La piedra seca
devuelve al horizonte
su melodía.
Raspa el silencio
el recuerdo del río
que fue en verano.
Arpa de sol
tendida entre la roca
y el tronco añoso.
Sólo él escucha
los íntimos secretos
del mudo mundo.
Sólo él escucha
mientras todo enmudece...
¡Ay, frío del alma!
( de Accidentes geográficos, poemas en forma de haiku)
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