jueves, julio 27, 2006

Veteranía, divino tesoro.


Hay jugadores por los que no parece pasar la edad, del mismo modo que hay edades en las que el jugador debe ser inteligente ante todo para seguir triunfando. Inteligente en el estar, en el sentido de haberse cuidado y haber llevado una vida sana durante su carrera; inteligente en el saber, que guarda relación con el sitio en el campo y la administración de esfuerzos; e inteligente en el aprender, que tiene que ver con valerse de toda su experiencia para observar el terreno y cobrar ventaja en distintas situaciones ante otros jugadores de mayor plenitud física. ¡Y uno que pensaba que sólo con definirlo como inteligente describía a fondo a un futbolista!

El jugador veterano y, además, inteligente es en verdad un tesoro. Por todo lo que puede aportar en el campo, pero también fuera de él. Alguna vez hemos comentado que nada en el fútbol pasa de moda, sino que espera sentado a que algo o alguien encuentre una manera actualizada de llevarlo en práctica. Bien, pues la veteranía se lleva este verano; al menos, es la conclusión que podemos sacar una vez terminado el Mundial y vistos los derroteros por los que va el mercado de fichajes.

El reciente Campeonato del Mundo fue pobre para muchos; yo creo que nos enseñó, al menos, una cosa: la insoportable trascendencia del equilibrio. Un equipo tiene que ser y estar equilibrado en todos los sentidos, incluido la edad y la experiencia. Sólo que en ese equilibrio generacional resultaron más decisivas las "zonas veteranas".
Las esperanzas futbolísticas en forma de elixir del talento y la juventud las representaban, entre otros, Messi, Rooney y Cristiano Ronaldo. A los tres les reconocimos un avanzado estado de permanente ansiedad: por hacer las cosas bien, por demostrar más que nadie, por la necesidad de brillar pronto ante la brevedad vertiginosa del torneo. Olvidaron, por supuesto, que sólo la calma precede a la intensidad, quedando a medio camino entre un fracaso sonoro y un sonido fracasado.

Los grandes clubes europeos han acudido al mercado veraniego en busca de saber estar y veteranía. De modo que el Barcelona ha apuntalado su defensa con Thuram y Zambrotta, los grandes fichajes del Chelsea han sido Ballack y Shevchenko (aparte de los apabullantes talentos de Mikel y Kalou), el Milan ha confiado en Favalli para su lateral izquierdo y el Real Madrid ha iniciado la renovación de su plantilla con tres jugadores instalados en la treintena.
Sin duda buscan experiencia que equilibre la juventud que poseen, pero indica una importancia de la veteranía indudable.

El verdadero divino tesoro es la juventud, de eso no hay duda. Sólo apostando decididamente por ella puede iniciarse un proyecto viable y sólido que dé frutos cara al futuro. Pero el contrapeso de la necesaria experiencia tiene, al menos hoy por hoy, una fuente de confianza. El fútbol se lanza a por ella cuando necesita resultados inmediatos o en un lapso de tiempo breve. Por algo será.


Foto: www.as.com

martes, julio 25, 2006

Despojada y deshonrada.


Suele decirse que toda acción criminal lleva aparejadas consecuencias criminales: convierte en criminal todo lo que le rodea. Ahora que hemos sabido que sólo la Juve va a perder la categoría a causa del Moggi-gate y que el Milan podrá jugar incluso la Liga de Campeones, ya tenemos todos nuestras conclusiones preparadas.
Cualquiera que vea en la trampa un atajo conveniente, un motivo de vano orgullo o incluso un mal necesario debería saber que la ira del fútbol se volverá contra él llegado el momento. Lotito, Moggi, Nedved, la hinchada bianconera, ... Responsables y daños colaterales de la más que justificada ira del fútbol. Yendo un poco más allá de la estafa al aficionado y al propio deporte, la verdad es que duele ver a la Juventus donde está y como está.

Esta Juve recuerda mucho a María Antonieta: la han desalojado del pedestal en que vivía, le han arrancado de cuajo su grandeza, han borrado el brillo ornamental de su perfil. La admirada y venerable Vecchia Signora llora desconsolada en su torreón presidiario y busca pero no encuentra su peluca espectacular y sus ropajes dorados. Desposeída de sus títulos y humillada ante las élites, asiste pesarosa a la lucha de los otros nobles por llevarse los últimos vestigios de su gloria (así, Barça y Real Madrid ya se han marchado con su porción correspondiente). Verdaderamente admirable es lo de Buffon y Del Piero, que han jurado lealtad a la Signora cuando más vale el gesto. Son los auténticos restos del naufragio.

