lunes, 21 de mayo de 2018

Herramientas del oficio: el componedor

Hace unas semanas visité una imprenta y compré algunas cosas. Los que me seguís por Instagram ya las habéis visto aquí. Al llegar al taller y ponerme a organizar el material me dispuse a hacer inventorio de componedores.


El de más abajo y el de más arriba eran las nuevas adquisiciones.
Cuando ya había hecho la foto e iba a recoger los componedores para guardarlos me di cuenta de que había puesto uno del revés. Hubo unas cuantas elucubraciones en el post de Instagram sobre si realmente se trataba de un componedor para zurdos. Pero, aún siendo yo zurda y pudiendo desear que existiera algo así, tras una mirada más reflexiva.... No, era un componedor mondo y lirondo que yo había colocado mal.
Según mi libro de tecnología tipográfica así se debe utilizar un componedor.


"Para ello se coloca el componedor en la palma de la mano izquierda, sujetándolo entre el pulgar, de una parte, y por la otra, con los dedos restantes, en la forma que indica la figura 32. [...] Hecho esto se comienza en seguida a componer; para lo cual se van tomando con la mano derecha las letras del cajetín, una a una, y se colocan en el componedor de izquierda a derecha, dejándolas descansar sobre la escuadra del mismo, de manera que el ojo de la letra quede en posición invertida. En esta operación se ayudará con el pulgar de la mano izquierda, que recibirá y sujetará las letras para que no se caigan".

Y de este párrafo extraído del libro nos interesa "dejándolas descansar sobre la escuadra".
Como podéis ver en la foto de mi colección de componedores hay de distintas medidas: el largo (los míos son todos de la misma medida más o menos excepto uno, el segundo por abajo, que es un poco más largo), y el profundo. La profundidad del componedor se mide en cíceros o líneas, que se corresponden a las líneas de texto de cuerpo 12 que pueden componerse de una vez. La profundidad del componedor, o su capacidad, se puede ver perfectamente en la foto de más arriba. Mi componedor más pequeño está arriba del todo, y mi componedor más grande está abajo del todo.
¿Y qué hay de la altura? Todos los componedores tienen exactamente la misma altura. Porque la altura del componedor está relacionada con la altura de los tipos.

Ahora es cuando os pongo una retahíla de fotos.


Como habéis visto antes, este es mi componedor más grande, en él puedo poner entre regletas de 6pt tres líneas de texto del cuerpo 16.


¿Pero qué pasa con mi componedor más pequeño? Si pongo una regleta de 6pt y una línea de texto de 16pt ya no puedo poner una regleta para cerrar.


Así que mi componedor más pequeño será para cuerpos menores y espaciados con regletas de 6pt o menos. Como aquí abajo, donde he empezado con una regleta de 2pt, he compuesto con texto de 10pt y he cerrado la línea con una regleta de 6pt.

Parece que este pequeñín es de 2 cíceros (24pt).

Está claro que tendremos que utilizar distintos componedores para distintos trabajos.


¿Pero y la altura? La altura es en todos igual, como ya habíamos dicho, y tiene relación con la altura de las regletas y los tipos. La confusión vino porque mi componedor más pequeño es casi igual de alto que de profundo; y cuando hice la foto estaba apoyado en la parte de la altura y no en la parte de la profundidad como el resto. Una escuadra en ángulo recto puede apoyarse por cualquiera de los dos lados, y yo la había apoyado por el lado equivocado.




Y fin colorao, este cuento se ha acabao, que menudos rollos os cuento a veces.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Tipoteca: molde y contramolde

El último trabajo que hice en el taller antes de las vacaciones fue la impresión a dos tintas de una caja contenedora para las tarjetas de la tienda. Como el mes de julio me pilló con la fiebre del escribiente recordé hacer algunas fotos para explicaros cómo se imprime en tipografía un trabajo a dos tintas.
Esta es la caja que imprimí.



Como veis, lleva un texto compuesto con tipografía e impreso en marrón oscuro y una orla alrededor impresa en dorado.
La idea inicial era que la orla se imprimiese con una base de blanco transparente y un pelín de marrón; pero la idea no resultó buena. Al final, el dorado sobre el cartón kraft se parece bastante al efecto que iba buscando. Pero no me enrollo con esto.
Lo que quería explicaros es cómo imprimí estas dos tintas. Ya sabéis que la impresión de cada color en tipografía requiere una nueva pasada del papel por la máquina. Limpiar los rodillos, poner el segundo color y volver a pasar por la máquina el mismo papel una segunda vez.
Pues bien, para que el registro de los dos colores sea exacto se debe hacer un molde para cada color que tenga las mismas medidas exactas. De esta forma, cuando hayamos acabadado con la impresión de un color solo tendremos que retirar el primer molde y en su lugar colocar el segundo. Y el registro será perfecto.
Pero bueno, tengo unas imágenes que hablan por sí solas para que lo entendáis bien.



