos muy necesarios (maestros,
asistentes, etc) para la población de discapacitados intelectuales y mejorar servicios
para trastornos mentales crónicos, creando así una fuente
útil de empleo, en lugar de extraer valor añadido que iría a capas no
asistenciales de Salud Mental y a las corporaciones farmacéuticas que producen
esos estimulantes, y esto pagado mayormente por los presupuestos públicos
sanitarios. En todo caso hay que apuntar que la promoción de frecuencias
similares a los de los USA http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1525089/
podría costar solo en procesos
diagnósticos y medicación en España más de 500 millones de euros al año.
Pero quizá el problema que necesita más urgente atención es la aparición
de otras “epidemias” de la mano de
la del TDAH, que aunque parte del proceso de ampliación de criterios
diagnósticos invadiendo la diversidad normal del desarrollo y buscando una
expansión de mercados para drogas psicotrópicas, podría apuntar, particularmente
en la aparición del trastorno bipolar
de “ciclos rápidos” en la adolescencia http://www.jad-journal.com/article/S0165-0327(01)00336-6/abstract, a un crónico y
desastroso proceso con trastornos mentales reales, del que los
estimulantes y los antidepresivos, serían causantes. Hay que notar que el
trastorno bipolar era practicamente desconocido en menores antes del uso
extensivo de estimulantes y
antidepresivos.
La lectura de los capítulos Creating
the Bipolar Child y dos siguientes en The
Anatomy of an Epidemic de Robert
Whitacker, es escalofriante. ¿Estaríamos asistiendo además del invento de
trastornos mentales y del fomento de la cronicidad en los más reales como las
psicosis, a la producción de una
población de discapacitados por causas iatrogénicas, http://www.ssa.gov/policy/docs/statcomps/ssi_asr/2008/ssi_asr08.pdf
de
pésimo pronóstico y con consecuencias sociales, humanas y económicas nada
tranquilizantes? Más allá de cuestiones de cosificación y mercantilización de
la experiencia o de las dudas que uno pueda tener sobre la interpretación que
Whitacker hace, los altos niveles de supuesta co-morbidad y de polifarmacia en menores
son muy preocupantes. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2952543/
El creciente uso de
antipsicóticos, mucho más tóxicos que los estimulantes, que parece
acompañar a estos desarrollos, fuera de las psicosis y en poblaciones vulnerables y sin atención
al consentimiento informado, tiene unas reminiscencias más bien horribles http://en.wikipedia.org/wiki/Action_T4. El uso de
antipsicóticos en poblaciones dependientes y/o excluidas, ha aumentado
enormemente y su facturación en los USA se acerca a los 20.000 millones de
dólares anuales y ha superando a las estatinas como grupo de mayores ventas. La
polifarmacia es frecuente en esas poblaciones. Y este es el modelo que nos
están vendiendo ya en España.
V.
Dentro de un fenómeno global pero que particularmente afecta a los
países desarrollados, de publicidad de “enfermedades” de supuesto origen bioquímico, ampliación de criterios
diagnósticos y cronificación de trastornos reales o no, la promoción del TDAH y los estimulantes en España parece tener
características descritas entre otros por Ben
Goldacre en Mala Farma, para
medicinas, especialmente las psicotrópicas: Creación de paneles de expertos
académicos o ligados a fundaciones, institutos etc, los llamados KOLs (Key
Opinon Leaders; en español serían LCOs o Lideres Clave de Opinión), y desarrollo de circuitos de
conferencias, seminarios y cursos en centros sanitarios y escuelas públicas http://www.cchrint.org/issues/the-corrupt-alliance-of-the-psychiatric-pharmaceutical-industry/ ; Congresos y producción
de estudios en revistas científicas que van desde diseño previo y control
editorial de los ensayos, escritos por “negros” y firmados por los LCOs,
ocultación de resultados negativos y control de agencias reguladoras, hasta métodos
que recuerdan a los de un estado policial, Financiación de asociaciones de
afectados y familiares http://psychiatricfraud.org/2011/10/chadd-gets-big/; Portales y blogs
en la red y artículos divulgativos en prensa local y publicidad en revistas
profesionales, y cuando es posible publicidad directa al consumidor en TV y
prensa http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1116659/
; Lobbying
de políticos, Litigios por fraude de marketing, tarugueos y estafas y por daños debidos a reacciones adversas
y pagos colosales, si posible al margen del juzgado para evitar vistas y así
exámenes de documentos comprometedores,
http://www.nytimes.com/2010/10/03/business/03psych.html?pagewanted=all&_r=0, Silencio de
colegios y asociaciones profesionales, etc.