El momento más esplendoros del fútbol italiano esconde en parte esta dura realidad. Dura y penosa, porque aquí salimos todos perdiendo. Los implicados, la propia imagen del calcio, los aficionados, la propia Champions. Por eso y porque al verdadero aficionado al fútbol le desagrada ver a un "grande" de verdad en esa situación, todo esto nos duele.

La guillotina ya ha caído, la sentencia revolucionaria se ejecutó. Ahora le toca a la Juve recoger su cabeza y volver a colocarla en su sitio, y demostrar así que debajo de esa peluca lustrosa y esos ropajes dorados hay una gran señora, y no la achacosa mujer que algunos creen adivinar.


Foto: www.juventus.it

viernes, julio 21, 2006

Ieri, oggi e domani...


La frase, en italiano, no es mía. La colgó la web del Milan hace unos días para tratar de convencer a todos de que Kaká será "ayer, hoy y mañana" milanista.
La verdad es que me lo creo, por más que la experiencia nos haya enseñado que los comunicados oficiales de los clubes en forma de desmentidos valen casi lo mismo que el papel mojado. Y me lo creo porque estoy convencido de que el Milan está decidido a edificar su equipo en torno a Kaká. Han traspasado a Shevchenko y, hoy por hoy, la auténtica estrella rossonera es el brasileño.

Describir a fondo a Kaká requiere dominar multitud de adjetivos y apreciar cuándo y por qué el fútbol se hace estética. Porque Kaká es, ante todo, un jugador elegante. Elegante en la postura y la espera; elegante en la toma de decisiones porque su mente y sus piernas trabajan de manera simultánea; elegante en la finta porque nunca da opción a la colisión y elegante al definir la jugada pues no ha bajado la cabeza desde que empezó todo. Podemos concluir diciendo que Kaká es tan elegante que, si al fútbol se jugase con traje de chaqueta, bastón y bombín, haría las cosas con la misma naturalidad que ahora.

La elegancia, por sí misma, muchas veces no sirve de nada. Pero siempre te abre cualquier puerta y a partir de entonces se convierte en algo efectivo. Por eso, construir tu equipo en torno a alguien tan elegante dice mucho del gusto de su responsable. Un gusto que nos permite tener, en Pirlo y Kaká, a los dos últimos vértices del último rombo de la élite europea. Que la apuesta por la geometría y la delicadeza no cambie depende directamente de ellos.

Es probable que la jugada que mejor defina a Ricky (como le llaman también sus allegados) sea la del segundo gol al Fenerbahçe en la pasada edición de la Liga de Campeones. Realmente todo ese partido resume a la perfección las virtudes y el perfil de un futbolista diferente, al que no le queda que mejorar más que su juego sin balón y alguna intermitencia que el Milan siempre acusa. Y es que llegar al durísimo calcio y rayar al nivel que lo hizo en su primera temporada no es sencillo, y además denota un placer por los retos y el crecimiento personal muy interesante.

Demuestra, además, que se puede ser sencillo y provocar un terremoto en cada partido y que se puede hacer muy felices a los seguidores sin necesidad de una sonrisa permanente en el rostro. Por eso recuerda a un actor de cine independiente capaz de arrasar en la gala de los Oscar. Pero verdaderamente la imagen de Kaká es la de un corcel blanco de seda galopando soberbio y altivo disfrazado de rojo y negro. Jamás mira el balón, que es un complemento de la belleza de su estampa y la fantasía de su acción.

Cuando uno es elegante, lo es para siempre. La juventud se evapora, la velocidad se pierde y la explosividad se olvida. Pero la elegancia, ¡ay la elegancia! Ésa jamás nos deja.
Ieri, oggi e domani: Kaká y su deleite eterno.


Foto: www.fantasticokaka.it

martes, julio 18, 2006

River busca Libertad... dos meses después


Hoy regresa la Copa Libertadores y toda la pasión que la acompaña. Para disfrutarla, tendremos primero que olvidar su demencial calendario: se juega ahora la vuelta de unos cuartos de final que tuvieron su partido de ida... el 10 de mayo. Con el Mundial como excusa, se ha elaborado un desarrollo del torneo impropio que pone difícil convencer a nadie del sumo interés del mismo. Ojalá la espera haya merecido la pena.