Este es el molde completo, o sea, molde y contramolde juntos impuestos en la máquina. Esto es lo que hubiese impreso de querer el trabajo a una sola tinta. Pero quería dos tintas, así que convertí este molde en dos moldes de dimensiones exactamente iguales. Así:



¿Veis las regletas destacadas en rojo? El molde medía 20 cíceros por 29 cíceros, e hice dos moldes exactamente iguales. En la imagen de arriba, el molde del texto que se iba a imprimir en marrón oscuro; y en la imagen de abajo, el molde de la orla, que se imprimió en dorado.
Como veis las imposiciones que sujetan el molde son exactamente las mismas, porque molde y contramolde miden exactamente lo mismo.
Para el molde con el texto, hubo que sustituir con dos regletas de cícero los 24 puntos de la orla (ved a continuación el lugar de la orla resaltado en azul).


Y como veis, seguimos teniendo las regletas de 20 y 29 líneas para cerrar el molde (resaltadas en rojo más abajo).


Para el contramolde hubo que componer con blancos todo el espacio que ocupa el texto compuesto. Los dos moldes se componen antes de empezar a imprimir el trabajo. Y están listos para ser utilizados uno a continuación del otro. Si quisiéramos imprimir un trabajo a tres tintas, necesitaríamos tres moldes exactamente iguales.


El molde y contramolde se trasladan atados en una galera o galerín hasta la mesa de imponer (si la máquina tiene rama), o hasta la mesa de la máquina (si ésta carece de rama). En este caso como imprimí en la Grafix que no tiene rama, tuve que dejar el molde directamente sobre la mesa de la impresora. Así, apoyando bien las patitas del galerín y empujando el molde (asegurándonos de que esté bien atado).

Aunque parezca que tiro del molde, hay que empujarlo.
Mira, pues ya que estoy, os enseño cómo se ata un molde.



No es que el vídeo sea muy esclarecedor, pero por lo menos veis que cada vez que se pasa por una esquina el cordel hay que hacer presión para asegurarnos de que se ata bien ajustado. Luego, el cabo del final se debe introducir por dentro de las vagas del cordel y se debe ajustar bien hasta una esquina. Y lo mismo hacemos con el cabo del principio.
Este es el resultado:


Según se indica en mi manual de impresión tipográfica de las Escuelas Profesionales Salesianas, el cordel debe dar cuatro vueltas al molde. Así que cuanto más grande sea el molde, más largo necesitaremos el cordel.

miércoles, 26 de julio de 2017

Vincere in bellezza

El otro día, debían de ser casi las dos cuando Christian y yo acabamos de imponer el molde para un nuevo trabajo en la Grafix.
Ya os hablé de Christian, ha hecho sus prácticas de Máster en Oficio y hace unos días estaba haciendo un proyecto propio. Las únicas directrices que le di para el proyecto eran que tenía que ser como mínimo en un DIN A-4, que tenía que integrar texto ¡en cuerpo de texto! (ha utilizado Bodoni 10pt) y una imagen carvada en linóleo.
Como ya era demasiado tarde para poner tinta en la máquina (el mes de julio pide días de media jornada), pero estábamos un poco ansiosos por ver cómo nos había quedado el impreso pensé que era el momento idóneo para intentar sacar una prueba con papel de calco.
Es algo que me pareció ver de refilón en alguna red social hace tiempo, y quería probar si las impresiones con papel de calco realmente ofrecían una calidad mínima como para que fueran útiles.




Y, la verdad, la técnica me gustó. El papel de calco que utilizamos no estaba nuevo, yo ya lo había usado para calcar un par de dibujos. Pese a todo, la impresión que nos produjo, aunque estaba lejos de ser perfecta, fue suficiente para detectar algunos errores en el texto y poder empezar con las correcciones sin necesidad de haber entintado el molde. También pudimos detectar algunas cosas que no nos gustaban en cuanto a la distribución de los blancos.
Creo que hicimos hasta tres pruebas con el mismo papel de calco. Y funcionó.



¿Os imagináis cómo lo hicimos, verdad? Coloqué el papel de calco boca arriba (la parte entintada hacia arriba) sobre el molde, así, dejado caer. Luego el papel a imprimir lo introduje en la máquina conforme se hace habitualmente, haciendo topes en los registros. Et voilà! El molde se imprime "en su sitio" sin necesidad de ensuciar letras ni rodillos.

