De todos es sabido la importancia del color en esta técnica. El colorido es un tema que en gran medida voy soslayando en las clases que imparto; es tan resbaladizo que a la hora de la verdad, con tal de ganar tiempo, nos limitamos a preparar cuatro o cinco pocillos con someras indicaciones y luego matizamos con negro para alterar.
Es un auténtico problema desde el punto de vista práctico, "afinar" con los colores correctos, dada la poca homogeneidad entre las "paletas" de unos y otros. Me explico: unos usan acuarelas líquidas, otros de tubo, y otros en pastillas; algunos se limitan a las mínimas recomendadas, y otros se desorientan ante la sobrecarga cromática, con media docena de verdes, cuatro o cinco amarillos, otros tantos rojos... la locura.
Total, que unas veces por defecto, otras por exceso, y las más por confusión, se les suele meter mano a una acuarela sin haber meditado lo suficiente sobre las exigencias básicas que implican las mezclas:
limpieza, temperatura, armonización. Muchas veces falla una pata, otras dos, y algunas las tres. El resultado: desatre total.
Hablar de colorido, también es tedioso, exige memorizar. Por otra parte, la mayoría de manuales remiten a ejercicios de solapamientos, degradados, adyacentes... y esto resulta imposible de llevar a cabo, si nuestra "paleta de colores" no coincide exactamente con los del libro en cuestión.
Por todas estas consideraciones, y otras que no digo por temor a volverme "plasta", no paro de darle vueltas a
un método sencillo y sintético que explique la problemática del color y resulte ameno, sencillo, y efecivo al mismo tiempo. Y de paso, que venga a complementar los apuntes sobre Dibujo Artístico que desarrollé anteriormente, enfocados al acceso a las Universidades.
Concluyendo; para este verano me propongo como reto desarrollar dicho método, en la medida de mis posibilidades. Estará enfocado especialmente a la acuarela, pero también tendrá en cuenta las técnicas opacas.