A todo esto, River Plate se juega las semifinales esta misma noche en el Defensores del Chaco y ante Libertad de Paraguay. Ya no tiene a Santana ni a Montenegro, Farías llega "tocado" tras su operación, Figueroa sigue de baja y además trae un 2- 2 de su propio campo. ¿Tienen demasiado en contra? También lo tenían en Pacaembú ante Corinthians y allí resurgieron; y allí ganaron con el mismo equipo que presentarán hoy con la novedad de Tuzzio, que vuelve tras su gris etapa en Mallorca. Arriba, juventud: Gonzalo Abán y el "Pipita" Higuaín, el héroe de aquella noche ante el Timao. Atrás, la solidez de Julio César Cáceres ante sus compatriotas y la potencia del lateral Ferrari (me encanta este jugador).

Ningún "millonario" lo ve sencillo esta noche. Libertad es un bloque serio, ordenado, a veces áspero. "Tata" Martino ha elaborado un conjunto que no se resquebraja nunca, al que tal vez falte algo de velocidad y pegada arriba. Pero parten clasificados con el 0- 0 inicial.
En Libertad podremos ver a Bobadilla bajo palos, Bonet en el lateral derecho probablemente (autor de los dos goles blanquinegros en el Monumental) y Riveros armando el ataque: los tres representantes de Libertad en la selección paraguaya en el Mundial. Y también al veterano central Pedro Sarabia, a Guiñazú en su mejor versión después de su aventura rusa, al ex- Racing Javier Villarreal, ... El partido promete, un buen bocado veraniego que degustar esta noche.

Vélez- Chivas, Sao Paulo- Estudiantes de La Plata e Internacional de Porto Alegre- Liga de Quito son los otros tres cruces que se completan esta semana. Baste este post más informativo que de costumbre para amenizar la noche a los noctámbulos de fútbol, para despertar en alguien interés por este torneo tan entrañable y para ayudar en lo posible a que nunca más se hagan calendarios tan idiotas.


Foto: Libertad campeón de Paraguay 2006- Web oficial del club

viernes, julio 14, 2006

En busca del clasicismo: Argentina y sus vértices.


Es inevitable ampararse en la modernidad para entender el fútbol de hoy. Cómo trabajan hoy los entrenadores, cómo prima hoy en día el aspecto físico, cómo se aplican las nuevas tecnologías al mundo del fútbol. Es natural recurrir a los referentes más inmediatos como síntomas cercanos que explican muchas cosas. Pero uno nunca debe olvidarse de los referentes clásicos, los de siempre. En el fútbol, como todo en la vida, nada pasa de moda sino que espera pacientemente a que aparezca alguien que encuentre una nueva aplicación de lo mismo adaptándose a la realidad del momento.

Argentina destaca por ser fábrica y cantera de centrales excelentes, tanto zagueros de marca como zagueros de anticipación. Pero interesa ante todo porque es capaz de hacer sobrevivir a su fútbol manteniendo dos enclaves tradicionales: el "5" y el "10" clásicos.
Mientras en Europa seguimos confiando en medios musculosos con cuatro pulmones, en jugadores polivalentes y dinámicos y en todoterrenos o, como dicen en Italia, tuttocampistas, en Argentina (y, en general, en muchos países sudamericanos) lo tienen claro: dos faros específicos y el equipo a jugar.

Dos centros de referencia que definen las intenciones sobre el campo, dos puntos de inflexión que determinan las dos transiciones fundamentales del juego.
El "5" vive en torno al círculo central. Sabe no dejar espacios a su espalda delante de la defensa, sabe colocarse como nadie, sabe jugar el balón en corto y en largo con sencillez y sabe encontrar el momento justo para que el equipo arme su ataque. Como se ve, suele ser un auténtico pozo de sabiduría al que todos recurren con sus dudas.
El "10" es menos metódico, pero más genial y desequilibrante. Se mueve entre líneas, aguanta la pelota, dribla en corto y el pase interior ha de ser la especialidad de la casa. Representa el número más simbólico del fútbol y es una auténtica especie en peligro de extinción, incluso más que los extremos.

