La ilusión dolorosa
Ha pasado un año y no, la vida no sigue igual. Habrá quien así lo vea, al comprobar que seguimos siendo igual de pobres (o de ricos, según se mire), sonreímos tantas veces como podemos y nos reunimos los mismos cada tarde de domingo alrededor de la hoguera de nuestras vanidades olvidadas. Pero la vida, nuestra vida, no ha vuelto a ser la misma.
Hoy es día de recuerdos, de nostalgias olvidadas, pero también de esperanzas recobradas. Hoy el blanco del espíritu inmaculado se mezcla con tonalidades difusas. Creemos sentir el color sepia que dibuja la memoria más bonita, la grandeza y la pureza, las fotos en blanco y negro del tiempo en que nos miraban; percibimos también el tinte carmesí de la pasión y el corazón, las venas y las penas, el color rojo de las almas que sangraban.
Un día como hoy, hace tanto y tan poco como un año, dejamos de lado los ancestros. Los niños sonreían imberbes, paseando por los arenales su inocente e inconsciente ansia de alegría; los padres volvieron a sentirse niños, la única excusa que encontraban para recuperar la inocencia y la inconsciencia; pero tal vez eran nuestros abuelos los más entusiasmados con la dicha. De repente, los relatos de unas gestas que pocos creían dejaron de ser cuentos de cuna y batallas revividas con dos generaciones sentadas en sus rodillas. No es país para viejos, pero a esto me refería ...
Un año pasa deprisa, pero duele y reconforta como ayer. Veintiséis años no son nada, pero marcan un horizonte que tal vez no nos volvamos a encontrar. Pero ciento doce años ... ciento doce años son una vida, y aquí estamos para vivirla.
Aúpa Athletic.
Small Faces- All or nothing
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