Canto rodado.
Por Ana Gaitero
Revista Diario de León. 06-05-2012
Menudo viaje le ha metido el alcalde de León al personal municipal. Sobre
todo a los obreros. Ahora que los sindicatos recuperaron el vocablo, venido a
menos en la época de los nuevos ricos, durante los mítines de la fiesta del 1º
de Mayo. En la Plaza Mayor de León se viajó desde los bajos fondos de la crisis
hasta el fondo de la poesía, que es la vida, con el tú puedo y yo quiero,
compañero, de Luis Pastor y Lourdes Guerra.
Viaje a ninguna parte. Primero se deshacen del personal y luego de las
atribuciones. La cantinela de las competencias impropias —que se lleva entonando
años en el Palacio de los Guzmanes— ha prendido en el Ayuntamiento de León. A
este paso en vez de fusionar ayuntamientos hay que disolverlos por inútiles. Y a
la Diputación de León, además, por difundir comunicados con faltas de ortografía
y ofrecer en su web datos erróneos de la población municipal.
Hagamos un concurso escolar para que nos iluminen los niños y las niñas:
¿Para qué sirve un Ayuntamiento? Quizá sea una buena alternativa al de ¿Qués es
un Rey para tí? que S.M. ha dejado de capa caída porque cualquier criatura puede
responder con un tiro por la culata. Y bastante tiene la monarquía española con
los infantes propios, los yernos y demás familia.
Bodas municipales
Andan detrás de los pequeños municipios para que se junten. Y León, San
Andrés, Villaquilambre... no dan ejemplo. Ni tampoco Ponferrada y Camponaraya.
Son los grandes ayuntamientos los que más dinero ahorrarían. Y los que mejor
servirían a la ciudadanía con servicios eficaces e integrados. Pero hay que
comprender que cada municipio tiene su personalidad. Y su Corporación.
Inamovible. Impagable. Para bodas estamos.
A los pequeños, que les den. Se les trata como si no existieran en el
sombrío panorama demográfico de la provincia. Y, sin embargo, son los que más
alegrías nos dan. Por naturaleza, por tradición y por espacio vital. Por buena
leche y mejores uvas. Porque la primavera, y también la memoria, hay que ir a
buscarlas al campo. Es más, en León quien no tiene pueblo no es nadie. Por eso
la presidenta Carrasco tiene 1.400.
Venidos a menos
La Junta objeta a la fusión municipal, para no mojarse, mientras el Gobierno
de Rajoy, con Gallardón a la cabeza, se dedica a rapar la planta judicial. Los
juzgados de Astorga, La Bañeza, Villablino, Cistierna y Sahagún están con las
barbas a remojar. ¿Y quién no?
Un pueblo se muere cuando cierra la escuela. Perder un juzgado es como
convertirse en una familia venida a menos. Ahí están las casas blasonadas de
Murias de Paredes, antigua cabecera de partido judicial. Pero de ésto se repone
hasta el pueblo más pequeño. En Murias de Paredes tienen compañía teatrera
ambulante con gran éxito en Omaña, Laciana y Babia.
Peor es que te nieguen el derecho a la salud y que tu tratamiento contra el
cáncer se ponga, aún más, en manos de empresas privadas. Los globos sonda del
consejero de Sanidad son obscenos. Lo mismo que las triquiñuelas de la gerencia
del Hospital de León para acabar con las listas de espera en Urología. Los
médicos tienen orden verbal de no incluir al paciente en lista de espera cuando
indican la intervención. El paciente figurará sólo cuando le vea el anestesista.
Y lo peor está por llegar.
Mientras tanto, dancemos, que «agudiza los sentidos y contribuye al bienestar
colectivo». Y gocemos del viaje, como si fuera a Ítaca, con Kavafis o a
Katmandú, con Iciar Bollaín y Victoria Subirana. Villafranca del Bierzo, Róbriga
en el universo literario de Ramón Carnicer, cerró ayer una nueva etapa del
centenario viajero promovido desde la Universidad de León. Hizo Carnicer viajes
largos, llenos de aventuras y de experiencias. A lo Konstantinos Kavafis, diría
yo, ahora que Grecia está tristemente de moda y se nos pone como espejo de la
que se nos viene encima. La tele belga ha viajado a Marinaleda porque no
tiene paro. Allí o povo é quem mais ordena.