Pero como común denominador de todo esto tenemos el fomento de la compulsión alopática, y el uso del cientifismo para ver no solo los
trastornos mentales y las discapacidades intelectuales si no los problemas de
la vida y la diversidad del desarrollo en niños, como enfermedades cuyo origen está en alteraciones bioquímicas definibles,
permanentes, y remediables con psicofármacos, como Joanna Moncrieff ha expuesto lucidamente en The Myth of the Chemical Cure. Los protagonistas del desarrollo y
mantenimiento de esta ideología no son solo los psiquiatras, y las
farmacéuticas sino todo tipo de profesionales relacionados con sanidad,
familiares con dinámicas difíciles de abordar, psicólogos en servicios sociales
y docencia, maestros claro, medios de comunicación, y políticos con menos
afición a enterarse de los problemas que a ganarse algún puñado de votos o
algún favor etc.
Hay que sospechar que los principales laboratorios involucrados en esas
prácticas serían los cuatro grandes productores de fármacos relacionados con el
TDAH, el “Cartel de Ritalín”:
Janssen, englobada dentro de la estructura
corporativa de Johnson and Johnson y con varias ramas para objetivos de
producción o distribución.
Produce el Concerta,
metilfenidato de liberación lenta mucho más caro, aunque ahora está ya en fase
genérica. Se basa en la idea de que el TDAH es como la diabetes, una
deficiencia bioquímica que hay que tratar de manera permanente, rechazando su
uso coyuntural o las descansos medicamentosos, lo que lleva con mucha más
probabilidad a la tolerancia y la cronicidad y al uso compensatorio por las
noches del Risperdal, un
antipsicótico también de Janssen, para calmar al niño.
La risperidona es un neuroléptico
o antipsicótico con efectos opuestos a los estimulantes y es usado en menores
en los trastornos de tipo bipolar, a los que nos hemos referido antes, como “co-morbidos”
del ADHD. La idea de que los neurotrasmisores se pueden manipular al gusto del
que receta como un sistema de manivelas + y -, incluido el uso de dos drogas
con efectos opuestos al mismo tiempo y ya está, hace sospechar la existencia de
un mengelismo comercial o un delirio
alopático. Peter Tyrer, un psiquiatra
“biologista” convencional de mucha experiencia, profesor del Imperial College y editor del British Journal of Psychiatry, ha
hablado de neuroleptofilia y de “una mecha lenta hacia el desastre”, en
relación al uso extensivo de antipsicóticos. El uso del risperdal y otros
antipsicóticos está creciendo en menores en acogida, en los que el “trastorno
bipolar” está substituyendo al “trastorno de conducta”, y en la discapacidad
intelectual y el autismo de Kanner, sin evidencia alguna de que sean
beneficiosos para los pacientes más bien al contrario.
Janssen es posiblemente la farmacéutica con mayores multas por fraudes
de varios tipos, http://www.nytimes.com/2012/04/12/business/drug-giant-is-fined-1-2-billion-in-arkansas.html?_r=0 y ligada al caso Biederman
denunciado desde el Senado y desde el New York Times http://www.nytimes.com/2009/03/20/us/20psych.html?_r=0. Biederman compone probablemente
junto con Faraone y el sueco Gillberg la triada más importante de KOLs (LCOs, lideres clave de opinión) en la
promoción mundial del TDAH http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16946911
además
de ser el principal promotor en USA del trastorno bipolar y el uso de
antipsicóticos en niños.
