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PRESENTE EN EL FUTURO

En este buque que se desliza por entre el hielo,
por entre el asfalto, más allá de los límites
Esta nave que planea entre locura y cordura
Horizontes que no se divisan, sólo se imaginan

Llegarán algún día.

Palabras inconexas que desunen
Afición a los jeroglíficos, cuanta mente pensando,
poco corazón sintiendo
Más allá del humo se divisa una estela
Aparición del fuego en estado salvaje.
Cuanta civilización, volvamos a las raíces.

Llegará

YOX HAREM

En verdad os digo

En verdad os digo que el adiós no existe: 
Si se pronuncia entre dos seres
que nunca se encontraron,
es una palabra innecesaria.
Si se dice entre dos que fueron uno,
es una palabra sin sentido.
Porque en el mundo real del espíritu
sólo hay encuentros y nunca despedidas,
y porque el recuerdo del ser amado
crece en el alma con la distancia,
como el eco en las montañas del crepúsculo.
KHALIL GIBRAN

Cortazar , en el centenario, poesia

BOLERO
 
Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Y este fragmento:

La lenta máquina del desamor
los engranajes del reflujo
los cuerpos que abandonan las almohadas
las sábanas los besos

y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo
ya no mirándose entre ellos
ya no desnudos para el otro
ya no te amo,
mi amor.

Un invierno sin sol ( Escandar Algeet)

Yo amé, con perdón.

Amé por encima de todas las cosas, que es,
permítanme que les diga,
de la única forma en que se puede amar.

Yo viví
en un cálido regazo del amor,
protegido bajo su techo,
comiendo de su misma mano,
aprendiendo el fuego hasta verlo arder,
hasta quemarnos.
Compartí su sudor
y ascendí en su alegría de peldaño en peldaño.
Es decir: de dos en dos.

¿Sabéis qué?
Yo tampoco creía en la magia hasta que la vi.
A ella.
Irradiándola, desprendiéndola,
descontrolando el tiempo
y cargándose con un gesto cualquier rutina impuesta,
criando una primavera en cada estación.

Solo querría decirles eso.
Decirles: yo tuve un reino y lo llamé hogar.
Y fue tan inmenso como el más pequeño de los detalles.
Una puta barbaridad.
Así debía de ser mi cuento.

Sin embargo, escribo desde el dolor aquel
en que solíamos gritar que todo acaba mal
porque si no, no acabaría.

Así fue
que todo se llenó de distancia
y de sangre,
todo se ensució de grietas y pudriéndo-
se pasó como una enfermedad
por delante nuestro,
un olvido por encima de nosotros
paseándose
jodiéndonos,
diciéndonos adiós,
a dios reclamadle.

Estas son mis ruinas y esta es mi voz.
Un paseo con vistas a los escombros.
Si veis al amor por ahí, solo decidle que lo siento.
Que el frío se ha hecho ciudad
y yo, solo, he aprendido a quemarme.
Que la poesía pague los destrozos
y su recuerdo sea mi única migaja de calor.
Esta es la historia de un derrumbamiento.
El infierno hecho paisaje.
Mi baile nupcial sobre el lodo.
Un invierno sin sol.

Porqué (Jesus Aguado)

Por qué.

Dime por qué me abriste esas cavernas,
esos bostezos de hipopótamos

si me amabas.

Por qué me desarmaste
con caricias, promesas y milagros
y me invitaste al juego
de la luna, las velas, la mina y los caminos.

Por qué
si, apenas desarmado,
me clavaste alfileres en los ojos,
me desollaste lenta,
me aplastaste los huesos
usando ese almirez que llamas corazón
si me amabas.

Por qué,
si me amabas,
dejas que me desangre solo
y a merced de voraces sentimientos-hormiga,
solo como un planeta estallando en el tiempo,
solo como el cadáver de una espiral estrangulada con
alambre de espino.

Por qué.