Así que Boca tiene al sensacional Fernando Gago y a Insúa, River sigue otorgando la manija al "Muñeco" Gallardo y asoma Augusto Fernández, el Vélez campeón se fraguó en torno a Somoza y a Leandro Gracián o Independiente, que pretende hacer un equipo grande con Lucas Biglia y Montenegro. Y nos acordamos de Redondo, y de Francescoli, y de Maradona y de tantos otros.
Como el fútbol argentino sigue creciendo en torno a estos vértices, los amantes de los "5" y los "10" seguiremos viéndolo con pasión y nostalgia. Lo clásico jamás pasa de moda...

Foto: mercafutbol.com

martes, julio 11, 2006

Donde todos parecen haber ganado.


Mientras Italia celebra su triunfo mundial al son de cientos de miles de banderas ondeando al cielo del Circo Máximo de Roma y los demás nos preocupamos de qué le dijo Materazzi a Zidane para que el frnacés pusiera tan negro broche a su carrera, las celebraciones populares a lo largo del mundo tras este frenético mes de competición en tierras alemanas se suceden... y bastante lejos de Italia.

Chirac almorzaba ayer con Les Bleus en una recepción oficial cargada de la gravedad y el simbolismo de los campeones. Sólo que faltaba un detalle: la Copa del Mundo, ésa misma que perdieron en la tanda de penaltis. Una gran fiesta recibía a la selección de Portugal en su país. Han igualado el histórico papel de la generación de Eusebio en el 66 y a Scolari lo proponen para monumentos y bustos varios. En Argentina, toda la nacion lloró a la vez y clamó por lo injusto y ajustado de su eliminación. Pese a sus muchos errores, se clama por la continuidad de Pekerman y se mima a la perla sin estrenar, Messi. España, eliminada allá por octavos, celebra haber encontrado una especie de estilo y trata de relamerse al caer en la cuenta de la juventud y calidad de la generación que se consolida. Ghana baila al ritmo de sus "Estrellas Negras" y su memorable clasificación a octavos, Ucrania se admira de acabar entre las ocho primeras, Trinidad y Tobago vivirá varios años de su empate con Suecia, Angola se despidió con una sola derrota...

El caso más llamativo lo encontramos en la propia Alemania, en la pasión con la que cantaron cada gol de la final de consolación, en el inesperado éxtasis tras conseguir la tercera plaza, en la masiva concentración popular de despedida (más propia de una selección sin historia) y en el cambio de rol de Klinsmann, quien ha pasado, por obra y gracia del Mundial, de villano que osa vivir en California a ídolo nacional aventurero y sofisticado. Repasando la historia y las aspiraciones de la anfitriona, uno se pregunta qué demonios estarán celebrando tanto los alemanes.

Los únicos que han salido malparados del Mundial han sido, precisamente, quienes llegaban al mismo con la vitola de indiscutibles favoritos. Brasil ha abucheado a sus jugadores quizá más por la falta de costumbre en la derrota que por la insoportable indolencia (y, por qué no, prepotencia) que demostraron. En el torneo que todos parecen haber ganado, el equipo de más talento y más alegría es la excepción que parece confirmar la regla.


Foto: AFP

lunes, julio 10, 2006

¡Italia!


Se desveló la incógnita: ha sido Italia la selección que se ha coronado campeona del mundo en Berlín, rompiendo una racha de 24 años sin ganar pero cumpliendo con la tradición no escrita que le lleva a jugar la final del Mundial cada docena de años. Ya son cuatro cetros universales para el hoy maltrecho calcio que bien hace en refugiarse bajo el manto dorado de la squadra azzurra de Marcello Lippi para olvidar el escarnio mafioso que oscurece su futuro inmediato.

Hablábamos de que Italia parecía llegar a la cita mundialista debatiéndose entre la comprobación reciente de que con un esquema abierto y dando salida al gran caudal de talento que atesoran se puede ganar, y la experiencia histórica de su identidad futbolística de siempre. Es probable que Lippi haya acabado a medio camino entre una cosa y la otra, en un punto desde el que planteaba el partido de salida con un punta e introducía paulatinamente atacantes conforme el partido se pulía.

Sólo cuando Pirlo cogía el timón la azzurra encontraba fluidez en su juego. De cualquier forma, siempre se sintieron guarnecidos por el buen hacer de su defensa y los tres pulmones de la escolta oficial del guía. No deja de ser llamativo que Italia se haya proclamado campeona del mundo sin que hayamos tenido casi noticias de su mejor jugador, Totti. Si se dar más nombres del campeón se trata, mencionemos a Buffon, que ha demostrado ser el mejor guardameta del mundo sin discusión, a Grosso, protagonista en dos momentos decisivos, y por encima de todo y de todos a Cannavaro, que ha dado un curso acelerado de cómo liderar una zaga. Impresionante Fabio.