Eli Lilly relacionada al
parecer con el “caso Toronto” que involucraba a David Healey, profesor de psiquiatría
en Cardiff y erudito de la historia de la psicofarmacología, http://www.theguardian.com/education/2002/may/21/internationaleducationnews.mentalhealth/print. Lilly fue así
mismo protagonista del asunto de los “documentos Prozac” http://www.ahrp.org/infomail/05/01/27.php
además
de los “escándalos de Zyprexa” http://www.huffingtonpost.com/2009/06/12/eli-lillys-zyprexa-fraud_n_214907.html. Es la productora
de atomoxetina, o Strattera, importante estratégicamente por su menor potencial
para el abuso y menores problemas con la discontinuación. Podría tener efectos
secundarios, incluidos agresividad e ideación suicida, similares a algún
antidepresivo, y está por esto en la lista
del “triángulo negro” en el Reino Unido, además de llevar en los USA un aviso black box por toxicidad hepática. Parece
haber tenido litigios sobre la patente. Es menos efectiva a corto plazo que los
estimulantes y no hay evidencia de su utilidad a largo plazo http://en.wikipedia.org/wiki/Atomoxetine.
Rubió , ligado a Novartis es decir Ciba Geigy es decir
Ritalin/Rubifen ha sido acusada en California y New jersey de conspirar para
crear un mercado para el Ritalin http://www.uow.edu.au/~bmartin/dissent/documents/health/pharmfraud.html#Novartis
Rubió
promueve un método diagnóstico genético del que no he sido capaz de encontrar en
internet ninguna referencia en revista profesional o científica que lo valide http://www.neurofarmagen.es/ . Crucial en la operación
española, tiene actividades de formación y un portal http://www.farmanews.com/notas_de_prensa/N1121.html.
Shire una empresa
localizada en la isla de Jersey por razones fiscales y con cuartel general en
Irlanda, clave en el tema del TDAH, con importantes actividades en educación, propaganda, portal en
internet, lobbying del Parlamento Europeo, creación de LCOs http://www.shire.com/shireplc/en/resp/patients/education/adhd_awareness y otras
actividades. Produce el adderall, una anfetamina muy recetada en USA , por la
que ha tenido litigios por sobreprecio y la guanfacina, un compuesto que se ha
intentado usar en varios tipos de trastornos, incluidos el TDAH y el autismo,
por ahora sin éxito, y por el que tiene litigios sobre la patente.
En España la ausencia de formación estructurada y ecléctica en
psiquiatría infantojuvenil pone a los psiquiatras en una dependencia mayor con
respecto a modelos de trastornos psiquiátricos como alteraciones definidas y
duraderas en la química cerebral. Incluso sin “malas prácticas” definidas, el
modelo cientifista hace sentir a los médicos, no solo psiquiatras sino
pediatras y otros especialistas, más seguros y competentes. Y da a psicólogos y
educadores una salida para sus propios fallos y carencias. Para los padres,
mantiene la ilusión de que algo se está solucionando. No especularemos lo que
esto podría significar para los políticos en un país como el nuestro.
Esto junto con la escasez de crítica a nivel judicial, político y prensa
hace que las farmacéuticas lo tengan más fácil pues hay poca resistencia a la
adopción de ese modelo del TDAH, pero por otra parte no pueden enraizarse
articulando sus actividades en organizaciones profesionales poderosas como la
American Psychiatric Association, políticas como el National Institute of
Mental Health o universidades de prestigio como Harvard. En todo caso si
indagamos en la lista de expertos de las guías
para el diagnóstico de TDAH, los lazos que pueda tener la asociación sobre el TDAH o los cursos, seminarios y portales sobre el tema, no debería ser
difícil encontrar directa o indirectamente los nombres de farmacéuticas
especialmente las cuatro mencionadas arriba..
Un debate amplio, abierto y sostenido, basado en hechos y argumentos
es urgente.
Mariano Almudevar.
Huesca 27 de Agosto 2013