Por qué me desarmaste
si pensabas matarme aunque me amabas.

Por qué tantas heridas,
esas bocas de pozo, esos volcanes tristes,
por qué tantas heridas

si me amabas.

Por qué me desnudaste
con sonrisas, con manos, con música, con luces,
con licores y especias, con la tierra y la luna,
por qué me desnudaste
y me invistaste al sueño real de nuestra vida
para luego dormirme de un hachazo infinito

si me amabas.

Dime por qué me desarmaste con mentiras
que me dejaron indefenso
ante tu amor borroso y sanguinario

si me amabas.

Dime por qué me amabas
sin valor para amarme

y me sacrificaste en un altar al que accedí engañado
pensando que era el tiempo y la alegría
y que eras tú con los brazos abiertos.

(Yo que fui confiado a nuestro amor
como un fuego a sus llamas,
como un mar a sus olas,
que me entregué a tu entrega
y dormí al centinela que vigila
la entrada del corazón,
me vi de pronto muerto de una muerte
que aullaba con mi voz que era la tuya.

Si me amabas

por qué.

Dime por qué me amabas si me amabas
sin valor para amarme
como el monte a sus rocas,
como el sol a su luz.)

Dime por qué me amabas si me amabas
para acabarme así, de cualquier modo,
permitiendo que me desangre
en un lugar oscuro
mientras tiemblo y sollozo y me asfixio despacio
y a tientas
cuando tú
no me sientes, ya no,
y por eso no sabes lo solo que estoy muerto.

Si me amabas

por qué.

Dime por qué me amabas si me amabas.



Poema de Jesús Aguado

LO QUE REALMENTE SOMOS

LO QUE REALMENTE SOMOS - Antonio Jeréz
 


Hay noches que tienen ese matiz triste
ese turbio soniquete metal/madera
para llamar a la lluvia, para apellidarse agua.

Porque a veces uno necesita lloverse,
pero lloverse de veras, hasta inundar la memoria,
hasta ahogarse en lo más profundo de uno mismo.
Hay noches en las que buscar la franqueza más homicida
allá donde volverse tormenta y dejarse arrastrar
por esa ferocidad primigenia que solemos olvidar.

Contemplar el sonido de la lluvia, regresar sin odio
amanecer manchado por el líquido amniótico,
recién parido, con el primer llanto todavía intacto.
Hay noches para llorarse, para derrumbarse
hasta habitar la trastienda de la derrota
y compartir esa extraña intimidad con la nada.

Lo que realmente somos.

Recordarte

Corre la noche y sus estrellas vierte
Recordarte es mi dulce y grave empeño
Y no quiero dormir por si no sueño.
Y te quiero desde antes de quererte.

Corre mi sangre y se me para al verte
Y de tu vida al yo mirar me adueñó.
Quiero resucitar tu seco leño,
Y te quiero desde antes de quererte..

Si quieres yo me quedo por si quieres,
Quererme alguna triste madrugada.
Sí quieres yo me marcho. Si me hieres

Tus dardos besaré yo sosegada
No me importa saber que no me quieres
Tu frio ya me ha vuelto enajenada.

Poema de juventud de Gloria Fuertes.

Ayer

Ayer te moriste entre mis palabras,
que solo fueron flores  una primavera.
Ayer, llámalo siempre,
te dejaba sola al empezar la tarde
para que volvieras a sentir el adiós
que no regenera nada, que mata las ganas.
Ayer te me moriste de querer vivir
de escupir las pasiones que estrujan tus entrañas
de ser lo que no eras, o lo que un día fuiste.
Ayer era ayer y hoy solo es nada
páramo yermo de vida
sangre coagulada de adiós y muerte.
Ayer ya no es nada,
Mañana será un hoy silente.
Ayer, llámalo mañana,
solo fue primavera en el calendario.

Ella



Viene despacio
entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
viene despacio
a tender sus manteles de ternura
viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
viene despacio
entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela azul como la tarde.