Han crecido con el torneo, han encontrado como siempre sus propios héroes por accidente (esta vez han sido Grosso y Materazzi), han conseguido que todo el país olvide el Moggi-gate y vergüenzas criminales semejantes y han vuelto a demostrar al mundo cómo se compite al máximo nivel, sobreponiéndose a las adversidades. Han sabido echar a la Chequia de porcelana, superar la anarquía africana de Ghana y quitarse de en medio por pegada a la sorprendente Ucrania. Entre medias, encontraron a suerte necesaria y suficiente ante Australia y, de paso, vengarse de Hiddink después de Corea. Han firmado un partido y una prórroga memorables ante la anfitriona Alemania cuando todos les daban ya por muertos. Y, por último, han sufrido como sólo ellos saben y pueden ante una selección como Francia topándose con la fortuna en forma de lesión de Vieira y expulsión de Zidane cuando sentían las cuerdas contra la espalda y llevándose una final intensa y extensa.
Como han hecho tanto y en tan poco tiempo, son para mí justos campeones. Bravo Italia!

P.d. Sobre el incidente de Zidane, creo que está todo dicho y explicado. Me produjo desagrado ver las imágenes y no termino de comprender cómo pudo sucumbir a poner un final tan negro a su carrera de oro. El partido reunió todo lo que ha venido adornando su dilatada trayectoria: un detalle sublime, ademán de fenómeno y presencia de fundamento, pérdida de fuelle conforme el partido se alargaba e incluso una absurda "auto-expulsión" como la que ha cometido nada menos que catorce en su vida. Nada más que decir salvo que tampoco me explico el interés repentino por conocer qué le dijo Materazzi antes del ya célebre cabezazo.


Foto: AFP

sábado, julio 08, 2006

Cristiano Ronaldo, Zidane, Messi y las segundas intenciones.


El fútbol puede ser descrito como una serie de mecanismos de acción y reacción (una de tantas formas de describirlo); el que sólo lo observa así, únicamente siente que el juego se mueve por impusos activos y reactivos y, por tanto, únicamente se fijará en cada acción de cada jugador.
Para no caer en esa trampa, debemos fijarnos en la intención de cada acción.

Sólo cuando hablamos de fútbol, las segundas intenciones ya no están mal vistas y además son necesarias para entender bien cada impulso activo o reactivo. Son las que dan coherencia a cada jugada, las que permiten afirmar cuándo un equipo está conjuntado y son además las que nos ayudan a diferenciar el buen fútbol del simplemente bonito.

Por eso, cuando una acción no tenga detrás una segunda intención clara, normalmente no servirá para nada salvo que el azar ocupe ese lugar; y por eso lo más importante de un regate o un quiebro, por ejemplo, no es el espectáculo del que se ha quedado atrás sino lo que queda delante del balón y lo que la segunda intención había previsto al inicar la jugada.

Esta teoría "intencional" es la que explica por qué jugadores como Cristiano Ronaldo están aún "verdes": tienen condiciones de sobra para madurar y crecer, actúan y reaccionan a la velocidad del rayo pero flaquean en la segunda intención. Hasta que el genial extremo portugués no ponga al servicio del equipo todos sus atributos técnicos y tenga claro que el sentido de sus jugadas no es verlas repetidas en el videomarcador (como decía, por eso mismo, Valdano, entre otros) no empezará a madurar de verdad. Porque muchas veces sus jugadas tienen mejor aspecto al principio que al definirse, es decir, casi siempre da la sensación de que va a pasar algo más de lo que finalmente pasa.

Todo ello nos ayuda a valorar otras excepciones futbolísticas a esta teoría. Por ejemplo la de Zidane (ahora que toca alabarle, sumémonos al coro reverencial), que no suele tener una segunda intención, sino incluso una tercera y una cuarta que nadie más que él es capaz de ver en el campo. Sus acciones muchas veces terminan de modo inesperado para muchos (a veces pasa mucho más que lo que parecía en un principio). Otra excepción que ha aparecido últimamente es Messi. Leo tiene tal habilidad con el pie que sortea obstáculos y rivales conforme le salen al paso hasta que ve clara la jugada. Su prodigioso y descarado talento sustituye la necesidad de intención. Por eso apunta a fenómeno en cuanto adquiera mayor capacidad de definición.

