domingo, julio 29, 2007
Paso 25º (fotos viejas que hablan)
Ya que no tengo mucho tiempo para dibujar, me divertí un rato usando el photoshop sobre algunas fotos históricas. Me la agarré un poco contra el peronismo.
jueves, julio 19, 2007
Que lo parió...
Me había enterado de casualidad. Venía a Córdoba a presentar una muestra de dibujos originales. Era imposible perdérselo. Hacía algunos días había adquirido uno de sus libros, “No te vayas campeón”. Uno bien futbolero, de los que él disfrutaba escribir y de los que yo disfrutaba leer. Así que cargué el libro en una mochila, un marcador por las dudas, y me mande al Centro Cultural España Córdoba. No había mucha gente, no se le había hecho mucha publicidad al evento. “Menos mal”, pensé en ese momento, así a la hora de firmar libros no se armaba mucho quilombo.
Al cabo de un largo rato nos invitaron a pasar a todos los curiosos que nos reuniéramos en el salón principal, por que El Negro (sí, con mayúscula, porque a las instituciones se las escribe con letra capital) iba a hacer una especie de presentación de la muestra. Improvisó algo. Como siempre. O como nos hacia creer siempre.
Traté de ubicarme entre las primeras filas y lo logré. Segunda fila, sexto asiento desde la izquierda, un lujo. De pronto por una puerta del costado del escenario apareció. La verdad que pensaba que era más grandote, nose, me lo imaginaba al estilo de Boggie: grande y tosco, con aires de pocas pulgas. Se acercó tímido hasta la silla que lo esperaba en el diminuto escenario, arrojó un “hola” al pasar hasta su silla y luego aclaró: “me dijeron que me siente y hable, pero nose de qué, así que si quieren hacerme alguna pregunta no hay problema”. Esa simple aclaración, ingenua e inocente, bastó para que los pocos que estábamos ahí reunidos comenzáramos a soltar las primeras risas.
La ronda de preguntas fue corta, pero el temario bastante amplio. Recuerdo que respondió desde temas de profundo análisis como el atentado a las Torres hasta la nueva incorporación de Rosario Central. No me cabía la menor duda de que para él era más importante la última incorporación del canalla antes que lo ocurrido en EEUU.
No fueron más de 20 minutos de charla. Pocas preguntas, pocas respuestas pero notablemente respondidas, dejando en off side a mas de un curioso que pasaba por ahí.
Después vino lo que todos esperaban, la firma de libros, improvisada, como todo el evento. Alguien le acercó un marcador negro y empezó a firmar todo lo que le acercaran. Esperé que la turba se calmase un poco y me acerque con el libro que quería que me firme. Me preguntó el nombre y selló su stampa. Yo, más que agradecido.
Hoy cuando me enteré de la mala noticia, agarre el libro, y recordé aquella noche que conocí al Negro. Leía el título: “No te vayas, campeón” y creo que en este momento lo reformularía diciendo “Te fuiste como un campeón”.
Al cabo de un largo rato nos invitaron a pasar a todos los curiosos que nos reuniéramos en el salón principal, por que El Negro (sí, con mayúscula, porque a las instituciones se las escribe con letra capital) iba a hacer una especie de presentación de la muestra. Improvisó algo. Como siempre. O como nos hacia creer siempre.
Traté de ubicarme entre las primeras filas y lo logré. Segunda fila, sexto asiento desde la izquierda, un lujo. De pronto por una puerta del costado del escenario apareció. La verdad que pensaba que era más grandote, nose, me lo imaginaba al estilo de Boggie: grande y tosco, con aires de pocas pulgas. Se acercó tímido hasta la silla que lo esperaba en el diminuto escenario, arrojó un “hola” al pasar hasta su silla y luego aclaró: “me dijeron que me siente y hable, pero nose de qué, así que si quieren hacerme alguna pregunta no hay problema”. Esa simple aclaración, ingenua e inocente, bastó para que los pocos que estábamos ahí reunidos comenzáramos a soltar las primeras risas.
La ronda de preguntas fue corta, pero el temario bastante amplio. Recuerdo que respondió desde temas de profundo análisis como el atentado a las Torres hasta la nueva incorporación de Rosario Central. No me cabía la menor duda de que para él era más importante la última incorporación del canalla antes que lo ocurrido en EEUU.
No fueron más de 20 minutos de charla. Pocas preguntas, pocas respuestas pero notablemente respondidas, dejando en off side a mas de un curioso que pasaba por ahí.
Después vino lo que todos esperaban, la firma de libros, improvisada, como todo el evento. Alguien le acercó un marcador negro y empezó a firmar todo lo que le acercaran. Esperé que la turba se calmase un poco y me acerque con el libro que quería que me firme. Me preguntó el nombre y selló su stampa. Yo, más que agradecido.
Hoy cuando me enteré de la mala noticia, agarre el libro, y recordé aquella noche que conocí al Negro. Leía el título: “No te vayas, campeón” y creo que en este momento lo reformularía diciendo “Te fuiste como un campeón”.
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