Jorge Bocanegra

Primavera


Déjame, pensamiento, déjame,
mañana seré tuyo,
volveré a ser tu presa.
Pero hoy,
mientras la luz araña en los árboles y pide
una oportunidad,
quiero que me recoja la inútil primavera.
A la casa del frío
regresaré mañana, cuando el tiempo
exponga sus razones
y el corazón pregunte
lo que falta por ver,
cuántos latidos
pueden quedarle para detenerse.

Luis García Montero

Durante los meses tristes

APUNTES DE FUEGO

Durante los meses tristes, centelleó mi vida sólo cuando hice el amor contigo.
Como la luciérnaga se enciende y se apaga, se enciende y se apaga
a medias puede uno seguir su camino
en la noche oscura del olivar.

Durante los meses tristes, estaba el alma desesperada y sin vida
pero el cuerpo caminó directo hacia ti.

El cielo de la noche rugió.

Sigilosamente ordeñábamos cosmos y sobrevivimos.


Tomas Tranströmer, (Estocolmo, 15 de abril de 1931)

Tu vendaval y mis bosques

Tu vendaval y mis bosques.
Mis embalses y tus ríos.
Tu pleamar y mi arena.
Mi oasis y tu desierto.

Tu Paul Celan y mi Alberti.
Mi cóndor y tus montañas.
Tus puentes y mis abismos.
Mis llamas y tu carbón.

Como el río da en el mar
o el mármol llega a la estatua,
yo añado un Sur a tu Norte,
tú desembocas en mí.

Yo esclavo de lo que digo,
tu dueña de tu silencio:
así se fraguan las horas,
así se mueven los días.

Benjamin Prado

Entre Lineas



Te quiero como gata boca arriba,
panza arriba
te quiero,
maullando a través de tu mirada,
de
este amor-jaula
vio
lento,
ll
eno de zarpazos
como
una noche de luna
y dos gatos enamorados
discutiendo su amor en los tejados,
amándose
a gritos y llantos,
a maldiciones,
lagrimas y sonrisas
(de esas
que hacen temblar el cuerpo de alegría)
Te quiero como gata panza arriba
y me defiendo de huir,
de dejar esta pelea

de callejones y noches sin hablarnos,
este amor que me marea,
que me llena de polen,
de fertilidad
y me anda en el día por la espalda
haciéndome cosquillas.
No me voy, no quiero irme, dejarte,
te busco agazapada
ronroneando,

te busco saliendo detrás del sofá,
brincando sobre tu cama,
pasándote la cola por los ojos,
te busco desperezándome en la alfombra,
poniéndome los anteojos para leer
libros de educación del hogar
y no andar chiflada y saber manejar la casa,
poner la comida,
asear los cuartos,

amarte sin polvo y sin desorden,
amarte organizadamente,
poniéndole orden a este alboroto
de revolución y trabajo y amor
a tiempo y destiempo,

de noche, de madrugada,
en el baño,

riéndonos como gatos mansos,
lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
a los pies del sofá de leer el periódico.
Te quiero como gata agradecida,
gorda de estar mimada,
te quiero como gata flaca
perseguida y llorona,

te quiero como gata, mi amor,
como gata, Gioconda,
como mujer,
te quiero. 



Gioconda Belli

De la  oscuridad nació la luz.
De los días más tenebrosos
Surgieron más y verdaderas oportunidades,
porque nada nos hace ver con más claridad
el fin de los tiempos que nos toca vivir.
Todo nos atropella.
Los coches,  las noticias, 
La necesidad de obtener resultados
El amor verdadero.
Todo es necesidad y todo es obligación.
Apenas recibo con sonrojo un corazón tuyo
y cuando quiero contestar
mi wasapp me pide que pague.
Definitivamente el fin de los tiempos
que nos tocó vivir


He metido las manos en el fuego ....