Preguntarse el porqué de las cosas ayuda a explicar muchas veces el convencimiento de la mayoría.


Foto: AFP

jueves, julio 06, 2006

El Mundial en espiral.


El Mundial es posiblemente el torneo al que más adjetivos y metáforas dedicamos: global, universal, espectáculo de masas, choque civilizado de culturas y países, ... Como todo aficionado que se precie, yo tengo mi propia metáfora. El Mundial es una espiral; o, más propiamente, un ejemplo del modelo de desarrollo en espiral que estudian los ingenieros informáticos.

Este modelo divide las actividades a realizar en todo proceso de producción de software en cuatro grupos, de manera que cada bucle es una actividad. Estas actividades no están fijadas a priori, sino que las siguientes se eligen en función del análisis del riesgo, comenzando por el bucle interior. Determinar los objetivos (que incluye fijar restricciones, identificar riesgos ...), analizar riesgos, desarrollar y probar y, finalmente, proceder a la planificación, que consiste en revisar todo lo planeado y efectuado y decidir si se continúa en esa línea y se inicia un nuevo proceso.

En términos futbolísticos, la metáfora del modelo en espiral puede representar muy bien qué es y cómo se desarrolla un Mundial (junto a todo lo relativo a su preparación); todo gira en torno a una idea: si el Mundial se puede entender como una espiral repleta de bucles internos, todo aquel que pretenda llegar lejos debe tener claro que sólo lo logrará si se impulsa en cada bucle y en cada giro para crecer, sobre todo a partir de la fase decisiva del torneo. Si no, se corre un altísimo riesgo de morir en la espiral por agotamiento, desorientación absoluta o por simple mareo.

Por eso, hay que estar preparado para crecer con el Mundial, para ir haciéndose más grande a cada paso aunque en el primer bucle uno sólo pudiera ver un laberinto intangible de un mes de duración. Los que no son capaces de crecer al ritmo que marcan los bucles se quedan a medio camino (léase Inglaterra u Holanda), los que empiezan el modelo tan crecidos que creen haberlo hecho todo ya llegan tarde al cambio de ciclo (España y, sobre todo, Brasil).
Si Italia y Francia han llegado a la final será entonces porque son los que mejor han interpretado la complejidad y extensión de este torneo desde el principio, pese a que en primera instancia no nos diese esa impresión.

Los italianos han sabido atacar cuando debían atacar, defenderse cuando sentían el impulso de irse hacia atrás, aliarse con la fortuna si se equivocaban y jugar su mejor partido ante la anfitriona Alemania; Francia, por su parte, ha rechazado las pensiones por jubilación anticipada convirtiéndose en un bloque impenetrable al que es muy complicado dañar porque nunca sabes lo que piensan. Con unos recursos limitados (y con Trezeguet en el banquillo, Pires, Giuly y Micoud en la playa y Coupet riéndose desde la banda de cada cabriola de Barthez), Domènech ha fortalecido aún más las virtudes de su equipo y ha confiado la solución de su gran defecto, la falta de gol por dificultad en la generación del juego, a la explosividad de Ribèry, a las últimas gotas del tarro mágico de Zidane, a lo que siempre te puede aportar Henry y al balón parado. Y con eso, está en la final.

Foto: Wikipedia

miércoles, julio 05, 2006

Italia mira al frente.


El ventajismo es lo que tiene: uno opina con los hechos consumados, con la verdad por delante, por tanto, y poniendo en riesgo prácticamente nada de su juicio. Por eso hay tantas y tantas opiniones hoy (y anoche) afirmando que Italia ganó a Alemania porque se decidió a ir a por el partido y Lippi se olvidó del catenaccio y demás máximas del legendario calcio. Como por fin los italianos han optado por jugar en vez de defenderse, están en la final; y además todos nos alegramos porque han encontrado el camino de la fe futbolística.

Pues, personalmente, me parece un análisis simplista. Italia dominó a Alemania desde el principio y la anfitriona nunca se encontró cómoda en el partido. Hablaba Martí Perarnau hace días de que esta Alemania había resucitado el "fútbol bofetada"; pues bien, lo primero que hizo Lippi fue sujetarles bien todas las manos a los teutones con sus muchos tentáculos: Gattuso, Perrotta y Camoranesi escoltando a Pirlo, Totti incordiando entre líneas, Toni bastándose por sí solo para tener entretenidos a los centrales y un majestuoso Cannavaro liderando las operaciones desde el fondo de la cueva. Así fue creciendo en el partido Italia.

