No
podemos reemplazar a nuestro cuerpo.
Debemos soportar su deterioro, cuando no, su fealdad opinable.
No conseguiremos evitar estas tragedias íntimas, o al menos, no lo haremos sin tener que caer en mutilaciones u otro tipo de agresión física, o química, que modifique nuestra apariencia exterior, muchas veces de modo irreparable y sin satisfacer las expectativas.
Si bien sobre esto se han hecho grandes avances, toda esta tecnología aún no ha podido tener incidencia en lo metabólico interno, a nivel celular.
En el mejor de los casos, si llevamos una vida saludable, complementada con medicamentos y ejercicio apropiados, evitaremos que nuestra lozanía se pierda de modo prematuro.
Cual ilusos, pensamos que podemos cambiar nuestra mente. Me pregunto cómo podríamos hacerlo, si nuestra personalidad está inserta en una zona de nuestra humanidad, el sistema nervioso, de la que se sabe tan poco.
Debemos soportar su deterioro, cuando no, su fealdad opinable.
No conseguiremos evitar estas tragedias íntimas, o al menos, no lo haremos sin tener que caer en mutilaciones u otro tipo de agresión física, o química, que modifique nuestra apariencia exterior, muchas veces de modo irreparable y sin satisfacer las expectativas.
Si bien sobre esto se han hecho grandes avances, toda esta tecnología aún no ha podido tener incidencia en lo metabólico interno, a nivel celular.
En el mejor de los casos, si llevamos una vida saludable, complementada con medicamentos y ejercicio apropiados, evitaremos que nuestra lozanía se pierda de modo prematuro.
Cual ilusos, pensamos que podemos cambiar nuestra mente. Me pregunto cómo podríamos hacerlo, si nuestra personalidad está inserta en una zona de nuestra humanidad, el sistema nervioso, de la que se sabe tan poco.
A
semejanza de llevar una vida con hábitos saludables, para preservar lo más
posible a nuestro cuerpo, podríamos cultivar nuestra mente para mejorar nuestro
rendimiento intelectual, para alcanzar el mayor nivel de aptitud y de actitud,
aunque sepamos que en lo más profundo de sí, agazapada, nos aceche nuestra
mente atávica de reptil.