 

He metido las manos en el fuego

por saber si era cierto su suplicio

y supe -el si era o no lo supe luego

que el saber esperar ya no es mi oficio.

Y lo es desesperar, quiera o no quiera,
 
y es el seguir no hallándote en lo oscuro
 
de esto que llaman llanto por ahí fuera
 
y yo de que es mi vida estoy seguro.

Y aunque tu mano tarda, a mí me duele
 
como si no llegara nunca. ahora
 
me entretengo en trenzar melancolía.

Después vendrá la pena como suele
 
venir: para avisarme que es su hora;
 
y el estar solo a hacerme compañía.

Verte a ti ...

Lanzas palabras veloces,
empavesadas de risas,
invitándome
a ir adonde ellas me lleven.
No te atiendo, no las sigo:
estoy mirando los labios donde nacieron.

Miras de pronto a lo lejos.
Clavas la mirada allí,
no sé en qué, y se te dispara a buscarlo
ya tu alma
afilada de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar.

Y cuando deseas algo
no pienso en lo que tú quieres,
ni lo envidio, es lo de menos.
Lo que quieres hoy, lo deseas;
mañana lo olvidarás
por una querencia nueva.
No. Te espero más allá
de los fines y los términos.
En lo que no ha de pasar
me quedo, en el puro acto
de tu deseo, queriéndote.
Y no quiero ya otra cosa
más que verte a ti querer.




Pedro Salinas. La voz a tí debida.

No soy

Escúchame bien, no soy mas que polvo.
Si, ese polvo que se pega a tus zapatos
que deconstruido acaba siendo persona
para algún día volver a ser polvo en el camino.

No soy mas que una lagrima
el resuello de alguien fuera de forma
palabras con sentido que perdieron la fuerza
amor de los amores que un día fueron posibles.

Escucha, cuando no veo no respiro
cuando no miro es que quiero dejar de respirar
para poder sentir si existe algo bueno
que se pueda aproximar a lo que tu me das.

No soy mas que un estornudo seco
y estruendoso que no deja ni mocos
solo ruido que se ceba en la alergia
a la ausencia de tu presencia.

Ya, ya paro, escucha
No soy mas que lo que ya conoces
un perro hambriento y apartado
un aullido lejano en la noche de los tiempos
el típico hombre muerto de miedo,

Vals de Aniversario

Vals de aniversario
Nada hay tan dulce como una habitación
para dos, cuando ya no nos queremos demasiado, 
fuera de la ciudad, en un hotel tranquilo, 
y parejas dudosas y algún niño con ganglios,

si no es esta ligera sensación 
de irrealidad. Algo como el verano 
en casa de mis padres, hace tiempo, 
como viajes en tren por la noche. Te llamo

para decir que no te digo nada 
que tú ya no conozcas, o si acaso 
para besarte vagamente 
los mismos labios.

Has dejado el balcón.  
Ha oscurecido el cuarto 
mientras que nos miramos tiernamente,
incómodos de no sentir el peso de tres años.

Todo es igual, parece  
que no fue ayer. Y este sabor nostálgico, 
que los silencios ponen en la boca, 
posiblemente induce a equivocarnos

en nuestros sentimientos. Pero no 
sin alguna reserva, porque por debajo 
algo tira más fuerte y es (para decirlo 
quizá de un modo menos inexacto) 
difícil recordar que nos queremos, 
si no es con cierta imprecisión, y el sábado, 
que es hoy, queda tan cerca 
de ayer a última hora y de pasado

mañana
por la mañana...

Quieto, muy quieto

En una piedra está
la paciencia del mundo, madurada despacio.

Incalculable suma
de días y de noches, sol y agua
la que costó esta forma torpe y dura
que acariciar no sabe y acompaña
tan sólo con su peso, oscuramente.

Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.

¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!

Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.


Poema de Pedro Salinas

Amar

Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.

Xavier Villaurrutia 

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"He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...

...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."

Pablo Neruda
(Chile, 1904 -1973)

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