Hace unas semanas tenía unas obligaciones por zonas alicantinas, y claro, lo que nos suele pasar por la cabeza cuando la zona a visitar esta bañada por agua salada. Empieza el turno de negociaciones con la familia y trabajo, todo cuadra. Al mismo tiempo, el amigo alicantino Juanjo, por la otra línea me dice que va a salir a pescar ese mismo día con sus compañeros. Vamos, el plan perfecto.
La tarde antes pongo el coche en marcha cargado con el kayak, buah, que bonita se ve la proa desde dentro del coche, y me dirijo a tierras alicantinas. En la llegada me recibe Juanjo, no lo conocía en persona pero ya nos lanzábamos hasta tacos por la red, jeje, con lo que ya sabeis, como amigos de toda la vida.