En realidad la idea era hacer una capa para mí, pero con un poco de tela que me sobró, conseguí sacar el patrón para hacerle otra igual a mi niña.
Ahora a las dos nos encanta ir por la calle luciendo el mismo modelo y ella es la que se encarga de decir que las ha hecho mamá en cuanto nos hacen un comentario sobre la capa y la mini capa.
Aunque me siento más cómoda con las lanas, he de reconocer que eso de tener un trozo de tela y acabar convirtiéndolo en una prenda de ropa, es un gustazo.
Y prefiero sentarme en el sofá con mis agujas, pero eso de darle al pedal de la máquina de coser, tiene algo que engancha. Probadlo.
Hoy tocó sesión de fotos, ahí os las dejo