De repente, Lippi volvió la vista atrás en ese camino en que parecía encontrarse; un camino que une la brillante Italia de los amistosos pre- Mundial y la Italia más conservadora que pudimos ver desde el partido con Estados Unidos. El "Sargento Instructor" recuperó la idea que parecía traer al Mundial con Totti y Pirlo en el eje en rombo y dos puntas, aunque escoró a la derecha a Iaquinta y añadió además a Del Piero. Con el partido ya muy trabajado y los jugadores muy cansados, el duelo se convirtió en un correcalles hasta que Grosso acertó en una muestra más del carácter que forja en los rematadores el fútbol italiano: disparar en un solo toque en el área. Tal es ese carácter que hasta los laterales lo tienen claro. El segundo gol fue una grandiosa anécdota en la noche más intensa de todo el Campeonato.

Italia demostró que a la historia sólo se le desafía desde la propia historia: volvió a ser la "bestia negra" de Alemania modificando sobre la marcha su tradicional maquillaje de guerra y enterrando la idea de que caen derrotados sólo cuando juegan más y mejor que el rival (recordar la final de la Euro 2000 con Francia, y sus partidos previos). En cuestión de historia, desafíos y maquillajes de guerra, nadie como los italiannos, eso está claro.

Así que quedarnos con la idea de que Italia ganó porque se decidió a jugar más abierto nos conduce a una especie de sofisma. En este mismo blog hablábamos del dilema de Marcello Lippi y su squadra azzurra y recordábamos sus brillantes actuaciones hace pocos meses ante Holanda o la propia Alemania (a la que golearon 4-1 jugando con ... tres puntas). Italia ya no tiene sólo defensas duros, sentido táctico y mentalidad competitiva; Italia tiene talento, mucho talento. Y cuando se administra bien ese talento en el tiempo y en el espacio (lo que me lleva a recordar otro post de este blog) se aspira a todo. Ya no valen tradiciones, convicciones ni siquiera sofismas. Que estamos en un Mundial...


Foto: AFP

domingo, julio 02, 2006

El último brillo de la galaxia.




Luis Figo y Zinedine Zidane fueron las dos piedras angulares sobre las que el Real Madrid edificó su brillante equipo con la llegada de Florentino Pérez y los dos primeros "galácticos" en abandonar el club. Los dos mejores jugadores europeos de la transición entre siglos tienen características muy distintas en lo específico pero comparten idénticos perfiles e identidad: carácter, talento y estatura de pelotero grande de verdad.
El fútbol, a través del Mundial, se ha encargado de unirles por última vez en la despedida de sus carreras internacionales en una cita gloriosa: la semifinal de un Campeonato del Mundo.

Figo, con un cuerpo "de proporciones perfectas", como escribe hoy Valdano, ha demostrado ser el paradigma del futbolista inteligente. ¿Cómo? Adaptando su estilo a la evolución de sus aptitudes físicas: cuando sustobillos ya no permiten romper a todos los oponentes con cambios de ritmo, ha descubierto la virtud de la pausa, del centro medio y del envío a la salida del primer quiebro. Y todo ello sin perder un ápice de personalidad y sin variar su rostro impenetrable. También lo demuestra el hecho de seguir siendo decisivo en la selección de Portugal entre la categoría de Deco, el descaro de Ronaldo y la potencia de Maniche.

Lo de Zidane ha sido más espectacular, y no sólo por lo inesperado. Apoyado en la impresionante labor de Vieira y Makelele, ha tomado voz y mando y todo ha sido suficiente para que la Francia futbolística vuelva a creer en sí misma. Zizou ha sacado fuerzas de ni se sabe dónde para devolvernos al Zidane de ni se sabe cuándo. Hoy, una portada le pide que no se jubile nunca. Yo, desde aquí, le ruego: Zidane, déjalo ahora. Ahora que sobrevives en la élite, ahora que recuerdas el grandísimo jugador que has sido, ahora que nos vas a dejar a todos este sabor de boca.

Los grandes jugadores se suelen caracterizar por su capacidad para despedir y recibir generaciones desde el brazalete de capitán. Figo y Zidane se citan en Alemania para lacrar en platino dos carreras de oro. ¡Cuánto tienen en común los grandes jugadores!


Foto: www.publispain.com