Al día siguiente, con las primeras correcciones ya realizadas y, ahora sí, con toda la mañana por delante, pusimos tinta negra en los rodillos y sacamos unas pruebas. Después de hacer alguna corrección más, imprimimos la tirada.



Posteriormente haríamos otras pruebas con el grabado en linóleo.


Y al día siguiente nos tocó averiguar qué es eso que llaman "Celeste Bianchi", que por lo que se ve no tiene un número Pantone asignado. (Y me parece bien, que conste). No nos decidíamos si la cosa iba más hacia el verde o hacia el azul. 


Y, finalmente, ved aquí el proyecto acabado.



Por si teníais alguna duda, os lo confirmo: Christian es aficionado al ciclismo ;-)

Nota: Esta entrada podía haber pertenecido a la serie Cosas que no esperabas encontrar en una imprenta: papel de calco.

lunes, 17 de julio de 2017

Viñetas y orlas (segunda parte)

Como os conté el otro día, durante el proceso de composición del molde para el póster de las viñetas y las orlas, olvidamos hacer fotos.
Pero lo subsanamos cuando tocó distribuir el molde.
Debo contaros que la composición del molde fue de fuera hacia adentro por los cuatro lados. Principalmente, porque las orlas del exterior del molde se extienden por los cuatro lados del papel. Así que fuimos componiendo directamente sobre la mesa de la Grafix, utilizando imposiciones dentro y fuera de la composición.
Como veréis en las fotos, el proceso de distribución fue diferente: fuimos distribuyendo los tipos y los blancos desde los dos lados de las cuñas, de tal forma que el molde no corría peligro de desbaratarse en el proceso, pues los tipos siempre estaban apoyados contra las dos partes fijas y estables del molde.


Este era el aspecto de los moldes antes de empezar la distribución de los tipos y el material de blancos.


Empieza la función:








¡Ay, qué gustito da tenerlo todo en su sitio y recogido!


P.D.: Don Carlos nos acompañó durante todo el tiempo en que estuvimos distribuyendo ;-)

martes, 11 de julio de 2017

Viñetas y orlas (Ornaments and borders)

Aunque tengo un taller de impresión bastante completo, siempre ando con los ojos bien abiertos por si surge la posibilidad de "adoptar" nuevas piezas. Las orlas son el tipo de piezas que disparan mis alarmas y vacían mis bolsillos.


Esta caja de puros llena de orlas cayó en mis manos hace unos cuantos meses y las ganas de utilizarla se ve que me pusieron a pensar.

El catálogo de las tipografías que tengo en el taller es un proyecto inacabado que veo todos los días en el taller: páginas de tipografías compuestas esperando para ser impresas. Y eso me da un poco de dolor de corazón, la verdad. Así que con la llegada de estas (y otras orlas) a mi vida, pensé que no iba a componer el especimen y ponerlo a la cola de impresión. Un cartel era la solución.
Iba a dar un poquito más de trabajo que lo otro, pero también más satisfacción, así que valía la pena.

Estos meses ha venido a aprender al taller Christian Schuhmann, un estudiante del Máster de Diseño de Publicaciones de la Escuela Superior de Diseño de Valencia, así que el trabajo -con ayuda- se hizo más llevadero.



Este es el aspecto del molde acabado. Mientras componíamos el molde olvidé hacer fotos, así que solo puedo enseñaros el trabajo acabado. Podéis ver también mis nuevas orlas de plástico de Magui-Plas (os hablé de ellas aquí).

Durante el proceso de composición tuvimos un parón porque no acabábamos de decidir algunos aspectos del diseño. Así que, como se lleva en este taller, colgamos por ahí, bien a la vista, las opciones disponibles y nos tomamos un café..., o dos; en el mismo día, o en días sucesivos (esto no es diseño rápido, esto más bien es slow).



 Como veis, el hueco blanco que hay a izquierda y derecha de las letras era originalmente mucho más grande, y pensamos en rellenarlo con algún tipo de orla. Hicimos varias pruebas y ninguna nos convenció, así que decidimos alargar esas líneas y reducir el hueco.
También tuvimos problemas con una orla en concreto, de la que tenía muchos tipos pero la mayoría eran inservibles porque no se imprimían bien. Así que también tuvimos que devanarnos los sesos para sustituir muchas de esas piezas. El resultado final es bastante fiel a lo que había dibujado en mi libreta inicialmente.

Oh, my God! Mi cuaderno de notas al descubierto! ;-D



También nos costó decidir qué papel queríamos utilizar.



Finalmente nos decantamos por un papel Fedrigoni Arcoprint de color vainilla. Pero como todavía quería hacer una segunda versión del póster, pudimos utilizar nuestra segunda opción de papel.

Vean ustedes aquí abajo la segunda -y más personal- versión del cartel.